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Prolactina, glicemia y perfil lip�dico asociados a adultos con enfermedades metab�licas del IESS Nueva Loja, a�o 2023

 

Prolactin, glycemia and lipid profile associated with adults with metabolic diseases from the IESS Nueva Loja, year 2023

 

Prolactina, glicemia e perfil lip�dico associados a adultos com doen�as metab�licas do IESS Nueva Loja, ano 2023

 

Janneth Maricruz Gonz�lez-Paredes I
gonzalez-janneth0701@unesum.edu.ec
https://orcid.org/0009-0007-5114-8768
Silvana Noelia Campozano-Pin II
Silvana.campozano@unesum.edu.ec
https://orcid.org/0000-0001-7377-2720
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Correspondencia: gonzalez-janneth0701@unesum.edu.ec

 

 

Ciencias de la Salud

Art�culo de Investigaci�n

 

 

* Recibido: 02 de noviembre de 2024 *Aceptado: 12 de diciembre de 2024 * Publicado: �15 de enero de 2025

 

        I.            Lic. Universidad Estatal del Sur de Manab�, Instituto de Posgrado, Maestr�a en Ciencias del Laboratorio Cl�nico, Jipijapa, Manab�, Ecuador.

      II.            Lic. Mg. Universidad Estatal del Sur de Manab�, Instituto de Posgrado, Maestr�a en Ciencias del Laboratorio Cl�nico, Jipijapa, Manab�, Ecuador.


Resumen

En los �ltimos a�os, se ha puesto de manifiesto el papel metab�lico de la prolactina. Raz�n por la cual el objetivo fue analizar concentraciones de prolactina, glicemia y perfil lip�dico en adultos con enfermedades metab�licas del IESS Nueva Loja en el a�o 2023. Se realiz� un estudio observacional, de tipo anal�tico, transversal y retrospectivo. La muestra correspondi� a 231 pacientes con enfermedades metab�licas, seleccionados bajo criterios de inclusi�n y exclusi�n, con 48�12 a�os de edad. Se observaron concentraciones significativamente altas (p<0,001) de colesterol, triglic�ridos y LDL-C; mientras que los de HDL-C estuvieron marcadamente bajos al compararlos con sus respectivos niveles normales o dentro del rango de referencia. La frecuencia de estas alteraciones se encontr� en m�s del 50% de los pacientes seleccionados, llegando a alcanzar 81,4% en LDL-C. Tambi�n, se observ� una diferencia significativa en los niveles de glicemia alterados con respecto al grupo normal o basal con una frecuencia de 32,9%. El 89,6% de los pacientes presentaron valores altos de prolactina, alcanzando niveles promedios de 419�466 ng/mL, significativamente m�s altas (p<0,0001) que el grupo con concentraciones dentro del rango de referencia (17�6,7 ng/mL). Se encontr� una asociaci�n significativa (p<0,001) entre los valores alterados de los componentes del perfil lip�dico y de glicemia con hiperprolactinemia. Se demuestra que la prolactina alta est� asociada a alteraciones en el perfil lip�dico y la glicemia en pacientes con enfermedades metab�licas, lo que confirma que aporta una nueva evidencia al papel de la prolactina en el aumento de la resistencia tisular a la insulina y la homeostasis metab�lica en el tejido adiposo en un grupo poblacional ecuatoriano.

Palabras clave: glucemia basal; l�pidos; hiperprolactinemia; trastornos metab�licos.

 

Abstract

In recent years, the metabolic role of prolactin has become clear. Reason why the objective was to analyze prolactin concentrations, glycemia and lipid profile in adults with metabolic diseases of the IESS Nueva Loja in the year 2023. An observational, analytical, cross-sectional and retrospective study was carried out. The sample corresponded to 231 patients with metabolic diseases, selected under inclusion and exclusion criteria, with 48�12 years of age. Significantly high concentrations (p<0.001) of cholesterol, triglycerides and LDL-C were observed; while those of HDL-C were markedly low when compared to their respective normal levels or within the reference range. The frequency of these alterations was found in more than 50% of the selected patients, reaching 81.4% in LDL-C. Also, a significant difference was observed in altered glycemic levels with respect to the normal or basal group with a frequency of 32.9%. 89.6% of patients had high prolactin values, reaching average levels of 419�466 ng/mL, significantly higher (p<0.0001) than the group with concentrations within the reference range (17�6. 7 ng/mL). A significant association (p<0.001) was found between the altered values ​​of the components of the lipid profile and glycemia with hyperprolactinemia. It is shown that high prolactin is associated with alterations in the lipid profile and glycemia in patients with metabolic diseases, confirming that it provides new evidence for the role of prolactin in increasing tissue resistance to insulin and metabolic homeostasis. in adipose tissue in an Ecuadorian population group.

Keywords: basal glycemia; lipids; hyperprolactinemia; metabolic disorders.

 

Resumo

Nos �ltimos anos, o papel metab�lico da prolactina tornou-se claro. Por isso, objetivou-se analisar as concentra��es de prolactina, glicemia e perfil lip�dico em adultos com doen�as metab�licas no IESS Nueva Loja em 2023. Foi realizado um estudo observacional, anal�tico, transversal e retrospectivo. A amostra correspondeu a 231 pacientes com doen�as metab�licas, selecionados sob crit�rios de inclus�o e exclus�o, com idade de 48�12 anos. Foram observadas concentra��es significativamente elevadas (p<0,001) de colesterol, triglicer�deos e LDL-C; enquanto os de HDL-C foram acentuadamente baixos quando comparados aos seus respectivos n�veis normais ou dentro da faixa de refer�ncia. A frequ�ncia dessas altera��es foi encontrada em mais de 50% dos pacientes selecionados, chegando a 81,4% no LDL-C. Al�m disso, foi observada diferen�a significativa nos n�veis glic�micos alterados em rela��o ao grupo normal ou basal com frequ�ncia de 32,9%. 89,6% dos pacientes apresentaram valores elevados de prolactina, atingindo n�veis m�dios de 419�466 ng/mL, significativamente maiores (p<0,0001) do que o grupo com concentra��es dentro da faixa de refer�ncia (17�6,7 ng/mL). Foi encontrada associa��o significativa (p<0,001) entre os valores alterados dos componentes do perfil lip�dico e da glicemia com a hiperprolactinemia. � demonstrado que a prolactina elevada est� associada a altera��es no perfil lip�dico e na glicemia em pacientes com doen�as metab�licas, confirmando que fornece novas evid�ncias para o papel da prolactina no aumento da resist�ncia tecidual � insulina e na homeostase metab�lica no tecido adiposo em uma popula��o equatoriana. grupo.

Palavras-chave: glicemia basal; lip�dios; hiperprolactinemia; dist�rbios metab�licos.

 

Introducci�n

La prolactina (PRL) es una hormona polipept�dica que se sintetiza y secreta principalmente por las c�lulas lactotrofas de la gl�ndula pituitaria anterior. En los humanos, la PRL se sintetiza en la hip�fisis anterior, pero tambi�n en el hipot�lamo, la decidua, el endometrio, la mama, la pr�stata, los linfocitos, los leucocitos y los adipocitos (1). El conocido papel atribuido a la PRL es el de activar la diferenciaci�n y proliferaci�n de las c�lulas mamarias necesarias para la lactancia. Sin embargo, como el receptor de prolactina (PRLR) se expresa en diversos tejidos y c�lulas (incluidos los islotes pancre�ticos, los adipocitos, el endometrio y la pr�stata), el PRL tambi�n modula y regula muchos otros procesos fisiol�gicos, incluidos el metabolismo, el crecimiento, la reproducci�n, la regulaci�n inmune, la angiog�nesis y osmorregulaci�n (2).

Las enfermedades metab�licas (EM) constituyen la principal causa de muerte en todo el mundo, y su prevalencia global ha aumentado cada a�o. Existen factores de riesgo tradicionales y establecidos para la EM, como la hipertensi�n arterial sist�mica (HTA), dislipidemia, aterosclerosis, resistencia a la insulina (RI), hiperglucemia y diabetes mellitus tipo 2 (DMT2), y obesidad. La HTA es un trastorno asociado a la RI, al s�ndrome metab�lico (SM) y a las alteraciones del metabolismo gluc�dico. Existen estudios que asocian la PRL con la RI, hiperglucemia y sobrepeso, lo que contribuye indirectamente al riesgo de EM (3). Adem�s de actuar como hormona endocrina, la PRL tambi�n funciona como adipocina y act�a sobre los adipocitos modulando el metabolismo de los l�pidos y la inflamaci�n (4, 5).

Las EM representa un grupo de alteraciones que elevan el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV), accidente cerebrovascular y DMT2, y consiste en presi�n arterial alta, hiperglucemia, obesidad abdominal y niveles anormales de colesterol (CT) y triglic�ridos (TG) (6). Los niveles moderadamente altos de PRL se asocian con una menor prevalencia de EM en ni�os (7) y en pacientes adultos que padecen ciertas afecciones, como s�ndrome de ovario poliqu�stico (SOP) en mujeres y disfunci�n sexual (DS) en hombres (8). Cuando solo se eval�a la dislipidemia, se produce una asociaci�n inversa entre los niveles de PRL y los niveles de CT, colesterol unido a lipoprote�nas de baja densidad (LDL-C) y TG (9).

La DMT2 tiene una frecuencia creciente en todo el mundo. Se estima que la prevalencia mundial en el 2019 fue de 463 millones, aumentando a 578 millones en el 2030 y a 700 millones en el 2045 (10). En Ecuador, seg�n el Instituto Nacional de Estad�sticas y Censos (INEC), para el a�o 2021 la DMT2 fue la tercera causa de muerte en el pa�s (11). Las estad�sticas de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrici�n (ENSANUT) (12), evidenciaron una prevalencia de DMT2 en la poblaci�n ecuatoriana de 10 a 59 a�os de 1,7%, con aumento a partir de los 30 a�os y al alcanzar los 50 a�os, uno de cada diez ecuatorianos tendr�a la posibilidad de desarrollar DM. As� mismo, 1 de cada 5 ecuatorianos de 18 a 69 a�os tiene HTA, de ellos aproximadamente el 45% desconoce que padece esta enfermedad. En un estudio previo con 2298 participantes, la prevalencia de DM fue del 16,7% en adultos mayores (13).

� Las dislipidemias, principalmente como TG elevados y niveles bajos de colesterol unido a lipoprote�nas de alta densidad (HDL-C), se encuentra entre las caracter�sticas b�sicas de las condiciones asociadas con la RI (14). Las EM derivadas de la dislipidemia en Ecuador son un motivo frecuente de consulta, y representan uno de los mayores indicadores de muerte en poblaciones vulnerables con prevalencia de dislipidemias mixtas del 13,6% entre los hombres de 45-54 a�os y 19,3% en mujeres de 55-64 a�os (15). Tambi�n en adultos j�venes y medios donde se ha reportado hasta un 30% en los habitantes de la zona sur de Manab� (16). Por lo tanto, es fundamental identificar una alternativa para la detecci�n temprana de EM.

� No se encontraron antecedentes sobre la asociaci�n entre PRL y alteraciones metab�licas en poblaciones ecuatorianas, con EM, lo que evidencia extensivamente la relevancia cient�fica y justifican la valoraci�n retrospectiva en esta poblaci�n donde se plantea analizar la asociaci�n entre concentraciones de prolactina, glucemia y perfil lip�dico en adultos con enfermedades metab�licas atendidos en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social de Nueva Loja (IESS) durante el a�o 2023.

Situaci�n problem�tica

Definir el papel de la PRL en el metabolismo ha sido un desaf�o debido a hallazgos contrastantes que demuestran efectos positivos y negativos de la PRL en la homeostasis metab�lica (1). Los niveles bajos y muy altos de PRL son perjudiciales para el metabolismo, mientras que los niveles medios y moderadamente altos suelen ser beneficiosos. El diagn�stico de hiperprolactinemia se define cuando una sola medici�n de PRL s�rica est� por encima del l�mite superior de lo normal, si no hubo estr�s excesivo por venopunci�n y existen varias causas como fisiol�gicas (embarazo y lactancia), farmacol�gicas (antipsic�ticos), hipotiroidismo, insuficiencia renal o hep�tica y tumores hipofisarios. Los datos que asocian la hiperprolactinemia con obesidad, SM, DM y el riesgo cardiometab�lico, plantean la interrogante de si los niveles s�ricos de PRL deben ser siempre normalizados (17).�

Adem�s, existen estudios de casos y controles, cohortes y poblacionales que eval�an la PRL con EM y los resultados son controversiales. Asimismo, se requiere la acci�n de la PRL para hacer frente a los desaf�os metab�licos del embarazo, un estado caracterizado por hiperfagia, adiposidad excesiva y resistencia fisiol�gica a la insulina para redirigir los nutrientes hacia el feto (18).

La acci�n de la PRL es necesaria para mantener la homeostasis metab�lica, ya que la ausencia o reducci�n de la se�alizaci�n de la PRL debido a la falta de receptores de PRL (PRLR) o niveles bajos de PRL se asocian con alteraciones metab�licas exacerbadas, particularmente en el contexto de un desaf�o o EM. En humanos, los niveles bajos de PRL se asocian con una mayor prevalencia de EM. Por el contrario, los pacientes con sobrepeso y obesidad que tienen niveles elevados de PRL muestran mejores perfiles metab�licos que los pacientes con IMC equivalente con valores m�s bajos de PRL, lo que implica que la PRL elevada es un mecanismo que se ocupa del desaf�o metab�lico en el organismo (2).�

Los niveles bajos de PRL se asocian con una mayor prevalencia de DMT2, RI, intolerancia a la glucosa, alteraciones de glucosa en ayunas (AGA), SM, disfunci�n del tejido adiposo (TA), disfunci�n de las c�lulas β, enfermedad del h�gado graso no alcoh�lico (NAFLD, por sus siglas en ingl�s), y eventos cardiovasculares, mientras que los niveles moderadamente altos de PRL se correlacionan con la protecci�n metab�lica en todos estos casos (19). Los niveles de PRL moderadamente altos (16 a 35 μg/l) se asocian con una menor prevalencia de DMT2 e incluso predicen una incidencia reducida 10 a�os despu�s (20). Las concentraciones de PRL se correlacionaron con una menor incidencia o prevalencia de DMT2 (21, 22), mientras que niveles de PRL est�n inversamente relacionados con AGA y con la hemoglobina glicosilada (HbA1c) tanto en hombres como en mujeres (9).

Consistentemente, la PRL s�rica alta durante el embarazo predice un menor riesgo de prediabetes/diabetes posparto (23), y en mujeres con diabetes mellitus gestacional (DMG), los niveles m�s bajos de PRL entre las 6 y 9 semanas posparto se asocian con un mayor riesgo futuro de desarrollar DMT2 en un per�odo de 10 semanas de seguimiento (22). Tambi�n en pacientes con prolactinoma que se sometieron a cirug�a transesfenoidal al disminuir la PRL disminuy� la presi�n arterial, lo que indica que el manejo de la presi�n arterial pre y posoperatoria se vuelve esencial (24). La DMT2, la HTA y otras alteraciones metab�licas se derivan de la RI, es decir, la incapacidad de la insulina para activar una respuesta normal de la insulina en sus c�lulas blanco. De igual forma, los niveles de PRL moderadamente elevados se asocian con una mayor sensibilidad a la insulina en hombres (25), mujeres (26) e incluso ni�os (27).

La RI, el SM y la DMT2 se ha convertido en una pandemia no infecciosa. Actualmente se observa que las tasas son especialmente altas en los Estados Unidos, China y la India. Sin embargo, tambi�n hay aumentos significativos en Am�rica Latina y otras partes del mundo en desarrollo. Se proyecta que la prevalencia de DM2 aumentar� al 9,5% en Am�rica Latina para 2030 (28). En el 2018, la DMT2 fue la segunda causa de mortalidad para los ecuatorianos, incluida la segunda causa de muerte para las mujeres y la cuarta causa de muerte para los hombres, seg�n la Encuesta Nacional de Salud y Nutrici�n (ENSANUT) (12).

En Ecuador, durante los a�os 2001 al 2016, las tasas mortalidad por enfermedades isqu�micas del coraz�n e HTA ha incrementado con el aumento gradual de las dislipidemias en esa poblaci�n. Estos resultados alertan a la poblaci�n ecuatoriana, e inducen a recomendar acciones e intervenciones hacia h�bitos que han probado disminuir el riesgo de mortalidad; estimulan as� mismo, a investigaciones donde se profundice en estos hallazgos para encontrar intervenciones eficientes y efectivas, as� como factores espec�ficos poblacionales que contribuyan a la toma de decisiones en salud; e invitan a las autoridades sanitarias a enfatizar esfuerzos, replantear estrategias y/o crear nuevas intervenciones en salud que logren disminuir, o al menos estabilizar, esa tendencia creciente (13).

Asimismo, en el pa�s el Ministerio de Salud P�blica (MSP), en el marco de la prevenci�n y control de enfermedades no transmisibles como la HTA, DMT2 y la enfermedad renal cr�nica, present� el Programa Nacional de Atenci�n Integral de la Diabetes (15), que permitir� identificar los factores de riesgo de esta enfermedad, acceder a tratamientos oportunos, as� como el seguimiento y control a los pacientes, disminuyendo las complicaciones como hospitalizaci�n y muerte prematura por esta enfermedad y que ser� aplicado en todo el territorio nacional en el a�o 2024, por lo que la presente investigaci�n aportar� al fortalecimiento de esta iniciativa ministerial.

Las necesidades en investigaci�n expuestas permiten asegurar la relevancia de los objetivos planteados como base esencial de la presente propuesta de investigaci�n que adem�s del inter�s cient�fico, tambi�n aportar� al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (29); asimismo, se aportar�a al fortalecimiento del Plan de Creaci�n de Oportunidades 2021-2025 del Ecuador (30), espec�ficamente en lo que corresponde al eje social en su objetivo 6 donde se contempla garantizar el derecho a la salud integral, gratuita y de calidad, al reducir mortalidad prematura por diabetes y dislipidemias e HTA y mejorar el manejo de diagn�stico preventivamente.

Hasta el momento los resultados de estudios sobre el efecto metab�lico de la PRL durante las EM son contradictorios. En un estudio transversal, los niveles de PRL dentro del rango normal se asociaron con valores de presi�n arterial y rigidez arterial, pero en otro estudio, no hubo diferencias en la presi�n arterial central y perif�rica y la rigidez arterial entre pacientes con hiperprolactinemia idiop�tica y controles (14).

Los mecanismos por los cuales la PRL promueve la homeostasis metab�lica implican acciones en diferentes �rganos. Una descripci�n detallada de los niveles de PRL y sus mecanismos celulares y moleculares que median los beneficios metab�licos justifican m�s investigaciones. Adem�s, es necesaria una evaluaci�n cuidadosa del efecto que esta pueda tener sobre el perfil lip�dico y las concentraciones de glicemia en el contexto de las enfermedades metab�licas en adultos, enfoque hacia lo cual est� dirigida la presente propuesta de investigaci�n retrospectiva, donde se analizaron los niveles s�ricos de prolactina, glicemia y perfil lip�dico en adultos con enfermedades metab�licas del IESS Nueva Loja atendidos durante en el a�o 2023, para ello se describieron las concentraciones de CT, TG, HDL-C y LDL-C como componentes del perfil lip�dico y de glucemia basal en este grupo de adultos, se identificaron variaciones en las concentraciones de prolactina y se estableci� la relaci�n entre las variables.

Antecedentes

Ponce y col. (21) en el 2020 publicaron el estudio sobre los niveles bajos de PRL asociados con hipertrofia de adipocitos viscerales y RI en M�xico. Evaluaron los niveles s�ricos de PRL, la RI y el SM en hombres y mujeres adultos delgados, con sobrepeso y obesos. Se obtuvieron muestras de suero y tejido adiposo de 40 sujetos para evaluar el �ndice de resistencia a la insulina con el modelo de homeostasis de evaluaci�n de la resistencia a la insulina (HOMA-IR). Los niveles s�ricos m�s bajos de PRL se asociaron con hipertrofia de adipocitos, en la grasa visceral, pero no en la subcut�nea y con un HOMA-IR m�s alto. Concluyen que estos resultados respaldan que los niveles bajos de PRL son marcadores de disfunci�n de la grasa visceral y RI. Sugieren el valor potencial de los medicamentos que elevan los niveles de PRL para ayudar a mantener la homeostasis metab�lica.

Liu y col. (25) en el 2021 publicaron el estudio sobre el aumento de PRL como respuesta adaptativa para proteger contra los trastornos metab�licos en la obesidad en China. Investigaron la relaci�n entre la PRL circulante y las alteraciones metab�licas en pacientes con sobrepeso/obesidad y el efecto de la p�rdida de peso por cirug�a bari�trica (CB). Se inscribieron 448 pacientes con sobrepeso/obesidad y 120 controles sanos con peso normal. 156 pacientes obesos se sometieron a CB. Los niveles circulantes de PRL aumentaron significativamente en los grupos con sobrepeso (15,27 � 9,58 μg/L) y obesidad (17,75 � 9,15 μg/L) en comparaci�n con el grupo de peso normal (13,57 � 9,03 μg/L). En conclusi�n, un aumento del nivel s�rico de PRL podr�a ser una respuesta adaptativa para proteger contra los trastornos metab�licos en la obesidad.

Yang y col. (26) en el a�o 2021publicaron el estudio transversal retrospectivo sobre PRL asociada con RI y disfunci�n de las c�lulas beta en mujeres inf�rtiles con s�ndrome de ovario poliqu�stico (SOP) en Wenzhou-China. Se incluyeron 792 mujeres con SOP y 700 mujeres inf�rtiles sin SOP. Los niveles de PRL de todos los pacientes estaban en el rango normal. Se midieron par�metros antropom�tricos, presi�n arterial, niveles s�ricos de PRL, y par�metros bioqu�micos. Los niveles de PRL s�rica se asociaron positivamente con HDL-C y negativamente con la edad, IMC, la circunferencia de la cintura (CC), circunferencia de la cadera (HC), HOMA-IR (p<0,05). Concluyen que los niveles bajos de PRL s�rica dentro del rango normal se asocian con una mayor incidencia de resistencia a la insulina y disfunci�n de las c�lulas beta en mujeres inf�rtiles con SOP.

Liu y col. (31) publicaron en el a�o 2021 el estudio sobre el nivel de PRL circulante que aumenta en la obesidad metab�licamente sana en pacientes chinos. El objetivo fue investigar la asociaci�n entre PRL y alteraciones metab�licas en diferentes fenotipos de obesidad. Se incluyeron 451 participantes, incluidos 351 pacientes obesos y 100 sanos con peso normal, de la misma edad y sexo. En el grupo de obesidad, el 15,1% (53/351) fueron categorizados como 'obesidad metab�licamente saludable (MHO). El grupo MHO grave mostr� niveles de PRL significativamente menores que el grupo MHO leve (p<0,05). En conclusi�n, el grupo MHO tuvo niveles circulantes de PRL significativamente mayores en comparaci�n con los grupos control y obesos, estos hallazgos sugirieron que el aumento de la PRL circulante podr�a ser una respuesta compensatoria para favorecer el metabolismo energ�tico durante la obesidad.

Zhang y col. (22) en el a�o 2022 publicaron el estudio prospectivo sobre PRL y metabolismo materno en mujeres con embarazo reciente y DMG en Canad�. Examinaron las relaciones entre la PRL, el riesgo futuro de DMT2 y los par�metros cl�nicos y metab�licos clave. Fue una cohorte de investigaci�n de DMG (el estudio SWIFT) durante 2 a�os. La disminuci�n de los cuartiles de PRL se asoci� con un mayor riesgo futuro de DMT2 (p=0,05). En las mujeres que mantuvieron normoglucemia durante el per�odo de seguimiento de 10 a�os, una mayor PRL al inicio del estudio se asoci� con una mayor sensibilidad a la insulina (p=0,038) y HDL-C (p=0,01), pero un IMC y leptina m�s bajos (p=0,002). Concluyen que en mujeres con embarazo reciente con DMG, la PRL circulante baja se asocia con par�metros cl�nicos y metab�licos espec�ficos y metabolitos lip�dicos relacionados con un alto riesgo de desarrollar DMT2.

Rassie y col. (24) publicaron en el 2022 la revisi�n sistem�tica y metan�lisis sobre PRL en relaci�n con la DMG y el riesgo metab�lico en el embarazo y el posparto. Exploraron la relaci�n entre la PRL y los resultados metab�licos maternos durante el embarazo y el posparto, particularmente en relaci�n con la DMG. Los estudios elegibles incluyeron mujeres que estaban embarazadas o hasta 12 meses despu�s del parto, que informaron al menos un nivel de PRL s�rica materna en relaci�n con resultados metab�licos clave, incluida la DMG, los par�metros gluc�micos, la obesidad y el aumento de peso gestacional. El metan�lisis no mostr� relaci�n entre los niveles de PRL materna y el estado de DMG.� Se concluye que la evidencia actual de estudios en humanos no respalda claramente una relaci�n entre la PRL y los par�metros metab�licos durante el embarazo, incluido el estado de DMG.

Macotela y col. (32) en el a�o 2022 publicaron el art�culo de revisi�n sobre las acciones metab�licas beneficiosas de la PRL. Describen trabajos que respaldan a la PRL como promotor de la homeostasis metab�lica en roedores y humanos, niveles de PRL asociados con la protecci�n metab�lica y los mecanismos involucrados propuestos. En contraste con los resultados negativos asociados con PRL muy alta (>100 μg/L) y muy baja (<7 μg/L), los niveles de PRL moderadamente altos, tanto dentro como por encima del rango fisiol�gico, son beneficiosos para el metabolismo y la salud. Concluyen que las acciones beneficiosas de la PRL pueden explicarse por sus efectos positivos sobre los principales �rganos metab�licos (p�ncreas, h�gado, tejido adiposo e hipot�lamo). Se discute la posibilidad de utilizar f�rmacos que eleven la PRL para el tratamiento de EM.

Glezer y col. (33) en el a�o 2023 publicaron el estudio de revisi�n sobre la interacci�n entre la prolactina y la enfermedad cardiovascular (ECV) donde describen que la hiperprolactinemia puede ser causada por varias condiciones y sus efectos sobre el eje hipot�lamo-hipofisario-gonadal se entienden con m�s detalle. Un estudio reciente mostr� una disminuci�n del colesterol total y LDL solo en hombres con prolactinoma tratados con agonistas de la dopamina (DA), lo que respalda los resultados previos de un estudio poblacional con un mayor riesgo de ECV en hombres portadores de prolactinoma. En conclusi�n, la hiperprolactinemia parece estar asociada con una funci�n endotelial deteriorada y el tratamiento con DA podr�a mejorar el riesgo de ECV. Es importante realizar m�s estudios que eval�en el riesgo de ECV en pacientes hiperprolactin�micos.

Zhang y col. (27) publicaron en el a�o 2023 el estudio sobre la PRL como un factor clave para la enfermedad del h�gado graso no alcoh�lico (NAFLD) en ni�os obesos en China. Participaron 691 ni�os obesos y se dividieron en un grupo de NAFLD (n= 366) y un grupo de obesidad simple (SOB) (n= 325) seg�n los resultados de la ecograf�a hep�tica. Los niveles de PRL fueron significativamente m�s bajos en los sujetos con NAFLD que en los sujetos con SOB (mUI/l). La NAFLD se asoci� fuertemente con la RI (HOMA-IR) y la PRL, y los niveles m�s bajos aumentaron el riesgo de NAFLD en todos los terciles de concentraci�n de PRL despu�s del ajuste por factores de confusi�n. Concluyen que los niveles bajos de PRL s�rica se asocian con la presencia de NAFLD; por tanto, el aumento de PRL circulante podr�a ser una respuesta compensatoria de la obesidad en los ni�os.

Chien y col. (5) publicaron en el 2023 la revisi�n sistem�tica sobre el mecanismo de acci�n de los agonistas del receptor de dopamina sobre la reducci�n de la glucosa y sus conexiones con las acciones de la PRL. Esta revisi�n proporciona una discusi�n en profundidad sobre el mecanismo de reducci�n de la glucosa de los agonistas del receptor de dopamina y sobre las diversas acciones de la PRL y la dopamina sobre los objetivos del metabolismo. Describen que varios estudios epidemiol�gicos demostraron que los niveles de PRL circulante se correlacionaban con una mayor sensibilidad a la insulina, niveles m�s bajos de glucosa y l�pidos y una menor prevalencia de DMT2, SM e HTA. Concluyen que la reducci�n de la PRL suprime la secreci�n de insulina y disminuye su sensibilidad. Se espera que los niveles de prolactina afecten la tolerancia a la glucosa.

Sheoran y col. (34) publicaron en el 2023 el estudio observacional transversal de la asociaci�n de los niveles s�ricos de PRL con la RI en pacientes con DMT2 en la India. El objetivo fue evaluar el papel de la PRL en la homeostasis de la glucosa y su asociaci�n con la RI en pacientes con DMT2. Se incluyeron 100 pacientes (25-60 a�os) con DMT2. Se recopil� informaci�n primaria de datos demogr�ficos, mediciones antropom�tricas y medidas bioqu�micas. Se encontr� que la correlaci�n entre el colesterol s�rico y la PRL no era estad�sticamente significativa (p= 0,129) en hombres y significativa (p= 0,041) en mujeres. Hubo una relaci�n inversa entre la glucosa plasm�tica en ayunas y los niveles s�ricos de PRL tanto en hombres como en mujeres. Se concluye que los niveles s�ricos de PRL se correlacionan con un mejor control gluc�mico.

Zhu y col. (35) en el a�o 2023 publicaron el estudio sobre la mejora de la respuesta de la secreci�n de insulina y la funci�n de las c�lulas beta correlacionadas con el aumento de los niveles de PRL despu�s de la gastrectom�a en manga laparosc�pica (LSG) en pacientes chinos con obesidad m�rbida y acantosis nigricans (AN). Un total de 138 sujetos con obesidad m�rbida sometidos a LSG se clasificaron como obesidad simple sin AN (grupo OB, n=55) y obesidad con AN (grupo AN, n= 83). La PRL s�rica disminuy� sustancialmente en el grupo AN que en el grupo OB al inicio del estudio, mientras que aument� solo en el grupo AN despu�s de la LSG.

Se concluye que los pacientes con obesidad m�rbida con AN presentaron retraso respuesta de secreci�n de insulina, secreci�n alterada de insulina y disfunci�n de las c�lulas β, que mejoraron significativamente con LSG y podr�an beneficiarse de PRL elevada.

Ke y col. (20) publicaron en el a�o 2024 el estudio retrospectivo sobre los niveles s�ricos de PRL relacionados positivamente con los �ndices y trastornos metab�licos en pacientes masculinos obesos de China. El objetivo fue explorar la asociaci�n entre el nivel de PRL y los trastornos metab�licos en pacientes masculinos obesos. Se incluyeron 89 pacientes masculinos obesos. Su edad promedio fue de 24,5 � 9,0 a�os y el IMC de 42,8 � 9,1 kg/m 2. La mediana de los niveles de PRL fue de 10,0 ng/ml (rango: 3,93-30,1 ng/ml). El 79,0% (49/62) de estos pacientes presentaron NAFLD y el 77,3% (68/88) de ellos fue dislipidemia. Adem�s, el nivel de prolactina s�rica se correlacion� positivamente con el IMC, el porcentaje de grasa corporal, ALT y AST. En conclusi�n, el mayor riesgo de NAFLD y obesidad m�rbida en el grupo con alto PRL todav�a exist�a despu�s del ajuste por edad y testosterona.

Cheng y col. (36) en el estudio retrospectivo publicado en el a�o 2024, sobre alteraciones de la presi�n arterial (PA) despu�s de la cirug�a o el tratamiento farmacol�gico de prolactinomas, en China. Describen varios subtipos de tumores neuroendocrinos hipofisarios (TNP), que pueden provocar HTA. Se revisaron 162 pacientes con prolactinoma que se sometieron a cirug�a transesfenoidal. Se realizaron mediciones de PA 1 d�a antes y 5 d�as despu�s de la cirug�a. Los datos sugieren que la cirug�a puede reducir eficazmente la PA en pacientes con prolactinoma con o sin HTA. El efecto reductor de la PA se asoci� significativamente con la edad, el sexo, la duraci�n de la enfermedad, el tama�o del tumor, la invasi�n, la resistencia a los agonistas de la dopamina, la recurrencia y los niveles preoperatorios de PRL. Concluyen que, la cirug�a puede disminuir la PA en prolactinoma, y se vuelve esencial en fase pre y posoperatoria.

Kastrinakis y col. (37) en el 2024 publicaron el estudio sobre correlaci�n de los niveles s�ricos de PRL con el riesgo metab�lico y cardiovascular en mujeres griegas con SOP. El estudio utiliz� resultados secundarios de una base de datos de 247 mujeres con SOP. Se obtuvieron mediciones de PRL, IMC, medidas antropom�tricas, niveles hormonales, perfil lip�dico e insulina. Las mujeres con niveles m�s altos de PRL (>14,9) ten�an un IMC y una circunferencia de cintura m�s bajos, niveles m�s altos de ciertas hormonas, sensibilidad a la insulina. Los factores asociados con niveles m�s bajos de PRL incluyeron sobrepeso/obesidad. Concluyen que estos resultados sugieren una correlaci�n entre los niveles s�ricos de PRL y los factores de riesgo metab�licos y cardiovasculares en mujeres griegas con SOP.

 

Fundamentos te�ricos

Prolactina

Como hormona secretada por la gl�ndula pituitaria, la prolactina (PRL) desempe�a un papel importante en el aumento de la proliferaci�n de c�lulas beta, estimulando la secreci�n de insulina, previniendo las actividades de las caspasas en las v�as que causan la apoptosis en los islotes de Langerhans y moderando el sistema inmunol�gico y la regulaci�n de la sensibilidad de todo el cuerpo a la insulina. Por lo tanto, el nivel de PRL cambia en la DMT2 y se puede concluir que la PRL puede desempe�ar un papel importante en los trastornos metab�licos de la glucosa (9). Los niveles s�ricos bajos de prolactina (PRL) se asocian con intolerancia a la glucosa y DMT2 en adultos, y con SM y obesidad en ni�os. En roedores obesos, el tratamiento con PRL promueve la sensibilidad a la insulina al mantener la aptitud del tejido adiposo, y la falta de se�alizaci�n de PRL exacerba las alteraciones metab�licas derivadas de la obesidad (21).

Como hormona, la PRL es sintetizada y secretada principalmente por c�lulas lactotropas de la gl�ndula pituitaria anterior, las cuales son inhibidas t�nicamente por la dopamina hipotal�mica. Tambi�n es secretada por fuentes extrahipofisarias como el tejido adiposo, con acciones autocrinas y paracrinas, desempe�ando un doble papel como hormona y citocina. Puede clasificarse seg�n su peso molecular en monom�rica, dim�rica y macroprolactina, siendo la monom�rica la isoforma predominante. Adem�s, la PRL puede ser escindida por proteasas en vasoinhibina, con propiedades antiangiog�nicas, siendo un fragmento de 16 kDa relacionado con la miocardiopat�a periparto (18).

Manshaei y col. (19) en el a�o 2019 publicaron el estudio de casos y controles sobre la asociaci�n entre el nivel de prolactina en suero y la DMT2 en Ir�n. El objetivo fue investigar los niveles s�ricos de PRL y la DMT2. Se incluyeron 64 mujeres con DMT2 y 70 sanas, cuyo nivel de PRL se midi� mediante la t�cnica de electroquimioluminiscencia. Seg�n los resultados, la concentraci�n de PRL en el suero de las personas afectadas por DMT2 (5,32 � 0,36) fue significativamente (p˂0,05) menor que la del grupo de control (18,38 � 2,3). Los resultados tambi�n mostraron que, en la DMT2, el nivel de PRL cambia de modo que la concentraci�n de PRL en el suero de los pacientes era menor que la de los sanos. En conclusi�n, la concentraci�n de PRL en sangre puede estar relacionada con la DMT2.

La prolactina (PRL) es una hormona polipept�dica llamada as� por su papel crucial en la lactancia. Recientemente, la PRL ha sido reconocida como una hormona metab�lica que regula el metabolismo energ�tico (16). La prolactina es una hormona multifac�tica conocida por regular la lactancia. En mujeres con antecedentes de diabetes mellitus gestacional (DMG), la lactancia intensiva se ha asociado con un menor riesgo relativo de DMT2 en el futuro. Sin embargo, no se ha determinado el papel de la prolactina en el desarrollo de la DMT2 y el metabolismo materno en mujeres con un embarazo reciente con DMG (22).� La evidencia precl�nica sugiere que la prolactina tiene importantes funciones metab�licas durante el embarazo y el posparto, adem�s de acciones lactog�nicas (24).

La evidencia experimental s�lida sugiere que la prolactina puede mejorar la proliferaci�n de c�lulas beta y aumentar la secreci�n y sensibilidad de la insulina. Adem�s de actuar como hormona endocrina, tambi�n funciona como adipocina y act�a sobre los adipocitos para modular la adipog�nesis, el metabolismo de los l�pidos y la inflamaci�n (5).

La hormona PRL es sintetizada y secretada exclusivamente por los lactotrofos de la gl�ndula pituitaria anterior. La tasa de secreci�n de prolactina es de aproximadamente 200 a 536 mcg/d�a/metro cuadrado y la vida media es de 25 a 50 minutos. La prolactina es metabolizada por el h�gado (75%) y el ri��n (25%). El nivel basal de prolactina en mujeres es de 13 ng/ml en promedio y en hombres de 5 ng/ml. El l�mite superior normal del nivel s�rico de prolactina en la mayor�a de los laboratorios es de 15 a 20 ng/ml. Cuando la cantidad de prolactina s�rica excede el l�mite superior, lo llamamos hiperprolactinemia. Las causas comunes de hiperprolactinemia pueden ser fisiol�gicas, patol�gicas o inducidas por f�rmacos. Los pacientes con hiperprolactinemia pueden permanecer asintom�ticos o pueden presentar signos y s�ntomas de hipogonadismo y galactorrea (38).

La PRL es reconocida por su papel indispensable en la biolog�a de los mam�feros, espec�ficamente en la regulaci�n de la lactancia. Teniendo en cuenta que la gl�ndula mamaria es una gl�ndula sudor�para modificada, tal vez no sea sorprendente descubrir que la PRL tambi�n desempe�a un papel importante en la biolog�a cut�nea y est� implicada en la patog�nesis de una variedad de enfermedades de la piel, a menudo las que son desencadenadas o exacerbadas por el estr�s psicol�gico. La PRL ha sido implicada en m�s de 300 procesos biol�gicos, que abarcan la reproducci�n y el crecimiento del cabello y la termorregulaci�n, tambi�n se ha postulado como un posible inmunomodulador para la infecci�n por COVID-19, puede representar una nueva estrategia para tratar una variedad de enfermedades de la piel y trastornos del cabello (39).

Perfil lip�dico y glicemia

La hipertrigliceridemia (HTG) se reconoce como un factor de riesgo independiente para la enfermedad cardiovascular, pero, por encontrarse asociada con la denominada dislipemia aterog�nica, tambi�n se adjudica el riesgo a su asociaci�n con los descensos de C-HDL y la presencia de LDL peque�as y densas (35).

Las HDL son complejos macromoleculares, seudomicelares, constituidos por l�pidos anfip�ticos (fosfol�pidos y colesterol libre), l�pidos no polares (triglic�ridos y �steres de colesterol) y por prote�nas llamadas apolipoprote�nas (apo). Los l�pidos anfip�ticos se organizan en una monocapa en la superficie del complejo, presentando sus grupos polares hacia el medio acuoso. La estabilidad de esta monocapa est� garantizada por las apolipoprote�nas. Los l�pidos no polares son insolubles en un medio acuoso como el plasma y en consecuencia se sit�an en el interior de las lipoprote�nas, evitando as� las interacciones con grupos polares que ser�an fisicoqu�micamente desfavorables. De esta manera el transporte de los l�pidos en plasma est� garantizado. Las HDL son las lipoprote�nas con mayor proporci�n proteica (55-60% de su masa seca), siendo la apo A-I su apolipoprote�na m�s abundante (40).

La PRL tiene efectos biol�gicos en el equilibrio de agua y sal en diferentes especies, incluidos los humanos. Estudios previos han demostrado que los niveles elevados de PRL se asociaron con una presi�n arterial elevada en mujeres con HTA y mujeres embarazadas normotensas. Recientemente, un estudio de cohorte ha demostrado que un nivel m�s alto de PRL plasm�tica durante el d�a, incluso dentro del rango normal, se asoci� con un mayor riesgo de HTA incidente entre mujeres posmenop�usicas (33). Los niveles de PRL en la orina fueron significativamente m�s altos en pacientes con preeclampsia que en mujeres con embarazo normal y se detectaron fragmentos de PRL antiangiog�nicos (14-16 kDa) en la orina solo en pacientes con preeclampsia grave. tambi�n la PRL en sangre del cord�n umbilical fue alta en los reci�n nacidos de mujeres hipertensas (36).

La dieta materna durante la lactancia afecta la salud metab�lica de los hijos durante toda la vida. La PRL est� presente en grandes cantidades en la leche materna; sin embargo, los efectos de la PRL de la leche en la descendencia siguen estando mal caracterizados, aunque existen hallazgos que respaldan que la PRL en la leche materna ejerce efectos metab�licos beneficiosos en las cr�as lactantes, y que los niveles bajos de PRL en la leche contribuyen a la enfermedad metab�lica materna obesog�nica inducida por la dieta en las cr�as (42).

La RI puede derivar de una disfunci�n del tejido adiposo (TA) y ocurrir en paralelo a la disfunci�n de las c�lulas β. Los niveles altos de PRL se asocian con una disfunci�n de TA reducida y predicen adipocitos m�s peque�os (hipertrofia reducida) en el TA visceral (5), el tipo de grasa que, en exceso, se asocia con alteraciones metab�licas y gravedad de la enfermedad. En cuanto a la funci�n de las c�lulas β, las mujeres embarazadas con niveles elevados de PRL tienen un menor riesgo posparto de desarrollar diabetes y disfunci�n de las c�lulas β (41), y las mujeres con s�ndrome de ovario poliqu�stico (SOP) con niveles de PRL en el muestran una menor prevalencia de disfunci�n de las c�lulas β (10).

En la pr�ctica, la concentraci�n plasm�tica de las part�culas HDL se estima generalmente por la medici�n del colesterol contenido en estas lipoprote�nas. Este m�todo no garantiza una medida precisa de la cantidad de part�culas HDL. En efecto, pueden existir pocas part�culas HDL en circulaci�n, pero se puede sobrestimar su n�mero, si �stas est�n enriquecidas en �steres de colesterol. Bajo tales condiciones, la medida de HDL-C ser�a normal, no por ser suficientes part�culas, sino por tener mucho colesterol cada una; un paciente as�, presenta un factor de riesgo de desarrollar aterosclerosis por la alteraci�n en la composici�n de sus HDL -HDL no funcionales, como ocurre en las dislipidemias (4).

La disglucemia considerada un problema de salud mundial definen estados hipergluc�micos intermedios, incluida la alteraci�n de la glucosa en ayunas (GAA), la intolerancia a la glucosa (IGT) o la elevaci�n l�mite de la hemoglobina glucosilada (HbA1C) (27). En condiciones fisiol�gicas el p�ncreas produce insulina que act�a como una llave que permite que la glucosa en la sangre entre a las c�lulas del cuerpo para que estas la usen como energ�a. En la prediabetes, las c�lulas no responden a la insulina de manera normal. Para tratar de hacer que respondan, el p�ncreas produce m�s insulina, pero no podr� mantener el ritmo y los niveles de az�car en la sangre subir�n, lo cual crea las condiciones propicias para la prediabetes e IR y en el futuro cercano, de no tomarse correctivos, DMT2 (6).

El metabolismo anormal de los l�pidos plantea un riesgo de prediabetes. Sin embargo, la investigaci�n sobre los par�metros lip�dicos utilizados para predecir el riesgo de prediabetes es escasa y la importancia de los par�metros lip�dicos tradicionales y no tradicionales sigue sin explorarse en la prediabetes. La literatura describe una asociaci�n inversa entre los valores de triglic�ridos (TG) y colesterol unido a lipoprote�nas de alta densidad (HDL-C) (34).

Se estima que la prevalencia mundial del SMet es del 20 al 25% en la poblaci�n adulta esto aumenta la probabilidad de ECV, DM y ERC (33). Si bien los m�dicos han establecido una conexi�n entre los niveles s�ricos elevados de LDL-C y las ECV, la identificaci�n de biomarcadores aplicables para la prediabetes, el SMet, la IR y su parte activa en la diabetes y aterog�nesis y el riesgo cardiovascular puede ser un desaf�o.� Durante la �ltima d�cada, se han realizado extensas investigaciones sobre la interrelaci�n entre los TG y otras lipoprote�nas, pero no han sido del todo fruct�feras (37).

Entre los muchos (>200) factores de riesgo identificados, un panel lip�dico anormal (dislipidemia) es la principal morbilidad asociada con la ECV. Los l�pidos, que son componentes esenciales de las c�lulas y desempe�an tres funciones principales: se�alizaci�n, almacenamiento de energ�a y soporte estructural. El lipidoma plasm�tico incluye l�pidos de esterol, glicero-fosfol�pidos, glicero-l�pidos y esfingol�pidos, como los l�pidos m�s abundantes. Se analizan con frecuencia en fluidos biol�gicos derivados de la sangre, y representan en conjunto aproximadamente el 88% del lipidoma plasm�tico y m�s del 70% de todo el metaboloma plasm�tico. El metaboloma plasm�tico restante consta de metabolitos hidr�filos como carbohidratos, amino�cidos (involucrados en el metabolismo de prote�nas), �cidos nucleicos (involucrados en el metabolismo de ADN/ARN), �cidos org�nicos y acilcarnitinas (43).

La dislipidemia se caracteriza por una elevaci�n del colesterol total s�rico (CT), colesterol de lipoprote�nas de baja densidad (LDL-C) o triglic�ridos (TG) y una concentraci�n reducida de colesterol de lipoprote�nas de alta densidad (HDL-C) s�rico. Se determinan rutinariamente con el prop�sito de evaluar el riesgo cardiovascular. La prevalencia de dislipidemia var�a geogr�ficamente; aunque se ha estimado que m�s del 50% de la poblaci�n adulta tiene dislipidemia en todo el mundo. Se informa que la prevalencia de hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, niveles altos de LDL-C y niveles bajos de HDL-C es de 41,6%; 46,0%; 35,5% y 43,9%, respectivamente, en ambos sexos en la poblaci�n iran� (44). Recientemente se inform� que la prevalencia de dislipidemia entre una submuestra de adultos iran�es es del 83 y el 87% en la poblaci�n total y en pacientes con ECV, respectivamente (45).

Enfermedades metab�licas

Las enfermedades metab�licas (EM) o de riesgo cardiovascular comprende un grupo diverso de trastornos que afectan a una proporci�n significativa de la poblaci�n mundial. A pesar de los recientes avances significativos en varios tratamientos basados ​​en medicamentos y dispositivos, las EM todav�a se reconocen como una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, lo que representa una carga socioecon�mica sustancial para las personas y las poblaciones. Seg�n las estad�sticas anteriores a la pandemia de COVID-19, la EM represent� aproximadamente 18,6 millones de muertes, lo que representa aproximadamente un tercio de todas las muertes en todo el mundo. Adem�s, la prevalencia de la EM ha aumentado un 17,1% con respecto a la d�cada anterior y se proyecta que aumentar� a nivel mundial de forma continua (44).

El aumento de la incidencia de la EM est� causalmente relacionado con el aumento de la longevidad, el estilo de vida y los factores de riesgo relacionados con el medio ambiente. Por lo tanto, los cambios en particular en el estilo de vida y los factores de riesgo relacionados con el medio ambiente, y las elecciones deber�an mejorar la situaci�n actual. Es una enfermedad progresiva e inflamatoria caracterizada por el estrechamiento arterial debido a la acumulaci�n gradual de l�pidos y disfunci�n endotelial (45). La dislipidemia y la hipertensi�n son ​​los dos principales factores de riesgo independientes para la EM (46); otros factores de riesgo incluyen RI, hiperglucemia y obesidad (47).

Numerosos estudios epidemiol�gicos y cl�nicos han establecido una relaci�n entre los niveles aberrantes de l�pidos en sangre y la prevalencia de EM. Durante d�cadas, el seguimiento del perfil lip�dico tradicional a partir de an�lisis de sangre se ha utilizado como prueba diagn�stica cl�nica para la dislipidemia, un importante factor de riesgo de EM que se caracteriza por niveles elevados de LDL-C, TG y niveles bajos HDL-C. Debido a que la EM es una enfermedad multifactorial, las mediciones crudas de l�pidos tradicionales por s� solas, con frecuencia no logran identificar a todos los individuos en riesgo de formaci�n de placa ateroscler�tica y posterior formaci�n de trombos. Esto resalta la necesidad urgente de descubrir biomarcadores cl�nicamente aplicables para el pron�stico, diagn�stico, tratamiento y monitoreo de la EM (48).

Los metabolitos (incluidos los l�pidos) pueden responder tanto a los antecedentes gen�ticos como a la exposici�n ambiental, proporcionando as� directamente los fenotipos moleculares espec�ficos de los sistemas biol�gicos. Su perfil refleja los procesos fisiopatol�gicos subyacentes a las enfermedades humanas. Durante las �ltimas d�cadas, con los avances en las tecnolog�as anal�ticas, ha surgido la nueva era de disciplinas de alto rendimiento como la metabol�mica (mol�culas peque�as con una masa molecular ≤ 1500 Da) para el perfil de metabolitos (hidrof�licos) y la lipid�mica (generalmente considerada un subconjunto de la metabol�mica) para el perfil de l�pidos (metabolitos hidrof�bicos) en un sistema biol�gico (49).

Las EM y sus complicaciones imponen cargas sanitarias y econ�micas en todo el mundo. La evidencia de estudios experimentales y ensayos cl�nicos anteriores sugiere que nuestro cuerpo puede tener la capacidad de recordar el entorno metab�lico pasado, como la hiperglucemia o la hiperlipidemia, lo que conduce a trastornos inflamatorios cr�nicos y otras enfermedades incluso despu�s de la eliminaci�n de estos entornos. Los efectos a largo plazo de ese metabolismo desregulado en el cuerpo, se han resumido como memoria metab�lica y se ha descubierto que asumen un papel crucial en los estados de salud y enfermedad. M�ltiples mecanismos moleculares participan colectivamente en la gesti�n de la memoria metab�lica, lo que da lugar a diferentes alteraciones celulares, as� como disfunciones de tejidos y �rganos, que culminan en la progresi�n de la enfermedad e incluso afectan a la descendencia (50).

La elucidaci�n y expansi�n del concepto de memoria metab�lica proporciona una visi�n m�s completa de los mecanismos patog�nicos subyacentes a las enfermedades metab�licas y sus complicaciones y promete ser un nuevo objetivo en la detecci�n y el tratamiento de enfermedades. Seg�n el Atlas de la diabetes publicado en el 2021, la DM2 afecta aproximadamente al 10,5% de los adultos a nivel mundial, y se prev� que la cantidad absoluta de personas que padezcan DM aumente en un 46% en el 2045. De manera similar, la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso muestra un patr�n de crecimiento comparable al de la diabetes. Desde 1975, la prevalencia de la obesidad aument� casi al doble a nivel mundial, con m�s de 1.900 millones de personas categorizadas como con sobrepeso u obesidad en 2016 (51).

Aproximadamente el 25-30% de las personas en todo el mundo se ven afectadas por las EM, la enfermedad del h�gado graso asociada al metabolismo (MAFLD) que es la enfermedad hep�tica m�s com�n a nivel mundial y tiene tasas de prevalencia e incidencia alineadas con las tendencias crecientes de obesidad, as� como de DMT2. La creciente incidencia de estas enfermedades aberrantes relacionadas con el metabolismo y sus consecuentes complicaciones graves plantean importantes desaf�os de salud para la sociedad humana. En consecuencia, es imperativo investigar los mecanismos patol�gicos involucrados en las enfermedades metab�licas, as� como desarrollar intervenciones terap�uticas basadas en estos hallazgos cient�ficos (52).

La iniciaci�n y evoluci�n de las EM implica mecanismos intrincados, que requieren enfoques terap�uticos integrales para un manejo eficaz. Estudios recientes han esclarecido las consecuencias perjudiciales persistentes que surgen cuando las c�lulas se exponen a un entorno metab�lico anormal. Incluso despu�s de que el entorno metab�lico vuelve a un estado normal, los cambios y caracter�sticas celulares del estado metab�lico anormal persisten. Estos cambios y caracter�sticas celulares duraderos representan la memoria del organismo de un estado metab�lico anterior, ejemplificando el fen�meno denominado memoria metab�lica (53).

Los tratamientos convencionales para las enfermedades metab�licas se ven desafiados por la existencia de memoria metab�lica. Por ejemplo, anteriormente se cre�a que el control gluc�mico mediante f�rmacos hipoglucemiantes era el enfoque principal para tratar la DMT2 y sus complicaciones. Sin embargo, se ha descubierto que, a pesar de lograr un gran control gluc�mico, el organismo contin�a exhibiendo varias respuestas inflamatorias y complicaciones asociadas con la diabetes debido a la memoria metab�lica. Este descubrimiento impulsa una investigaci�n m�s profunda sobre los mecanismos moleculares subyacentes a la memoria metab�lica, con el objetivo de desarrollar intervenciones terap�uticas correspondientes que puedan mitigar o erradicar eficazmente los efectos adversos asociados con la memoria metab�lica. Esto, en �ltima instancia, mejorar� la eficacia del tratamiento de varias enfermedades metab�licas (54). 

Efectos metab�licos de la PRL

El tejido adiposo es el �rgano m�s grande del cuerpo humano y las adipocinas desempe�an un papel fundamental en la homeostasis metab�lica y endocrina. En la obesidad, la acumulaci�n excesiva de grasa se distribuye en los adipocitos existentes (hipertrofia) o en los adipocitos reci�n reclutados (hiperplasia) generados por la adipog�nesis a partir de la diferenciaci�n de los preadipocitos. La expansi�n del tejido adiposo en forma de hiperplasia generalmente se considera un proceso metab�lico saludable (33), mientras que la expansi�n en forma de hipertrofia excesiva de los adipocitos conduce a una alteraci�n metab�lica y se asocia con RI y SM (55).

Se ha demostrado que la PRL promueve la diferenciaci�n adiposa y mejora la hiperplasia de los adipocitos y puede ser un objetivo terap�utico potencial contra la resistencia a la insulina y el SM. Se ha demostrado que los adipocitos expresan PRLR (36) y tanto la PRL como la dopamina son producidas por el tejido adiposo humano (9). Una gran cantidad de literatura indica que la PRL participa en muchos aspectos de las acciones del tejido adiposo, incluida la adipog�nesis, la actividad de las enzimas metab�licas, la lip�lisis y la liberaci�n de adipocinas como la leptina, la adiponectina y citocinas inflamatorias como la Il-1 e IL-6 (2). De manera an�loga al islote pancre�tico, los adipocitos se adaptan durante el embarazo y la lactancia, cuando los valores de PRL pueden exceder los 200 μg/L, incluidos cambios neurales (dopamin�rgicos) que aumentan el apetito, la ingesta de alimentos y redistribuyen los nutrientes y el almacenamiento de l�pidos desde los tejidos abdominales hasta las gl�ndulas mamarias (5).

Los niveles fisiol�gicos de PRL son aproximadamente 10-25 mg/dL en mujeres y 10-20 mg/dL en hombres y pueden alcanzar hasta 90 mg/dl despu�s de hacer ejercicio, comer, tener relaciones sexuales, anestesia general, operaciones quir�rgicas y estr�s. Grandes estudios de cohortes recientes establecieron que, dentro del rango normal, la PRL s�rica baja se asocia con el SM y la obesidad en los ni�os (27), y una mayor prevalencia de intolerancia a la glucosa, aumento de la resistencia a la insulina, s�ndrome de ovario poliqu�stico (SOP) y enfermedad del h�gado graso no alcoh�lico (NAFLD) y mayores riesgos de nueva aparici�n de DMT2, tanto en hombres como en mujeres (13).

La PRL se sintetiza y se secreta por las c�lulas lactotrofas de la hip�fisis anterior y estimula la lactaci�n en el periodo posparto. La dopamina hipotal�mica inhibe t�nicamente la prolactina. La concentraci�n de prolactina est� elevada fisiol�gicamente en el embarazo, el periodo posparto y los estados de estr�s. La hiperprolactinemia patol�gica puede tener causa en una disminuci�n de la inhibici�n dopamin�rgica, como ocurre cuando se produce una secci�n del tallo hipofisario, o porque haya secreci�n de prolactina por prolactinomas (adenomas hipofisarios benignos). La prevalencia de hiperprolactinemia oscila entre el 0,4% en la poblaci�n general adulta y el 9% en mujeres con trastornos de la reproducci�n1. Aunque la hiperprolactinemia en s� no tiene efectos claros en el sistema cardiovascular, hay una posible asociaci�n entre el tratamiento dopamin�rgico a largo plazo y las anomal�as valvulares cardiacas (56).

Varias manifestaciones de alteraciones del sistema endocrino en la cirrosis del h�gado est�n relacionadas principalmente con el h�gado disfuncional debido a la secreci�n hormonal alterada y los mecanismos de retroalimentaci�n.  La PRL es una de esas hormonas en este sentido. La dopamina regula la producci�n de PRL en la gl�ndula pituitaria humana, que regula negativamente la secreci�n de �sta. Sin embargo, en los humanos, su funci�n principal est� relacionada con la lactancia y la reproducci�n. Se cree que la raz�n principal detr�s del aumento del nivel de PRL s�rica en la enfermedad hep�tica cr�nica MAFLD es la disminuci�n del nivel de dopamina. Los niveles de estr�geno circulante aumentan debido al aumento de la aromatizaci�n perif�rica de testosterona a estradiol por la enzima aromatasa y la reducci�n del aclaramiento en la MAFLD (57). 

El estr�geno estimula la liberaci�n de prolactina debido a la interferencia con la secreci�n de dopamina del hipot�lamo y tambi�n causa directamente hiperplasia lactotropa en la gl�ndula pituitaria anterior. De manera similar a otras hormonas de la hip�fisis anterior, como el cortisol, que alcanza su pico m�ximo por la ma�ana y su m�nimo por la noche, la secreci�n de PRL tiene una variaci�n diurna con niveles m�ximos por la noche. Sin embargo, en el caso de la cirrosis hep�tica, este ritmo se altera y los pacientes presentan niveles elevados de PRL a lo largo del d�a (58). 

Se ha sugerido que la PRL desempe�a un papel en el metabolismo, la homeostasis energ�tica, la modulaci�n inmunol�gica y la regulaci�n del cabello, la piel y los huesos. La secreci�n de PRL puede ser iniciada por m�ltiples hormonas, incluidos los estr�genos y la hormona liberadora de tirotropina. Los pacientes sin tratamiento farmacol�gico previo y las mujeres embarazadas o lactantes muestran niveles basales de PRL m�s altos en comparaci�n con los hombres y las mujeres no embarazadas. Un adenoma hipofisario o un efecto secundario de un f�rmaco, entre otras etiolog�as, pueden causar un aumento anormal de PRL en los hombres. Los niveles s�ricos de PRL se utilizan cl�nicamente para evaluar trastornos que afectan la gl�ndula pituitaria y, ocasionalmente, para detectar lesiones de masa adyacentes a la gl�ndula y/o su tallo y que la comprimen (59).

En la pr�ctica cl�nica habitual, no se aplican condiciones previas estrictas para la medici�n rutinaria de la PRL s�rica en la mayor�a de los entornos cl�nicos. Las pautas de la Sociedad de Hip�fisis publicadas en el a�o 2023 son laxas y no brindan recomendaciones espec�ficas sobre el momento de la medici�n de la PRL y su relaci�n con la ingesta de alimentos. Adem�s, se ha sugerido que variables como la edad, el sexo, el peso corporal y el estado de alimentaci�n afectan el nivel s�rico de PRL. Sin embargo, los estudios al respecto siguen siendo limitados, contienen tama�os de muestra peque�os y los resultados son contradictorios (60). 

Muchas condiciones fisiol�gicas y patol�gicas podr�an dar lugar a un exceso de PRL. De hecho, la hiperprolactinemia podr�a estar determinada no solo por adenomas hipofisarios secretores de PRL, sino tambi�n por muchas otras condiciones que involucran el estado fisiol�gico, como el embarazo y la lactancia, trastornos sist�micos como la insuficiencia renal cr�nica y la cirrosis o varios tratamientos farmacol�gicos. Entre las causas no patol�gicas de hiperprolactinemia, el efecto gancho o prozona y la macroprolactina son los m�s comunes. El efecto gancho es responsable de la discrepancia entre el tama�o del tumor y los niveles de PRL, que generalmente requiere un paso de diagn�stico adicional basado en la diluci�n de la muestra de suero. La macroprolactina es una isoforma de PRL con un mayor peso molecular, pero con actividad biol�gica reducida, que se presenta en aproximadamente el 20% de los casos y se asocia con hiperprolactinemia asintom�tica. Ambas condiciones conducen a un diagn�stico err�neo, una investigaci�n innecesaria y un tratamiento inadecuado de los pacientes hiperprolactin�micos (36).

Independientemente de la naturaleza de la hiperprolactinemia, se sabe que el exceso de PRL influye en los sistemas orexig�nicos-anorexig�nicos que regulan el apetito, determinando la hiperfagia y el aumento de la ingesta de alimentos, lo que lleva al aumento de peso hasta la obesidad manifiesta. En consecuencia, los trastornos metab�licos son hallazgos comunes en pacientes con exceso de PRL e incluyen el SMet y trastornos relacionados en el perfil gluco-insulin�mico y lip�dico. Cabe destacar que recientemente se ha informado que la deficiencia de PRL, definida como niveles de PRL ≤ 7 �g/L, altera la homeostasis metab�lica en un grado similar en comparaci�n con el exceso de PRL (9).

 

Metodolog�a

Dise�o y tipo de estudio

Se realiz� un estudio con dise�o observacional, de tipo anal�tico, transversal y retrospectivo. Los estudios observacionales corresponden a dise�os de investigaci�n cuyo objetivo es la observaci�n y registro de acontecimientos sin intervenir en el curso natural de estos. Las mediciones, se centraron en hechos o datos del pasado (estudio retrospectivo) y los datos de las variables recopiladas sobre una poblaci�n o muestra correspondieron a una medici�n y �nica vez en el periodo de tiempo (estudio transversal). Este estudio adem�s es anal�tico o de alcance explicativo porque se eval�a la asociaci�n�� estad�stica de las variables del estudio (61).

 

Poblaci�n y muestra

La poblaci�n estuvo constituida por 580 registros de pacientes con enfermedades metab�licas atendidos en el a�o 2023 en el Laboratorio del Centro Cl�nico Quir�rgico Ambulatorio Hospital del D�a Nueva Loja del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS- Nueva Loja) de la Ciudad de Nueva Loja, Cant�n Lago Agrio en la provincia de Sucumb�os, Ecuador. Se calcul� el tama�o de la muestra probabil�stica, aplicando la f�rmula para poblaciones finitas, en la cual se estableci� el n�mero m�nimo de muestras de 231 registros de pacientes, garantizando la representatividad de la muestra con un nivel de confianza de 95%, 5% de error m�ximo aceptable y 50% de probabilidad de ocurrencia (62).�

 

n= Numero de la muestra

N= Tama�o del universo

k= Nivel de confianza

e= Error de muestra deseado

p= 0.5

q= 1-p

Se aplicaron los siguientes criterios de selecci�n:

Criterios de inclusi�n

Fueron seleccionados sin discriminaci�n de etnia, sexo o procedencia, pacientes adultos mayores de 18 a�os, con enfermedades metab�licas previamente diagnosticadas y cuyos registros estuviesen completos con los resultados de prolactina, glucemia y perfil lip�dico.

Criterios de exclusi�n

Se excluyeron pacientes con condiciones declaradas de hepatitis y trastornos de alteraci�n del metabolismo lip�dico como el hipotiroidismo. Tambi�n se excluyeron pacientes con prolactinomas, inmunodeprimidos o bajo tratamiento con f�rmacos inmunosupresores u oncol�gicos y aquellos cuyos registros estuvieron incompletos.

Consideraciones �ticas

Se gestionaron oficios de solicitud de autorizaci�n para la ejecuci�n del estudio ante las autoridades del Laboratorio del IESS- Nueva Loja y la Universidad Estatal del Sur de Manab�, asegurando, cumplir con lo contemplado en la Ley Org�nica de Protecci�n de Datos Personales (63).

Adem�s, se dio cumplimiento a las normativas �ticas nacionales e internacionales para la investigaci�n en seres humanos (64), sometiendo ante el Comit� de �tica de Investigaci�n en Seres Humanos (CEISH) del Instituto Superior Tecnol�gico Portoviejo (ITSUP) el protocolo de investigaci�n para su aprobaci�n, d�ndose constancia de ello en el acta de aprobaci�n codificada bajo el N� 1729033735, de fecha 16 de noviembre de 2024; asimismo, antes del inicio de la ejecuci�n se socializ� ante las instituciones participantes,� el planteamiento del problema y la justificaci�n e importancia del proyecto, dando a conocer los objetivos establecidos.

 

Procedimientos

Instrumento de recolecci�n de datos

Los resultados de los par�metros de inter�s: prolactina, perfil lip�dico y glicemia fueron recolectados en una base de datos anonimizada, toda vez que se seleccionaron los registros de pacientes que cumpl�an con los criterios de selecci�n del estudio. La base de datos realizada en una hoja de c�lculo en el programa Excel, fue codificada con una numeraci�n consecutiva seguida del seud�nimo �paciente� y del a�o de recolecci�n de la muestra (1-paciente-2023), con la finalidad de resguardar la informaci�n personal y de asegurar el uso de datos an�nimos, sin ninguna posibilidad de identificaci�n de los pacientes.

M�todos de diagn�stico

Cada paciente incluido en el estudio fue sometido a la recolecci�n de muestras de sangre venosa en ayuno, utilizando el sistema de recolecci�n al vac�o en tubos sin anticoagulantes, previa antisepsia de la zona a puncionar por personal calificado, especialista y autorizado para ello, una vez centrifugada la muestra, se separa el suero en dos al�cuotas, una utilizada para la detecci�n de los metabolitos del perfil lip�dico (Triglic�ridos (mg/dl), colesterol total (mg/dl), y colesterol de las HDL y LDL) y la glucosa basal de manera automatizada y utilizando reactivos estandarizados, haciendo uso del analizador para inmunoensayo por quimioluminiscencia totalmente autom�tico de la serie MAGLUMI 2000 Plus (reactivos y equipo marca Snibe Diagnostic�). Para la correcta interpretaci�n de los resultados y seg�n la casa comercial de los reactivos utilizados se establecieron como valores de referencia los siguientes:

Glucosa en adultos: 75-115mg/dl

Colesterol Total: hasta 200 mg/dl

Triglic�ridos: Hasta 150 mg/dl

HDL-C: Mujeres: Mayor a 65 mg/dl; Hombre: Mayor a 55 mg/dl

LDL-C:� Optima: Menos de 100 mg/dl; levemente elevada: de 100-129 mg/d; elevada:130-159 mg/dl; altos: 160-189 mg/dl; muy altos: mayor a 190 mg/dl

La otra al�cuota se utiliz� para la cuantificaci�n de prolactina de manera automatizada cuyos valores de referencia fueron:

Prolactina: 2.52-26.8 ng/mL

Todas las muestras una vez procesadas fueron desechadas de acuerdo a la normativa vigente en el Ecuador (65).

An�lisis estad�stico

Durante el estudio de los resultados a trav�s de estad�stica descriptiva, los datos se expresaron en valores porcentuales de frecuencias relativas y absolutas, se tabularon y se examinaron utilizando el programa estad�stico Statistical Package for the Social Sciences (SPSS.V29, IBM�). Para establecer la posible relaci�n o conexi�n entre las variables, fue empleado el test de Chi cuadrado, utilizando el postest exacto de Fisher para variables cualitativas, y el An�lisis de Varianza de una cola (ANOVA) con postest de Tuckey para variables cuantitativas, seg�n corresponda. El grado de significancia que se tomar� en cuenta ser� de p<0,05.

 

Resultados

Se describen los niveles s�ricos del perfil lip�dico y glicemia en los pacientes adultos atendidos en el IESS Nueva Loja en el a�o 2023, dando cumplimiento al primer objetivo espec�fico. En un total de 231 adultos, en un rango de edad de 30 a 83 a�os de edad, se observaron concentraciones significativamente altas (p<0,001) de colesterol, triglic�ridos y LDL-C; mientras que los de HDL-C estuvieron marcadamente bajos al compararlos con sus respectivos niveles normales o dentro del rango de referencia. La frecuencia de estas alteraciones se encontr� en m�s del 50% de los pacientes seleccionados, llegando a alcanzar 81,4% en LDL-C. Tambi�n, se observ� una diferencia significativa en los niveles de glicemia alterados con respecto al grupo normal o basal, sin embargo, la frecuencia de estos valores fue de 32,9% (Tabla 1).��

 

 

 

 

Tabla 1. Concentraciones s�ricas de los componentes del perfil lip�dico y glicemia en pacientes adultos con enfermedades metab�licas atendidos en el IESS Nueva Loja en el a�o 2023

 

 

Condici�n

n

%

X�DE

Perfil lip�dico

(mg/dl)

Colesterol

 

Normal (≤ 200)

99

42,9

158�35

Alterado

132

57,1

292�81*

Triglic�ridos

Normal (≤ 150)

100

43,3

98�29

Alterado

131

56,7

265�155*

HDL-C

Normal (≥ 55)

77

33,3

77�20

Alterado

154

66,7

42�9,4*

LDL-C

Normal (≤100)

43

18,6

72�21

Alterado

188

81,4

159�50*

Glicemia

(mg/dl)

Normal (75-115)

155

67,1

92�7,7

Alterado

76

32,9

280�135*

*p<0,001 con respecto a su respectivo grupo normal

 

Al identificar variaciones en las concentraciones de prolactina en adultos con enfermedades metab�licas seleccionados en el periodo del estudio, se evidenci� que el 89,6% de los pacientes presentaron valores altos en los niveles de prolactina, los cuales fueron expresados en promedios m�s o menos desviaci�n est�ndar (� DE), alcanzando concentraciones� de 419�466 ng/mL, significativamente m�s altas (p<0,0001) que el grupo con concentraciones normales o dentro del rango de referencia (17�6,7 ng/mL) (Tabla 2).

 

Tabla 2. Niveles de Prolactina en el suero de adultos con enfermedades metab�licas atendidos en el IESS Nueva Loja en el a�o 2023

 

 

 

 

Concentraciones s�ricas de prolactina

Normal

Alterado

Total

Valores de referencia

2,52-26,8 ng/mL

≥26,9

ng/mL

n

24

207

231

Porcentaje

10,4

89,6

100,0

� DE

17�6,7

419�466*

381�459

*p<0,0001 con respecto al grupo normal

 

Para dar cumplimiento al tercer objetivo espec�fico se determin� la relaci�n entre los niveles s�ricos del perfil lip�dico y glicemia con las variaciones en las concentraciones de prolactina en los adultos con enfermedades metab�licas bajo estudio, encontr�ndose una asociaci�n muy significativa (p<0,001) entre los valores alterados de los componentes del perfil lip�dico y de glicemia con los valores alterados de prolactina (Tabla 3).

 

Tabla 3. Relaci�n entre los niveles s�ricos del perfil lip�dico y glicemia con las variaciones en las concentraciones de prolactina en adultos con enfermedades metab�licas

 

 

 

 

Par�metros

Resultado

 

Prolactina

c2

Normal

Alterado

 

 

n

24

207

 

Colesterol

Normal

99

4

95

p=0,001

Alterado

132

20

112*

Triglic�ridos

Normal

100

11

89

p=0,015

Alterado

131

13

118*

HDL-C

Normal

77

18

59

p=0,004

Alterado

154

6

148*

LDL-C

Normal

43

19

24

p=0,002

Alterado

188

5

183*

Glicemia

Normal

155

20

135

p=0,029

Alterado

76

4

72*

 

Discusi�n

La prolactina (PRL) es una hormona pleiotr�pica sintetizada y secretada por las c�lulas lactotropas en la gl�ndula pituitaria anterior. M�s all� de los efectos cl�sicos bien conocidos sobre la funci�n gonadal, la reproducci�n y la lactancia, recientemente se ha identificado que la PRL ejerce un papel metab�lico interesante (66). En esta investigaci�n retrospectiva, se analizaron las concentraciones s�ricas de PRL, glicemia y perfil lip�dico en adultos con enfermedades metab�licas (EM) atendidos en el IESS Nueva Loja durante el a�o 2023, para ello se describieron las concentraciones de CT, TG, HDL-C y LDL-C como componentes del perfil lip�dico y de glucemia basal en este grupo de adultos, se identificaron variaciones en las concentraciones de prolactina y se estableci� la relaci�n entre las variables. En el total de 231 adultos se observaron concentraciones significativamente altas de CT (hipercolesterolemia), TG (hipertrigliceridemia) y de LDL-C; mientras que las de HDL-C estuvieron marcadamente bajas, al compararlas con sus respectivos niveles normales o dentro del rango de referencia. La frecuencia de estas alteraciones (dislipidemia) se encontr� en m�s del 50% de los pacientes seleccionados, llegando a alcanzar 81,4% de frecuencia en las mediciones de LDL-C.

Estos resultados son similares a los obtenidos por Ylinen y col. (67) en un total de 263 adultos con EM (obesidad y dislipidemia), que fueron sometidos a ejercicios y dietas en un ensayo controlado longitudinal en Finlandia, donde observaron que todos los componentes del perfil lip�dico estuvieron alterados a expensas de valores altos para CT, TG y LDL-C y muy bajos para HDL-C, los cuales siguieron sin cambios hasta los seis meses del ensayo. Asimismo, tomando en cuenta el nivel de frecuencia de las alteraciones en el perfil lip�dico, en esta investigaci�n fue evidente un alto porcentaje de dislipidemia (>50,0%), que resulta alto comparado con el estudio llevado a cabo en el Sur de China por Chen y col. (68) en 60.283 participantes adultos con y sin EM donde encontraron una prevalencia de dislipidemia del 28,4%, identific�ndose como factores de riesgo independientes, los antecedentes de HTA y DMT2.�

En el estudio de Zhao y col. (69) en China encontraron en 391.583 participantes que no presentaban ninguna enfermedad cardiometab�lica al inicio del estudio, que el CT y los TG s�ricos altos se asociaban exclusivamente con riesgos elevados de cardiopat�a isqu�mica y DMT2 en un seguimiento medio de 12,5 a�os. Estos hallazgos hacen suponer un alto riesgo cardiometab�lico de la poblaci�n ecuatoriana seleccionada en este estudio, donde la hipercolesterolemia y la hipertrigliceridemia se encontraron con una frecuencia de 57,1% y 56,7%, respectivamente. Estos resultados abogan por un manejo eficaz del CT y TG como una posible estrategia para mitigar los riesgos de multimorbilidad cardiometab�lica.

Los casos de hipertrigliceridemia identificados en los adultos de este estudio estuvieron acompa�ados por concentraciones disminuidas de HDL-C. A este respecto, la hipertrigliceridemia se ha considerado tradicionalmente como un biomarcador de niveles bajos de HDL-C en sangre en lugar de un factor de riesgo intr�nseco, sin embargo, los avances recientes en gen�tica humana y los resultados de ensayos cl�nicos que investigan la eficacia de la medicaci�n para aumentar el HDL-C han redefinido la importancia de los TG y el HDL-C. Demostr�ndose en varios estudios, como el realizado por Kaltoft y col. (70) que los TG elevados se asociaron causalmente con una mayor incidencia de enfermedad card�aca y estenosis a�rtica en adultos en Dinamarca, independientemente de HDL-C.

Aproximadamente 450.000 ni�os nacen con hipercolesterolemia familiar cada a�o en todo el mundo, pero solo el 2,1 % de los adultos con hipercolesterolemia familiar fueron diagnosticados antes de los 18 a�os (71), de all� la importancia del diagn�stico temprano y el seguimiento continuo de las dislipidemias primarias o secundarias. La hipercolesterolemia junto a los valores aumentados de LDL-C fueron los hallazgos m�s frecuentes en el perfil lip�dico de los adultos estudiados. Es un problema de salud mundial. En Ecuador, algunos estudios han identificado factores de riesgo y prevalencia variables en diferentes grupos de la poblaci�n. Espinoza y col. (72) encontraron una prevalencia de hipercolesterolemia en adultos de 68,9% en los cantones de Vinces y Urdaneta de la provincia de Los R�os. Uribe-Risco y col. (16) demostraron 30% de dislipidemias con mayor�a en hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia en los habitantes de la zona sur de Manab�. Tambi�n, Moreira y col. (40) describen que Ecuador se encuentra en el segundo lugar de los pa�ses a nivel mundial con mayor prevalencia de dislipidemia, con un porcentaje muy cercano al 82%.

En una investigaci�n reciente donde se investig� el potencial del colesterol remanente (CR) y otros par�metros lip�dicos en la EM, encontraron en 36.684 adultos de ocho provincias de China, que el CR se relacion� con diabetes, prediabetes e IR, incluso cuando los otros par�metros del perfil lip�dico (TG, HDL-C y LDL-C) estaban dentro de los l�mites de referencia o normales (73). Ser�a interesante incorporar este par�metro a estudios prospectivos futuros, donde se valore riesgo en EM con el uso de par�metros rutinarios como el CR en virtud de ser uno de los componentes del perfil lip�dico mayormente alterado.��

El riesgo cardiovascular asociado a la dislipidemia se considera parte de un continuo, en el que los niveles m�s bajos de colesterol unido a LDL-C se asocian a un menor riesgo cardiovascular. No obstante, se han recomendado umbrales ideales de 116, 100, 70 y 55 mg/dl seg�n el riesgo cardiovascular total (bajo, moderado, alto y muy alto) y es de suma importancia para la prevenci�n cardiovascular reducir los niveles de LDL-C lo antes posible, de acuerdo gu�a para el manejo de la dislipidemia (74).

La hiperglucemia no diab�tica es una fase de transici�n de la hiperglucemia que plantea un riesgo para el desarrollo de DM y complicaciones relacionadas. En esta investigaci�n tambi�n, se observ� una diferencia significativa entre los niveles de glicemia alterados a expensa de valores altos, con respecto al grupo normal o basal, sin embargo, la frecuencia fue 32,9%, menor que la observada en el perfil lip�dico. Esto se traduce en poco control de la DMT2 en este grupo de pacientes ya diagnosticados o riesgo incipiente de DM de nueva aparici�n; confirmando, asimismo, que un porcentaje importante de esta poblaci�n tiene DMT2.� Sun y col. (51) describen que en el Atlas mundial de Diabetes para el 2021, se estim� que el 10,5% de la poblaci�n adulta mundial entre 20 y 79 a�os tiene diabetes y casi la mitad no sabe que la padece (51).

En Ecuador, para ese mismo a�o la DMT2 fue la tercera causa de muerte en el pa�s (11). Estos hallazgos tambi�n son concordantes con lo informado por Alhomaid y col. (75), que encontraron una prevalencia de hiperglucemia de 19%, en 400 adultos j�venes de Arabia Saudita sin diagn�stico de DM, evidenciando un alto riesgo de desarrollar DM en la poblaci�n adulta joven.  En Espa�a se determin� la prevalencia y el grado de control de la DM en la poblaci�n institucionalizada en residencias geri�tricas encontrando 31,1% de prevalencia y un buen control de los valores de glucemia y hemoglobina glicosilada (76). Esto pone de relieve la importancia de realizar un seguimiento individualizado a estos pacientes y de las posibles complicaciones asociadas a hiperglucemias no controladas.

En la b�squeda de marcadores con potencial predictivo para las EM, se han propuesto muchos �ndices, tanto para l�pidos como para glicemia. Nayak y col. (77) en un metan�lisis reciente sobre el �ndice de triglic�ridos y glucosa (TyG), los resultados revelaron asociaciones significativas entre el �ndice TyG y diversos resultados de salud, especialmente en EM. Un �ndice TyG alto se asoci� significativamente con un mayor riesgo de nefropat�a, enfermedad renal cr�nica (ERC), DMT2, diabetes mellitus gestacional (DMG) y retinopat�a diab�tica (RD). Adem�s, el �ndice TyG fue significativamente mayor en pacientes con apnea obstructiva del sue�o (AOS) SMet y NAFLD, en comparaci�n con personas sin estas afecciones. Esto demuestra el potencial de estos par�metros para valorar un amplio grupo de enfermedades, en particular las relacionadas con la RI y los trastornos metab�licos. Por lo que es pertinente recomendar en futuras investigaciones y con base a los hallazgos presentes, incluir el uso de este �ndice cuya utilidad cl�nica est� validada y requiere de analitos de rutina en el laboratorio.

En cuanto a los niveles de PRL y su asociaci�n a los par�metros estudiados, en este estudio se demostraron muy altas concentraciones de PRL (419�466 ng/mL) en el 89,6% de los pacientes con EM, asociadas significativamente a los valores alterados de todos los componentes del perfil lip�dico y de glicemia en estos pacientes. Niveles de PRL superiores a 30 ng/mL, se considera hiperprolactinemia (38). El l�mite superior normal del nivel s�rico de PRL en este estudio fue de 26,8 ng/mL.

En los �ltimos a�os, se ha puesto de manifiesto el papel metab�lico de la PRL y se ha demostrado que el exceso de PRL promueve el aumento de peso, la obesidad, el SMet y el deterioro de los perfiles gluco-insulin�micos y lip�dicos, probablemente debido a la supresi�n del tono dopamin�rgico fisiol�gico, por lo que se ha propuesto que valores de PRL que oscilan entre 25 y 100 ng/mL, en ausencia de otras causas patol�gicas reconocibles, representan una respuesta fisiol�gica a la solicitud de un aumento de la actividad metab�lica y actualmente se clasifica a la denominada PRL HomeoFIT como promotora de la homeostasis metab�lica (66). Sin embargo, en este estudio las concentraciones promedio se ubicaron en 419�466 ng/mL.

A este respecto, estos resultados se correlacionan con los descritos por Liu y col. (25), encontraron niveles circulantes de PRL que aumentaron significativamente en los grupos con sobrepeso y obesidad en comparaci�n con el grupo de peso normal, lo que sugiere un aumento del nivel s�rico de PRL como una respuesta adaptativa para proteger contra los trastornos metab�licos en la obesidad.

Tambi�n Yang y col. (26) en un grupo de mujeres inf�rtiles con SOP, los niveles de PRL s�rica se asociaron positivamente con HDL-C y negativamente con la edad, IMC, la circunferencia de la cintura (CC), circunferencia de la cadera (HC) y el HOMA-IR, concluyendo que los niveles de PRL s�rica reflejan mayor incidencia de RI y disfunci�n de las c�lulas beta en mujeres. Asimismo, Liu y col. (31) encontraron en 351 pacientes obesos y 100 sanos con peso normal, niveles de PRL significativamente mayores en el grupo de obesos, sugiri�ndose que podr�a ser una respuesta compensatoria para favorecer el metabolismo energ�tico durante la obesidad.

Macotela y col. (32) en su estudio sobre las acciones metab�licas beneficiosas de la PRL, describen resultados que respaldan a la PRL como promotor de la homeostasis metab�lica en modelos de experimentaci�n y en humanos, donde los niveles de PRL moderadamente altos, mostraron ser beneficiosos para el metabolismo y la salud, explic�ndose por su efecto positivo sobre los principales �rganos metab�licos (p�ncreas, h�gado, tejido adiposo e hipot�lamo). Tambi�n Ke y col. (20) encontraron niveles de PRL correlacionados positivamente con la presencia de NAFLD y dislipidemia en pacientes hombres obesos. Los resultados obtenidos en la presente investigaci�n en pacientes con enfermedades metab�licas, son consistentes con esos hallazgos.

Contrario a lo encontrado en este estudio con respecto a los niveles de glucemia y PRL en pacientes con EM, Chien y col. (5) en la revisi�n sistem�tica sobre el mecanismo de acci�n de los agonistas del receptor de dopamina sobre la reducci�n de la glucosa y sus conexiones con las acciones de la PRL, plantean que niveles altos de PRL circulante se correlacionaban con una mayor sensibilidad a la insulina, niveles m�s bajos de glucosa y l�pidos y una menor prevalencia de DMT2, SM e HTA. Sheoran y col. (34) tambi�n encontraron una relaci�n inversa entre la glucosa plasm�tica en ayunas y los niveles s�ricos de PRL tanto en hombres como en mujeres, infiriendo que los niveles s�ricos de PRL se correlacionan con un mejor control gluc�mico.

Tomando en conjunto todos los resultados de esta investigaci�n, se demuestra que la PRL alta est� asociada a alteraciones en el perfil lip�dico y la glicemia en pacientes con enfermedades metab�licas, lo que confirma la hip�tesis del estudio y aporta una nueva evidencia al papel de la PRL en el metabolismo. Investigaciones previas reportan que el aumento de los niveles plasm�ticos de PRL suele estar asociado a un aumento de la resistencia tisular a la insulina y existen muchas teor�as cient�ficas que explican los mecanismos probables de este fen�meno. Una de ellas es el hallazgo de que la glucosa y la PRL act�an de forma sin�rgica en la inducci�n de la transcripci�n de los genes de la insulina. Tambi�n se sugiere que la PRL puede actuar como regulador de la sensibilidad a la insulina y la homeostasis metab�lica en el tejido adiposo. El tema de la asociaci�n de la hiperprolactinemia y las alteraciones en el perfil lip�dico y glucemia es extremadamente interesante y, sin duda, requiere profundizar en ello, incluyendo pacientes con factores de riesgo metab�licos, antes de instaurarse la EM a fin de prevenirla. Las enfermedades metab�licas cardiovasculares tienen una prevalencia elevada en todos los rangos de edad y representan una importante carga para la salud p�blica. El cribado universal para la predicci�n e identificaci�n temprana de estas enfermedades es una herramienta potencial para reducir su impacto en la poblaci�n general. 

 

Conclusiones

Los niveles s�ricos del perfil lip�dico y glicemia estuvieron alterados a expensas de concentraciones aumentadas en m�s del 50% para los componentes del perfil lip�dico y en 32,9% en la glucemia en pacientes adultos atendidos en el IESS Nueva Loja en el a�o 2023.

Un alto porcentaje (89,6%) de los pacientes con enfermedades metab�licas presentaron valores altos en los niveles s�ricos de prolactina en el periodo del estudio.

Se demostr� asociaci�n entre los niveles s�ricos del perfil lip�dico y glicemia con las variaciones en las concentraciones de prolactina en los adultos con enfermedades metab�licas bajo estudio, indicando su papel en la homeostasis metab�lica.

 

Recomendaciones

Los resultados del presente estudio sientan las bases a futuras investigaciones prospectivas y multic�ntricas, que incluyan el tipo de enfermedad metab�lica, poblaciones en edades m�s j�venes y pacientes en prediabetes o en sobrepeso con alteraciones en la resistencia a la insulina, a fin de prevenir la instauraci�n de la patolog�a.

Investigar el valor predictivo de la prolactina en las enfermedades metab�licas previas a la instauraci�n de la enfermedad de nuevo inicio.

Dar a conocer los resultados obtenidos para promover el uso de la prolactina en la valoraci�n de las enfermedades metab�licas, dada la relevancia de las evidencias aportadas.

Dise�ar estrategias que permitan el control de las enfermedades metab�licas y la disminuci�n del riesgo cardiometab�lico impl�cito.��

 

Referencias

1.      Standing D, Dandawate P, Anant S. Prolactin receptor signaling: A novel target for cancer treatment - Exploring anti-PRLR signaling strategies. Front Endocrinol (Lausanne). 2023; 13:1112987. doi: 10.3389/fendo.2022.1112987. PMID: 36714582; PMCID: PMC9880166.

2.      Kready K, Doiron K, Chan KR, Way J, Justman Q, Powe CE, et al. A long-acting prolactin to combat lactation insufficiency. bioRxiv. 2023:2023.12.15.571886. doi: 10.1101/2023.12.15.571886. PMID: 38168384; PMCID: PMC10760067.

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� 2025 por los autores. Este art�culo es de acceso abierto y distribuido seg�n los t�rminos y condiciones de la licencia Creative Commons Atribuci�n-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)

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