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La interculturalidad desde el imaginario social de los estudiantes universitarios

 

Interculturality from the social imaginary of university students

 

A interculturalidade a partir do imagin�rio social de universit�rios

 

 

Adriana Carolina S�nchez-Acosta I
adriana.sanchez@unach.edu.ec
https://orcid.org/0000-0003-0655-2108
,Erica Estefan�a Andino-Pe�afiel II
erica.andino@espoch.edu.ec
https://orcid.org/0000-0001-9220-5764
Renata Patricia Aguilera-V�sconez IV
renata.aguilera@unach.edu.ec
https://orcid.org/0000-0003-4596-2249
,�ngel Gustavo Llerena-Cruz III
�ngel.llerena@unach.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-9607-2775
 

 

 

 

 

 

 


Correspondencia: adriana.sanchez@unach.edu.ec

Ciencias Sociales y Pol�ticas

Art�culo de Investigaci�n

 

�������� *Recibido: 17 de marzo de 2023 *Aceptado: 27 de abril de 2023 * Publicado: 05 de mayo de 2023

 

        I.            Universidad Nacional de Chimborazo, Facultad Ciencias de la Salud, Carrera de Psicolog�a Cl�nica, Riobamba, Ecuador.

      II.            Escuela Superior Polit�cnica de Chimborazo, Facultad de Recursos Naturales, Carrera de Licenciatura en Turismo, Riobamba, Ecuador.

   III.            Universidad Nacional de Chimborazo, Facultad Ciencias de la Salud, Carrera de Psicolog�a Cl�nica, Riobamba, Ecuador.

   IV.            Universidad Nacional de Chimborazo, Facultad Ciencias de la Salud, Carrera de Psicolog�a Cl�nica, Riobamba, Ecuador.

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Resumen

La presente investigaci�n analiz� la autopercepci�n cultural y la puesta en pr�ctica de la interculturalidad de los estudiantes de la UNACH. El estudio cualitativo aplic� 40 entrevistas semiestructuradas con un muestreo no probabil�stico de tipo intencional, relacionadas con las categor�as: Cultura, diversidad cultural e interculturalidad en el cual se aplic� preguntas que permitieron el an�lisis de las subcategor�as: Sexo, g�nero, orientaci�n sexual, estructura familiar, autoidentificaci�n �tnica y clase social.� Se analiz� cada subcategor�a desde diversas propuestas te�ricas relacion�ndolas con la informaci�n de los interlocutores. La interculturalidad deviene de la diversidad cultural y no se vincula exclusivamente a lo �tnico; expandiendo el an�lisis de la investigaci�n a otras manifestaciones de la cultura. La diversidad socio-cultural es evidente en los escenarios educativos y el reconocimiento de esta no es suficiente para el ejercicio intercultural. Tal como se presenta en la discusi�n te�rica la interculturalidad es una propuesta reivindicativa que a�n se encuentra en disputa con el estado y sus instituciones. El acceso equitativo a los derechos y el encuentro de la diversidad basado en el respeto es un trabajo que a�n se encuentra en construcci�n y s�lo es posible atendiendo las desigualdades.

Palabras Claves: Intercultural; Sexualidad; Estudiantes Universitarios.

 

Abstract

The present investigation analyzed the cultural self-perception and the implementation of interculturality of UNACH students. The qualitative study applied 40 semi-structured interviews with a non-probabilistic sampling of an intentional type, related to the categories: Culture, cultural diversity and interculturality in which questions were applied that allowed the analysis of the subcategories: Sex, gender, sexual orientation, family structure. , ethnic self-identification and social class. Each subcategory was analyzed from various theoretical proposals, relating them to the information of the interlocutors. Interculturality comes from cultural diversity and is not exclusively linked to ethnicity; expanding the analysis of the investigation to other manifestations of culture. Socio-cultural diversity is evident in educational settings and its recognition is not enough for intercultural practice. As presented in the theoretical discussion, interculturality is a claim proposal that is still in dispute with the state and its institutions. Equitable access to rights and meeting diversity based on respect is work that is still under construction and is only possible by addressing inequalities.

Keywords: Intercultural; Sexuality; University students.

 

Resumo

A presente investiga��o analisou a autopercep��o cultural e a implementa��o da interculturalidade dos alunos da UNACH. O estudo qualitativo aplicou 40 entrevistas semi-estruturadas com uma amostragem n�o probabil�stica de tipo intencional, relacionadas com as categorias: Cultura, diversidade cultural e interculturalidade em que foram aplicadas quest�es que permitiram a an�lise das subcategorias: Sexo, g�nero, orienta��o sexual , estrutura familiar. , autoidentifica��o �tnica e classe social. Cada subcategoria foi analisada a partir de diversas propostas te�ricas, relacionando-as com as informa��es dos interlocutores. A interculturalidade adv�m da diversidade cultural e n�o est� ligada exclusivamente � etnia; alargando a an�lise da investiga��o a outras manifesta��es da cultura. A diversidade sociocultural � evidente nos ambientes educativos e o seu reconhecimento n�o � suficiente para a pr�tica intercultural. Conforme apresentado na discuss�o te�rica, a interculturalidade � uma proposta de reivindica��o que ainda est� em disputa com o Estado e suas institui��es. O acesso equitativo aos direitos e o atendimento � diversidade com base no respeito � um trabalho que ainda est� em constru��o e s� � poss�vel com o enfrentamento das desigualdades.

Palavras-chave: Intercultural; Sexualidade; Estudantes universit�rios.

 

Introducci�n

La Facultad de Ciencias de la Educaci�n de la Universidad de M�laga, Leiva (2014),� realiz� una investigaci�n en la se pretende visibilizar las voces de las mujeres inmigrantes desde un enfoque de interculturalidad y de inclusi�n; los resultados derivan en la necesidad de una mayor sensibilizaci�n sobre el mestizaje y la cultura de la diversidad en el contexto universitario, as� tambi�n, en la creaci�n de espacios e instrumentos donde la interculturalidad se pueda desarrollar de manera pr�ctica en las aulas universitarias.

Rodr�guez-Izquierdo (2016), en su art�culo Creencias acerca de la interculturalidad y las pr�cticas educativas interculturales de los estudiantes universitarios de educaci�n social en el contexto espa�ol, analiza las creencias que tienen los estudiantes universitarios sobre la noci�n de interculturalidad y sobre c�mo han de ser abordadas las pr�cticas educativas en contextos multiculturales; investigaci�n de tipo cualitativa con an�lisis de contenido. La investigaci�n concluye que la mayor�a de los estudiantes identifican la interculturalidad con la inmigraci�n, asoci�ndola con problemas o d�ficits, sobre todo ling��sticos y de comunicaci�n. Adicional, se identifican aspectos visibles de la cultural, pero resulta dif�cil reconocer los aspectos m�s visibles de la misma, como el g�nero, creencias religiosas o pol�ticas.

Tipa (2017) en su investigaci�n �La interculturalidad es m�s que una palabra� que fue realizada en la Universidad de Chiapas (UNICH); tuvieron como objetivo el describir y analizar los puntos de vista de los estudiantes de la dicha universidad sobre los dichos modelos de educaci�n e interculturalidad como tal; en la misma se utiliz� un modelo cualitativo mediante entrevistas sobre la interculturalidad y si existe una reflexi�n cr�tica al respecto al discurso institucional. Se concluye que las interpretaciones sobre el modelo intercultural y la interculturalidad var�an y pueden llegar a ser contradictoras.

Rodr�guez (2018), en su investigaci�n �Construir la interculturalidad, Pol�ticas educativas, diversidad cultural y desigualdad en Ecuador� menciona que, junto al discurso de la diferencia, la interculturalidad ha pasado a formar parte de la agenda pol�tica-pedag�gica ecuatoriana durante la �ltima d�cada. La investigaci�n analiz�, hasta qu� punto el reconocimiento de la diferencia y la diversidad cultural en las pol�ticas educativas del Estado es correlativo con las pr�cticas de educaci�n intercultural, qu� consecuencias tiene sobre la situaci�n de pobreza y desigualdad de la poblaci�n ind�gena y en qu� medida permite vivir y construir la interculturalidad.

Previo a la revisi�n te�rica del t�rmino interculturalidad, es indispensable definir: cultura y su complemento: diversidad cultural. Resulta necesario esclarecer los dos conceptos para entender la definici�n conceptual y la propuesta pol�tica de la interculturalidad.

B�rbara Miller (2011), plantea que: para entender la cultura se deben analizar sus caracter�sticas: la cultura no es naturaleza, se aprende, se asienta en s�mbolos, est� interrelacionada y es din�mica.� La cultura es exclusiva del ser humano. Hace miles de a�os, los homos primitivos crearon respuestas innovadoras para satisfacer sus necesidades biol�gicas b�sicas. El primer paso fue agregarse; en conjunto: fabricaron herramientas, controlaron el fuego, les otorgaron significados a los ciclos vitales y tambi�n al parentesco. La cultura surgi� como una respuesta de la especie humana ante las exigencias de la naturaleza tal como lo plantea Linton citada en Sotelo (2015), siendo la cultura un resultado din�mico entre la relaci�n del ser humano con las condiciones ambientales, geogr�ficas, con las que debe interactuar sumergi�ndose en el ecosistema en el proceso de satisfacer las necesidades vitales, dando origen a la generaci�n de h�bitos, tradiciones y costumbres.

Los seres humanos aprenden a compartir el conocimiento cultural con otros grupos, y a transmitirlo a las generaciones siguientes. El proceso de enculturaci�n o aprendizaje cultural est� determinado por la educaci�n formal, la observaci�n y la interiorizaci�n de un mundo simb�lico con significados que tienen sentido en cada contexto social. La colectividad mantiene un lazo directo que se plasma en la cultura como herencia social que es aceptada, fomentada y trasformada por los que la conforman; la misma se refleja a trav�s de costumbres, valores, lenguas, c�digos de convivencia, creencias, comportamientos a la par de la organizaci�n social que se han instaurado en el medio actual como son la familia, iglesia, etc. (Sotelo, 2015)

Otra caracter�stica de la cultura es que est� interrelacionada y consecuentemente integrada, los componentes de los sistemas culturales tienen una conexi�n dial�ctica permitiendo el funcionamiento de toda la estructura social. Al igual que los seres humanos que se encuentran en constante evoluci�n, las din�micas culturales est�n permanentemente reconfigur�ndose y adapt�ndose a las exigencias de la globalizaci�n.� Se reaprende nuevos c�digos culturales que responden a la satisfacci�n de nuevas necesidades que han surgido en las l�gicas del sistema mundo.

Para sistematizar las ideas, se puede declarar que la cultura como un componente de la vida social, influye directamente en el individuo al determinar el tipo de personalidad en la adultez. La cultura, por lo tanto, es omnipresente en todos los seres humanos, configura los comportamientos, ideas y cosmovisiones. Responde y satisface cada contexto social, no siempre es igual y presenta variantes entre los grupos humanos. Por eso se declara que la cultura es diversa y tambi�n din�mica porque cambia.

Alejandra Val Cubero en su texto: La diversidad cultural: �es posible su aplicaci�n al sector audiovisual? (2015), expone que las ciencias sociales usaban el t�rmino excepci�n cultural para referirse a las identidades sociales y culturales diversas; posterior a este t�rmino la Organizaci�n de las Naciones Unidas para la Educaci�n, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2018), utiliz� por primera vez las palabras: diversidad cultural, conceptualiz�ndolo como: Manifestaciones culturales (materiales, inmateriales, intelectuales, sistemas de valores) que identifican un grupo o sociedad. La intencionalidad es clara, se reconoci� a las diversidades con el fin de salvaguardar su patrimonio y asumir desde los estados acciones o v�as que atiendan los requerimientos y necesidades de los diferentes grupos sociales.

De acuerdo a Val Cubero (2015), la Organizaci�n de las Naciones Unidas (ONU), vincul� la diversidad cultural con conceptos tales como �identidad y pluralismo�, �derechos humanos�, �creatividad� y �solidaridad nacional�.

Es as�, que la diversidad en sentido antropol�gico; se manifiesta de m�ltiples maneras a trav�s de la identidad, etnia, g�nero, clase social, creencia religiosa, pol�tica, etc.

Una vez definidos los conceptos que conducen hacia el tema que compete en la presente investigaci�n. Es relevante mencionar que el t�rmino interculturalidad fue adoptado en el Ecuador como una propuesta de acci�n social, liderada por organizaciones sociales; su objetivo en un principio fue visibilizar los diversos grupos socioculturales que habitan y comparten el territorio nacional.� La interculturalidad en la legislaci�n ecuatoriana pretende el encuentro en la diversidad, a trav�s de pol�ticas p�blicas que reconozcan y reparen en t�rminos de igualdad de oportunidades a los grupos hist�ricamente desplazados y marginalizados del pa�s (Constituci�n de la Rep�blica del Ecuador, 2008, art.95).

�La Constituci�n de la Rep�blica del Ecuador en 2008, por primera vez abri� el debate sobre la interculturalidad; su puesta en pr�ctica ha representado un serio desaf�o debido a los problemas estructurales que imposibilitan �el desarrollo� a la gran mayor�a de pa�ses de la regi�n: la pobreza, el hambre, la estratificaci�n social, el racismo, la xenofobia, migraci�n, discriminaci�n, agudizan las brechas sociales de la realidad latinoamericana alejando la posibilidad del encuentro de las diversidades.

Para Moya (2004) la interculturalidad debe considerarse como una propuesta pol�tica que va m�s all� del reconocimiento de la diversidad, supone que esta debe reconocer los derechos colectivos de los distintos pueblos que integran la sociedad nacional. Dicha propuesta se complementa con la declaraci�n de la Confederaci�n de Nacionalidades Ind�genas del Ecuador (CONAIE,2007), al mencionar que es necesario replantearse las relaciones de poder y subordinaci�n en las culturas del pa�s para alcanzar el encuentro en la diversidad.

Tal como lo plantea la CONAIE (2007), la interculturalidad debe ser una plataforma de resistencia frente a los grupos hegem�nicos, permitiendo el encuentro entre pares, en el cual se exponga desde los pueblos hist�ricamente subordinados las exigencias que no est�n en discusi�n y los medios de reparaci�n que el estado y sus gobernantes deben ejecutar. No es posible el camino intercultural si los lineamientos a�n se dictan desde los grupos dominantes que desconocen las realidades de los �otros� culturales, tal como lo menciona Walsh (2009), es necesario visibilizar las instituciones y estructuras neocoloniales vigentes que se enquistan en el poder.

Ayala Mora (2011) sostiene que en el pa�s la interculturalidad no se da entre quienes viven en situaciones de igualdad, sino entre los que est�n inmersos en situaciones de inequidad, racismo, exclusi�n, pobreza, que es urgente tener claridades sobre esta situaci�n, el pa�s todav�a tiene mucho camino que recorrer sobre este tema. Menciona que para alcanzar la interculturalidad se debe apostar por el ejercicio de nuevas pr�cticas culturales repensando la sociedad desde una perspectiva m�s consciente e incluyente.

Walsh (2009), analiza tres formas en las que potencialmente se podr�an manifestar las relaciones de interculturalidad. La primera de ellas: La racional, que es el contacto e intercambio entre culturas que podr�an darse en condiciones de igualdad o desigualdad; la segunda: Funcional, el sistema existente no toca las causas de la desigualdad social y cultural que es compatible con el pensamiento neoliberal, y la tercera: Critica, no parte del problema de la diversidad o diferencia en s�, sino del problema estructural, colonial racial que desde la perspectiva social, la interculturalidad se entiende como una herramienta, que requiere el cambio desde las bases de la sociedad hasta los grupos de gobernantes, lo que conlleva a la construcci�n de estructuras institucionales y relaciones socioecon�micas que permiten sentir, vivir, pensar de formas distintas.

La interculturalidad a�n est� en construcci�n, visto como una estrategia de acci�n y procesos a ser alimentado mediante la negociaci�n y exigencia, que se puedan ir dando en condiciones de respeto, equidad, y simetr�a (Walsh, 2009).

Es importante acercarnos a la voz oficial del gobierno y como se pronuncia sobre la interculturalidad. Desde el "Plan Nacional de Desarrollo 2017-2021, Toda una Vida" se plantea a la interculturalidad como un eje transversal en todas las instancias del gobierno nacional. En cuanto a la Ley org�nica de Participaci�n Ciudadana (2010), en el art�culo 4 en lo referente a la interculturalidad esta se manifiesta con la participaci�n entre individuos que intercambian diversas creencias y conocimiento desde sus diferentes culturas.

Es por ello que el presente art�culo pretende interpretar el contexto sociodemogr�fico y las autodefiniciones culturales de los estudiantes de la Universidad Nacional de Chimborazo para analizar la diversidad como componente de la interculturalidad.

 

Metodolog�a

Se realiz� una investigaci�n con enfoque cualitativo, ya que corresponde a una categor�a donde se extraen descripciones a partir de entrevistas (Herrera, 2019); es de tipo descriptiva pues se busca comprobar una realidad en base a la explicaci�n y reconocer los motivos del conflicto (Ato, 2013). Es de corte transversal, ya que estudia el comportamiento de las variables en un momento determinado (Hern�ndez, 2014); la poblaci�n de estudio estuvo conformada por 40 estudiantes pertenecientes a la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Chimborazo. Los participantes fueron escogidos mediante un muestreo no probabil�stico de tipo intencional, esto quiere decir, que la muestra fue seleccionada por los investigadores para cumplir con los objetivos, adem�s de la accesibilidad de la poblaci�n (Garc�a, 2017), cumpliendo criterios de inclusi�n que fueron: el participante debe ser estudiante de la Universidad Nacional de Chimborazo de la Facultad de Ciencias de la Salud, Carrera de Psicolog�a Cl�nica, mayores de 18 a�os que hayan aceptado los t�rminos del consentimiento informado. Los criterios de exclusi�n: participantes menores de 18 a�os, no pertenecientes a la Universidad Nacional de Chimborazo.

 

Recolecci�n de los datos

Para la recolecci�n de datos se utiliz� una entrevista semiestructurada, la cual fue realizada informada y tuvo con el consentimiento y aprobaci�n de los participantes para la grabaci�n y el manejo de la informaci�n. El manejo de la entrevista se caracteriz� por no seguir un orden estricto, lo cual permiti� conocer a fondo ciertas respuestas que los participantes desean ahondar, indagar sobre razones y motivos de acuerdo a las necesidades del investigador (Guerrero, 2016). La entrevista consider� preguntas acerca de la cultura, la diversidad y la interculturalidad en el contexto social, familiar y personal, relacionado con temas de sexualidad.

Tal como lo menciona Herrera (2019), la recolecci�n de datos cualitativos es propicia para que el investigador acceda a los conocimientos del sujeto y no se puede modificar la realidad sin recurrir a intermediarios. La ejecuci�n de entrevistas fue en l�nea y grabada durante un periodo de 60 a 90 minutos, mediante la plataforma Microsoft Teams; estas entrevistas se las hicieron por medios digitales por la emergencia sanitaria SARS � CoV- 2.

 

 

 

An�lisis de los datos

Para el an�lisis de la entrevista, se realiz� una transcripci�n �ntegra de cada aportaci�n, posterior se la traspas� al programa inform�tico Atlas Ti. para un manejo adecuado de la informaci�n.

Se siguieron los pasos de Clarke y Broun (2013, 2016), que constan de los siguientes �tems:

  1. Familiarizarse con los datos
  2. Generaci�n de c�digos iniciales
  3. B�squeda de temas
  4. Revisi�n de temas
  5. Definir y nombrar temas
  6. La elaboraci�n del informe

 

Aspectos �ticos

Se dieron val�a a los aspectos �ticos que conformaron el �xito de la investigaci�n como son: la voluntariedad por parte de los participantes a responder todas las preguntas efectuadas; el consentimiento a inmiscuir temas personales en la entrevista y la confidencialidad por parte de los investigadores, quienes guardan con recelo los datos de los sujetos a investigar.

 

Resultados y discusi�n

 

El estudio se valoraron los criterios emitidos por los estudiantes, lo que determina los siguientes resultados: Los datos sociodemogr�ficos: sexo, g�nero, orientaci�n sexual, estado civil, responsabilidades familiares, auto identificaci�n �tnica, estructura familiar, tipo de vivienda y clase social.

 

 

La poblaci�n refiere la colaboraci�n de 40 estudiantes de la Carrera de Psicolog�a Cl�nica, Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Chimborazo. Los datos descritos tienden a ser los m�s relevantes: la poblaci�n estuvo conformada por 27 mujeres equivalente al 67,5% y 13 hombres con un porcentaje de 32,5%; 37 personas de 40, identifican su orientaci�n sexual como heterosexual y en su autoidentificaci�n �tnica como mestizos; 39 personas son solteras; 19 personas tienen padres casados, 13 con padres separados y 5 con uni�n de hecho; 24 sujetos de la poblaci�n cuentan con casa propia y 28 individuos identifican su estrato social como media.

 

Resultados

Cuarenta (40) interlocutores participaron en el proyecto de investigaci�n: �Sexualidad e interculturalidad� y tal como se observa en la tabla 2, el 67,5% son mujeres auto identificadas en el g�nero femenino y el 32,5 % son hombres auto identificadas en el g�nero masculino.

Tal como se plantea en la descripci�n anterior, resulta relevante en el marco de la interculturalidad complejizar el an�lisis de las categor�as sexo, g�nero y c�mo estas se vinculan con la cultura.

En el imaginario social de la poblaci�n ecuatoriana el sexo y el g�nero se definen de forma similar, fen�meno que se evidenci� durante la aplicaci�n de las entrevistas: los interlocutores confundieron los t�rminos y ninguno se identific� con otra orientaci�n fuera de la heterosexual exceptuando tres casos.

El t�rmino sexo por siglos, defini� y diferenci� los atributos biol�gicos sexuales y el comportamiento de las mujeres y de los hombres, pensamiento que predomin� hasta que se plante� el t�rmino: g�nero, vinculado a la influencia de la cultura en la construcci�n social de lo masculino y femenino en los sujetos.

La fil�sofa norteamericana Judith Butler (1999), menciona que el g�nero es una invenci�n cultural, que coloca en tela de duda la noci�n binaria y r�gida del sexo. Su propuesta de an�lisis refiere que a trav�s del cuerpo sexuado: el g�nero se representa en una variada posibilidad de performances. Para Martha Lamas (2013), las culturas a trav�s de sus c�digos simb�licos y su tradici�n hist�rica y cultural asignan a hombres y mujeres sus percepciones de feminidad y masculinidad.

Autoras como Butler proponen ampliar la percepci�n de c�mo los seres humanos son etiquetados a trav�s de lo heteronormativo, roles y estereotipos asociados al cuerpo sexuado. Para Duque (2010), los roles de g�nero y papeles sexuales no son expresiones de la naturaleza humana. Alude a la construcci�n cultural de los mismos que se internalizan y se naturalizan en la sociedad.

Tal como lo proponen los autores revisados es innegable la influencia de la cultura en la construcci�n del g�nero. Sin embargo, algo extra que agregan en sus propuestas te�ricas es que el g�nero va de la mano de lo normativo. Las sociedades en t�rminos de Foucault (2018), y su an�lisis del poder establecen lo normado y rechazan lo �anormal�; el discurso que predomina es la aceptaci�n de lo hetero-normado, los roles y estereotipos que la cultura asigna y valida a los sujetos en la plataforma social. Todo aquello que no encaje en lo socialmente establecido es rechazado, desplazado y discriminado. Tal an�lisis se manifiesta en el contexto ecuatoriano tal como lo menciona Ponce (2016), la masculinidad y feminidad hegem�nica regulan y normalizan el comportamiento socialmente admisible.

Seg�n Grajales, Ossa, Klimenko y Alvarez (2015), la orientaci�n sexual se define como la atracci�n f�sica y emocional de una persona hacia otra, ya que contempla la excitaci�n f�sica, intereses emocionales o rom�nticos, en los que se involucran las fantas�as, la imaginaci�n, los sue�os er�ticos (Corona y Funes, 2015), que se pueden presentar: hacia el sexo opuesto (heterosexualismo), hac�a el mismo sexo (homosexualismo) o de ambos sexos (bisexualismo); los estudiantes investigados no ten�an un concepto claro sobre la orientaci�n sexual, pero 37 de ellos que corresponde a 92,5% de la poblaci�n, se considera heterosexual; 3 de los entrevistados se consideran bisexuales, tal como lo conceptualiza Gonz�lez y Toro (2012), la orientaci�n sexual es importante en la vida del ser humano, ya que, esta reconoce a cada individuo en su sexualidad y la atracci�n que tiene por otras personas, esto es un proceso de reconocimiento presente a lo largo de la vida y que refleja con mayor intensidad en ciertas etapas del sujeto como es la adolescencia, al final de la misma con el advenimiento de la juventud el individuo se posiciona en su identidad sexual, ejerciendo control sobre su vida, logrando autoconfianza, seguridad en s� mismo y autoridad para tomar decisiones, con lo cual puede realizar cambios, resolver problemas y organizarse con otras personas para trabajar metas en com�n (Zambrano, Cevallos y Ojeda, 2017).

Las relaciones interpersonales conforman una parte importante en la vida personal y en el desarrollo de la vida social, adem�s, constituyen una importante meta que muchas personas se esfuerzan en conseguir. Baumeister y Leary (1995), consideran que la necesidad de pertenencia es una motivaci�n humana b�sica y consiste en un fuerte impulso para formar y mantener relaciones interpersonales que sean duraderas, positivas y significativas. Estudios mantienen que encontrarse en una relaci�n de pareja puede ser una fuente de bienestar psicol�gico y social, pero si la relaci�n no es adecuada y los integrantes presentan molestias puede ser una fuente de sufrimiento y malestar (Romero, 2016; Valor-Segura, Exp�sito, Moya y Kluwer, 2014). Seg�n la poblaci�n encontrada de acuerdo con el estado civil 39 personas que corresponde al 97,5% se encuentran solteras, se debe considerar que la poblaci�n est� constituida por adultos emergentes, quienes todav�a viven bajo la tutela de los padres y solamente una persona que constituye el 2,5% de los participantes se encuentra en uni�n libre, con respecto a este dato, Ojeda (2017), considera que las mujeres en uni�n libre tradicionalmente han tenido una fecundidad muy parecida a la de las casadas, esta caracter�stica coincide con el comportamiento reproductivo observado entre las mujeres en uni�n libre y las casadas en otros pa�ses de Am�rica Latina. G�mez de Le�n (2017), observ� que las j�venes mexicanas m�s escolarizadas que eligen vivir en uni�n libre tend�an a legalizar la convivencia mediante el matrimonio cuando se presenta un embarazo o el nacimiento del primer hijo.

�La familia como tal se define como el grupo de mayor influencia en el proceso de desarrollo en la vida del individuo, la informaci�n y actitudes son asimiladas y almacenadas, por lo tanto, estas ser�n las caracter�sticas determinantes para el desarrollo personal frente al contexto con el que interact�a (Minuchin, 1977). Por otro lado, Arza (2008), menciona que la familia es el n�cleo donde se forma la persona; por el contrario, Castellar (2010), destaca que las nuevas configuraciones familiares es el reflejo de las profundas transformaciones sociales propias de la modernidad, y esto desinstitucionaliza a la familia.

Seg�n Quintero (2013), la familia se clasifica en siete tipos: la familia nuclear, extensa, monoparental, homoparental, reconstruida y otros tipos de familia las cuales no est�n compuestas por el parentesco ni con el lazo de consanguinidad, sino m�s bien el v�nculo que los une est� basado en la convivencia, solidaridad y reciprocidad, Seg�n Minuchin (1974), la estructura familiar est� divida en tres subsistemas: el conyugal, el que est� constituido por la pareja con intenci�n de formar una familia; el parental, el que se caracteriza de la aparici�n del v�nculo paterno- filial e inicia con el nacimiento del primog�nito y el fraterno, el que prima la solidaridad.

La estructura familiar de los interlocutores es diversa, el 60% menciona una estructura de familia nuclear, el 40% restante declara ser parte de una organizaci�n de familia monoparental o ampliada.

La auto identificaci�n �tnica es el derecho de los individuos para decidir de manera libre y voluntaria el sentimiento de pertenencia a un pueblo o nacionalidad, adem�s ayuda a que exista un auto-reconocimiento de las ra�ces de donde proviene el sujeto; y esto fortalece a la dimensi�n de la conciencia de como una persona se siente y se define, independientemente de las caracter�sticas f�sicas (Ministerio de Salud P�blica, 2015). Por ello, la auto identificaci�n �tnica se refiere a la conciencia de la identidad de las personas, que a partir de los 12 a�os el individuo puede llegar a percibir costumbres, tradiciones; las cuales pueden ser parte de s� mismo y del otro (Instituto Nacional de Estad�stica e Inform�tica. Ministerio de Cultura de Per� [INEI], 2018).

Jim�nez (2017), menciona que la auto identificaci�n �tnica es el conjunto de rasgos personales, que son acogidos por el sujeto como forma de pertenencia a una colectividad o grupo espec�fico, y esto fortalece la b�squeda de identidad, y ayuda al individuo a un proceso de internalizaci�n autoconstruida del significado de pertenencia a un determinado grupo.

Las respuestas de los participantes revelan datos que reflejan la realidad de los grupos �tnicos al ejercer su derecho a la educaci�n en el Ecuador. En la investigaci�n del 100% de entrevistados, el 92,5% se auto identifican como mestizos, el 5% como afrodescendientes y el 2,5% se auto identifican como ind�genas. Los resultados son claros en relaci�n con que el acceso a la educaci�n superior, por ejemplo: es un privilegio determinado por una clase y un grupo �tnico.� A pesar de que el Ecuador dispone y promueve pol�ticas p�blicas interculturales, �stas se ven limitadas por otros factores estructurales como: la pobreza, la discriminaci�n, el racismo, precarizaci�n laboral, etc.

�La estratificaci�n social se vincula a las clases sociales desde las propuestas te�ricas cl�sicas de: Marx, Weber y Giddens. En breve s�ntesis, de acuerdo a los autores: las clases sociales se vinculan con el trabajo, las relaciones productivas y reproductivas de la sociedad, el mercado y el status que de acuerdo al poder, control y acumulaci�n de bienes materiales y simb�licos. Determinados grupos gozan de beneficios a costa de las relaciones de desigualdad que existen en la sociedad.

Las clases sociales, por lo tanto, son reales y m�s complejas de lo que se perciben y autodenominan. Para Bourdieu, 1984 (citado por �lvarez, 1996), es necesario revisar a las clases sociales no s�lo desde sus aspectos intr�nsecos sino m�s bien, revisarlas como parte de una estructura que se expresa en un espacio social que est� en permanente disputa.

Para Rojo y Mercado (2019), la ocupaci�n laboral precisa la identificaci�n de clase. En relaci�n a la categorizaci�n de las clases sociales Sautu, 2016 (citado en la rese�a de Patti, 2019) menciona los siguientes estratos: alta, media alta, media, media baja y obrera que estar�a en referencia a la capacidad de acumulaci�n de capital, los privilegios, el acceso al poder, el nivel de la escolaridad define la clasificaci�n e identificaci�n en un estrato social.

En el imaginario de los estudiantes, su clase social se vincula a una autopercepci�n que tienen de su familia nuclear y ampliada en relaci�n a su capacidad de consumo, derechos de propiedad, estatus social y laboral. En el contexto ecuatoriano identificarse de una clase social baja genera verg�enza social porque alrededor de la pobreza pesa un estigma social que limita el acceso a determinados grupos sociales y privilegios de las clases: medias y alta. Situaci�n que se constata en los resultados de la encuesta socio demogr�fica. Los estudiantes se auto identifican con la clase media (70%) y media baja (30%).

 

Discusi�n

Existe un desconocimiento significativo general en la poblaci�n de conceptos b�sicos de cultura, diversidad cultural e interculturalidad. La relaci�n con la historia nacional, colonial y pre colonial resulta escasa, primordialmente por una disoluci�n de lo que compone la cultura en Ecuador, resultado de la mezcla de tradiciones, religi�n, lengua, y la negaci�n del pasado cultural. La etnicidad se manifiesta de formas sutiles, dando paso al sentido de pertenencia regional, provincial, etc., este sentimiento forma parte sustancial de todo grupo humano que comparten caracter�sticas culturales similares. La UNESCO (2001), manifiesta que Ecuador presenta indicadores bajos en referencia con aspectos culturales de acuerdo con la autoconfianza y la identidad �tnica, siendo esta �ltima rechazada cuando se relaciona al mestizo con una ascendencia ind�gena y vanagloriando la vinculaci�n con pueblos europeos.

Higuera y Castilla (2015), menciona el trabajo realizado en el estado ecuatoriano para preservar el continuo cultural en un intento de rescatar parte de la historia, la cultura y las tradiciones; esto desencaden� en que varias ciudades del Ecuador sean declaradas patrimonio cultural por la UNESCO. A pesar de estos galardones y los esfuerzos de diferentes instancias la identidad resulta endeble y poco abordada en textos como manifiesta Castellano y Alc�var en 2015.�

Ecuador registra 14 nacionalidades ind�genas, esto sin mencionar a los pueblos afrodescendientes, los mestizos, inmigrantes y cauc�sicos (Tib�n, 2009), este es el resultado que ha generado una segmentaci�n de la poblaci�n dificultando el proceso de unificaci�n como una sola naci�n, esto se ve reflejado en el escaso contacto intercultural que se presenta en los participantes, as� a trav�s de prejuicios y especulaciones dan forma en el imaginario a sus coterr�neos de etnias diferentes o de regiones no visitadas. La especulaci�n se torna en la herramienta de an�lisis de otras etnias, a pesar de compartir un territorio com�n. El contacto es m�nimo con etnias diversas, ya que los sujetos pertenecientes a estos grupos se adecuan a los contextos mestizos, por lo que la manifestaci�n de su propia cultura se vuelve inexistente o �nfima.

Tib�n (2009), hace una reflexi�n de lo peyorativo que se considera al t�rmino �indio� por considerarlo primitivo, negando la cultura existente en Am�rica previa a la colonia, posteriormente asociado a pobreza y subdesarrollo; por esta raz�n a�n existe un rechazo a ser considerado miembro de este grupo �tnico, este aspecto resalta en la auto identificaci�n efectuada por los participantes, y el rechazo de gran parte de los mismos en mantener relaciones afectivas con etnias diferentes a la propia.

En lo relacionado con aspectos �tnicos, como poblaci�n ind�gena o afrodescendiente es de 7.5% de la poblaci�n analizada en el entorno universitario. Esto significa que es m�nimo el contacto en entornos acad�micos de individuos de etnias diversas, la diversidad es un aspecto que en el entorno se presenta como algo de reciente aparici�n debido a los prejuicios colonialistas, persistentes a�n en la actualidad, expl�citamente la mayor�a de los participantes manifiestan ser receptivos a la interculturalidad, pero al ser desconocidos los aspectos que conllevan la interculturalidad desemboca en conductas que no la favorecen.

En este aspecto los prejuicios regionales brindan una perspectiva sesgada de la conducta y aspectos psicol�gicos de cada regi�n, generando un criterio de an�lisis e interacci�n que dificultan la integraci�n de las diferentes culturas que dieron origen al fenotipo existente en el Ecuador. La regi�n insular y la regi�n amaz�nica son significativamente desconocidas para el demogr�fico, de esta manera las conjeturas se manifiestan en un contexto especulativo sobre la conducta por la escasa relaci�n con individuos de estos sectores.

Catherine Walsh (2009), interpreta a la interculturalidad como la suma de diversos elementos, entre los cuales la presencia de aspectos derivados de varias culturas se relaciona en un mismo territorio sin que exista una presencia de grupos culturales definidos coexistan en dicho territorio. Evidentemente las universidades o los espacios de escolarizaci�n son escenarios del encuentro de la diversidad. Si bien, son potencialmente lugares para tejer la interculturalidad, tienen dificultades para ponerla en pr�ctica, debido a que en los imaginarios de los interlocutores a�n influye las relaciones de desigualdad aprendidas. Los intentos por alcanzar la interculturalidad son incipientes al obviar las condicionantes estructurales (pobreza, racismo, clasismo social) que determinan a los sujetos, imposibilitando el encuentro cultural.

 

 

 

Conclusiones

La diversidad cultural no se vincula exclusivamente a lo �tnico, tal como se aprecia en la investigaci�n. La diversidad se manifiesta en las m�ltiples expresiones de la cultura como por ejemplo el g�nero, el parentesco, la etnia, la clase social, etc.

La diversidad social est� presente en los espacios universitarios. Sin embargo, el reconocimiento de la diversidad cultural no es suficiente para alcanzar la interculturalidad tal como lo plantea Walsh o Mora.

Para lograr la interculturalidad es importante atender los determinantes estructurales e hist�ricos que impiden el encuentro en la diversidad. La pobreza, la discriminaci�n, los estereotipos, la herencia colonial y la segregaci�n de clase limitan los esfuerzos estatales por impulsar estrategias que equiparen en oportunidades a los variados grupos socio-culturales que habitan el territorio nacional ecuatoriano.

Los resultados muestran las diferentes condiciones y autopercepciones de los estudiantes con respecto al g�nero, orientaci�n sexual, familia, auto identificaci�n �tnica y clase social.

En la categor�a g�nero y orientaci�n sexual los estudiantes se identifican con el discurso heteronormativo. En el contexto riobambe�o se consolidan y refuerzan los g�neros binarios sin ofrecer posibilidades de reconocimiento a las diversidades sexuales, lo que deriva en actos de discriminaci�n y violaci�n de derechos.

Los interlocutores de la investigaci�n se auto identifican mayoritariamente como mestizos, situaci�n que evidencia la realidad del sistema educativo, los grupos hist�ricamente discriminados no acceden en el mismo porcentaje a las instituciones de educaci�n superior y este hecho imposibilita una vez m�s la puesta en pr�ctica de la interculturalidad.� Finalmente, los estudiantes que participaron en la investigaci�n se auto perciben en la clase media y media baja.

 

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� 2023 por los autores. Este art�culo es de acceso abierto y distribuido seg�n los t�rminos y condiciones de la licencia Creative Commons Atribuci�n-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)

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