Los tipos de familias y su relación con el desarrollo psicomotriz en niños del nivel inicial

 

The family types and your relationship with the psychomotor development at children of the initial level

 

Os tipos de família e sua relação com o desenvolvimento psicomotor em crianças do nível inicial

Zoila Guillermina Torres-Palchisaca II
ztorresp@ucacue.edu.ec
https://orcid.org/0000-0003-3078-6465

Diego Andrés Heredia-León IV
diego.heredia@ucacue.edu.ec
https://orcid.org/0000-0003-2671-8961

Carlos Marcelo Ávila-Mediavilla III
cavilam@ucacue.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-2649-9634

Iván Eduardo Chamba-Carpio I
ivan.chamba@psg.ucacue.edu.ec
https://orcid.org/0000-0003-3505-9507

 

 

 

 

Correspondencia: ivan.chamba@psg.ucacue.edu.ec

 

Ciencias Técnicas y Aplicadas

Artículo de investigación

                                                                                       

*Recibido: 20 de septiembre de 2020 *Aceptado: 29 de octubre de 2020 * Publicado: 14 de noviembre de 2020

 

1.          Licenciado en Ciencias de la Educación Especialización Cultura Física, Docente de Educación Física del Colegio de Bachillerato “Juan Montalvo” y la Unidad Educativa Santa María de la Ciudad de Machala, Estudiante de la maestría en Educación Física y Entrenamiento Deportivo de la Universidad Católica de Cuenca, Cuenca, Ecuador.

2.          Magíster en Cultura Física, Licenciada en Ciencias de la Educación especialidad Cultura Física, Docente de la carrera de Cultura Física y Pedagogía de la Actividad Física y Deporte de la Universidad Católica de Cuenca, Cuenca, Ecuador.

3.          Magíster en Entrenamiento Deportivo, Licenciado en Ciencias de la Actividad Física, Deporte y Recreación, Docente de la carrera de Pedagogía de la Actividad Física y Deporte, Coordinador Académico de la maestría en Educación Física y Entrenamiento Deportivo de la Universidad Católica de Cuenca, Cuenca, Ecuador.

4.          Máster en Investigación en Ciencias de la Actividad Física y Deporte, Licenciado en Cultura Física, Docente de la carrera de Pedagogía de la Actividad Física y Deporte de la Universidad Católica de Cuenca, Cuenca, Ecuador.


Resumen

La presente investigación bibliográfica rescata la importancia del desarrollo psicomotriz en los niños en edad Inicial y su dependencia de factores biológicos o adquiridos, considerándose entre estos últimos a los resultantes de normas de convivencia, libertades y principios que se establecen en los círculos familiares. Revisamos trabajos de variadas fuentes para vincular la expresión corporal con otras áreas del desarrollo del niño, como el cognitivo, psicológico, social, emocional y hasta del lenguaje. Precisamos los parámetros normales del desarrollo psicomotor de niños entre 3 y 5 años, que pertenecen al nivel Inicial, considerando actividades elementales para rangos de edad incluso mayores y menores y las afectaciones producto de un desarrollo inadecuado. Analizamos y evaluamos a la familia, como centro gestor de la evolución integral de los niños, y evaluando los tipos de estructuras familiares así como los modelos de dispensar la autoridad, llegamos a conclusiones que nos acercan a determinar la relación existente entre familia y desarrollo psicomotriz y cuál sería el tipo idóneo que procure el óptimo desarrollo del niño en todos sus potencialidades, así como denostar de la sobreprotección, uno de los mayores problemas que atraviesa la educación de los niños de hoy dentro del hogar.

Palabras claves: Psicomotricidad; desarrollo psicomotriz; educación inicial; psicomotricidad infantil; estructura familiar.

 

Abstract

The present bibliographic research rescues the importance of psychomotor development in children of Initial age and their dependence on biological or acquired factors, considering among the latter those resulting from norms of coexistence, freedoms and principles that are established in family circles. We review works from various sources to link body expression with other areas of child development, such as cognitive, psychological, social, emotional and even language. We specify the normal parameters of the psychomotor development of children between 3 and 5 years old, which belong to the Initial level, considering elementary activities for even older and younger age ranges and the effects caused by inadequate development. We analyze and evaluate the family, as the managing center of the integral evolution of children, and evaluating the types of family structures as well as the models of dispensing authority, we reach conclusions that bring us closer to determining the relationship between family and psychomotor development and what would be the ideal type that seeks the optimal development of the child in all its potentialities, as well as to denounce the overprotection, one of the greatest problems that the education of today's children goes through in the home.

Keywords: Psychomotricity; psychomotor development; initial education; child psychomotor skills; familiar structure.

 

Resumo

A presente pesquisa bibliográfica resgata a importância do desenvolvimento psicomotor de crianças em idade inicial e sua dependência de fatores biológicos ou adquiridos, considerando-se entre estes últimos aqueles decorrentes de normas de convivência, liberdades e princípios que se estabelecem nos círculos familiares. Revisamos trabalhos de várias fontes para vincular a expressão corporal a outras áreas do desenvolvimento da criança, como cognitiva, psicológica, social, emocional e até mesmo de linguagem. Especificamos os parâmetros de normalidade do desenvolvimento psicomotor de crianças de 3 a 5 anos, que pertencem ao nível Inicial, considerando as atividades elementares para faixas etárias cada vez maiores e menores e os efeitos causados ​​pelo desenvolvimento inadequado. Analisando e avaliando a família, enquanto centro gestor da evolução integral dos filhos, e avaliando os tipos de estruturas familiares, bem como os modelos de dispensa de autoridade, chegamos a conclusões que nos aproximam de determinar a relação entre família e desenvolvimento psicomotor e qual seria o tipo ideal que busque o desenvolvimento ótimo da criança em todas as suas potencialidades, bem como denuncie a superproteção, um dos maiores problemas que a educação das crianças de hoje atravessa no lar.

Palavras-chave: Psicomotricidade; desenvolvimento psicomotor; educação inicial; habilidades psicomotoras infantis; estrutura familiar.

 

Introducción

Los niños, en la libertad que la naturaleza les puede brindar, van desarrollando todos sus órganos, sus aparatos, sus sentidos, y articulan procesos de carácter cognitivo, psicológico y emocional. Se entiende y reconoce que esos procesos se acompasan en el tiempo, organizándose de manera coherente, de manera que el desarrollo o no desarrollo de ciertas destrezas habilita o inhabilita el desarrollo de otras. Esto es lo que se conoce como desarrollo psicomotriz y es de abordaje obligado como tema de estudio, más que todo aplicado en los niños, ya que terminaría condicionando el desempeño del hombre adulto.

¿Cómo le afecta al niño el tener la libertad o no de desarrollar determinadas actividades, propias de su edad? ¿Tiene alguna consecuencia negativa el que brinque, salte y corra por todos lados? ¿Qué otras habilidades están conectadas con la actividad meramente física? ¿De verdad se afectan también los planos psicológico y emocional? ¿Cuánto pesa el cuidado familiar en todo esto?

Nadie puede dudar que el entorno familiar es clave para el desarrollo de los niños y niñas. La estructura de este ambiente condicionará en alguna medida las habilidades y destrezas que puedan llegar a tenerse, lo que derivará, indefectiblemente, en aprendizajes más o menos ordenados, más o menos sustentados, en relaciones más o menos estables, duraderas o no, en el tipo de estas relaciones y más connotaciones consecuentes de aquello. Si a los niños se los deja en libertad sin los mínimos cuidados, seguro ocurrirán algunos inconvenientes; igual cosa puede suceder si se los sobreprotege y limita en sus actividades.

La pedagoga húngara Emmi Pikler (1902-1984) llegó a considerar que el niño necesitaba seguridad emocional para lograr un desarrollo psicomotriz óptimo, esto es para moverse en libertad, para ir conquistando su autonomía, para jugar libremente, para desarrollar óptimamente su motricidad (Sánchez Fuentes, 2016). Esta seguridad debía provenir necesariamente del ámbito familiar, pero este necesitaba cumplir algunas reglas básicas.  ¿Cuáles son estas?

En el presente artículo efectuaremos una revisión bibliográfica sobre el enclave familiar, sus tipologías y funcionalidades, así como la relación existente entre estas y el desarrollo de la psicomotricidad en niños de edad comprendidas entre 3 y 5 años (edad preescolar), nivel Inicial, según el marco educativo ecuatoriano, pues tener claro este aspecto puede ayudar efectivamente a implementar políticas institucionales, si no gubernamentales, a efectos de mejorar el desarrollo armónico e integral de nuestros infantes.

Creemos importante llevar a cabo esta indagación debido a la actual situación que vivimos, en donde las familias se han desmembrado, se han desestructurado, han adoptado nuevas configuraciones, lo que ha desencadenado también transformaciones –la mayoría, negativas- para los hijos y consecuentemente para la sociedad, lo que queremos, en alguna medida, alertar.

¿Qué es la psicomotricidad? ¿Cómo se desarrolla en el ser humano y, especialmente, en los de edad preescolar (Nivel Inicial)? ¿Cuáles son sus posibilidades de desarrollo según las variantes estructurales familiares? ¿Se puede lograr un entramado familiar “ideal” que permita, como consecuencia directa del correcto desarrollo psicomotriz, la felicidad y armonía en el hogar? Trataremos de dar respuesta a estas interrogantes, dejando plasmado un cúmulo de conclusiones respecto de los hallazgos resultantes, así también proponiendo algunas sugerencias para estudios que complementen el presente trabajo.

 

Métodos

El presente trabajo se planteó con el método de investigación bibliográfica considerando fuentes y estudios longitudinales y retrospectivos, desarrollando una revisión del tema y la problemática incluida y sus componentes a través del tiempo. El análisis documental se efectuó analizando fuentes primarias como libros, artículos científicos, tesis de grado, ponencias, informes y más relacionados con la temática, de fuentes confiables como repositorios institucionales y de revistas indexadas como Redalyc, Dialnet, etc., desde el buscador académico de Google, ubicando términos como desarrollo psicomotriz, educación inicial y más, de donde extrajimos conceptos, definiciones y posturas respecto del núcleo familiar, sus tipologías, sus estructuras y características, así como también acerca de la psicomotricidad, sus vinculaciones con otras habilidades, y la relación existente entre ambas, a efectos de evidenciar los comportamientos derivados o relaciones causa-efecto entre ambas. Esta realidad dinámica (las familias) tuvo cabida bajo la óptima de una investigación exploratoria y descriptiva y arrojó datos, en alguna medida, subjetivos (García Argueta). Trataremos de definir los elementos más relevantes que relacionan a la familia y el desarrollo psicomotriz en los niños en Edad Inicial.

 

Resultados y Discusión

La psicomotricidad

La psicomotricidad surge en el siglo XIX en Europa y se alimenta de aportes de la neuropsiquiatría, la psicología educativa, el desarrollo psicoanalítico y el aporte de grandes pedagogos. Y aunque fue Ernest Dupré quien por primera vez utilizó el término y Henri Wallon acentuó la relación mente-cuerpo, se considera a Julián de Ajuriaguerra y sus colaboradores como los propiciadores de las bases de la psicomotricidad asociadas al desarrollo muscular (EIPS, s.f.).

Basándose en el desarrollo global del ser humano, la psicomotricidad es una disciplina que tiene como objetivo el desarrollo de la función motriz, motora, de movilidad corporal del ser humano y, con ello, el desarrollo armónico de la persona. La psicomotricidad engloba experiencias motoras, cognitivas y afectivas. Dicho de manera sucinta, relaciona pensamiento y movimiento, uniendo lo cognitivo, las emociones y el cuerpo (González, 2019).

Bajo la concepción de psicomotricidad vivenciada, se considera que todas las personas desarrollan, estructuran y reestructuran constantemente, a lo largo de su vida y en interacción constante con el medio, sus estructuras físicas, psíquicas y cognitivas (Retamales Muñoz, s.f.).

La motricidad (movimiento corporal) se presenta de dos maneras generalmente aceptadas, la gruesa y la fina. La primera engloba agarrar, correr, saltar, trepar, bailar, hacer piruetas…; para la segunda, básicamente emplea sus manos para actividades más detalladas y minuciosas como tomar objetos pequeños, garabatear, pasar páginas de libros, experimentar con instrumentos musicales, comer y beber solos… (Ramos Ramos, 2013).

Todo padre anhela criar un hijo hermoso y sano, pero no todos los padres logran este objetivo.  La causa principal es la disfuncionalidad familiar, característica de los hogares en donde existen y se mantienen de manera regular y continua conflictos de variada índole, entendiéndose como conflicto a toda situación que, pudiendo parecer normal, afecta el desarrollo regular de sus integrantes, en un marco de convivencia sana. (Marrero Gómez, 2016). Estos conflictos se derivan de intereses personales, profesionales, de pareja y aun familiares, de sus objetivos y metas y formas de actuar, pensar y hablar. (Szapiro, 2015).

La protección de los padres o de la familia sobre el niño en ciertas edades es importante, mas no es necesario que se excedan de los límites y se llegue a generar una sobreprotección, pues ya se encaminaría a un maltrato ya que se causa daño al niño en su desarrollo al hacerlos dudar de sus capacidades.

Tanto los padres sobreprotectores como los que dejan en libertad rampante a sus hijos generan disfuncionalidades que a la larga afectan a sus vástagos, bien sea por la cohibición o por el evidente atrevimiento. Tanto los unos como los otros acarrean comportamientos disímiles, pero igual de problemáticos: apatía social versus hiperactividad; poco desenvolvimiento motriz a exagerado funcionamiento motor con notables riesgos de accidentes en ambos casos; déficit cognitivo para los primeros y evidente creatividad para los segundos.

El movimiento es el resultado del desarrollo motor llegando a ser de vital importancia y fundamental para el desarrollo integral del niño. El desarrollo motor adecuado da satisfacción al niño al moverse, y esta motivación intrínseca lo motiva a participar en más actividades, logrando que interactúe en el recreo e incluso fuera de la escuela; el motivar a que el niño esté en constante movimiento estimula a que se produzca mayor afinidad por la actividad física aumentado así su vida activa y saludable.

Con la psicomotricidad están asociadas otras destrezas, como el desarrollo del lenguaje, del campo visual y el cognitivo. Y para que esto ocurra de manera armónica el entorno debe proveer las condiciones necesarias. Aquí es donde aparece la influencia familiar, que es el círculo primario del individuo y es de suma importancia pues son quienes deben brindar experiencias positivas a los niños para que puedan enfrentar los retos que día a día se les va presentando.

En el nivel inicial escolar, a partir de los 3 años, estas habilidades motoras se aúnan a las psicosociales, en las que desarrollan juegos simbólicos con otros, comprenden conceptos abstractos, mostrándose más autónomos y generando estados de ánimos cambiantes, evidenciables en las rabietas y muestras de gratitud.  (Ramos Ramos, 2013)

Evaluación psicomotriz

En el niño de edad preescolar (nivel Inicial: 3 a 5 años) los desajustes se pueden mostrar y detectar con cierta facilidad, no así en edades menores. Para precisarlos, se suele utilizar test o fichas de detección que se basan en criterios universalmente aceptados, como el de Vayer, que mide la coordinación óculo manual, coordinación dinámica, control postural (equilibrio), control del propio cuerpo, organización perceptiva y lenguaje. Para esto, existen hitos o marcadores de desarrollo considerados, alrededor de los cuales se observa los resultados para apreciar si existe una desviación o no del criterio de normalidad. (Faros, 2014), tomando en cuenta tablas por edades.

De manera general, podríamos establecer algunos elementos de base para considerar lo que debería mostrar un niño, en cuanto a su psicomotricidad y habilidades asociadas en la etapa de Educación Inicial.  La tabla 1 así lo plantea y será un elemento de juicio para la discusión que devenga:

 

Tabla 1 Habilidades normofuncionales del infante entre los 2 y 5 años

“Edad

Motricidad gruesa

Motricidad fina

Lenguaje

Social / afectivo / cognitivo / sexual

2-3 años

Corre.

Se mantienen en un pie.

Chuta un balón.

Empieza a trepar.

Baila.

Construye torres de 8 cubos.

Sostiene un lápiz con la mano.

Tira un apelota con la mano.

Pasa páginas de una en una.

Desenrosca un tapón.

Hace trozos sencillos.

Frases de 2 palabras a los 2 años.

Frases de 3 o más palabras a los 3 años.

Vocabulario de 20 a 200 palabras.

Entiende órdenes más complejas.

Hace puzles de 2 piezas.

Comprende conceptos sencillos (grande, pequeño, mucho, poco).

Utiliza la cuchara.

Juego intuitivo.

Ayuda a vestirse o desvestirse.

Inicia control de esfínteres diurnos.

Identificación de género.

3-4 años

Sube escaleras alternando pies

Salta a la pata coja

Salta 40-60 cm de longitud

Monta en triciclo

Baila siguiendo ritmo

Construye torres de 10 cubos.

Moldea plastilina.

Comienza a usar tijeras.

Coge el lápiz de forma adecuada.

Punza líneas onduladas, rectas o en zigzag.

Colorea respetando margen.

Hace dibujos sencillos.

Se abrocha y desabrocha botones.

 

Frases más largas. Relatos.

Uso correcto de verbos.

Canta espontáneamente.

Pregunta significada de palabras.

Participa en la conversación.

Hace puzles de 3-4 piezas.

Conoce los colores.

Juega en grupo.

Comparte juguetes.

Utiliza tenedor y cuchillo.

Se viste y desviste con ayuda.

Va solo al baño.

Juegos sexuales infantiles.

Comprende conceptos abstractos más complejos.

4-5 años

Corre en cualquier dirección, se para, gira.

Baja escaleras alternando pies.

Salta 60-80 cm. de longitud.

Correa a la pata coja.

Monta en bicicleta.

Recorta una línea con tijeras.

Dibujos más elaborados.

Copia trazos.  Letras.

Botea una pelota.

Lanza con puntería.

Conversaciones fluidas.

Usa pronombres y adverbios.

Explica vivencias y emociones.

Recuerda canciones y cuentos.

Dice su nombre, apellido y edad.

Inicia control de esfínter nocturno.

Le gustan las adivinanzas.

Amigo íntimo/imaginario.

Se viste y desviste sin apenas ayuda.

Juegos con reglas.”

Nota: Esta tabla ha sido tomada de Desarrollo Psicomotor en el preescolar (2 a 5 años) de M.C. Ramos Ramos, 2013.

 

Existe un sinnúmero de actividades que fomentan el desarrollo del aparato psicomotor para los infantes, que se pueden hallar en guías especializadas como la de Psicomotricidad infantil: Guía completa sobre el desarrollo de los niños (Nevado Arroyo, 2018), o la de Aplicaciones Didácticas en Educación Infantil (Educaguía, 2018), las mismas que son útiles y aplicables en todo tipo de familias.

Problemas de la psicomotricidad

Son varios los problemas de carácter psicomotriz que se presentan en los niños.  Hay que tener presente que muchos infantes presentan desarrollo tardío, lo que no debe significar signo de alarma, pues esto no es necesariamente un problema psicomotor.  Únicamente se puede hablar de tales si ese retraso es prolongado y constante. (González, 2019).

Estos retrasos prolongados en dos o más áreas del desarrollo se conocen como Retraso Global del Desarrollo y pueden estar vinculados a deficiencias en la motricidad fina y gruesa, lenguaje y habla, funciones cognitivas, desarrollo personal y social y actividades de la vida diaria (NEURAL, 2019). Regularmente los identificamos como problemas psicomotrices y son:

·         Debilidad motriz. Predomino de movimientos torpes, entumecimiento muscular o espasmos y movimientos involuntarios.

·         Inestabilidad motriz. Dificultad para controlar sus movimientos o sostener los esfuerzos. Aparecen la hiperactividad y movimientos alterados.

·         Inhibición motriz. Se muestra rigidez y tensión muscular, así como pasividad, producto del evitar relacionarse con otras personas.

·         Apraxias. Es la incapacidad de ejecutar un movimiento, aunque se sabe cómo hacerlo.

·         Dispraxias. Son apraxias más leves. Se presentan a través de movimientos desorganizados.

·         Trastornos del esquema corporal. Dificultad para entender los movimientos del cuerpo y su relación con el espacio adyacente.

·         Disarmonías tónico-motoras. Problemas con el tono muscular, debido a tensión o relajación constantes.

·         Retrasos de maduración. Retrasos en cuanto a logros específicos en el desarrollo psicomotor. Puede haber carencias en un determinado aspecto. (González, 2019)

Causas de los problemas de psicomotricidad

En cuanto a las causas de estos problemas, tenemos dos fuentes: situaciones “adquiridas” o problemas genéticos. De los primeros, algunos se dan durante el embarazo, el parto y otras en la edad de crecimiento. De los segundos, por dificultades congénitas del metabolismo que afectan el desarrollo motor y cognitivo.

Si vamos a relacionar la psicomotricidad de los niños con el tipo de familia, pues tenemos que derivar a los factores causales “adquiridos”.

Efectivamente, no todos los problemas del desarrollo óptimo de un niño devienen de causas familiares; ya que muchas son ocasionadas por desajustes fisiológicos de naturaleza congénita, pero estos aspectos caben en otra categorización: la discapacidad, en sus variadas formas.  Empero, aun siendo provocadas por estas causas, el ambiente familiar puede ser decisivo a la hora de minimizar los efectos negativos y limitaciones que esta pudiera tener, llegando incluso a que pasen desapercibidas y logrando un desarrollo destacado de niños y niñas en su edad adulta.

La familia

En la familia empieza el desarrollo de las personas como elementos individuales. Esta le facilita construirse dentro de un contexto específico donde estructura sus habilidades primordiales para una vida social.  De igual manera, alienta la formación de habilidades para vincularse con otros y les brinda protección y afecto (Becerra & Simkin, 2013).

El núcleo familiar define y configura el desarrollo de la persona, en un tejido de influencia multidireccional que pretende mantenerse estable (Espinal, Gimeno, & González, 2018).

Para otro autor, la familia es “un mediador entre el individuo y la sociedad” y le aporta condiciones básicas para el desarrollo de su personalidad, pero que si estas condiciones no son apropiadas serán causantes de trastornos de variada clase, como los psicomotrices y de aprendizaje. (Camejo Lluch, 2015)

Tipos de familias

Hemos de considerar la siguiente clasificación, bastante clara, con respecto a la configuración:

  • Familia nuclear: Constituidas por marido y mujer, responsables de los hijos que estos procreen.
  • Familia extensa: Aparte de convivir papá, mamá e hijos, conviven abuelos, tíos, etc.
  • Familia monoparental: Constituido por un núcleo familiar incompleto: uno de los progenitores (padre o madre) está a cargo de la crianza de los hijos.
  • Familia compuesta: Es aquella en la que uno de los progenitores originales está a cargo, pero comparte la crianza con una nueva pareja, pudiendo esta también aportar otros hijos. (Garcés Bastidas, 2018)

La diversidad social atañe también –cómo no- a las familias, que muestran rasgos distintivos. Hoy por hoy, el concepto de diversidad ha trastocado los parámetros regulares de la estructura familiar, pero no precisaremos estas nuevas “normalidades”, sino que las ubicaremos dentro de los cánones establecidos, a efectos de no desviar la atención del tema, aunque bien podría suscitarse una investigación posterior para aquellas estructuras familiares distintas.

Retomando el tema, vemos que toda familia tiene un ciclo vital, una funcionalidad base, constituida por la secuencia de etapas por las cuales atraviesa la familia desde su formación hasta la disolución. Cuando los ciclos vitales son interrumpidos o cuando las familias no pueden cumplir con las tareas que exige cada etapa, se altera el equilibrio familiar que, si no es resuelto en forma satisfactoria, generará una crisis del sistema. No siempre el ciclo vital de la familia sigue una secuencia como las descritas, en ocasiones se ven interrumpidas o alteradas por dislocaciones del ciclo. Estas dislocaciones pueden conllevar alteraciones en la dinámica de la familia generando disfunciones. (Castillo Ramírez & Guillén Paseta, 2018)

En países de Latinoamérica, los niños de hogares con un solo padre suelen tener resultados iguales o mejores que aquellos de hogares con dos padres, la ayuda recibida puede llegar a ser de familiares o del mismo padre que no convive con ellos. Adicionalmente, los niños podrían beneficiarse de vivir con madres solteras ya que estas invierten más en la educación de sus hijos que los padres, y si más si estas tienen más control económico y toman las decisiones en el hogar (Garcés Bastidas, 2018).

A pesar de esto, este tipo de familias no está exenta de conflictos, que aparecen sobre todo porque los roles no se cumplen de manera clara y ordenada, hay invasión en estos, lo que ocasiona desajuste que afectan a los hijos. Estos desajustes tienen relación con la disfuncionalidad familiar.

La función familiar

Cada familia posee características únicas basadas en un sistema de creencias, valores, reglas y normas de sus integrantes con el entorno, ello hace difícil definir una familia “normofuncionante” (que funcione normalmente, o que funcione bien). Además, dichos patrones de funcionamiento dependen del contexto en el que se desenvuelven.

Mientras las familias utilicen adecuadamente sus sistemas de autorregulación y los mecanismos de adaptación a las diversas circunstancias y eventos, podemos decir que funcionan dentro de la normalidad.

Para poder mantener ese equilibrio en el sistema familiar la familia requiere utilizar diversas herramientas:

·         Comunicación: útil para el equilibrio emocional de sus integrantes

·         Atención: proporcionar protección y cuidados a sus miembros.

·         Afecto: las manifestaciones de amor y cariño.

·         Socialización: desarrollar las habilidades de interacción personal en sus integrantes.

·         Autonomía: útil para tener el sentido de identidad.

El conocimiento de las herramientas descritas permite establecer un funcionamiento dentro de la normalidad en las familias. ¿Cuándo aparecen los desajustes y la disfuncionalidad familiar? Pues cuando “no pueden cumplir con determinadas funciones básicas para mantener una homeostasis familiar” (Castillo Ramírez & Guillén Paseta, 2018). 

Modelos de autoridad familiar

Una cosa es hablar de tipos de familia, desde el punto de vista estructural (composición) y otra por el tipo de autoridad que se establece en ellas. En cualquiera de los tipos se puede generar algún tipo de autoridad de los que mencionaremos. Está visto que es el tipo de autoridad, por sobre la estructura constitutiva, lo que más afecta en la crianza y desarrollo de los hijos.

Si bien hace pocas décadas los padres jóvenes consultaban y se apoyaban en los consejos de sus progenitores para criar a sus propios hijos, hoy por hoy la realidad es diferente, debido –principalmente- a la aparición de nuevos modelos de autoridad que desestiman casi por completo la llamada autoridad tradicional en la que se imponían las reglas paternas y había una línea divisoria de respeto muy marcada entre las diferentes generaciones (abuelos, padres, hijos).

Es lamentable pero necesario decirlo- que hay una confusión en cuanto a la educación tradicional, porque se la tacha de autoritarismo, cuando en realidad no lo era tal cual, dejando de lado valores como la disciplina, el respeto, esfuerzo, colaboración, etc. que hoy, bajo las nuevas apreciaciones, casi han desaparecido. (Castillo Ceballos, 2019)

Veamos, en detalle los tipos de autoridad y los modelos de enseñanza comúnmente divulgados:

·         Modelo autoritario, caracterizado por el excesivo control parental sobre los vástagos.

·         Modelo permisivo, evidente por la falta de control, a veces excesivo o insuficiente.

·         Modelo democrático, visible por un control flexible. (ElBebe.com, s.f.)

Estos modelos de autoridad dan pie a que se desarrollen padres limitantes (modelo autoritario), padres liberales (modelo permisivo) y padres justos (modelo autoritativo o democrático). Pero, adicionalmente, aparece otro grupo de padres que confunde permanentemente estas autoridades, y son los padres sobreprotectores (modelo confuso autoritario-permisivo), que es el que mayores inconvenientes suele generar en el desarrollo de los niños.

Padres restrictivos (modelo autoritario). “Esto se hace porque lo digo yo” seguramente es una frase común entre los padres autoritarios, quienes controlan férreamente el accionar de sus hijos mediante la imposición. En estos casos la comunicación es básicamente unidireccional pues no saben cómo hablar adecuadamente con sus vástagos para mantener una sana conversación, lo que lleva a los niños a no contar nada o hacerlo mínimamente, por temor a agresiones (ElBebe.com, s.f.).

Estos padres no muestran mayor afecto y más bien ejercen mucha presión psicológica para que asuman sus responsabilidades. Los resultados de esto pudieran ser “buenos” en temas académicos (calificaciones) o desarrollo de ciertas destrezas motrices, pero no lo serán en el desarrollo integral, constituyendo vasos de presión que, finalmente, tendrán que explotar. Estos padres tienden a ser sobreprotectores a fin de que todo esté bajo control, sin dejarles experimentar muchas de las actividades típicas de la edad, volviéndolos dependientes, poco alegres y menos espontáneos. Sobre estos (padres sobreprotectores) trataremos en un tema aparte con mayor detalle, porque son los que mayores afectaciones tendrían sobre el normal desarrollo psicomotriz de los niños en edad escolar.

Padres liberales (modelo permisivo). A contraparte de los padres autoritarios (sobreprotectores), aparecen los padres “liberales”, que establecen el modelo permisivo y aportan dinámicas bastante peculiares, como ser “amigos” de los hijos, no corrigiendo sus faltas y tolerando su desobediencia a todo sistema disciplinario. Esta actitud busca no afectar la autoestima de sus hijos. (Castillo Ceballos, 2019).

Estos padres no ejercen control sobre sus hijos o lo hacen de manera escasa. La comunicación es buen y a veces excesiva, pues traspasa los límites mínimos del respeto, pues tratan a sus hijos como iguales. Esto pudiera parecer positivo, pero terminan constituyendo una relación para ambos inconvenientes, pues los niveles de madurez-inmadurez se entremezclan.

Suelen ser muy afectuosos y esa condición los lleva a no exigir a sus hijos, ni siquiera a plantearles la ejecución de tareas para que vayan asumiendo responsabilidad, más bien dejan prácticamente a criterio del menor el hacer o no hacer determinada labor. Por ello, estos tienen problemas con sus interacciones con otros, evidencian la ausencia de normas estándar de comportamiento, son limitadamente constantes y se descontrolan con facilidad. Poseen un pobre sistema moral o normativo. En contra, su desarrollo psicomotor es muy bueno, pues la libertad de la que gozan suele llevarlos –al menos en la edad infantil- a experimentar muchas actividades, que los despiertan y desarrollan en niveles superlativos sus habilidades cognitivas. (ElBebe.com, s.f.)

Padres autoritativos (democráticos). El estilo autoritativo o democrático (no el autoritario) es considerado el mejor, el más equilibrado, porque establece límites razonables al comportamiento de los vástagos en un clima abierto y participativo, fomentando la libertad con responsabilidad y motivando una elevada motivación. (Castillo Ceballos, 2019).

Ese estilo de autoridad favorece la autonomía proactiva, pues se centra en los hijos, no en los padres, ya que parte de sus necesidades y fomenta su involucramiento. Los padres autoritativos valoran la opinión de los hijos, pero son ellos los que toman las decisiones finales.

Padres sobreprotectores (modelo distorsionado autoritario-permisivo). Los padres sobreprotectores, como lo hemos anotado, presentan un cuadro bivalente de autoridad, tanto autoritario como permisivo, ya que plantean rigidez en las decisiones y acciones que los niños pueden desarrollar, bajo supervisión de terceras personas, pero cuando las tienen a cargo terminan siendo permisivos, lo que desencadena desubicación en los niños con respecto a las reglas que se deben o no cumplir.

Los padres sobreprotectores, sea en familias monoporentales, nucleares, extendidas o compuestas, configuran hogares disfuncionales, que son aquellos en los que los conflictos, de variada índole, se producen de manera regular y continua, (Marrero Gómez, 2016), entendiéndose por conflicto toda situación que, a pesar de verse o considerarse normal, afecta el regular desarrollo de sus integrantes, en un marco de convivencia sana. Ante este tipo de trato, “los niños reaccionan de distinta manera: algunos se vuelven desafiantes hacia sus progenitores, otros simplemente apáticos o se muestran muy frustrados”. (García, 2018)

García (2018) presenta un estudio publicado en Developmental Psychology, donde a estos padres se les conoce como “padres helicópteros” y se los caracteriza porque continuamente están controlando a sus hijos, les indican cómo y a qué jugar y más actividades diarias.

Los padres sobreprotectores (o helicóptero) limitan el desarrollo de sus hijos, en casi todos los aspectos. Al hacerlo en el plano psicomotriz –como hemos planteado- se afectan también los demás campos de desarrollo. Esto ocurre porque tienden a preocuparse demasiado por los posibles peligros que puedan acechar a su hijo, como caerse, cortarse, golpearse, espinarse, etc., cercando su radio de acción a cuatro paredes (el hogar), incluso a áreas más pequeñas dentro de este.

Los padres sobreprotectores se consideran obligados a cuidar del bienestar físico y emocional de sus hijos a un grado superlativo, pues los creen inexpertos, ignorantes y débiles. Suelen mostrarse casi como autoritarios cuando es de establecer normas, pero terminan siendo tremendamente blandos y permisivos. Esta actitud afecta grandemente el desarrollo psicoemocional de sus hijos, que terminan considerándose incapaces de hacer algo por sí mismos. (Albornoz Zamora, 2017)

La sobreprotección es uno de los mayores inconvenientes que devienen en afectación a la psicomotricidad, fina y gruesa, de los individuos y se hace muy marcada en los primeros años de vida, justamente en el nivel inicial de formación.

 

Conclusiones

Como hemos podido avistar, existen varios tipos de familias, por la estructura y cantidad de sus miembros progenitores y cuidadores, por la funcionalidad y especificidad del tipo de autoridad establecido. En cuanto a lo primero, no necesariamente la familia nuclear (ambos padres presentes) es la que mejores resultados en el desarrollo psicomotriz de los niños alcanza, puesto que un gran número de las monoparentales (un solo progenitor, padre o madre) también las alcanza, incluso pudiendo superar los niveles logrados por sus predecesores.

Existe una relación entre el tipo de familia y la psicomotricidad que desarrollan los niños, pero un factor decisivo es el tipo de autoridad establecida en esos hogares.  Pudiera ser el caso de una familia monoparental donde las reglas básicas de convivencia están bien establecidas, donde existe el afecto necesario y la libertad para que el niño pueda desenvolverse; en este hogar funcional, a pesar de la estructura aparentemente contradictoria, el desarrollo de los niños va a ser muy buena. Quizás no se logre el óptimo desarrollo, por la falta de acompañamiento para realizar más actividades efectivas, pero con la supervisión adecuada este puede acercarse.

El modelo autoritativo o democrático de conducción del grupo familiar permitirá que el desarrollo psicomotriz y de las habilidades relacionadas sea el más apropiado, este alcanzará las mayores cotas, permitiendo un despliegue óptimo de las destrezas del niño.

Un peligro palpable para la psicomotricidad infantil son los padres permisivos y, aún más, los sobreprotectores, que limitan en grado superior las posibilidades del desarrollo de habilidades manuales, psicológicas, emocionales y sociales en sus hijos. Los primeros (permisivos) suelen exponer a sus hijos a riesgos innecesarios, vulnerando un derecho elemental, además propiciando que haya desajustes en el ámbito psicoemocional, que llegada la pubertad y la adolescencia suelen mostrarse con efectos disciplinarios negativos.

Parece que el reto principal no es mejorar el desarrollo psicomotriz de los niños, sino las habilidades y condiciones psicológicas y emocionales de sus padres, mucho antes de serlo, pues se ha comprobado que el desarrollo psicomotriz de los hijos se va plasmando desde antes del parto.

Bien cabría aprender del entorno que cobija a “los niños más felices del mundo”, en Holanda, donde existe una relación muy armoniosa entre la labor paternal de cuidado, de pasar tiempo y estar presentes en las actividades de sus hijos, como el permitirles a estos que jueguen libremente al aire libre. Esto da como resultado niños hábiles, socialmente competentes y dispuestos a aprender con entusiasmo, generando un bienestar familiar sin igual (BBC, 2017).  Las claves son: familias mayormente nucleares, funcionales y con modelo democrático de autoridad.

Finalmente, sugerimos, que se realicen investigaciones para determinar los niveles de desarrollo psicomotriz preciso (habilidades manuales, de expresión corporal, identificación, etc.), el análisis de la funcionalidad de sus familias a través de test pertinentes, y contrastar esos resultados con las estructuras familiares subyacentes. Creemos que esto podría dar mayores luces para conocer los efectos directos de determinada estructura familiar, su funcionalidad, y las destrezas y habilidades psicomotrices en niños de un rango más amplio de edad.

Así mismo, consideramos valioso que se planteen programas de educación para padres, sobre todo para los primerizos con antecedentes de disfuncionalidad familiar, con acompañamiento en los planos psicológico y emocional, pues son los más propensos a poner en riesgo –sin quererlo ni saberlo, obviamente- a sus hijos, a fin de garantizar el derecho de los niños a una vida plena, a fin de lograr un desarrollo psicomotriz óptimo en sus pequeños.    

 

Referencias

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