Es�fago de Barret: Actualizaci�n en el diagn�stico y tratamiento quir�rgico

Barrett's esophagus: Update on diagnosis and surgical treatment

Es�fago de Barrett: atualiza��o sobre diagn�stico e tratamento cir�rgico

David Alejandro Orbea Jacome I

davichoorbea@gmail.com

https://orcid.org/0009-0006-4780-5537

 

 

Cynthia Daniela Salazar Mart�nez III

cynthiadaniela98@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-5912-3713

 

Ana Mercedes Fern�ndez Poma IV

ana.fer@outlook.es

https://orcid.org/0000-0002-5503-7121

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Correspondencia: davichoorbea@gmail.com

 

Ciencias M�dicas

Art�culo de Investigaci�n

* Recibido: 03 de noviembre de 2024 *Aceptado: 11 de diciembre de 2024 * Publicado: 24 de enero de 2025

 

      I.          M�dico; Universidad de las Am�ricas; Quito, Ecuador

    II.          Mag�ster en Gerencia de Instituciones de Salud; M�dico cirujana; M�dico residente Hospital B�sico Salcedo; Pontificia Universidad Cat�lica del Ecuador

  1. M�dico cirujano; M�dico residente en Hospital San Francisco; Universidad Regional Aut�noma de los Andes; Ecuador

  IV.          Mag�ster en Gesti�n de la Calidad y Auditor�a en Salud; M�dica; Universidad Central del Ecuador; Quito, Ecuador


Resumen

El es�fago de Barrett (EB) es una afecci�n adquirida caracterizada por el reemplazo del epitelio escamoso estratificado por un epitelio cil�ndrico metapl�sico que predispone al c�ncer. La endoscopia con protocolos de biopsia sist�mica juega un papel vital en el diagn�stico. Los avances tecnol�gicos en la detecci�n de la displasia mejoran los resultados en la vigilancia y el tratamiento de los pacientes con EB y displasia. Estos avances en la tecnolog�a endosc�pica cambiaron radicalmente el tratamiento para la EB displ�sica y el c�ncer temprano, que pas� de ser quir�rgico a una terapia endosc�pica conservadora de �rganos. Un enfoque de tratamiento multimodal que combina la resecci�n endosc�pica de lesiones visibles y/o elevadas con t�cnicas de ablaci�n para la mucosa plana de EB, seguida de vigilancia a largo plazo, mejora los resultados de la EB. El tratamiento endosc�pico seguro y eficaz puede ser la adquisici�n de tejido, como en la resecci�n endosc�pica de la mucosa y la disecci�n endosc�pica de la submucosa, o la ablaci�n de tejido, como la terapia fotodin�mica, la ablaci�n por radiofrecuencia y la crioterapia. Es necesario estudiar m�s a fondo cuestiones debatibles como la durabilidad de la respuesta, el reconocimiento y el tratamiento del EB subescamoso y la estrategia �ptima de tratamiento en pacientes con displasia de bajo grado y EB no displ�sico. Otro objetivo de investigaci�n es el desarrollo de t�cnicas de resecci�n de campo amplio m�s seguras, que eliminar�an eficazmente todos los EB y obviar�an la necesidad de una vigilancia a largo plazo. La toma de decisiones compartida entre el paciente y el m�dico es importante al considerar el tratamiento para la displasia en la EB.

 

Palabras claves: Es�fago de Barrett; resecci�n endosc�pica de la mucosa; Disecci�n endosc�pica de la submucosa.

 

Abstract

Barrett esophagus (BE) is an acquired condition characterized by replacement of stratified squamous epithelium by metaplastic columnar epithelium that predisposes to cancer. Endoscopy with systemic biopsy protocols plays a vital role in diagnosis. Technological advances in dysplasia detection improve outcomes in surveillance and treatment of patients with BE and dysplasia. These advances in endoscopic technology radically changed the treatment for dysplastic BE and early cancer from surgical to organ-sparing endoscopic therapy. A multimodal treatment approach combining endoscopic resection of visible and/or raised lesions with ablative techniques for flat BE mucosa, followed by long-term surveillance, improves BE outcomes. Safe and effective endoscopic treatment may be tissue acquisition, as in endoscopic mucosal resection and endoscopic submucosal dissection, or tissue ablation, such as photodynamic therapy, radiofrequency ablation, and cryotherapy. Debatable issues such as durability of response, recognition and treatment of subsquamous BE, and optimal treatment strategy in patients with low-grade dysplasia and nondysplastic BE need further study. Another research goal is the development of safer wide-field resection techniques, which would effectively remove all BE and obviate the need for long-term surveillance. Shared decision making between patient and physician is important when considering treatment for dysplasia in BE.

 

Keywords: Barrett's esophagus; endoscopic mucosal resection; endoscopic submucosal dissection.

 

Resumo

O es�fago de Barrett (EB) � uma condi��o adquirida caracterizada pela substitui��o do epit�lio escamoso estratificado por um epit�lio colunar metapl�sico que predisp�e ao c�ncer. A endoscopia com protocolos de bi�psia sist�mica desempenha um papel vital no diagn�stico. Os avan�os tecnol�gicos na detec��o da displasia melhoram os resultados na vigil�ncia e no tratamento de pacientes com BE e displasia. Esses avan�os na tecnologia endosc�pica mudaram radicalmente o tratamento da EB displ�sica e do c�ncer precoce, de terapia cir�rgica para terapia endosc�pica preservadora de �rg�os. Uma abordagem de tratamento multimodal que combina a ressec��o endosc�pica de les�es vis�veis e/ou elevadas com t�cnicas de abla��o para mucosa plana do EB, seguida de vigil�ncia a longo prazo, melhora os resultados do EB. O tratamento endosc�pico seguro e eficaz pode ser a aquisi��o de tecidos, como ressec��o endosc�pica da mucosa e dissec��o endosc�pica da submucosa, ou abla��o de tecidos, como terapia fotodin�mica, abla��o por radiofrequ�ncia e crioterapia. Quest�es discut�veis como durabilidade da resposta, reconhecimento e tratamento de EB subescamoso e estrat�gia de tratamento ideal em pacientes com displasia de baixo grau e EB n�o displ�sica precisam ser mais estudadas. Outro objetivo da pesquisa � o desenvolvimento de t�cnicas de ressec��o de campo amplo mais seguras, que removeriam efetivamente todos os BEs e evitariam a necessidade de vigil�ncia a longo prazo. A tomada de decis�o compartilhada entre paciente e m�dico � importante quando se considera o tratamento para displasia na EB.

 

Palavras-chave: es�fago de Barrett; ressec��o endosc�pica da mucosa; Dissec��o endosc�pica da submucosa.

 

Introducci�n

En respuesta a una lesi�n asociada con el reflujo gastroesof�gico, el epitelio escamoso estratificado normal del es�fago puede ser reemplazado por un epitelio metapl�sico cil�ndrico similar al intestino, el es�fago de Barrett (BE), que est� predispuesto al desarrollo de c�ncer. Se han descrito tres tipos de epitelio cil�ndrico de Barrett: un tipo de uni�n (cardias), una metlastia de tipo f�ndico g�strico y una metaplasia de tipo intestinal, siendo esta �ltima un epitelio cil�ndrico especializado, con c�lulas caliciformes prominentes. El epitelio de Barrett parece progresar secuencialmente de metaplasia intestinal (MI) a displasia de bajo grado (LGD), a displasia de alto grado (HGD) y, finalmente, a adenocarcinoma invasivo. Aunque el EB se asocia con una incidencia anual baja (0,5%) de HGD o adenocarcinoma de es�fago, se ha observado un aumento de cuatro veces en la incidencia de c�ncer de es�fago en ciertas poblaciones de pacientes. La supervivencia a cinco a�os con adenocarcinoma de es�fago sigue siendo un p�simo 13-16% (1).

 

Desde la descripci�n del EB hace 50 a�os, ha habido enormes avances en la comprensi�n de la biolog�a del EB, los factores de riesgo y la progresi�n hacia el c�ncer, y se han mejorado las t�cnicas de imagen endosc�pica para la identificaci�n de la displasia dentro del EB. A pesar de la alta mortalidad y morbilidad asociadas con la resecci�n quir�rgica, la esofagectom�a alguna vez se consider� el "est�ndar de oro" terap�utico para el EB con HGD, debido a la preocupaci�n por el alto riesgo de albergar c�ncer invasivo oculto (2).

 

El tratamiento del EB con displasia y c�ncer temprano ha cambiado radicalmente, pasando de la resecci�n quir�rgica m�rbida a la terapia endosc�pica conservadora del �rgano. Con el advenimiento de una multitud de opciones de tratamiento seguras y efectivas, como la resecci�n endosc�pica de la mucosa (EMR) y la disecci�n endosc�pica de la submucosa (ESD) en combinaci�n con terapias ablativas de tejidos, como la terapia fotodin�mica (PDT), la ablaci�n por radiofrecuencia (RFA) y la crioterapia, la terapia endosc�picase ha convertido en el est�ndar de atenci�n en centros expertos de todo el mundo.

 

Metodolog�a

Esta investigaci�n est� enfocada en el estudio del Es�fago de Barret con la finalidad de brindar informaci�n a lectores, especialista y estudiantes, en aras de reducir el impacto negativo que este tipo de enfermedad tiene en las personas que la padecen y brindar una mejor calidad de vida, a trav�s, de tratamientos que proporcionen una mayor efectividad.

 

La revisi�n se ha centrado en textos, documentos y art�culos cient�ficos publicados disponibles en la web, considerando que aquella herencia de la globalizaci�n permite acceder a mayor y mejor informaci�n a trav�s de las herramientas tecnol�gicas. El motor de b�squeda ha sido herramientas acad�micas de la web que direccionan espec�ficamente a archivos con validez y reconocimiento cient�fico, descartando toda informaci�n no confirmada o sin las respectivas referencias bibliogr�ficas.

 

Resultados

Diagn�stico endosc�pico del EB

El EB es un diagn�stico endosc�pico y patol�gico. El conocimiento endosc�pico de la anatom�a de la uni�n gastroesof�gica (GEJ) es clave en el diagn�stico de la EB. Durante la endoscopia, despu�s de la descompresi�n g�strica, el endoscopio debe retirarse lentamente para identificar el hiato diafragm�tico, la parte superior de los pliegues g�stricos y la uni�n escamoso-cil�ndrica (SCJ o l�nea Z) que coinciden y normalmente est�n a la misma distancia de los incisivos. Se sospecha endosc�picamente de EB cuando la articulaci�n coronaria est� proximal a la parte superior de los pliegues g�stricos, con presencia de mucosa de color salm�n dentro de esta distancia. Las biopsias endosc�picas deben tomarse desde dentro de esta �rea para confirmar el diagn�stico de EB. El EB se clasifica como (i) EB de segmento corto (SSBE) cuando la distancia entre la parte superior de los pliegues g�stricos y la JSQ es inferior a 3 cm y (ii) BE de segmento largo (LSBE), cuando la distancia es superior a 3 cm. Los criterios C y M de Praga representan el sistema de clasificaci�n est�ndar y categorizan el EB con mayor precisi�n, en funci�n de la extensi�n circunferencial (C) y la extensi�n m�xima (M) de la metaplasia de Barrett (3). Documentar la duraci�n del EB tiene implicaciones pron�sticas y puede influir en el m�todo de ablaci�n en caso de que se encuentre HGD o IMC.

 

Cribado endosc�pico de EB

Las recomendaciones de la Asociaci�n Americana de Gastroenterolog�a (AGA, por sus siglas en ingl�s) para el cribado de EB se muestran en la Tabla 1 (1). La pr�ctica actual de cribado de EB con EGD en la poblaci�n general con enfermedad por reflujo gastroesof�gico (ERGE) es controvertida y debe considerarse caso por caso. Tradicionalmente, el cribado endosc�pico para el EB se ha reservado para los hombres cauc�sicos con ERGE a largo plazo. Sin embargo, se sabe que el EB est� presente en pacientes sin ERGE y hasta el 57% de los pacientes con adenocarcinoma esof�gico nunca informan s�ntomas de ERGE t�pica, lo que limita este enfoque y pasa por alto una parte significativa de los pacientes con riesgo de adenocarcinoma esof�gico. Del mismo modo, la prevalencia poblacional de EB es del 2 al 7% y el riesgo de HGD o IMC es solo de alrededor del 0,5% por a�o, lo que hace que el cribado poblacional sea una estrategia poco rentable (4). Con el advenimiento de enfoques m�s nuevos y m�s baratos para el diagn�stico de EB, como los ex�menes sin sedaci�n y las opciones no endosc�picas (esofagocopia en c�psula y citoesponja), la rentabilidad del cribado puede mejorar.

 

Tabla 1. Recomendaciones de la AGA para la detecci�n del es�fago de Barrett

Vigilancia endosc�pica del EB

Las gu�as de la AGA sobre la vigilancia endosc�pica del EB son las que se muestran en la Tabla 2 (1). Aunque generalmente no se requiere la t�cnica endosc�pica especial mejorada con imagen, se debe utilizar un endoscopio de alta resoluci�n (>850 000 p�xeles) para evaluar a los pacientes con EB y no se recomiendan los endoscopios de resoluci�n est�ndar. En la actualidad, se sugiere la vigilancia endosc�pica en pacientes sin displasia relacionada con EB y en pacientes con LGD en EB que no optan por la ablaci�n. Por el contrario, la vigilancia sin tratamiento para la HGD es muy controvertida y ya no es practicada por la mayor�a de los m�dicos. Incluso despu�s de la ablaci�n para la EB displ�sica, la vigilancia se realiza en funci�n del grado m�s alto de displasia antes de la ablaci�n. A diferencia de la pr�ctica de vigilancia endosc�pica en Am�rica del Norte, las sociedades brit�nicas y otros grupos no requieren MI y estudian todo el epitelio cil�ndrico en el es�fago. Las recomendaciones de vigilancia endosc�pica de la AGA incluyen una evaluaci�n endosc�pica detallada mediante endoscopia con luz blanca, seguida de muestras de biopsia de cualquier irregularidad de la mucosa y muestras de biopsia de cuatro cuadrantes obtenidas al menos cada 2 cm. Si se sospecha de displasia, se deben obtener las muestras de biopsia de cuatro cuadrantes cada 1 cm (1).

 

La interpretaci�n de la displasia puede ser motivo de controversia. Al menos dos pat�logos gastrointestinales experimentados deben evaluar todas las biopsias de Barrett cuando se considera un diagn�stico de displasia. El uso de pinzas de gran capacidad o "jumbo" puede mejorar la adquisici�n de tejido y la detecci�n de displasia. La vigilancia rigurosa con un protocolo sistem�tico de biopsia mejora la detecci�n de displasia y c�nceres tempranos. Adem�s, los pacientes con EB en un programa de vigilancia pueden tener c�nceres que se detectan en una etapa m�s temprana , con una mejor supervivencia. Las im�genes de banda estrecha (NBI), la cromoendoscopia, la tomograf�a de coherencia �ptica, la microendoscopia confocal, la sonda espectrosc�pica y la tecnolog�a de mejora de im�genes endosc�picas (como 'i-scan') pueden ser �tiles para dirigir las biopsias durante la vigilancia de la displasia de EB, pero, en gran parte, estas nuevas tecnolog�as de imagen siguen siendo experimentales (5).

 

Tabla 2. Directrices de la sociedad profesional para los intervalos de vigilancia

 

Tratamiento endosc�pico del EB

 

La raz�n de ser del tratamiento endosc�pico es la resecci�n y/o extirpaci�n de la mucosa displ�sica, seguida de la supresi�n �cida para permitir la reepitelizaci�n con la mucosa neoescamosa. Los pacientes con HGD tienen un alto riesgo de recurrencia y, por lo tanto, es importante extirpar el epitelio metapl�sico residual despu�s de que se haya tratado el epitelio displ�sico [39-44]. Al erradicar la displasia y la metaplasia intestinal (MI), la tasa de c�ncer puede disminuir, lo que lleva a una mejor supervivencia (6).

 

 

 

La estadificaci�n precisa antes del tratamiento es esencial para garantizar una elecci�n adecuada de la terapia y resultados �ptimos a largo plazo. Un enfoque de tratamiento endosc�pico multimodal aceptado es la EMR dirigida de lesiones visibles, en combinaci�n con una o m�s terapias ablativas despu�s de un informe confirmado de patolog�a de EB. El tratamiento endosc�pico puede ser de adquisici�n de tejido, como en la resecci�n endosc�pica de la mucosa (EMR), y de disecci�n endosc�pica de la submucosa (ESD) o ablativo de tejido, como en la terapia fotodin�mica (TFD), la ablaci�n por radiofrecuencia (RFA) y la crioterapia. Luego, el tratamiento se adapta despu�s de una discusi�n detallada de las opciones de tratamiento endosc�pico disponibles, incluidos los riesgos, los beneficios y la vigilancia como alternativa. La HGD tiene un mayor riesgo de c�ncer concomitante y una tasa de progresi�n a c�ncer del 6% por a�o (7). Se ha recomendado un mayor �nfasis en el diagn�stico preciso de EB con HGD, as� como una mejor predicci�n del riesgo de progresi�n a adenocarcinoma de es�fago (EAC).

 

Por lo tanto, el tratamiento del EB displ�sico es ahora ampliamente reconocido y preferido sobre la vigilancia. Sin embargo, estudios recientes confirmaron un riesgo mucho menor de c�ncer oculto con HGD y una incidencia del <1% de met�stasis en los ganglios linf�ticos con c�ncer intramucoso (IMC) (8). El tratamiento endosc�pico para el EB con HGD es altamente efectivo, seguro y con una tasa de supervivencia a largo plazo similar a la esofagectom�a. En los pacientes con HGD multifocal, el riesgo de c�ncer oculto es mayor y se puede considerar la cirug�a para pacientes seleccionados.

 

De manera similar a la HGD, la tasa de supervivencia a largo plazo de los pacientes con EB y c�ncer intramucoso (CMI) sometidos a terapia endosc�pica es igual a la de los pacientes sometidos a cirug�a. Se cree que la EMR extensa para la extirpaci�n de EB con neoplasia temprana es segura, sin perforaciones relacionadas con el procedimiento ni mortalidad, pero se han reportado estenosis en el 27% y hemorragias importantes en el 2%. Los resultados para la erradicaci�n completa del EB son modestos, del 49,4 %, y la erradicaci�n de la displasia de alto grado, del 81 %. La longitud de Barrett de menos de 5 cm es el �nico predictor significativo de respuesta completa (9). Dunbar et al. informaron un riesgo del 1-2% de met�stasis inesperadas en los ganglios linf�ticos en pacientes con EB e IMC (8). La EMR y menos la ecograf�a endosc�pica (USE) en la EB no nodular ayudan con el diagn�stico de la invasi�n de la submucosa, que se asocia con un mayor riesgo de met�stasis ganglionar y requiere cirug�a o terapia sist�mica.

 

El tratamiento de la displasia de bajo grado (LGD, por sus siglas en ingl�s) es algo controvertido. La alta variabilidad interobservador entre los pat�logos en el diagn�stico de LGD parece afectar la historia natural de la LGD y su tasa de progresi�n a HGD y c�ncer. Las altas tasas de erradicaci�n de la metaplasia intestinal (MI) y la LGD, utilizando RFA como se ha informado, son tentadoras. Sin embargo, los beneficios de supervivencia y la rentabilidad de la ablaci�n en comparaci�n con la vigilancia no est�n claros, seg�n lo estimado por un estudio de modelado. Este estudio estim� la tasa de riesgo de progresi�n del 0,7% por a�o y concluy� que, aunque los pacientes con LGD pueden tratarse de manera �ptima con la ablaci�n, la vigilancia posterior a la ablaci�n a largo plazo puede no ser rentable. En este momento, ofrecer la ablaci�n a los pacientes con LGD se hace caso por caso y la decisi�n es compartida entre el m�dico y el paciente. A una edad temprana en el momento del diagn�stico, la presencia de LGD multifocal y LGD en varias sesiones de biopsia puede presentar un mayor riesgo de progresi�n y, por lo tanto, son candidatos para la ablaci�n (7).

 

A pesar de que la ARF puede erradicar el 92 % del es�fago de Barrett no displ�sico con una tasa de complicaciones relativamente baja y una respuesta duradera, la tasa absoluta de progresi�n al c�ncer en estos pacientes es baja y actualmente no se recomienda la ablaci�n rutinaria de la NDBE. Se han reportado cambios histol�gicos en el cardias g�strico, con desarrollo de n�dulos, displasia y adenocarcinoma despu�s de la ablaci�n de BE, y esto requiere precauci�n al considerar la ablaci�n de BE con LGD o NDBE (4).

 

Resecci�n de mucosas

El objetivo del tratamiento endosc�pico es la resecci�n de la mucosa y la submucosa de la zona diana de la l�mina propia. El tratamiento endosc�pico no solo es curativo, sino que tambi�n permite la evaluaci�n histol�gica de la muestra resecada, lo que ayuda a estadificar con precisi�n la lesi�n al evaluar la profundidad del tumor, la afectaci�n de los m�rgenes laterales y profundos, la invasi�n linf�tica y vascular. La EMR y la ESD son dos t�cnicas de tratamiento endosc�pico con preservaci�n de �rganos desarrolladas para extirpar tumores limitados a la mucosa, y ocasionalmente submucosa, en el es�fago y en otras partes del tracto gastrointestinal.

Inoue et al. fueron los primeros en describir el uso de la EMR para los c�nceres gastrointestinales tempranos, incluido el c�ncer de es�fago (2) (Fig. 1). La EMR puede ser asistida por inyecci�n, capuch�n o ligadura. La EMR se puede realizar en bloque para lesiones m�s peque�as (<2 cm) o fragmentadas. La mayor�a de los endoscopistas est�n familiarizados con la ligadura con bandas y esta t�cnica ha ganado popularidad. Las dos t�cnicas parecen similares en cuanto a la profundidad de la resecci�n, la eficacia y la seguridad. Aunque, en algunas situaciones, la t�cnica de la tapa puede producir piezas ligeramente m�s grandes, el m�todo asistido por ligadura con banda ahorra costos y tiempo (7).

 

La EMR conduce a tasas de remisi�n completa del 97-100% con tasas de supervivencia anual del 84-98% y una tasa de recurrencia del 21,5% con lesiones metacr�nicas (10). La terapia ablativa despu�s de la sala de emergencias podr�a disminuir este riesgo. Las complicaciones de la EMR incluyen sangrado, formaci�n de estenosis y estenosis. Los defectos de la mucosa que afectan a m�s de tres cuartas partes de la circunferencia del es�fago y los defectos de la mucosa de m�s de 30 mm se asocian con una mayor gravedad de la estenosis. La erradicaci�n completa de la EMR de Barrett (CBE-EMR) con una eficacia del 97,5% es un concepto recientemente introducido, en el que toda la duraci�n de la EMR se erradica en m�ltiples sesiones (7). La CBE-EMR tambi�n proporciona la estadificaci�n m�s precisa de la EB con neoplasia, a costa de una alta tasa de estenosis esof�gica (49,7%) (5). En un estudio aleatorizado multic�ntrico europeo de 43 pacientes, la eficacia de CBE-EMR fue similar a la RFA para la erradicaci�n de todos los MI (96 frente a 95%), pero se asoci� con tasas mucho m�s altas de sangrado (23 frente a 5%) y formaci�n de estenosis (86 frente a 14%) (10).

 

La disecci�n endosc�pica de la submucosa (DSE) se ha desarrollado para la resecci�n en bloque y la extirpaci�n de lesiones planas del tracto gastrointestinal de m�s de 2 cm (Fig. 2). La viabilidad de la ESD para los c�nceres de es�fago tempranos se ha demostrado en series de casos peque�os de Asia y Europa. A pesar de que la ESD puede tener una mejor tasa de m�rgenes libres de tumor para la resecci�n, es t�cnicamente desafiante, asociada con complicaciones como perforaci�n y formaci�n de estenosis. En la actualidad, no hay evidencia que sugiera que la ESD sea superior a la EMR con ablaci�n para lograr la remisi�n completa y mejorar la supervivencia en pacientes con EB y c�ncer temprano.

 

Figura 1. EMR de la lesi�n nodular HGD de Barrett. A: Lesi�n nodular dentro de la mucosa de Barrett. B: Imagen post-EMR.

 

 

 

 

 

 

 

Figura 2. ESD de la lesi�n nodular HGD de Barrett. A: Lesi�n nodular dentro de la mucosa de Barrett. B: Imagen post-ESD.

C: Esp�cimen bruto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ablaci�n de la mucosa

 

La ablaci�n de la mucosa mediante terapia l�ser endosc�pica, como la electrocoagulaci�n multipolar (MPEC) y la coagulaci�n con plasma de arg�n (APC), se demostr� hace casi dos d�cadas (7). La terapia fotodin�mica (TFD) era una terapia relativamente nueva. Sin embargo, las bajas tasas de respuesta y las altas tasas de reacciones adversas, como estenosis y riesgo de gl�ndulas de Barrett enterradas, llevaron a la sustituci�n de estas t�cnicas anteriores por la ablaci�n por radiofrecuencia (RFA) y la crioterapia.

La terapia fotodin�mica (TFD) utiliza la energ�a fotoqu�mica de un fotosensibilizador [porfimero s�dico (Ps), �cido 5-aminolevul�nico (5-ALA) o m-tetrahidroxifenilclor (mTHPC)], que se concentra en el tejido neopl�sico, seguido de la activaci�n con luz l�ser administrada endosc�picamente (basada en un globo o en un cilindro desnudo) de una potencia y longitud de onda adecuadas. El f�rmaco activado reacciona con el ox�geno, generando radicales libres, e induce da�o a la membrana celular y apoptosis. El mayor cuerpo de datos relacionados con la eficacia y los resultados a largo plazo en el tratamiento de la EB con displasia o IMC est� relacionado con el porfimero s�dico. La TFD (con Ps) con IBP fue m�s eficaz que la IBP sola para erradicar el EB con HGD (77% frente a 39%), junto con una tasa m�s baja de progresi�n al c�ncer (13% frente a 28%) y un tiempo significativamente m�s largo hasta la progresi�n. Solo el 48% de los pacientes con TFD permanecieron en remisi�n completa, en comparaci�n con el 4% de los que solo recibieron IBP (10).

 

La fotosensibilidad (69%), las estenosis esof�gicas (36%), el dolor tor�cico (20%), la fiebre (20%) y la disfagia (19%) son los efectos secundarios comunes de la TFD. La edad avanzada, el tabaquismo y la presencia de EB residual no displ�sico pueden dar lugar a recurrencia y/o presencia de gl�ndulas de Barrett enterradas. El adenocarcinoma puede surgir de las gl�ndulas de Barrett enterradas y limitar la eficacia de la terapia con TFD (11).

 

La ablaci�n por radiofrecuencia (RFA) utiliza una corriente el�ctrica alterna para inducir un campo electromagn�tico. El campo electromagn�tico hace que los iones cargados oscilen r�pidamente, choquen entre s� y creen fricci�n molecular y una r�pida liberaci�n exot�rmica de energ�a t�rmica, lo que resulta en una lesi�n t�rmica controlada. El tejido mucoso coagulado act�a como aislante, limitando la profundidad de ablaci�n de forma superficial, controlada y consistente (Fig. 3). Hay dos dispositivos disponibles comercialmente para realizar RFA en el es�fago: el HALO360 y HALO90 (BARRX Medical, Inc, Sunnyvale, CA, EE. UU.).

 

En un estudio prospectivo multic�ntrico de pacientes con EB displ�sico, se observ� una remisi�n completa de la MI (CRIM) en el 77 % y una remisi�n completa de la displasia (CRD) en el 86 %. En los pacientes con HGD, se observ� CRIM en el 74 % y CRD en el 81 %. Hubo menos progresi�n de la enfermedad (3,6%) y menos c�nceres (1,2%) en los pacientes del grupo de ablaci�n y la respuesta se mantuvo durante 2-3 a�os (12). Sin embargo, se necesitan m�s estudios a largo plazo para demostrar la durabilidad continua.

 

Dolor tor�cico no card�aco (8,9%), n�useas (7,5%), sangrado (1,6%) y molestias menores que requieren analg�sicos (44%) son las complicaciones comunes de la ARF (12). Las complicaciones graves observadas con la ARF, como estenosis (6,4%), Barrett enterrada y displasia (0,5-1%), son mucho menores que las complicaciones observadas con la TFD (12). Dada la naturaleza superficial de la lesi�n t�rmica y la necesidad de una aposici�n tisular adecuada, la ARF puede no ser apropiada en pacientes con EB nodular. Sin embargo, la ARF se puede realizar con �xito despu�s de una EMR focal de una lesi�n nodular o visible. Akiyama et al. estudiaron retrospectivamente los resultados de la RFA en pacientes de Barrett con supresi�n �cida. A pesar del tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (IBP), alrededor del 29% de los 45 pacientes tratados con RFA para EB todav�a exhib�an una exposici�n al �cido esof�gico (EAE) de moderada a grave (10). Se observ� una mayor reducci�n de la superficie de EB y la erradicaci�n completa de EA en pacientes con EAE normal -leve-en comparaci�n con moderada-grave (99 frente a 95%) (12). La RFA es actualmente la mejor t�cnica de ablaci�n disponible para el tratamiento de la HGD plana y para la erradicaci�n de la mucosa residual de BE despu�s de la EMR focal.

 

Eusebi et al. describieron el uso de la crioterapia endosc�pica, en la que la aplicaci�n de un cri�geno (CO2 l�quido o N2 l�quido) al BE, con ciclos repetidos de congelaci�n r�pida y descongelaci�n lenta, causa lesi�n celular directa, estasis vascular y apoptosis celular (13). La eficacia depende de la temperatura del tejido, la duraci�n de la congelaci�n, la velocidad de enfriamiento, la velocidad de descongelaci�n, el n�mero de ciclos de congelaci�n-descongelaci�n y el intervalo entre los ciclos (Fig. 4).

 

La EMR para la resecci�n de lesiones visibles, seguida de crioterapia, se estudi� prospectivamente en pacientes con EB no quir�rgicos con HGD. El tratamiento dio como resultado una mejora del 90% en la histolog�a y una resoluci�n completa de la displasia del 30-40%. De manera similar, se observ� una erradicaci�n del 97% de la HGD y del 57% de la erradicaci�n IM en un estudio de cohorte retrospectivo multic�ntrico de 98 pacientes con EB y HGD en un seguimiento de 10,4 meses despu�s de un total promedio de cuatro tratamientos (14). El tratamiento de la enfermedad local en el c�ncer irresecable es otra aplicaci�n de la crioterapia endosc�pica. En un estudio retrospectivo de 79 sujetos con c�ncer T1-T4 y una carga tumoral media de 4 cm, se observ� una respuesta completa de la enfermedad intraluminal en el 61 % (75 % con c�ncer de mucosa), y el 13 % desarroll� estenosis benignas (14).

Los efectos secundarios comunes incluyen estenosis (3%) y dolor (2%). La enfermedad de Barrett enterrada se observ� en el 3% (15). Las contraindicaciones para la ablaci�n con crioterapia esof�gica incluyen roturas de mucosa, coagulopat�a y retenci�n de alimentos en el est�mago (15). La anatom�a quir�rgica alterada, la esofagitis eosinof�lica y la presencia de hernia de hiato grande presentan un riesgo significativo de perforaci�n, debido al volumen restringido o la distensibilidad del tracto gastrointestinal. Al igual que la RFA, la crioterapia parece prometedora, con un buen perfil de eficacia y seguridad (16). Sin embargo, se necesitan estudios m�s amplios y datos de durabilidad a largo plazo del tratamiento.

 

Figura 3. RFA de la mucosa plana HGD de Barrett. A: Mucosa de Barrett antes de la RFA.

B: Mucosa de Barrett con co�gulo tisular post-RFA.

 

 

 

 

 

Figura 4. Crioterapia de la mucosa plana HGD de Barrett. R: Mucosa de Barrett antes de la crioterapia.

B&C: Aplicaci�n de cat�ter de crioterapia con ciclos de congelaci�n r�pida. D: Ciclo de descongelaci�n: enrojecimiento lento que indica lesi�n celular directa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Conclusi�n

 

El tratamiento endosc�pico en una poblaci�n de pacientes adecuadamente seleccionada parece ser segura y eficaz para el tratamiento del EB con displasia y CMI. La erradicaci�n del EB se recomienda para el tratamiento y la prevenci�n de lesiones metacr�nicas y sincr�nicas. Se necesitan m�s estudios para evaluar la durabilidad a largo plazo del tratamiento endosc�pico, para reconocer y tratar la enfermedad de Barrett enterrada e identificar la estrategia de tratamiento �ptima en pacientes con LGD y EB no displ�sico. El tratamiento del EB es un proceso din�mico y continuar� evolucionando a medida que avancemos en nuestra comprensi�n del desarrollo de la displasia y el c�ncer en el EB, la gen�tica del BE, la identificaci�n de marcadores moleculares o m�todos menos costosos de detecci�n y vigilancia del c�ncer y la displasia y el desarrollo de t�cnicas de resecci�n de campo amplio m�s seguras.

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