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Teletrabajo durante el per�odo de confinamiento por covid-19 en hogares del �rea urbana de Guayaquil
Teleworking during the confinement period due to covid-19 in homes in the urban area of Guayaquil
Teletrabalho durante o per�odo de confinamento devido � covid-19 em resid�ncias da zona urbana de Guayaquil
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Correspondencia: ruben.arocaj@ug.edu.ec
Ciencias T�cnicas y Aplicadas
Art�culo de Investigaci�n
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* Recibido: 30 de octubre de 2023 *Aceptado: 29 de noviembre de 2023 * Publicado: �29 de diciembre de 2023
I. Universidad de Guayaquil, Guayaquil, Ecuador.
Resumen
El presente art�culo toma como base las investigaciones desarrolladas por M. Urresto y D. Alvarez para sus trabajos de grado del �rea de sociolog�a, y se orienta a caracterizar las practicas de teletrabajo en sector urbano de Guayaquil en una perspectiva comparativa de� las cargas laborales y familiares asumidas por hombres y mujeres. En t�rminos metodol�gicos, el estudio desarroll� combinaci�n de m�todos de encuadre naturalista � hermen�utico, por un lado, y positivo � explicativo, por otro. La conclusi�n m�s saliente de la investigaci�n consiste en que, mientras las mujeres prefieren trabajar desde su hogar los hombres prefieren hacerlo en la oficina. Puede sostenerse que, en este caso, se est� frente a h�bitos sociales arraigados que, de modo directo, el confinamiento por la emergencia sanitaria por COVID-19 acentu�.
Palabras Clave: Emergencia sanitaria por COVID-19; Teletrabajo; G�nero; Hogares urbanos.
Abstract
This article is based on the research developed by M. Urresto and D. Alvarez for their degree work in the area of sociology, and is aimed at characterizing teleworking practices in the urban sector of Guayaquil in a comparative perspective of workloads and family assumed by men and women. In methodological terms, the study developed a combination of naturalistic � hermeneutical framing methods, on the one hand, and positive � explanatory, on the other. The most salient conclusion of the research is that, while women prefer to work from home, men prefer to do so in the office. It can be argued that, in this case, we are dealing with deep-rooted social habits that, directly, the confinement due to the COVID-19 health emergency accentuated.
Keywords: Health emergency due to COVID-19; Telecommuting; Gender; Urban homes..
Resumo
Este artigo baseia-se na pesquisa desenvolvida por M. Urresto e D. Alvarez para seus trabalhos de gradua��o na �rea de sociologia, e tem como objetivo caracterizar as pr�ticas de teletrabalho no setor urbano de Guayaquil em uma perspectiva comparativa de cargas de trabalho e fam�lia assumida. por homens e mulheres. Em termos metodol�gicos, o estudo desenvolveu uma combina��o de m�todos de enquadramento naturalista � hermen�utico, por um lado, e positivo � explicativo, por outro. A conclus�o mais saliente da investiga��o � que, enquanto as mulheres preferem trabalhar a partir de casa, os homens preferem faz�-lo no escrit�rio. Pode-se argumentar que, neste caso, estamos perante h�bitos sociais profundamente enraizados que, diretamente, o confinamento devido � emerg�ncia sanit�ria da COVID-19 acentuou.
Palavras-chave: Health emergency due to COVID-19; Telecommuting; Gender; Urban homes..
Introducci�n
El 16 de marzo de 2020 dio inicio el Estado de Excepci�n para combatir la propagaci�n del virus SAR COVID-19. En un contexto en el que, a nivel global, instituciones, empresas y organizaciones, p�blicas y privadas, adoptaron la modalidad de teletrabajo como medida para continuar con las actividades productivas educativas y de servicios, en el Ecuador la actividad fue regulada por el Decreto Ejecutivo 1071�(Registro Oficial del Ecuador, 2020), en la perspectiva de implantar la modalidad de teletrabajo y garantizar derechos laborales.
Con relaci�n a lo anterior, la presente investigaci�n se propone la caracterizaci�n del teletrabajo durante el confinamiento por emergencia sanitaria por COVID-19 en �rea urbana del cant�n Guayaquil, Ecuador, orient�ndose a identificar diferencias tanto en las cargas laborales como dom�sticas entre hombres y mujeres.
Problema de estudio y enfoque
El presente estudio concibe como problema de estudio las desigualdades de g�nero en la pr�ctica del teletrabajo, sostieniendo un abordaje similar al sostenido por ciertos autores (Soto, 2020) que consideran que ��las mujeres tienen a su cargo 76,2% de todas las horas del trabajo de cuidado de personas no remunerado, m�s del triple que los hombres�(p.445) y� que es notoria la existencia de desigualdades en relaci�n al g�nero en el mercado laboral, y se presume que estas brechas estructurales se han agudizado en la �poca de confinamiento por COVID-19, pues el ejercicio laboral fue situado en el �mbito dom�stico y agregado al conjunto de actividades del hogar.
En t�rminos te�ricos, el �teletrabajo� se comprende como un desarrollo reciente del outsourcing. Con dicho t�rmino la teor�a administrativa se refer�a a modalidades tambi�n denominadas tercerizaci�n, o externalizaci�n los que, en todo caso, constituyen una t�cnica de administraci�n que consiste en la transferencia subcontratada a terceros de ciertos procesos complementarios que no forman parte del cuerpo principal o estrat�gico del negocio o actividad, permitiendo la concentraci�n de los esfuerzos en las actividades esenciales o estrat�gicas a fin de obtener competitividad y eficiencia en los resultados, enfoque que tuvo que transformarse pues mucho de lo sustancial tuvo que pasar a externalizaci�n.
El t�rmino �teletrabajo� hace referencia tanto a la distancia como a la dispersi�n geogr�fica de los puestos de trabajo y oficinas, producida mediante una disociaci�n f�sica de lo que es la ejecuci�n de las tareas correspondientes al puesto de trabajo. En efecto, son fundamentalmente las telecomunicaciones las que permiten una mayor flexibilidad en la ubicaci�n de los lugares de trabajo y oficinas sin reducir con ello las posibilidades de coordinaci�n y control. Esto es lo que se conoce como trabajo a distancia o teletrabajo.
En el Ecuador desde que el Comit� de Operaciones de Emergencia � COE, estableciera el teletrabajo como alternativa para asegurar la salud de los ciudadanos, esta nueva forma de trabajo fue adoptada por los sectores p�blico y privado, en �reas como educaci�n, servicios y ventas.
Como sostiene Santillan Marroquin (2020), el esquema laboral de trabajo a distancia tiene algunas ventajas, entre ellas est� la flexibilidad que tiene el trabajador para planificar y organizar sus tareas administrando mejor manera su tiempo y ahorro en costos de traslado al sitio de trabajo, permite integrar a personas con discapacidad a las actividades productivas y reduce los conflictos laborales contribuyendo a mejorar la productividad o cumplimiento de los objetivos institucionales (p.7-9).
Como antecedente se observa que, en el Ecuador, desde el mes de agosto del a�o 2016, y por disposici�n del Ministerio del Trabajo inscrito en el Acuerdo ministerial 2016 � 190, se estableci� una normativa para la implementaci�n del teletrabajo en el Ecuador:
�Una forma de prestaci�n de servicios de car�cter no presencial en jornadas ordinarias y especiales, a trav�s de la cuales el trabajador realiza sus actividades fuera de las instalaciones del empleador, siempre que las necesidades y naturaleza del trabajo lo permitan, haciendo uso de las tecnolog�as de la informaci�n y comunicaci�n, tanto para su gesti�n como para su administraci�n y control.�(Ministerio del Trabajo, 2016)�.
�Tambi�n en el acuerdo citado se determin� que el teletrabajo debe ser:
Permanente: cuando se realice siempre fuera de las instalaciones del empleador. El teletrabajador podr� asistir a las instalaciones de la empresa, cuando sea requerido por el empleador. Parcial: Se realiza fuera del lugar habitual del empleador hasta un m�ximo de 24 horas semanales y el resto de las horas se prestan los servicios en las instalaciones del empleador.�(Acuerdo N�00126-2020, 2020).
El enfoque sostenido por nuestro estudio, finalmente, observa que algunos autores sostienen que generalmente las mujeres se ven en la necesidad de realizar sus labores dom�sticas simult�neamente actividad de teletrabajo. Seg�n Soto, (2020) tienen:
A su cargo 76,2% de todas las horas del trabajo de cuidado de personas no remunerado (m�s del triple que los hombres), situaci�n que se combina con una doble o triple jornada laboral, lo cual se ha agravado con las medidas del confinamiento particularmente en las familias con hijos/as en edad escolar o que no pueden asumir de manera aut�noma la educaci�n a distancia donde se demuestra que la mayor carga es para la mujer (p.345).
Una buena parte del presente trabajo de investigaci�n se encuadr� dentro de un planteamiento cualitativo-interpretativo de la investigaci�n social en general (Taylor S., 1987, p�gs. 34, 40). Por otro lado, mediante un abordaje de l�nea metodol�gica cl�sica, la investigaci�n desarroll� un proceso observaci�n sobre una muestra probabil�stica aleatoria simple.
Resultados y discusi�n
El estudio observ� variables o dimensiones de tipo sociodemogr�fico, en primer lugar. Predomina el grupo con compromisos de tipo conyugal (42,4%) y situados en el rango etario adulto � joven, 30 a 39 a�os (69.40%), la mayor parte viviendo en hogares compuestos de entre 2 a 4 personas.
Tabla 1: poblaci�n por tama�o del hogar y grupos etarios
Grupos etarios |
De 2 a 4 personas |
De 5 a 7 personas |
De 8 y m�s personas |
Solo una persona |
Total |
De 30 a 34 a�os |
20.94% |
10.88% |
1.23% |
2.67% |
35.73% |
De 35 a 39 a�os |
16.22% |
14.78% |
1.85% |
0.82% |
33.68% |
De 40 a 44 a�os |
6.98% |
5.13% |
0.82% |
1.03% |
13.96% |
De 45 a 49 a�os |
6.16% |
3.29% |
0.00% |
0.62% |
10.06% |
De 50 a 54 a�os |
3.29% |
2.87% |
0.41% |
0.00% |
6.57% |
Total |
53.59% |
36.96% |
4.31% |
5.13% |
100.00% |
Tabla 2: horas de jornada de trabajo seg�n tama�o del hogar
Categor�as |
De 2 a 4 personas |
De 5 a 7 personas |
De 8 y m�s personas |
Solo una persona |
Total |
Jornada laboral de 8 horas |
19.71% |
9.86% |
1.85% |
2.26% |
33.68% |
Jornada laboral mayor a 8 horas |
17.04% |
12.73% |
1.03% |
1.85% |
32.65% |
Jornada laboral menor a 8 horas |
16.84% |
14.37% |
1.44% |
1.03% |
33.68% |
Total |
53.59% |
36.96% |
4.31% |
5.13% |
100.00% |
Una vez implantada la modalidad virtual, un 33,68% realizaba sus actividades en horario regular de 8 horas, un 32,65% en jornadas de m�s de 8 horas, y solo el 33,68% de la poblaci�n observada trabajaba en jornadas inferiores a las 8 horas. Con relaci�n a aquellos que vieron su d�a de trabajo se extendi� bajo la modalidad de teletrabajo, para el 21% la jornada aument� de 2 a 4 horas; para el 15,8% por lo menos 2 horas y un 12,1% m�s de 4 horas extras. Las causas del incremento del n�mero de horas, seg�n la poblaci�n encuestada, consiste en:
� Se vieron obligados a cumplir jornadas de trabajo m�s extensas para conservar el empleo y asegurar sostenimiento econ�mico del hogar.
� Recuperaci�n de horas no trabajadas durante los primeros meses del confinamiento.
� Disminuci�n de productividad dentro los horarios laborales.
� En casa se distraen realizando actividades propias del hogar.
� Se resta tiempo de trabajo a la atenci�n de adultos mayores, personas dependientes y menores de edad.
� Aprendizaje de herramientas digitales como Zoom, Meet, drive, google forms y otros que antes no se usaban y que tuvieron que aprender en corto tiempo.
� La empresa no dot� de materiales y equipos de trabajo suficientes, el trabajador que por ello utilizaba sus equipos y recursos para cumplir con sus responsabilidades.
� Se incrementaron las responsabilidades durante la modalidad de teletrabajo.
� Se deb�an hacer informes, memorias, captures y otros para justificar el teletrabajo lo cual restaba tiempo al trabajo habitual.
� No s� contaban con servicios de internet adecuados.
� Algunos trabajaban desde su tel�fono por no contar con un equipo computador.
� Se increment� la carga laboral por reducci�n de personal y hubo que asumir responsabilidades que antes eran de otras personas.
La distribuci�n de horas de trabajo por jornadas, comparativamente entre hombres y mujeres, presenta ciertas diferencias. En efecto, la probabilidad de las mujeres de sostener sus jornadas en el nivel de las 8 horas diarias era ligeramente mayor a la de los hombres, mientras que, por el contrario, la probabilidad de tener jornadas diarias superiores a las 8 horas fue mayor entre los hombres que en las mujeres.
Tabla 3: extensi�n de la jornada de trabajo seg�n sexo
Categor�as |
Mujeres |
Hombres |
Jornada laboral de 8 horas |
36.17% |
30.24% |
Jornada laboral mayor a 8 horas |
29.08% |
37.56% |
Jornada laboral menor a 8 horas |
34.75% |
32.20% |
Grand Total |
100.00% |
100.00% |
En t�rminos de remuneraciones, la observaci�n comparativa deja entrever una cierta brecha marcada por el g�nero. En efecto, las mujeres que practicaron teletrabajo durante el confinamiento por COVID-19 se vieron m�s afectadas por reducciones de sueldo que sus pares masculinos. De este modo, el 26.95% de las mujeres experimentaron reducciones en sus ingresos de hasta el 50%, mientras que aquellas que pudieron sostener su mismo nivel de remuneraci�n que en per�odos previos a la emergencia sanitaria, lleg� al 41.13%.
Tabla 4: afectaci�n de la remuneraci�n durante el per�odo de confinamiento
Categor�as |
Mujeres |
Hombres |
Disminuy� el 50% del sueldo |
26.95% |
20.00% |
Disminuy� un porcentaje del sueldo |
31.91% |
36.59% |
Mantuvo el sueldo completo |
41.13% |
43.41% |
Grand Total |
100.00% |
100.00% |
El convivir con hijos o parientes a cargo de la persona que labora bajo la modalidad de teletrabajo puede condicionar tanto sus niveles de productividad como de estr�s laboral. Entre la poblaci�n bajo estudio se observada una diferencia de menos de 2% entre mujeres y hombres que conviven con familiares. Por otro lado, cuando la jornada laboral se extendi� m�s all� de las 8 horas diarias, aquello afect� menos a las mujeres que a los hombres, mientras que la probabilidad que tuvieron de sostener sus jornadas de trabajo en el equilibro de las 8 horas diarias fue casi 5% superior en la poblaci�n de mujeres que en la de hombres.
Tabla 5: extensi�n de la jornada laboral para poblaci�n que vive con familiares
Categor�as |
S� y viven conmigo (mujeres) |
S� y viven conmigo (hombres) |
Jornada laboral de 8 horas |
15.60% |
10.73% |
Jornada laboral mayor a 8 horas |
18.79% |
22.93% |
Jornada laboral menor a 8 horas |
14.54% |
13.66% |
Grand Total |
48.94% |
47.32% |
Lo anterior puede tener relaci�n con la autopercepci�n de productividad; se observa que casi el 63% de las mujeres se sintieron productivas todos o la mayor�a de los d�as, mientras que en el caso de los hombres en la misma situaci�n alcanza el 56.10%. Las mujeres que se sintieron productivas solo en ocasiones o nunca, bajo la modalidad de teletrabajo, llega al 37.23% en el caso de las mujeres mientras que en el caso de los hombres llega al 43.90%.
Tabla 6: autopercepci�n de la productividad
Frecuencias |
Mujeres |
Hombres |
En ocasiones |
32.62% |
38.54% |
La mayor�a de los d�as |
40.78% |
32.68% |
Nunca |
4.61% |
5.37% |
Todos los d�as |
21.99% |
23.41% |
Grand Total |
100.00% |
100.00% |
La distribuci�n de actividades en el hogar, para aquellos que viven con parientes o familiares, deja entrever que la poblaci�n de mujeres que practicaron teletrabajo durante el confinamiento percibi� una cierta desigualdad en el �mbito dom�stico. En efecto, a pesar de que una proporci�n importante de los hombres sintieron que ayudaron m�s, la percepci�n de las mujeres no fue similar y admitieron que se ocuparon de una buena parte de las actividades dom�sticas �aunque tuvieron ayuda� de sus pares masculinos.
Tabla 7: trabajo dom�stico en poblaci�n que vive con parientes
Actividades del hogar |
S� y viven conmigo (mujeres) |
S� y viven conmigo (hombres) |
Me hice cargo de la mayor parte de las actividades, aunque tuve ayuda. |
18.79% |
12.68% |
No particip� en las actividades del hogar. |
1.77% |
1.46% |
Se distribuyeron de manera equitativa e igualitaria |
25.53% |
31.71% |
Yo solo (a) |
2.84% |
1.46% |
Grand Total |
48.94% |
47.32% |
Como un aspecto relevante se tiene el �mbito desde donde se prefiere laborar. Los indicadores de esta variable presentan llamativas tendencias inversas: mientras que las mujeres prefieren trabajar desde su hogar, los hombres prefieren hacerlo en la oficina. Puede sostenerse que, en este caso, se est� frente a h�bitos sociales arraigados que, de modo directo, el confinamiento por la emergencia sanitaria por COVID-19 acentu�.
Tabla 8: lugar desde donde se prefiere trabajar
Desde d�nde prefiere trabajar |
Mujeres |
Hombres |
Desde la casa |
51.06% |
34.63% |
En la oficina |
48.94% |
65.37% |
Grand Total |
100.00% |
100.00% |
Conclusiones
Como parte de las acciones de control para enfrentar la pandemia por COVID-19, varios gobiernos tuvieron en cuenta el modelo descrito como �Estudio de Oxford�, que concibe una forma de actuaci�n para �aplanar la curva� (Ferguson, N. et al., 2020), que consiste en imponer medidas de alejamiento social m�s extremas cada vez que los ingresos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) empiezan a aumentar, y suavizarlas al reducirse la cantidad de las personas ingresadas.
Lo anterior es el contexto social de nuestra investigaci�n, donde el problema observado va en el sentido abordado por ciertos autores que sostienen que las mujeres tienen a su cargo m�s de las tres cuartas partes de todas las horas del trabajo de cuidado de personas en el hogar y� que es notoria la existencia de desigualdades en relaci�n al g�nero en el mercado laboral. Se presume que estas brechas estructurales se han agudizado en la �poca de confinamiento por COVID-19, pues el ejercicio laboral fue situado en el �mbito dom�stico y agregado al conjunto de actividades del hogar.
En t�rminos generales, se observa que, bajo la modalidad presencia, 7 de cada 10 personas cumpl�an una jornada regular de alrededor de 8 horas, mientras que menos de la cuarta parte lo hac�a por m�s de 8 horas diarias. Una vez implantada la modalidad virtual, los grupos se fragmentaron y, casi proporcionalmente, un tercio realizaba sus actividades en horario regular de 8 horas, otro tercio en jornadas de m�s de 8 horas, y el �ltimo tercio de la poblaci�n observada trabajaba en jornadas inferiores a las 8 horas. Con relaci�n a aquellos que vieron su d�a de trabajo se extendi� bajo la modalidad de teletrabajo, para el 21% la jornada aument� de 2 a 4 horas; para el 15,8% por lo menos 2 horas y un 12,1% m�s de 4 horas extras.
La distribuci�n de horas de trabajo por jornadas, comparativamente entre hombres y mujeres, presenta ciertas diferencias. En efecto, la probabilidad de las mujeres de sostener sus jornadas en el nivel de las 8 horas diarias era ligeramente mayor a la de los hombres, mientras que, por el contrario, la probabilidad de tener jornadas diarias superiores a las 8 horas fue mayor entre los hombres que en las mujeres.
En t�rminos de remuneraciones, la observaci�n comparativa deja entrever una cierta brecha marcada por el g�nero. En efecto, las mujeres que practicaron teletrabajo durante el confinamiento por COVID-19 se vieron m�s afectadas por reducciones de sueldo que sus pares masculinos. De este modo, m�s de un cuarto de la poblaci�n de mujeres que participaron del estudio, experimentaron reducciones en sus ingresos de hasta el 50%, mientras que aquellas que pudieron sostener su mismo nivel de remuneraci�n que en per�odos previos a la emergencia sanitaria, lleg� solo al 41.13%.
El convivir con hijos o parientes a cargo de la persona que labora bajo la modalidad de teletrabajo puede condicionar tanto sus niveles de productividad como de estr�s laboral. Entre la poblaci�n bajo estudio se observada una diferencia de menos de 2% entre mujeres y hombres que conviven con familiares. Por otro lado, cuando la jornada laboral se extendi� m�s all� de las 8 horas diarias, aquello afect� menos a las mujeres que a los hombres, mientras que la probabilidad que tuvieron de sostener sus jornadas de trabajo en el equilibro de las 8 horas diarias fue casi 5% superior en la poblaci�n de mujeres que en la de hombres.
Lo anterior puede tener relaci�n con la autopercepci�n de productividad; se observa que m�s de 6 de cada 10 mujeres se sintieron productivas todos o la mayor�a de los d�as, mientras que en el caso de los hombres en la misma situaci�n alcanz� el 56.10%. Las mujeres que se sintieron productivas solo en ocasiones o nunca, bajo la modalidad de teletrabajo, llega al 37.23% en el caso de las mujeres mientras que en el caso de los hombres llega al 43.90%.
La distribuci�n de actividades en el hogar, para aquellos que viven con parientes o familiares, deja entrever que la poblaci�n de mujeres que practicaron teletrabajo durante el confinamiento percibi� una cierta desigualdad en el �mbito dom�stico. En efecto, a pesar de que una proporci�n importante de los hombres sintieron que ayudaron m�s, la percepci�n de las mujeres no fue similar y admitieron que se ocuparon de una buena parte de las actividades dom�sticas �aunque tuvieron ayuda� de sus pares masculinos.
Finalmente, mientras que las mujeres prefieren trabajar desde su hogar, los hombres prefieren hacerlo en la oficina. Puede sostenerse que, en este caso, se est� frente a h�bitos sociales arraigados que, de modo directo, el confinamiento por la emergencia sanitaria por COVID-19 acentu�.
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� 2023 por los autores. Este art�culo es de acceso abierto y distribuido seg�n los t�rminos y condiciones de la licencia Creative Commons Atribuci�n-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)
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