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Educaci�n y salud mental infantil: revisi�n de enfoques para una estrategia de aprendizaje significativo

 

Education and Child Mental Health: Review of Approaches to a Meaningful Learning Strategy

 

Educa��o e Sa�de Mental Infantil: Revis�o das Abordagens para uma Estrat�gia de Aprendizagem Significativa

 

Sandra Estefan�a M�rquez Uyaguari I
estefania_8911@outlook.com
https://orcid.org/0009-0006-2329-2837

,Adriana Teresa Jim�nez Puma III
adrigabo2013@gmail.com
https://orcid.org/0009-0009-8990-2126
Zoila Beatriz Murudumbay Villagr�n II
betty_liz2011@gotmail.com
https://orcid.org/0009-0005-3494-5031

,Tania Esperanza Gonz�lez L�pez IV
tgonzalesl@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-9842-6377
 

 

 

 

 

 

 

 

 


Correspondencia: estefania_8911@outlook.com

 

 

Ciencias de la Educaci�n

Art�culo de Investigaci�n

 

* Recibido: 26 de febrero de 2025 *Aceptado: 24 de marzo de 2025 * Publicado: �29 de abril de 2025

 

       I.          Licenciada en Psicolog�a Educativa:� Menci�n Educaci�n B�sica, Ministerio de Educaci�n: Centro de Educaci�n Inicial Ciudad de Cuenca, Ecuador.

     II.          Licenciada en Ciencias de Educaci�n Menci�n Educaci�n Inicial y Parvularia, Ministerio de Educaci�n: Centro de Educaci�n Inicial Ciudad de Cuenca, Ecuador.

   III.          Licenciada en Ciencias de la Educaci�n, Ministerio de Educaci�n: Centro de Educaci�n Inicial Ciudad de Cuenca, Ecuador.

   IV.          Licenciada en Ciencias de la Educaci�n Menci�n Educaci�n Especial y Preescolar, Ministerio de Educaci�n: Centro de Educaci�n Inicial Ciudad de Cuenca, Ecuador.

 


Resumen

La salud mental infantil se ha posicionado como un componente clave del bienestar y desarrollo en la ni�ez, �ntimamente ligado al contexto educativo. En este art�culo se revisan enfoques pedag�gicos orientados a promover un aprendizaje significativo que contribuya a la salud mental de ni�os y ni�as. Se parte de la definici�n de salud mental infantil seg�n la Organizaci�n Mundial de la Salud (OMS) y se integran aportes te�ricos y emp�ricos de diversos autores. En la Introducci�n se presentan definiciones clave (OMS, 2022a) y antecedentes de investigaciones recientes (Aparicio, Castellanos & Mosquera, 2020; Andrade & Gonz�lez, 2022), a partir de desarrollar subtemas cruciales: la influencia de la educaci�n en la salud mental, las herramientas y m�todos de educaci�n para la salud, la creaci�n de ambientes favorables, las actividades demostrativas y grupales, el juego como recurso pedag�gico, las estrategias de promoci�n y prevenci�n (incluyendo el esquema de Leavell y Clark) y el uso de ayudas did�cticas y Tecnolog�as de la Informaci�n y las Comunicaciones. La Metodolog�a describe una revisi�n bibliogr�fica con an�lisis de contenido. En los Resultados, se comparan tres estudios representativos Sporzon y L�pez (2021), Cecchini y Carriedo (2021), y Guti�rrez y Buitrago (2019) mediante una tabla que contrasta sus objetivos, categor�as de an�lisis y aportes principales. La Discusi�n profundiza en los hallazgos, resaltando convergencias entre las estrategias educativas y la promoci�n de la salud mental infantil. Finalmente, la Conclusi�n sintetiza la importancia de integrar educaci�n y salud mental a trav�s de un enfoque de aprendizaje significativo, ofreciendo recomendaciones para la pr�ctica educativa y sugiriendo l�neas futuras de intervenci�n y estudio.

Palabras Clave: salud mental infantil; educaci�n; aprendizaje significativo; estrategias.

 

Abstract

Children's mental health has been positioned as a key component of childhood well-being and development, closely linked to the educational context. This article reviews pedagogical approaches aimed at promoting meaningful learning that contributes to children's mental health. It begins with the World Health Organization's (WHO) definition of children's mental health and integrates theoretical and empirical contributions from various authors. The Introduction presents key definitions (WHO, 2022a) and background on recent research (Aparicio, Castellanos & Mosquera, 2020; Andrade & Gonz�lez, 2022), developing crucial subtopics: the influence of education on mental health, health education tools and methods, the creation of favorable environments, demonstrative and group activities, play as a pedagogical resource, promotion and prevention strategies (including the Leavell and Clark scheme), and the use of teaching aids and Information and Communication Technologies. The Methodology describes a bibliographic review with content analysis. In the Results, three representative studies are compared: Sporzon and L�pez (2021), Cecchini and Carriedo (2021), and Guti�rrez and Buitrago (2019) through a table that contrasts their objectives, analysis categories, and main contributions. The Discussion delves into the findings, highlighting convergences between educational strategies and the promotion of children's mental health. Finally, the Conclusion summarizes the importance of integrating education and mental health through a meaningful learning approach, offering recommendations for educational practice and suggesting future lines of intervention and study.

Keywords: Children's mental health; education; meaningful learning; strategies.

 

Resumo

A sa�de mental das crian�as tornou-se uma componente essencial do bem-estar e do desenvolvimento infantil, intimamente ligada ao contexto educativo. Este artigo analisa abordagens pedag�gicas que visam promover uma aprendizagem significativa que contribua para a sa�de mental das crian�as. Parte da defini��o de sa�de mental infantil segundo a Organiza��o Mundial de Sa�de (OMS) e integra contributos te�ricos e emp�ricos de v�rios autores. A Introdu��o apresenta as principais defini��es (OMS, 2022a) e o hist�rico de pesquisas recentes (Aparicio, Castellanos e Mosquera, 2020; Andrade e Gonz�lez, 2022), desenvolvendo subt�picos cruciais: a influ�ncia da educa��o na sa�de mental, ferramentas e m�todos de educa��o em sa�de, a cria��o de ambientes favor�veis, atividades demonstrativas e em grupo, o brincar como recurso pedag�gico, estrat�gias de promo��o e preven��o (incluindo o esquema de Leavell e Clark) e o uso de materiais did�ticos e Tecnologias de Informa��o e Comunica��o. A Metodologia descreve uma revis�o bibliogr�fica com an�lise de conte�do. Nos Resultados, s�o comparados tr�s estudos representativos Sporzon e L�pez (2021), Cecchini e Carriedo (2021) e Guti�rrez e Buitrago (2019) atrav�s de uma tabela que contrasta os seus objetivos, categorias de an�lise e principais contributos. A discuss�o aprofunda as descobertas, destacando converg�ncias entre as estrat�gias educativas e a promo��o da sa�de mental infantil. Por fim, a Conclus�o resume a import�ncia de integrar a educa��o e a sa�de mental atrav�s de uma abordagem de aprendizagem significativa, oferecendo recomenda��es para a pr�tica educativa e sugerindo futuras linhas de interven��o e estudo.

Palavras-chave: sa�de mental infantil; educa��o; aprendizagem significativa; estrat�gias.

 

Introducci�n

La salud mental durante la infancia puede describirse como un estado de equilibrio emocional y social que permite al ni�o desenvolverse con soltura, afrontar las exigencias cotidianas y participar activamente en su entorno. La Organizaci�n Mundial de la Salud (OMS) la define como �un estado de bienestar que posibilita a las personas hacer frente al estr�s, desarrollar sus capacidades, aprender, trabajar de forma productiva y aportar a su comunidad� (OMS, 2022a). Esta definici�n, la integra dentro de la salud global y destaca habilidades esenciales como el aprendizaje y la adaptaci�n social.

En los m�s peque�os, ese bienestar determina la manera en que gestionan el estr�s, establecen v�nculos y toman decisiones diarias; contempla, por tanto, la regulaci�n de las emociones y la adquisici�n de h�bitos sociales positivos. Varias investigaciones han documentado ampliamente la conexi�n entre la escuela y el bienestar psicol�gico. Guti�rrez y Buitrago (2019) subrayan que el centro escolar (primer espacio de socializaci�n) resulta decisivo en la construcci�n de la salud mental infantil.

Seg�n las autoras, los docentes act�an como referentes de las interacciones que all� se producen, de modo que modelan la forma en que el alumnado maneja sus emociones, resuelve conflictos y convive. Cuando el profesorado posee competencias socioemocionales (comunicaci�n asertiva, empat�a y capacidad de mediaci�n) genera un clima acogedor que protege la salud de sus estudiantes; si, en cambio, predomina un ambiente tenso o autoritario, la escuela puede convertirse en fuente de estr�s.

Este af�n de vincular educaci�n y bienestar ha dado pie a enfoques innovadores. La neuroeducaci�n planteada por Aparicio, Castellanos y Mosquera (2020) combina hallazgos de la neurociencia con estrategias pedag�gicas para potenciar la inteligencia emocional y las habilidades metacognitivas, logrando simult�neamente un mayor rendimiento acad�mico y un fortalecimiento socio-afectivo. Estudios posteriores confirman esa tendencia: Andrade y Gonz�lez (2022) hallaron que el alumnado con altos niveles de inteligencia emocional presenta mejor adaptaci�n escolar y mejores calificaciones, lo que respalda la incorporaci�n de programas de educaci�n emocional en el curr�culo.

En conjunto, las investigaciones coinciden en que ense�ar a identificar, nombrar y regular las emociones (y fomentar la empat�a) constituye un pilar de la formaci�n integral. Adem�s, para que el aprendizaje sobre salud mental sea verdaderamente significativo, los contenidos deben conectarse con la experiencia del estudiante. Siguiendo la teor�a del aprendizaje significativo, de David Ausubel (citado por Silva, 2009), la nueva informaci�n se asimila de forma estable cuando se enlaza, sin arbitrariedad, con los conocimientos previos del alumno, reformulando su estructura cognitiva.

Esto cobra especial relevancia al ense�ar sobre salud mental: temas como la gesti�n de emociones o la resiliencia resultan m�s comprensibles y perdurables si el ni�o puede vincularlos con situaciones reales que ha vivido u observado. Por ello, una estrategia educativa dirigida a la salud mental infantil debe integrar la dimensi�n emocional para ser verdaderamente significativa: no basta con impartir informaci�n sobre h�bitos saludables, sino que es necesario propiciar vivencias y reflexiones que toquen las emociones del menor, motiv�ndolo a internalizar esos aprendizajes.

 

La inferencia de la educaci�n en la salud mental

La educaci�n influye de manera determinante en el desarrollo socioemocional de la infancia. Desde los primeros a�os, la escuela proporciona experiencias que pueden proteger o, por el contrario, comprometer la salud mental de los ni�os. En contextos educativos favorables, donde prevalecen el respeto, la seguridad y el apoyo, los estudiantes suelen mostrar mayores niveles de autoestima y menores indicadores de estr�s o ansiedad. Esto se debe a que la escuela, adem�s de transmitir conocimientos, configura valores, actitudes y comportamientos.

�All� se consolidan los imaginarios, realidades, subjetividades y conductas del estudiante�, tal como se�alan Guti�rrez & Buitrago (2019) en su revisi�n te�rica sobre ambientes de paz. Cuando los docentes fomentan la participaci�n, la expresi�n emocional y la cooperaci�n, contribuyen a que el aula sea un espacio donde los ni�os �pueden aprender a experimentar la paz�, entendida esta no solo como ausencia de conflicto sino como un ambiente de convivencia sana y apoyo mutuo. Por el contrario, un entorno escolar hostil (con bullying, castigos humillantes o alta presi�n acad�mica) act�a como factor estresor que puede derivar en problemas emocionales o de conducta.

Asimismo, Guti�rrez y Buitrago (2019) concluyen que el desarrollo de habilidades socioemocionales en los docentes tiene un impacto directo en el bienestar estudiantil. Es decir, maestros emocionalmente inteligentes crean ambientes menos estresantes, lo cual beneficia la salud mental de los ni�os al reducir factores de riesgo (como la ansiedad por conflictos) y potenciar factores protectores (como la confianza y la empat�a en el aula). Cada interacci�n con un profesor comprensivo, cada proyecto colaborativo exitoso o cada reconocimiento por un logro acad�mico, son experiencias educativas que fortalecen la resiliencia emocional de los estudiantes.

Hablar de salud mental en la infancia exige mirar de cerca lo que ocurre en la escuela: qu� aprenden los ni�os, c�mo lo aprenden y qu� emociones les provoca ese proceso. Conocer esas respuestas permite dise�ar acciones capaces de convertir al sistema educativo en un aliado de su bienestar, cimentando bases emocionales que los acompa�ar�n toda la vida.

 

Recursos y m�todos para la educaci�n en salud

La ense�anza de la salud, en especial la mental, se vale de estrategias did�cticas variadas para afianzar conocimientos y h�bitos desde los primeros a�os. En lugar de la clase expositiva tradicional, se favorecen t�cnicas activas y vivenciales, pues se sabe que el alumnado asimila mejor lo que experimenta y reflexiona que lo que escucha de forma pasiva. Entre los recursos m�s habituales figuran las din�micas grupales, los juegos de rol, los talleres experienciales, los cuentos ilustrados y los debates guiados. Su objetivo es convertir ideas abstractas como el �bienestar emocional� o el �autocuidado� en situaciones pr�ximas al mundo infantil.

Un m�todo eficaz consiste en plantear casos simulados adaptados a la edad; por ejemplo, narrar la historia de una ni�a que se enfada con un amigo y pedir a la clase que ofrezca alternativas para reconciliarse. Con ello se fomenta la reflexi�n y se introducen, de manera natural, estrategias para gestionar la tristeza o buscar apoyo. El di�logo abierto tambi�n resulta valioso. Organizar encuentros donde los estudiantes hablen sin miedo de emociones, estr�s o amistad les permite compartir inquietudes, resolver dudas y normalizar la expresi�n de sus sentimientos dentro del aula.

Esto no solo brinda informaci�n, sino que valida sus sentimientos y mejora sus habilidades de comunicaci�n y escucha. Tambi�n se destacan las t�cnicas l�dicas (que se explorar�n m�s adelante) y las t�cnicas art�stico-expresivas. Por ejemplo, dibujar �c�mo me siento hoy� o usar t�teres para representar situaciones conflictivas son estrategias que facilitan exteriorizar emociones de manera segura.

Asimismo, la narraci�n de cuentos y met�foras adaptadas puede ayudar a explicar fen�menos complejos: un cuento sobre un �monstruo del miedo� que se hace peque�o cuando lo nombramos, por ejemplo, sirve para ense�ar a no reprimir las emociones sino a reconocerlas y hablar de ellas. En t�rminos generales, las herramientas did�cticas en educaci�n para la salud deben ser interactivas, concretas y culturalmente adecuadas.

Cabe se�alar que la educaci�n para la salud es una herramienta en s� misma de prevenci�n primaria. La OMS reconoce la educaci�n para la salud como una de las medidas centrales para mantener y promover la salud desde edades tempranas (OMS, 2022a). En la pr�ctica, las escuelas han implementado programas transversales de educaci�n para la salud que incluyen contenidos sobre alimentaci�n, prevenci�n de adicciones, educaci�n sexual y, m�s recientemente, educaci�n emocional. Estas iniciativas aprovechan m�ltiples m�todos educativos: desde charlas con profesionales sanitarios invitados, hasta proyectos escolares (por ejemplo., crear un �rinconcito de la calma� en el aula para cuando alg�n estudiante se sienta agobiado).

En s�ntesis, educar en salud durante la infancia requiere propuestas diversas e imaginativas, siempre con el ni�o en el centro, para influir de forma real en lo que sabe, piensa y hace. Al unir din�micas de juego, arte, di�logo y reflexi�n, los mensajes sobre bienestar psicol�gico llegan con mayor profundidad y se convierten en destrezas para la vida. La combinaci�n flexible y creativa de m�todos convierte la educaci�n para la salud en algo diferente de la clase tradicional, transformando el aprendizaje en una vivencia verdaderamente significativa.

 

Creaci�n de ambientes favorables

Un ambiente favorable en la escuela es aquel que propicia el bienestar integral de los ni�os, incluyendo su salud mental. Mantener un ambiente escolar positivo se reconoce como una de las formas m�s eficaces de fortalecer la resiliencia del alumnado y prevenir la aparici�n de dificultades emocionales. �Qu� caracteriza a un ambiente escolar favorable? Diversos elementos, entre los que destacan: relaciones respetuosas, clima de apoyo emocional, sentido de pertenencia, seguridad f�sica y psicol�gica, y espacios para la participaci�n.

En particular, respecto a la ense�anza de habilidades de convivencia pac�fica, se han documentado programas de mediaci�n escolar o educaci�n en valores (como la tolerancia, la solidaridad y el respeto mutuo) que resultan �tiles para cimentar una cultura de paz. Guti�rrez & Buitrago (2019) destacan que entender el conflicto como algo manejable y formativo, en lugar de algo meramente punitivo, abre �importantes opciones para la transformaci�n y reinterpretaci�n de las relaciones en el aula�, promoviendo la consolidaci�n de �escenarios de paz desde la realidad de la escuela�. Esto significa que, manejados adecuadamente, los conflictos cotidianos pueden convertirse en oportunidades de aprendizaje emocional y mejora del clima escolar.

Un aspecto frecuentemente subestimado es el ambiente f�sico del aula: espacios limpios, ordenados, con buena iluminaci�n, ventilaci�n y zonas decoradas con colores o materiales amigables, tambi�n influyen en el estado de �nimo y concentraci�n de los ni�os. Bienestar y aprendizaje van de la mano: dif�cilmente un ni�o angustiado o atemorizado rendir� acad�micamente, mientras que un ni�o contento y seguro desplegar� mejor sus capacidades. Por tanto, invertir esfuerzos en construir ambientes escolares saludables es una inversi�n doblemente valiosa: mejora la calidad de vida presente de los alumnos y sienta las bases para sus logros futuros.

 

Demostraci�n y actividades grupales

El aprendizaje por demostraci�n (tambi�n llamado modelamiento) y las actividades grupales son enfoques metodol�gicos que inciden poderosamente en c�mo los ni�os adquieren habilidades psicosociales. En el contexto de la salud mental, esto se traduce en que los ni�os aprenden comportamientos y actitudes saludables observando a sus referentes y practic�ndolos con sus pares en situaciones colaborativas.

Guti�rrez y Buitrago (2019) se�alan que los docentes fungen como �modelos de las reacciones, relaciones y v�nculos� en la escuela. Un profesor que reconoce sus errores, pide disculpas cuando corresponde, escucha activamente y expresa sus emociones de forma asertiva, transmite a sus pupilos que ellos tambi�n pueden (y deben) actuar as�. Incluso peque�as demostraciones cotidianas (como practicar ejercicios de respiraci�n antes de un examen para manejar la ansiedad, o expresar �estoy orgulloso de ustedes� tras un trabajo en equipo) van cimentando en los ni�os maneras positivas de afrontar situaciones y relacionarse.

Adem�s del profesor, otras figuras adultas (padres, madres o especialistas invitados, como un psic�logo escolar que imparta una charla) pueden convertirse en referentes para el alumnado. Conviene subrayar que ser modelo no significa mostrarse impecable, sino aut�ntico y capaz de afrontar las dificultades. Observar a un adulto que gestiona su tristeza o frustraci�n de manera adecuada (lejos de reprimirla o expresarla con violencia) ofrece al ni�o una lecci�n valiosa: las emociones son normales y se pueden regular.

Las actividades grupales a�aden un espacio donde los estudiantes aprenden entre iguales y ponen a prueba conductas saludables dentro de un marco seguro. Desde el punto de vista del bienestar emocional, estos ejercicios pueden dise�arse de forma expl�cita para trabajar competencias socioafectivas. Por ejemplo, existen juegos cooperativos cuyo objetivo no es vencer al otro, sino lograr una meta colectiva, reforzando la noci�n de comunidad y evitando presiones individuales. Tambi�n resultan �tiles los talleres de reflexi�n en los que cada participante comparte brevemente alguna vivencia personal.

Guiadas con criterios pedag�gicos, estas din�micas consiguen que los ni�os se sientan escuchados y comprendidos por sus compa�eros, lo que refuerza su percepci�n de apoyo grupal. Adem�s, pertenecer a un colectivo cohesionado reduce la sensaci�n de soledad o aislamiento que puede anteceder a problemas como la depresi�n infantil. Resulta, por �ltimo, esencial equilibrar la demostraci�n del adulto con la pr�ctica del alumnado: el mayor aprendizaje llega cuando lo observado se convierte en experiencia propia. Por ello, una intervenci�n educativa s�lida combina el ejemplo de los mayores con oportunidades frecuentes para que los ni�os ejerciten sus habilidades socioemocionales en la interacci�n diaria.

 

Juegos y actividades recreativas

El juego es el veh�culo natural a trav�s del cual la infancia explora, experimenta y aprende. De ah� que las propuestas l�dicas resulten especialmente valiosas para trabajar la salud mental: convierten ideas que podr�an parecer abstractas (como identificar emociones o pedir ayuda) en situaciones cercanas y amenas. Existen m�ltiples recursos dise�ados para que los ni�os reconozcan, expresen y regulen sus sentimientos. Algunos se centran en la identificaci�n emocional mediante cartas, ruletas o tableros; otros son juegos cooperativos donde el objetivo no es ganar, sino colaborar, reforzando el apoyo mutuo y la sensaci�n de pertenencia.

Las actividades al aire libre aportan entrenamiento f�sico, risa y liberaci�n de endorfinas ligadas al bienestar. A estas se suman los juegos simb�licos o dram�ticos, que permiten ensayar situaciones emocionales en un entorno seguro: representar una discusi�n, escenificar el primer d�a de clase o dramatizar una despedida ayuda a los peque�os a procesar emociones complejas.

En definitiva, el potencial pedag�gico del juego radica en que despierta la motivaci�n intr�nseca: cuando el aprendizaje llega disfrazado de diversi�n, los ni�os participan con entusiasmo, interiorizan los contenidos y transfieren lo aprendido a su vida cotidiana. Un ni�o en medio de un juego est� altamente concentrado y comprometido con la actividad sin sentirla como una obligaci�n, lo cual es ideal para lograr un aprendizaje significativo. Es por eso que estrategias como la gamificaci�n (incorporar elementos de juego en contextos educativos formales) han cobrado auge incluso en niveles superiores. En la ni�ez, m�s que una opci�n, el juego es casi un requisito para captar el inter�s sostenido.

Investigaciones l�dico-educativas han mostrado que tras participar en juegos de educaci�n emocional, los ni�os mejoran en reconocimiento de emociones y muestran actitudes m�s prosociales con sus compa�eros. Por ejemplo, un sencillo juego cooperativo al inicio del d�a puede predisponerlos a una jornada escolar con mejor convivencia. En l�nea con esto, las actividades recreativas tambi�n pueden servir como v�lvula de escape emocional. La investigaci�n de Cecchini et al. (2021) evidencia que la actividad f�sica regular se asociaba a menos s�ntomas de depresi�n durante el confinamiento por COVID-19.

 

Estrategias de promoci�n y prevenci�n

Abordar la salud mental infantil desde la educaci�n implica no solo intervenir cuando hay problemas, sino principalmente promover el bienestar y prevenir la aparici�n de trastornos. En salud p�blica se distinguen cl�sicamente tres niveles de prevenci�n �primaria, secundaria y terciaria� seg�n el modelo de Leavell y Clark, que tambi�n son aplicables al contexto educativo. Cada nivel conlleva estrategias espec�ficas (OMS, 2022b).

       Prevenci�n primaria (promoci�n de la salud): En el caso de la salud mental en la escuela, la prevenci�n primaria se traduce en promoci�n del bienestar emocional para todos los alumnos. Esto incluye incorporar en el curr�culo contenidos de educaci�n emocional, ense�ar habilidades para la vida (resoluci�n de conflictos, toma de decisiones responsables, autocuidado), fomentar h�bitos saludables (sue�o adecuado, ejercicio f�sico regular, buena alimentaci�n, ya que todos impactan en la salud mental) y, como se ha descrito, crear ambientes escolares positivos.

Programas universales como los de educaci�n socioemocional o mindfulness para ni�os entran en este nivel: se ofrecen a todos los estudiantes, no porque est�n enfermos, sino para fortalecer sus recursos personales. La idea es �vacunar� metaf�ricamente a los ni�os contra futuras adversidades, dot�ndolos de resiliencia. La prevenci�n primaria en salud mental infantil tambi�n implica trabajar con las familias �es decir, educar a padres y cuidadores sobre pr�cticas de crianza positivas, detecci�n de se�ales de malestar en sus hijos, etc.� ya que el entorno familiar y escolar conjuntamente crean la red de apoyo del ni�o.

       Prevenci�n secundaria: En el entorno educativo, los docentes y orientadores cumplen un rol vital en identificar se�ales de alarma en la salud mental de los alumnos (cambios dr�sticos de comportamiento, aislamiento repentino, decaimiento, agresividad inusual, dificultades de atenci�n persistentes, etc.). Una vez identificado un posible caso, la escuela debe activar protocolos: por ejemplo, derivar al departamento de orientaci�n o psicolog�a educativa, notificar y colaborar con la familia, e implementar acomodaciones en el aula si son necesarias. Un ejemplo de prevenci�n secundaria es un programa de detecci�n de depresi�n adolescente.

       Prevenci�n terciaria: En la escuela, esto implica apoyar la inclusi�n y adaptaci�n de estudiantes con condiciones como trastorno por d�ficit de atenci�n e hiperactividad (TDAH), trastornos del espectro autista (TEA), ansiedad severa, depresi�n, etc. Las estrategias incluyen adecuaciones curriculares (flexibilizar ciertas evaluaciones, por ejemplo), facilitar el acceso a recursos de apoyo (tutores pares, profesores de apoyo, seguimiento por el orientador), coordinaci�n con profesionales de salud mental externos (psic�logos, psiquiatras que atiendan al ni�o), y trabajar en la sensibilizaci�n de la comunidad educativa para evitar estigmatizaciones.

Cabe resaltar que la promoci�n y prevenci�n en salud mental no solo ata�e a los estudiantes, sino tambi�n a los educadores. Docentes estresados o con desgaste emocional dif�cilmente podr�n brindar apoyo a sus alumnos. El esquema de Leavell y Clark ayuda a recordar que se debe actuar en todos los frentes: promover, prevenir, atender tempranamente y apoyar en la recuperaci�n. Por tanto, ofrece un marco �til para que las escuelas aborden la salud mental infantil de manera preventiva y proactiva.

La educaci�n, al fin y al cabo, puede considerarse una forma de medicina preventiva social: ense�a y modela estilos de vida saludables (prevenci�n primaria), detecta dificultades en su etapa temprana (secundaria) y contribuye a la recuperaci�n y adaptaci�n de quien enfrenta un problema (terciaria). Aprovechar este marco en la planificaci�n escolar es dar un paso hacia escuelas m�s conscientes y comprometidas con el bienestar integral de sus alumnos.

 

Ayudas did�cticas y uso de TIC

El proceso de ense�anza-aprendizaje en salud mental infantil puede enriquecerse considerablemente mediante ayudas did�cticas adecuadas y el aprovechamiento de las Tecnolog�as de la Informaci�n y la Comunicaci�n (TIC). En la era digital, los ni�os est�n expuestos a m�ltiples formatos de informaci�n, por lo que combinar recursos tradicionales con herramientas tecnol�gicas puede hacer el aprendizaje m�s atractivo y eficaz.

Entre las ayudas did�cticas tradicionales se cuentan los carteles ilustrativos, folletos, cuadernos de trabajo, cuentos, y materiales manipulativos. Otras ayudas did�cticas f�sicas pueden ser juguetes especializados como mu�ecos o peluches �terap�uticos�. Por otro lado, se hace un amplio uso de aplicaciones m�viles o plataformas en l�nea con juegos educativos sobre inteligencia emocional y habilidades sociales.

Por otro lado, las TIC tambi�n facilitan la comunicaci�n escuela-familia en temas de salud mental. A trav�s de correos electr�nicos, blogs escolares o plataformas de gesti�n, los maestros pueden compartir con los padres consejos, art�culos o recursos para apoyar la salud emocional de los hijos, creando as� una continuidad entre lo que se trabaja en clase y en el hogar. No obstante, las nuevas herramientas digitales nunca deben reemplazar la interacci�n humana c�lida, que es insustituible en la educaci�n emocional, pero s� complementarla.

 

Metodolog�a

El presente estudio se ha desarrollado bajo un dise�o de revisi�n bibliogr�fica con enfoque de an�lisis de contenido cualitativo. Se realiz� una b�squeda exhaustiva de publicaciones relevantes en el �mbito de la educaci�n y la salud mental infantil, abarcando el periodo aproximado de 2019 a 2023 para incorporar los hallazgos m�s recientes. Las fuentes consultadas incluyeron art�culos cient�ficos publicados en revistas especializadas, tesis de posgrado, informes de la OMS y literatura secundaria (libros, cap�tulos) que abordasen la intersecci�n entre educaci�n y salud mental en ni�os. Se puso especial atenci�n en identificar estudios representativos de distintos enfoques: te�ricos, emp�ricos cuantitativos y emp�ricos cualitativos, con el fin de obtener una visi�n integral.

La revisi�n se llev� a cabo en bases de datos acad�micas (Scielo, Redalyc, Google Acad�mico, Scopus para art�culos en espa�ol principalmente) utilizando palabras clave en espa�ol como �salud mental infantil�, �educaci�n emocional�, �aprendizaje significativo salud�, �promoci�n prevenci�n escuela�.

En particular, el an�lisis se centr� en tres estudios claves (Sporzon & L�pez, 2021; Cecchini & Carriedo, 2021; Guti�rrez & Buitrago, 2019), elegidos por representar aportes complementarios: el primero, con enfoque en inteligencia emocional y conducta prosocial en educaci�n primaria; el segundo, con enfoque en actividad f�sica y salud mental en contexto pand�mico, y el tercero, de revisi�n te�rica sobre el rol docente en ambientes de paz. Se elabor� una tabla resumen con las principales caracter�sticas de cada uno (objetivos, categor�as analizadas, metodolog�a empleada y aportes o conclusiones), a fin de visualizar de forma sint�tica sus puntos en com�n y diferencias.

 

Resultados

El proceso de revisi�n realizado arroj� una serie de hallazgos que confirman la interdependencia entre educaci�n y salud mental infantil, a la vez que matizan c�mo distintas estrategias espec�ficas pueden influir positivamente en el bienestar psicol�gico de los estudiantes. A continuaci�n, se presenta una tabla comparativa (Tabla 1) que resume las caracter�sticas de tres estudios representativos analizados.

Tabla 1. Comparaci�n de tres estudios representativos sobre la relaci�n entre educaci�n y salud mental

Autores/A�o

Objetivos

Categor�as

Aportes al v�nculo entre educaci�n y salud mental

Sporzon & L�pez, (2021)

Evaluar niveles de inteligencia emocional y conducta prosocial en estudiantes de primaria.

Analizar la relaci�n entre inteligencia emocional y conducta prosocial.

Determinar si alguna dimensi�n espec�fica de la inteligencia emocional predice la conducta prosocial.

Inteligencia emocional

Conducta prosocial

Aporta evidencia de que fomentar la inteligencia emocional en la escuela podr�a aumentar la convivencia positiva y el apoyo entre pares, con beneficios para el clima escolar y la salud socioemocional.

Cecchini & Carriedo (2021)

Evaluar la evoluci�n de los s�ntomas depresivos en poblaci�n espa�ola durante el confinamiento por COVID-19.

Explorar la influencia de la pr�ctica de actividad f�sica en dichos s�ntomas a lo largo del confinamiento.

S�ntomas depresivos

Actividad f�sica

Contexto

Aporta evidencia emp�rica sobre la importancia de promover la actividad f�sica regular como estrategia de cuidado de la salud mental, incluso en contextos escolares (por ejemplo, educaci�n f�sica, recreos activos), especialmente ante situaciones de estr�s elevado.

Guti�rrez & Buitrago (2019)

Revisar te�ricamente c�mo las competencias socioemocionales docentes inciden en la gesti�n de ambientes de paz en la escuela.

Analizar factores como clima de aula, conflicto escolar, cultura de paz y relaciones interpersonales en contextos educativos.

Habilidades socioemocionales del docente

Clima de aula

Cultura de paz en la instituci�n educativa

Relaciones docente-alumno y docente-docente

Destaca que el docente, como modelo socioemocional, impacta directamente en el bienestar de los alumnos.

Plantea que desarrollar las habilidades emocionales del profesorado es estrategia clave para mejorar el clima escolar, reducir el estr�s docente y estudiantil, y tejer una cultura de paz en la escuela.

Concluye que aulas con apoyo, empat�a y buen trato permiten un aprendizaje m�s significativo y act�an como factor protector de la salud mental infantil.

 

De la revisi�n de la literatura y los estudios espec�ficos analizados emergen varios hallazgos convergentes que delinean c�mo la educaci�n puede ser una v�a efectiva para promover la salud mental infantil:

       Importancia de la educaci�n emocional: Tanto Sporzon & L�pez (2021) con datos emp�ricos, como Aparicio et al. (2020) desde la neuroeducaci�n, y Guti�rrez & Buitrago (2019) desde la teor�a, subrayan que ense�ar a los ni�os a reconocer, expresar y regular sus emociones tiene repercusiones positivas: mejora la convivencia (m�s conductas prosociales, menos conflictos, favorece un clima afectivo seguro) y protege la salud mental porque se adquieren herramientas para manejar el estr�s y las dificultades cotidianas.

       El docente como factor decisivo: Guti�rrez & Buitrago (2019) demostraron c�mo las habilidades socioemocionales del docente repercuten en el clima de aula. Esto sugiere que, para cuidar la salud mental infantil, no basta con enfocarse en los alumnos: es crucial formar y apoyar emocionalmente a los educadores.

       Clima escolar y cultura institucional: De la revisi�n se desprende que las intervenciones m�s exitosas no son aquellas aisladas, sino las que forman parte de una cultura escolar integral. En tal sentido, Guti�rrez & Buitrago (2019) insisten en �consolidar espacios de sana interacci�n, respeto e inclusi�n�.

       Metodolog�as activas y l�dicas efectivas: Los resultados apuntan a que las estrategias pedag�gicas participativas, l�dicas y significativas logran mayor involucramiento del alumnado y, por ende, mejores resultados en su aprendizaje y bienestar. Cecchini & Carriedo (2021) resaltan la influencia positiva de la actividad f�sica en el estado de �nimo.

       Efecto de circunstancias extraordinarias: Los resultados de Cecchini & Carriedo (2021) muestran c�mo un factor externo estresante (el confinamiento) puede disparar problemas de salud mentalpubmed.ncbi.nlm.nih.gov, y subrayan la importancia de tener medidas de afrontamiento (en ese caso, la actividad f�sica) para mitigarlos. Esto indica que las escuelas deben estar preparadas para eventos adversos, al incorporar planes de contingencia de apoyo emocional.

 

 

 

Discusi�n

Los hallazgos anteriores ponen de manifiesto que la educaci�n puede y debe desempe�ar un rol protag�nico en la promoci�n de la salud mental infantil. Existe coincidencia entre distintos enfoques en torno a la importancia de la educaci�n emocional. Autores de diversas corrientes �desde Guti�rrez & Buitrago (2019) (visi�n pedag�gica de cultura de paz), pasando por Aparicio et al. (2020) (neuroeducaci�n), hasta Sporzon & L�pez (2021) (psicolog�a educacional cuantitativa)� llegan a conclusiones complementarias: las habilidades emocionales y sociales son tan fundamentales como las cognitivas en la formaci�n infantil.

Esto sugiere que ya no es debate si la educaci�n debe abarcar lo socioemocional, sino c�mo hacerlo de manera sistem�tica y efectiva. Las referidas investigaciones reafirman que el aprendizaje se vuelve verdaderamente significativo (en el sentido ausubeliano de conexi�n sustancial con la vida del alumno) cuando incorpora la dimensi�n emocional y vivencial. Un ni�o recordar� y aplicar� mejor aquello que entendi� con la cabeza y con el coraz�n.

Las estrategias descritas (juegos, historias, discusiones, modelamiento) apuntan a lograr justamente eso: que los contenidos de salud mental no sean una lista de �consejos� que se olvidan, sino experiencias formativas que transformen su manera de verse a s� mismos y de interactuar con el mundo. De esta forma, la educaci�n en salud mental logra trascender el aula, aportando a la sociedad futuros ciudadanos m�s emp�ticos, resilientes y conscientes de su bienestar y el de otros.

 

Conclusi�n

La conexi�n entre la educaci�n y la salud mental en la ni�ez es estrecha y fluye en ambos sentidos: una ense�anza que atiende las necesidades emocionales de su alumnado favorece un desarrollo equilibrado, mientras que ni�as y ni�os con buen bienestar psicol�gico aprovechan mejor las oportunidades de aprendizaje. La evidencia revisada muestra que la escuela es un espacio privilegiado para impulsar el bienestar desde los primeros a�os. Promover la salud mental no es una tarea ajena al quehacer docente; puede integrarse de forma natural a la misi�n educativa a trav�s de aprendizajes con sentido.

En ese marco emergen cinco l�neas estrat�gicas. Primero, la educaci�n emocional y social debe ser parte esencial del curr�culo para ense�ar a reconocer y regular las propias emociones, practicar la empat�a y mejorar la comunicaci�n. Segundo, conviene afianzar climas escolares positivos basados en el respeto, la inclusi�n y el apoyo mutuo, donde toda la comunidad se sienta segura para expresarse. Tercero, las metodolog�as activas son las que mejor fijan conocimientos y h�bitos saludables a largo plazo.

En cuarto lugar, aplicar un esquema multiescalonado de promoci�n y prevenci�n (siguiendo el modelo de Leavell y Clark) permite adelantarse a los problemas: se fomenta el bienestar colectivo, se detectan de forma temprana posibles dificultades y se ofrece apoyo especializado a quienes lo precisan. Finalmente, el uso de recursos did�cticos y tecnol�gicos ampl�a el alcance y la calidad de las intervenciones, moderniza el proceso de ense�anza y vincula la escuela con la vida cotidiana del alumnado.

En s�ntesis, los sistemas educativos deben avanzar hacia este enfoque integral. Las conclusiones aqu� expuestas sirven de gu�a para docentes y responsables de pol�ticas: formar al profesorado en competencias emocionales, redise�ar planes de estudio que incluyan habilidades para la vida, crear entornos escolares m�s humanizados y trabajar en estrecha coordinaci�n con familias y profesionales de la salud.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Referencias

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Aparicio, L., Castellanos, S., & Mosquera, M. (2020). La neuroeducaci�n para el potenciamiento de la capacidad metacognitiva y de inteligencia emocional, en pro del desarrollo socio-afectivo y aprendizaje significativo de los estudiantes de b�sica primaria del Gimnasio Campestre San Rafael (Tesis de maestr�a). Corporaci�n Universitaria Minuto de Dios, Bogot�, Colombia. https://n9.cl/19gsr

Cecchini, J. A., Carriedo, A., Fern�ndez-R�o, J., M�ndez-Gim�nez, A., Gonz�lez, C., S�nchez-Mart�nez, B., & Rodr�guez-Gonz�lez, P. (2021). A longitudinal study on depressive symptoms and physical activity during the Spanish lockdown. International journal of clinical and health psychology: IJCHP, 21(1), 100200. https://doi.org/10.1016/j.ijchp.2020.09.001

Guti�rrez, A. M., & Buitrago, S. J. (2019). Las habilidades socioemocionales en los docentes: herramientas de paz en la escuela. Praxis & Saber, 10(24), 167-192. https://doi.org/10.19053/22160159.v10.n25.2019.9819

Organizaci�n Mundial de la Salud (OMS). (2022a). Salud mental: fortalecer nuestra respuesta https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-our-response

Organizaci�n Mundial de la Salud (OMS). (2022b). Estrategia de la Organizaci�n Mundial de la Salud (2022-2026) para el Plan de Acci�n Nacional de Seguridad Sanitaria. https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/366161/9789240062542-spa.pdf

Silva Lazo, M. (2009). David Ausubel y su aporte a la educaci�n. Revista Ciencia UNEMI, 2(3), 20�23. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5210288

Sporzon, G., & L�pez-L�pez, M.-C. (2021). Evaluaci�n de la inteligencia emocional y la conducta prosocial y su correlaci�n en alumnado de Educaci�n Primaria. Estudios Sobre Educaci�n, 40, 51-73. https://doi.org/10.15581/004.40.51-73.

 

� 2025 por los autores. Este art�culo es de acceso abierto y distribuido seg�n los t�rminos y condiciones de la licencia Creative Commons Atribuci�n-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)

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