Los medios en guerra: dos visiones a la luz de un conflicto global

 

The media at war: two visions in the light of a global conflict

 

A mdia em guerra: duas vises luz de um conflito global

 

Andrs Eloy Salazar-Domnguez I
andres.salazar.d@ucv.ve
https://orcid.org/0000-0001-7310-2241


,Ramn Antonio Abancin-Ospina II
ramon.abancin@espoch.edu.ec
 https://orcid.org/0000-0002-2417-6671
Mara Bethania Salazar-Domnguez III
maria.b.salazar@ucv.ve
https://orcid.org/0000-0002-1340-662X
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Correspondencia: andres.salazar.d@ucv.ve

 

 

 

Ciencias Tcnicas y Aplicadas

Artculo de Investigacin

 

* Recibido: 23 de agosto de 2022 *Aceptado: 28 de septiembre de 2022 * Publicado: 13 de octubre de 2022

 

 

        I.            Universidad Central de Venezuela (UCV), Caracas, Venezuela.

     II.            Escuela Superior Politcnica de Chimborazo (ESPOCH), Facultad de Ciencias, Carrera de Matemtica, Riobamba, Ecuador, Universidad Simn Bolvar (USB), Caracas, Venezuela.

   III.            Universidad Central de Venezuela (UCV), Caracas, Venezuela.

 

 

 


 

Resumen

Este artculo propone analizar desde una mirada ms profunda, las discrepancias existentes con respecto al manejo de la informacin, en medio de un conflicto-crisis global. El mundo, atraviesa una situacin trmula donde la variable guerra est muy presente, ante el peligro latente de acaecer una conflagracin blica mundial, por el choque de fuerzas estrepitosas que no pretenden disuadir sus pretensiones fondeadas en la Poltica Exterior. En los ltimos aos, se ha dado un cambio de esquema en las Relaciones Internacionales, el cual pas de la cooperacin y el entendimiento recproco, a un tipo de confrontacin frontal agresiva donde se incluye la guerra de narrativas, con costos cada vez ms altos; los cuales estn mostrando resultados catastrficos, principalmente, en el Este Europeo. Es all, cuando entra en juego el control, manejo y uso de la informacin que, tendencioso o no, busca promover, justificar o repudiar las acciones que conducen y desarrollan el conflicto, de acuerdo con las convicciones, valores y cosmovisiones de los actores y las partes involucradas; sin embargo, queda sobreentendido que, aqul que controla la informacin tiene un plus frente a su adversario y, puede usar esta, manipulndola a su conveniencia con el fin de concretar los fines previamente preestablecidos. Finalmente, se seala que esta investigacin responde a un estudio de corte cualitativo, de tipo exploratorio y con un diseo documental, en el que se pretende revelar el verdadero papel de la informacin en la era del conflicto global.

Palabras claves: Conflicto; Medios; Intereses; Nuevas guerras; Opinin pblica; Hegemona.

 

Abstract

This article proposes to analyze, from a deeper perspective, the existing discrepancies regarding the handling of information, in the midst of a global conflict-crisis. The world is going through a tremulous situation where the variable war is very present, in the face of the latent danger of a global war conflagration occurring, due to the clash of resounding forces that do not intend to dissuade their claims based on Foreign Policy. In recent years, there has been a change of scheme in International Relations, which went from cooperation and reciprocal understanding, to a type of aggressive frontal confrontation where the war of narratives is included, with increasingly higher costs; which are showing catastrophic results, mainly in Eastern Europe. It is there, when the control, management and use of information comes into play that, biased or not, seeks to promote, justify or repudiate the actions that lead and develop the conflict, in accordance with the convictions, values ​​and worldviews of the actors and the involved parts; however, it is understood that the one who controls the information has a plus against his adversary and can use it, manipulating it at his convenience in order to achieve previously pre-established purposes. Finally, it is pointed out that this research responds to a qualitative study, of an exploratory nature and with a documentary design, in which it is intended to reveal the true role of information in the era of global conflict.

Keywords: Conflict; Media; Interests; New wars; Public opinion; Hegemony.

 

Resumo

Este artigo se prope a analisar, a partir de uma perspectiva mais profunda, as discrepncias existentes no manejo da informao, em meio a uma crise-conflito global. O mundo vive uma situao trmula onde a varivel guerra est muito presente, diante do perigo latente de uma conflagrao blica global, devido ao embate de foras retumbantes que no pretendem dissuadir suas reivindicaes baseadas na Poltica Externa. Nos ltimos anos, houve uma mudana de esquema nas Relaes Internacionais, que passou da cooperao e compreenso recproca, para um tipo de confronto frontal agressivo onde se inclui a guerra de narrativas, com custos cada vez mais elevados; que esto apresentando resultados catastrficos, principalmente na Europa Oriental. a, quando entra em jogo o controle, a gesto e o uso da informao que, tendenciosa ou no, busca promover, justificar ou repudiar as aes que conduzem e desenvolvem o conflito, de acordo com as convices, valores e vises de mundo dos os atores e as partes envolvidas; entretanto, entende-se que aquele que controla a informao tem vantagem contra seu adversrio e pode utiliz-la, manipulando-a conforme sua convenincia para atingir os fins previamente pr-estabelecidos. Por fim, destaca-se que esta pesquisa responde a um estudo qualitativo, de natureza exploratria e com desenho documental, no qual se pretende revelar o verdadeiro papel da informao na era do conflito global.

Palavras-chave: Conflito; Meios de comunicao; Interesses; Novas guerras; Opinio pblica; Hegemonia.

 

 

Introduccin

La conformacin de las sociedades y su dinmica, exigen que estas estn informadas sobre los acontecimientos que suceden en el mbito interno y, con el auge de la globalizacin y los vertiginosos cambios sociales, polticos y econmicos que vive el planeta; ahora tambin es una necesidad apremiante que aquello que sucede en otras latitudes, sea de conocimiento pblico y universal; concibiendo que, son los medios de comunicacin los que ejercen este trabajo y terminan siendo portavoces necesarios para la generacin de expectativas, criterios y juicios de valor en toda sociedad. Sin embargo, el problema de ello surge, cuando los intereses de quienes producen las informaciones no se conjugan con la realidad de los procesos, haciendo que el contenido adolezca de una veracidad, objetividad e imparcialidad indeterminada, pero con el impacto perjudicial que genera en la ciudadana; esto sucede porque los sectores de poder, manejan con desmesurada propiedad lo que debe saber, conocer, reflexionar y debatir la sociedad, y, mediante tcnicas y estrategias hbiles, se busca producir respuestas cognitivas oportunas en los individuos, que validen cualquier accin conflictiva.

Esta situacin se en revesa an ms, cuando los intereses de un Estado, se juntan con el foco central del suceso noticioso. En ese sentido, el hecho de ser dueo, socio, financista o benefactor de alguna cadena informativa, brinda una oportunidad propicia para acomodar y maniobrar de cierto modo la informacin, en aras de lograr la concrecin de los fines en torno al inters nacional. Tomando esta idea como punto de referencia, es posible observar la marcada divergencia existente en las informaciones publicadas por agencias de Estados Unidos como: AP (Associated Press), contrastada con sus homlogos de Rusia (Sputnik) y China (Xinhua); ello sin pormenorizar el matiz tremendamente extremo que le da la KCNA (Korean Central News Agency) de Corea del Norte a la noticia. El sesgo evidente en la noticia en estos medios de comunicacin, obedece al inters que la poltica asume conforme al tema en disputa (Gonzlez, 2020). Ante ello, surge el misterio de: Quin dice la verdad? y/o Quin se acerca ms a ella?

Un hecho que, sin lugar a dudas, forma parte importante de este tortuoso entramado, radica en el innumerable grupo de pequeos medios (nacionales, regionales y locales) que, a lo largo y ancho del globo, replican como autnticos los escritos y material audiovisual provenientes de estos grandes medios, sin la verificacin previa de criterios que respeten realmente la veracidad, la objetividad, la imparcialidad y la pertinencia del contenido; lo que muchas veces les convierte en ecos y, cmplices indirectos de los fines e intereses de las grandes naciones y corporaciones mediticas.

De acuerdo a ello, existen sucesos que, siendo enfocados tendenciosamente por los medios de comunicacin, han degenerado en otras acciones conexas que aun producen horror al mundo, por las cicatrices indelebles que subyacen en los pueblos. Por un lado, se tiene los innumerables casos de falsos positivos que buscan incoar matrices de opinin que apelan a la censura, y, por las que se pretende justificar determinadas acciones y; por otro lado, la constante bsqueda de legitimacin y/o reivindicacin de toda accin disruptiva que pretenda devolver el orden y la paz, entendido desde la visin del inters y del poder; siendo esta la cara ms cruel de todo conflicto. A propsito de lo anterior, Martn-Arroyava (2015) sostiene lo siguiente:

Se pueden identificar casos representativos que demuestran cmo a partir de la informacin que se difunde acerca de los conflictos, los medios de comunicacin participan y tienen influencia en la esfera pblica. La Segunda Guerra Mundial, las guerras en Afganistn (2001) e Irak (2003-2010), [] son ejemplos que comparten caractersticas que deben ser analizadas, pues tanto en guerras internacionales como en acontecimientos relacionados con el conflicto armado interno, el papel de los medios ha sido protagnico en cuanto al posicionamiento del discurso de uno de los actores del conflicto a partir de una estrategia simple: los hechos noticiosos. (p. 44).

En este sentido, vale la pena acotar que toda guerra o conflicto armado, finalmente es, para los medios de comunicacin, la oportunidad de obtener redito en medio del caos, aun cuando su contenido pueda en algunos casos colocar en riesgo la vida de seres humanos; adems, la determinada intencin de formar parte accesoria del conflicto, les lleva a una proyeccin convincente de una cara de este, que se levanta a partir de intereses y pretensiones que buscan la imposicin en la balanza de poder, donde ellos tambin tienen su cuota-parte. No obstante, para un gran sector de la sociedad, todo esto representa un cmulo de puntos de vista sin sentido y apartados de la paz, que, solo logran alienar a los sectores ms radicales; en otras palabras, una y otra vez, en diferentes pocas, la mayora de las sociedades alrededor del mundo, han mostrado su firme inconformidad, oposicin e insatisfaccin ante el tema de la guerra, incluso bajo cualquier premisa justificativa que se encuentre de por medio.

Es por ello, que esta investigacin se centra en esclarecer la relacin directa entre la era del conflicto global y los antagnicos enfoques que proyectan los medios de comunicacin, tomando en cuenta que ellos [los medios], representan una parte activa en los acontecimientos recientes, de acuerdo a la inestable balanza de poder actual. Sin embargo, vale la pena mencionar que en la literatura disponible, abundan trabajos tanto de comunicacin en materia poltica como en guerra; empero, no existe suficiente informacin que pueda ser tomada como referente terico directo, capaz de responder objetivamente al propsito investigativo del estudio. Ante esto, Contreras y Sierra (2004) sostienen que:

Son pocas, en efecto, las referencias bibliogrficas que se ocupan, monogrficamente, de algunas de las principales dimensiones comprendidas en esta problemtica. Los estudios que abordan terica, analtica o histricamente el papel central de los medios de comunicacin en las formas modernas de conflictividad y confrontacin blica o, por el contrario, los usos alternativos de los medios al servicio de una cultura de la paz y la tolerancia escasean en el campo acadmico. Este dficit bibliogrfico es an ms notorio en los pases del espacio cultural iberoamericano. (p. 9-10).

En consecuencia, de acuerdo al propsito planteado, este estudio ha sido abordado siguiendo una orientacin cualitativa, de tipo exploratoria y con un diseo documental. Entendiendo, pues, que la investigacin cualitativa trata de ahondar en la naturaleza profunda que subyace en la realidad de un fenmeno, del cual surjan interpretaciones que expliquen el porqu de tales manifestaciones (Martnez, 2006); entretanto, el tipo de investigacin exploratoria, busca indagar de forma honda en un fenmeno, con la finalidad de producir hiptesis que permitan un conocimiento ms general del objeto de estudio (Namakforoosh, 2005). En cuanto al diseo documental, este se caracteriza por ser un proceso orientado en recabar informacin de datos secundarios presentes en bibliotecas y repositorios digitales, con el fin de servir de base para la generacin de nuevos conocimientos (Garca, 2006).

Finalmente, la investigacin estuvo determinada en responder: Cul es la relacin entre la guerra y las visiones antagnicas que proyectan los medios de comunicacin? Esta premisa fungi como punto de partida para la indagacin de la literatura cientfica, con el objeto de tomar investigaciones preliminares vinculadas con el tema, y, articularlas en un eje conductor que permitiese el esclarecimiento de la relacin existente entre dos visiones que, contrapuestas, trazar sentidos dismiles en el hecho noticioso cubierto por los medios de comunicacin.

 

 

 

Reflexiones sobre la guerra

El hombre como ser social, descubri casi desde el principio de su existencia, la habilidad especial que posee para lograr determinados objetivos que no siempre estn a su alcance (Tolmos, 2015). Esto, mediante el empleo de la fuerza como recurso que permite superponerse a otros, para adems subyugarlos y someterlos como objetivo conexo a la victoria a vejmenes slo vistos en las postrimeras de la guerra. En palabras de Karl Von Clausewitz, la guerra: constituye un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad.

Eso explica, en gran medida, como la desproporcin del uso de la fuerza empleada contra el adversario, en la prctica, est desprovista de lmites (Gonzlez, 2020). En este sentido, al no estar demarcados los trminos, ni la correspondencia en el uso de la fuerza dentro de una conflagracin, a la ptica de un criterio lgico-racional, los actos que subyazcan entre las partes estarn orientados a causar la mayor suma de prdidas al oponente; sin embargo, la indefinicin de la variante prdida, en la guerra, va an ms lejos, acarreando acciones que buscan no solo causar un dao sin precedentes, sino mermar, quebrar y/o destruir la fuerza moral, a travs de la eliminacin de grandes grupos humanos, sin importar su origen, gnero, edad, condicin social, entre otros, lo cual reivindica sin lugar a dudas la vetusta locucin: Homo homini lupus, atribuida en tiempo reciente a los planteamientos de Hobbes.

La fuerza, como mecanismo de control y poder, debe haber permitido desde el inicio de la civilizacin humana el establecimiento y consolidacin relaciones interculturales reciprocas, de las cuales se aprovechasen, para obtener rditos, a partir de las ventajas comparativas existentes en cada territorio que cohabita en el planeta, asegurando as una coexistencia pacfica, sin contratiempos y con intercambios capaces abastecer efectivamente las necesidades de los grupos humanos posicionados en otras latitudes; a pesar de ello, ha servido como un mecanismo por excelencia para asegurar la autodestruccin de la especie humana, la profundizacin de la pobreza, la legitimacin de las desigualdades, y la preservacin de superestructuras piramidales de poder que ya resultan obsoletas, inservibles y anacrnicas.

La guerra como medio unvoco para la solucin de controversias a travs de la imposicin de un nuevo orden, en menoscabo de los vencidos, ha servido en s misma, como una plataforma capaz de desarrollar y explanar las conductas ms aberradas, crueles y sanguinarias, subyacentes en el comportamiento humano, en contra de seres humanos pre modelados como oponentes, contrarios, adversarios y/o enemigos. No obstante, los terribles efectos colaterales de la guerra, los cuales a grandes rasgos son grosso modo devastadores, afectan a todo nivel: la vida, la salud (fsica y mental) y el desarrollo de las poblaciones (Wandschneider et al., 2022), ya que los convierte aun sin quererlo en coparticipes de un combate que, lamentablemente deben enfrentar, purgando el amargo sabor de las secuelas y los costos sobrevenidos.

Adems, es la ambicin desmedida por detentar el poder, reforzar el intervencionismo, hacerse del control de los recursos y generar un eje de influencia en otros territorios, lo que ha llevado a la raza humana a vivir experiencias tan inverosmiles y dantescas, que es mejor reservarlas para los libros de historia por la vergenza que producen para el ser humano, entre las que se puede destacar: el Genocidio Armenio, la Sho, Hiroshima y Nagasaki, Holomodor, la Gran Purga, el Genocidio Chino, la barbarie en Ruanda, la invasin a Irak y la reciente guerra contra Ucrania, por citar los casos ms graves de la historia reciente (Stel, 2014).

Se debe comprender que ms all de las discusiones que se ciernen en determinar si el ser humano es bueno (Jean-Jacques Rousseau), egosta (Thomas Hobbes) o, por el contrario, malo por naturaleza (Nicols Maquiavelo), es preciso aceptar que ese indetenible afn de superacin y sed insaciable de poder, produce el empleo de cualquier estrategia lcita o no en muchos casos para anular al otro, en la marcha hacia el/los objetivos, y, ms an cuando estos se circunscriben dentro de los intereses plasmados como fundamentales en la Poltica Exterior de un pas. Es as, como las naciones consideran vlida y oportuna toda estrategia o mecanismo tendiente a menoscabar al oponente; aun cuando, la modernidad haya oportunamente, develado el inconmensurable papel de la muerte en la guerra. En palabras de Carassale (2022): la modernidad ha desarrollado una experiencia del matar singular: la llevada adelante por motivos polticos y cuya mxima expresin ha sido la guerra. (p. 2).

Entonces, es posible afirmar que, la inclinacin de algunos por hacer la guerra, no est solo en causar un dao inminente al adversario, ni siquiera en mermar su poblacin; ambos son resultados sobrevenidos del conflicto. Para quienes ven la guerra solo desde la supremaca en trminos de poder, incurren en el gravsimo reduccionismo de no prever que la guerra tambin es un negocio, que, se encuentra mecanizado por las pretensiones ajustadas a los intereses econmicos implcitos. Para Renouvin (1972), una de las causas profundas que dinamizaron la Primera Guerra Mundial, fue: la rivalidad de los intereses econmicos y financieros. (p. 2). Extrapolndolo a contextos ms recientes, la guerra sigue siendo, en resumen, la proyeccin e incompatibilidad de intereses econmicos y financieros entre dos o ms partes aparentemente contrapuestas.

Vale la pena sealar que, as como la escalada del conflicto no se genera por un mero anhelo de las partes, el desarrollo de ste, tampoco. No obstante, las acciones que se llevan a cabo para generar perturbacin al contrario, llevan consigo impregnados deseos irracionales propios de la naturaleza humana ms all de la planificacin y la estrategia, los cuales se encuentran inducidos e incoados por deseos irracionales como: el odio, la segregacin, la destruccin, la discriminacin y la venganza que, juntos llevan a acabar con al antagonista, adems de saquearlo y escarmentarlo de la manera ms deleznable y deshonrosa posible.

En consecuencia, la guerra sigue representando para el ser humano, y, para algunas naciones la re-configuracin del panorama mundial y, el nico recurso/mecanismo capaz de asegurar el podero, la hegemona, el intervencionismo y la expoliacin de los recursos, aun cuando esto est por encima del derecho internacional, de los organismos multilaterales y el sufrimiento de millones de seres humanos a lo largo y ancho de todo el planeta. Lamentablemente, la nueva balanza de poder mundial se inclina por desechar al menos parcialmente la tesis de la cooperacin, la tolerancia y la coexistencia pacfica para adoptar la de la confrontacin, la enemistad, la anarqua y la guerra.

 

Guerra meditica: definiciones y aproximaciones tericas

Muchos son los que preguntan durante el desarrollo de los acontecimientos, en la era del conflicto: Qu es una guerra meditica? Esta premisa entreteje, en s misma, un sinfn de explicaciones que permiten construir o al menos acercarse a una definicin; la cual, errneamente se relaciona en principio con la violencia estructural que se percibe durante el desarrollo de un conflicto armado y, que inexorablemente es proyectada por los medios de comunicacin. En la actualidad, aun cuando se est a las puertas de una posible guerra europea como resultado de las exacerbadas tensiones del conflicto ruso-ucraniano, se ve con menos frecuencia las exhibiciones mediticas comn denominador en eras pasadas de podero militar, ya que los pases han comprendido que este tosco mecanismo de resolucin de controversias, resulta tremendamente gravoso y, representa prdidas, daos y bajas desmesuradamente altas. Por el contrario, cada vez es ms notorio observar otro tipo de guerra, una que excede el campo de batalla para asentarse en las palabras, los impases, las acusaciones, los sealamientos y las declaraciones revestidas de un alto nivel de confrontacin, los cuales atizan el clima de tensin, y, vuelven las relaciones internacionales un panorama anrquico de caos y desconcierto que, nicamente las grandes potencias pueden medianamente controlar (Stel, 2014).

En el mismo orden de ideas, y en aras de aproximarse a una definicin ms concreta en torno a lo que representa una guerra meditica, se parte de la idea que, es la dimensin o sobredimensin de medios que recibe un acontecimiento o cmulo de ellos, en un fragmento de tiempo determinado y, que busca obtener por medio del enfoque, una respuesta inducida al populum, entre las que destacan: el respaldo, la legitimacin, el beneplcito y/o el apoyo a decisiones que comprometen severamente a las sociedades. En la guerra meditica, ambos sectores (nosotros versus ellos) buscan proyectar e imponer por cualquier va sus criterios, juicios, posturas e imaginarios colectivos; buscando reducir y/o exterminar al adversario, en el campo de las ideas. No obstante, esa pretensin animosa de aniquilar las ideas y planteamientos del adversario, va de la mano con un manejo tendencioso de la informacin, del discurso y de los hechos; los cuales, engranados de forma armnica puedan presentar una re-configuracin verosmil de la realidad.

Actualmente, algunos lderes mundiales han escogido manejarse bajo el esquema del revanchismo comunicacional, que no es ms, que el resultado de una confrontacin directa en la que se impone aqul, capaz de disponer de mayor cantidad de medios y recursos para proyectar sus argumentos; y, quien finalmente logra de forma efectiva alienar las mentes, destruyendo la solidez de las posturas contrarias. En ese sentido, verdades virtuales se sobreponen a las reales, criterios irreales se vuelven irrefutables, informaciones falsas se vuelven certeras y acusaciones se convierten en dogmas, sin el ms mnimo respeto por la integridad de personas, instituciones, grupos y hasta naciones enteras. Este tipo de enfrentamientos se ha redimensionado inimaginablemente con el auge de la tecnologa y la globalizacin; el cual, es un importante recurso que al mantener al mundo conectado 24/7, permite con tan solo un clic, propagar la informacin con una inusitada rapidez, volvindose de conocimiento global en cuestin de minutos.

Siguiendo esta idea, Creveld (1989) considera que: la guerra est completamente permeada por la tecnologa y es gobernada por ella (p. 2). Es por ello que, durante el transcurso de la guerra meditica y, tambin la del campo de batalla, es necesario la implementacin de nuevas tecnologas, con el fin de medir el peso e impacto que tendr en el transcurso del conflicto y en los resultados. Esto implica, per se, la urgente necesidad en la creacin, desarrollo, aplicacin y revisin de nuevas teoras, corrientes, adelantos e invenciones, las cuales puedan ser empleadas con el fin de cambiar las resultas finales del conflicto. Tal perfeccionamiento no slo atae al desarrollo de material blico, comunicacional e informtico; sino que adems, abarca la implementacin de nuevas tcticas y estrategias que conducen de manera ms eficaz, al manejo de las masas por medio del dominio de la informacin. En una guerra, y ms en la meditica, este dominio de la informacin, permitir mostrar aquello que se pretende proyectar; de modo tal que, los hechos que se difundan a partir de determinada postura, causarn mayor impacto que, aquellos en los que se asuma la objetividad, veracidad y credibilidad. De acuerdo con ello, Lind (1989) arguye que la meta de este tipo de guerra ser siempre: colapsar al enemigo internamente en vez de destruirlo fsicamente. (p. 23).

Debilitar e implosionar al enemigo a nivel comunicacional no solo es la mejor estrategia, sino que produce resultados menos sacrificantes, primero porque a nivel de costos no genera grandes prdidas y, segundo, porque los daos colaterales se sienten con ms crudeza, lo que genera ms perjuicio en el adversario, que matar a miles de soldados y derribar aeronaves e infraestructuras. Sin embargo, impactar a una nacin por medio de la aplicacin de estrategias de guerra comunicacional, no es una tarea fcil, resulta necesario una sistemtica y bien estructurada campaa elaborada por los laboratorios creados para ste fin, la cual provoque una latente perturbacin mental colectiva de carcter interno, y adems la prdida de credibilidad, confiabilidad y prestigio a nivel internacional. No obstante, la globalizacin ha permitido que, en ese trnsito de informacin ininterrumpida, tambin circulen otras, tendientes a esclarecer la verdad y mostrar versiones alternativas, como una forma de apalear el duro golpe que producen los sealamientos inveraces; aun cuando, infelizmente se termina imponiendo con relativo xito la adaptacin de la verdad, generada por importantes sectores de poder mundial. Kaldor (2001), define el objetivo primordial de este tipo de nueva guerra cuando sostiene que: En estas nuevas guerras, el objetivo ya no es la victoria militar. La estrategia consiste ms bien en obtener poder poltico sembrando el miedo y el odio, creando un clima de terror. (p. 25).

Por consiguiente, esta nueva forma de llevar a cabo una conflagracin, produce igualmente daos directos e indirectos como cualquier guerra convencional, aun cuando no sean utilizadas tropas ni material blico para ello, generando agravios incluso mucho peores que aquellos sobrevenidos por la destruccin y el caos; sin embargo, ahora se desprenden otros propsitos del cual ya no slo el poltico es el nico o el ms importante en el sentido clauwitziano. Quiere decir que, la guerra tambin ha sufrido modificaciones que se alejan cada vez ms de la forma tradicional (ataque-contraataque) y, por ende, as como se han agregado nuevos actores, nuevas tecnologas y nuevas formas de concebir la guerra, tambin han evolucionado los propsitos a corto, mediano y largo plazo, siendo ste, el tema ms importante a tratar en los prximos aos.

Del mismo modo, es preciso recordar que, el cambio del esquema bipolar por el multipolar y el auge de la globalizacin e interconexin, representan fuerzas profundas in crescendo que tambin permean los conflictos actuales, as como la redireccin y redimensin de los acontecimientos; adems, la guerra meditica, sigue formando parte de la imposicin del actual sistema econmico predominante, y ello ha forjado tambin el incremento de las barreras de desigualdad. Tal como afirma Hobsbawm (como se cita en Bados, V., & Durn, M., 2015): la globalizacin es la forma actualmente dominante del capitalismo de libre mercado que ha trado un aumento considerable de las desigualdades sociales y econmicas dentro de cada pas e a nivel internacional (p. 14). No obstante, es importante destacar que, no todos son capaces de emprender y sostener este tipo de guerras. Son un puado de naciones, corporaciones, sectores y grupos que, con infinita cantidad de recursos, tecnologas y personal, son capaces de emprender, generar y sostener este tipo de conflictos con el fin de materializar por cualquier va los intereses delineados en sus respectivas polticas, entendiendo que el inters econmico es la punta del iceberg de este complejo entramado.

 

Guerra meditica vs. informacin veraz

El internet y las nuevas tecnologas, han establecido (categricamente) a los medios de comunicacin, como actores indirectos en los conflictos y en la guerra. Aun cuando estos resultan un referente importante en el curso de los hechos, su valor estratgico no est revestido por el arsenal militar del que dispone o del grado de violencia que manifiesta en el campo de batalla, porque evidentemente ese no es su papel ni dispone de arbitrios suficientes para fungir como un actor directo; sino por los recursos con los que cuenta para dar cabida, exhibir y analizar los resultados que genera in situ el conflicto (material audiovisual), y, as producir mansajes e interpretaciones que son despachadas por los diferentes canales entendiendo canal como la va de conexin unidireccional del medio con la sociedad, para la posterior decodificacin del ciudadano, siempre hacindose hincapi en los resultados calamitosos que causan mayor escndalo visual. En ese sentido, Bonilla (2014) dixit con relacin a la guerra, lo siguiente: las guerras han proporcionado material suficiente para historias periodsticas que ponen el acento en el inters humano, el drama, el sufrimiento, la solidaridad y el herosmo. (p. 64).

Si bien junto a la concepcin de guerra, subyacen determinados valores que son de cierta manera el muro de contencin para los actores en disputa, de acuerdo a lo que considera como reprochable social e internacionalmente; las preguntas que surgen a continuacin estn definidas por: Quin determina estos valores?; Esos valores son homogneos y aplicables en todos los contextos, en igualdad de condiciones? La respuesta no parece ser tan clara como la premisa inicial; sin embargo, partiendo de la idea de que las sociedades alrededor del mundo repudian la guerra como mecanismo de disolucin de la controversia, es posible concluir a priori que, cualquier accin que este enmarcada en producir el sufrimiento de un tercero, est a grandes rasgos, cuestionada desde todos los rincones del planeta.

Contrario a lo que lgicamente se pudiese pensar, estos valores son absurdamente subjetivos, y, se encuentran permeados por el establishment econmico, poltico y militar, presente en toda era. Es por ello, que la conformacin de los valores pseudo-garantistas que se circunscriben de la guerra, en el caso ucraniano, por citar un ejemplo actual; no son los mismos que se han esgrimido ante situaciones convulsas similares en Medio Oriente. Mientras que, los ucranianos en este momento son percibidos como individuos indefensos atacados brutalmente por un coloso ejrcito despiadado al mando de un megalmano, los habitantes del Medio Oriente son catalogados reiterativamente, como: irascibles asesinos y terroristas forajidos. Es as como comunicacionalmente, se ha vendido perennemente la idea, de que ellos [el islam], odian occidente, odian la paz y la tranquilidad de los pueblos, y, son los encargados contemporneos de subvertir el status quo mundial. Este tipo de prejuicios instaurados por grandes medios de comunicacin, justifican y hasta excusan el desarrollo de acciones deleznables contra estos pueblos; sin que exista la reprimenda pblica que se ve de la mayora de las naciones del mundo actual, con respecto a lo que ocurre en el Este de Europa.

En ese sentido, son los medios de comunicacin los encargados de dibujar o desdibujar el papel que tienen cada una de las partes en un conflicto, de acuerdo a sus intereses, visiones y/o percepciones del mismo; y tambin, a la coyuntura internacional en la que se encuentren inmersos, tales acciones. De ah que su preponderancia est dada por la interpretacin que el medio construya de los acontecimientos y; tambin, de los actores y las vctimas. Si bien los intereses y visiones que, son mencionadas anterius, pueden estar en sinergia con aquellos que ha impuesto el establishment imperante en el planeta; todava existen los casos donde los medios se divorcian de estos puntos de vista, para enlazarse con los hechos que ocurren en, y detrs de la realidad. Es por ello que, ante la inexistencia de un enfoque comunicativo homogneo, capaz de servir como receta para todos los acontecimientos que se desarrollan en torno a un conflicto blico; surge y, entra en juego el papel preponderante del independent model capaz de presentar un equilibrio de los hechos en la informacin.

De modo tal que, el periodista y/o comunicador es quien tiene la responsabilidad no solo de cubrir los hechos a partir de su presencia en el sitio de los acontecimientos, sino que; al unsono, funge como un demiurgo de la verdad, desde una ptica determinada unilateralmente por factores forneos. Es por ello, que se pretende dar un reenfoque a la definicin de noticia, a la luz de un conflicto global; erigida sobre la subjetividad existente entre los hechos y lo que llega a la ciudadana, por medio de las informaciones. De acuerdo con lo anterior, se plantea la siguiente ecuacin:

Dnde:

Noticia;

Ocurrencia de los acontecimientos;

Informacin sobre lo que acontece;

Valoracin subjetiva del hecho noticioso, con ; y

Impacto en la sociedad

Lo anterior es con el propsito tener una perspectiva matemtica con respecto al escenario planteado de la noticia. Es decir, se seala que la Noticia () es una variable dependiente de las variables independientes: Ocurrencia de los acontecimientos (), Informacin sobre lo que acontece (); Valoracin subjetiva del hecho noticioso () e Impacto en la sociedad ().

Concretamente, el eje central de esta ecuacin es la noticia, la cual es entendida por Zambrano (2019), como: una versin concentrada, dramatizada y atractiva de la realidad social. Interpreta e intenta dar una versin de los hechos en medio escrito, audiovisual o digital. (p. 10). Es entonces la noticia el punto de partida de la ecuacin, la misma ser igual a lo que ocurre en la realidad, entre aquello que se informa; se encuentra elevada al cuadrado porque lo que se entiende como real, no es exactamente lo que ocurre, sino aquello que se proyecta y/o difunde. El resultado de esta, ser multiplicado a discrecin, tantas veces como sea necesario con la finalidad de darle una valoracin que genere el escndalo y el sensacionalismo acostumbrado, a un acontecimiento peliagudo. Finalmente, el resultado de todo ese ejercicio, ser nuevamente multiplicado como un todo por el impacto final que este complejo entramado endosa en la sociedad, partiendo de que toda noticia busca obtener una respuesta social; ello, sin ahondar de forma profunda en planteamientos como aquellos en torno a las noticias falsas, a la intencionalidad y la conducta alevosa de daar a terceros por medio de la informacin des-informada.

En trminos matemticos, primero, el factor es una especie de analoga con las probabilidades (casos favorables entre posibles), es decir, el cociente de lo que ocurre en la realidad entre lo que se informa (que puede ser verdad o estar distorsionado); segundo, existe proporcionalidad entre la valoracin subjetiva el hecho noticioso; y tercero, el impacto en la sociedad es proporcional a la noticia que se le presenta a sus ciudadanos.

El modo de anlisis de la noticia construido a partir de la ecuacin antecedente, est principalmente enfocado en una crisis poltica global, devenida a raz de la desestabilizacin de la balanza de poder mundial y; ha surgido para responder a una situacin en la que fundamentalmente se desarrolla una guerra de narrativas, a la par de un conflicto blico que, coincidencialmente como en la Guerra de Vietnam (1955-1975), est socavando las bases tericas que motivan el plemos (Πόλεμος) del contrincante ms poderoso. Esta breve ecuacin, bien puede ser transpolada a otros contextos donde la guerra no sea el eje medular de los hechos, y, busca brindar una aproximacin sobre el: Cmo se construye la noticia?

En pocas anteriores los medios de comunicacin no se encontraban tan directamente vinculados con el tema de la guerra a modo de actor directo, y, fungan como un elemento distante del conflicto, atento solo a cubrir el asunto desde la mirada impdica de las imgenes. Sin embargo, desde el contexto actual de los acontecimientos que modelan un tercer conflicto blico a escala planetaria y, ante el tortuguismo paquidrmico internacional de las naciones ms poderosas, los organismos multilaterales y la justicia a nivel mundial; son los medios de comunicacin, los responsables directos de hacer ostensible lo que ocurre en el campo de batalla y tambin en el de las ideas, ms all de los intereses y valoraciones subjetivas que rodean la noticia; es entonces, cuando recae sobre el ciudadano o usuario, el ejercicio final meta-reflexivo de analizar lo que ve/escucha, de acuerdo a sus convicciones y carga valorativa, para generar una aproximacin ms objetiva y propia de los hechos que ocurren en la esfera glocal.

La figura que se muestra a continuacin, resulta ilustrativa sobre el modo como est siendo construida la noticia en tiempos de un conflicto global. Los colores y mezclas resultantes, representan en suma que, la noticia se cimenta sobre la base de una fusin que no necesariamente resulta paritaria de los cuatro componentes que se detallan en la ecuacin; sin que ello sirva, per se, como una categorizacin rgida para excluir otros elementos que pudiesen subyacer a partir de estudios a posteriori.

 

Fuente: Elaboracin propia

Figura 1: Construccin de la noticia en tiempos de un conflicto global

 

Papel de la informacin en la segunda guerra mundial y en la guerra de Vietnam

En un conflicto armado, el manejo de la informacin como instrumento de propaganda y control de masas, es un arma poderosamente til para aquellos que desean alcanzar la legitimidad y lograr el crdito necesario que le permita llevar a cabo acciones hostiles contra terceros, sin la automtica reprimenda que esto genera a priori. Esto fue lo que sucedi, durante el rgimen nacionalsocialista del Tercer Reich (1933-1945), donde fue creado el Reichsministerium fr Volksaufklrung und Propaganda (Ministerio del Reich para la Ilustracin del Pueblo y Propaganda), con el propsito de educar al pueblo, por medio de la exaltacin, exhibicin y defensa de los beneficios del rgimen nazi, a travs de mensajes constantes y repetitivos, donde se venda la idea de que, solo ellos, llevaran a Alemania a convertirse en un gran polo de desarrollo en Europa, capaz de superar la crisis econmica producida a finales de la dcada del 20; as como la recuperacin del prestigio perdido por la deshonra del Pacto de Versalles. Incluso si para ello fuese necesario generar otra gran conflagracin mundial. Sin lugar a dudas, esto fue una guerra de contrastes de corte ideolgico, donde de manera inaugural, se ven inmiscuidos los medios de comunicacin como parte activa del conflicto. Al respecto, Bourdieu (2000) seala lo siguiente:

Los medios de comunicacin son factores activos de los conflictos blicos al menos desde que el nazismo alemn us la prensa, la radio y el cine especialmente los noticiarios cinematogrficos semanales y mensuales primero como propaganda que legitimaba la guerra de invasin y despus como estratagema de desinformacin del enemigo. Obviamente el medio ms eficaz en ese sentido, y el usado con mayor pericia por los nazis, fue la radio. (p. 200).

Los dos recursos comunicacionales principalmente utilizados durante el rgimen de Adolf Hitler fueron el cine y la radio, por dos grandes razones: el primero como una forma de proyectar el rgimen internacionalmente, ya que el cine es un medio de informacin en s mismo, sumamente influyente y poderoso, por lo que all fueron mostrados los beneficios del desarrollo de la industria conseguido hasta el momento, y, el perfeccionamiento de su vasto arsenal militar, suficientes para convencer al mundo de la milagrosa recuperacin de la Alemania de la post primera guerra.

Por su parte, la radio como segundo recurso comunicacional vital del Tercer Reich, se encontraba en pleno auge para la dcada de los 30, ello fue captado rpidamente por el rgimen, y en agosto de 1933 es fundada la Volksempfanger receptora solo de frecuencias del rgimen o Radio del Pueblo. Esto provoc que se expandiera el alcance de la red radial, llegando a las zonas ms recnditas de Alemania; adems, se distribuyeron cerca de 9 millones de radios, y se busc transmitir una variedad de programas, complaciendo todo tipo de gustos y todas las edades, as como discursos del Fhrer y mensajes a la nacin, todos ellos manteniendo vivos los ideales del nacional-socialismo y su marcado corte racista, antisemita y antibolchevique.

Con respecto al pargrafo anterior, es importante sealar que uno de los xitos de este elaborado plan propagandstico fue su propagacin, esto no slo se circunscribi a la Alemania asediada por el rgimen, sino que buscaron ser universalizadas, mostrando as el desarrollado podero blico alemn, capaz de invadir y expoliar al menos en el proyecto inicial Europa occidental, frica y la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas (URSS); as como todo el mundo si hubiese sido posible la consecucin de tan desmesurado proyecto intervencionista.

Todo ello buscaba, adems, la unin del das volk o el pueblo, induciendo as gran orgullo, admiracin y empata por la condicin de ser alemn, lo que les converta en efectivas mquinas de propaganda compenetradas con los problemas que afectaban a toda la poblacin alemana, haciendo que Adolf Hitler tuviese un respaldo abrumador buena parte de la guerra. En relacin con lo anterior, Pacheco (2001) refiere que:

Hitler fue deificado gracias a que restaur el orgullo nacional y cur las humillaciones sufridas por Alemania despus de la Primera Guerra. La sociedad alemana pag un altsimo precio por su apoyo. Hitler dej a su pas en ruinas y dividido. Pas a la historia, s, pero no como l quera sino como la encarnacin del mal absoluto y sin redencin. (p. 28).

En resumen, tamaa estrategia y desembolso colosal de recursos se corresponda en primer lugar, a los intereses supremos de la bien elaborada poltica alemana, que procuraba incorporar al Reich a personas pertenecientes o descendientes de etnias alemanas o Volksdeutsche y que se encontraran dentro o fuera del pas, lo que llevara a Alemania a conseguir el tan anhelado prototipo de ser humano perfecto; en segundo lugar, el exterminio y eliminacin de todo rastro de cualquier individuo que no cumpliese las caractersticas del alemn trazado por ellos, as como todos los individuos que fuesen judos o sus descendientes; y por ltimo, la aniquilacin total de todo aquel con ideas contrarias al rgimen y/o que se sospechase colaborara con judos buscando convertir a Alemania en un judenfrei o zona libre de judos.

En otro orden de ideas, si bien la guerra de Vietnam (1955-1975), dista de haber sido un acontecimiento blico comparable con su homlogo iniciado en 1939; fue una guerra cubierta por los medios, casi en su totalidad. Esto permiti de forma trascendental, que el ciudadano se relacionara con un tema tan crudo y dantesco como el que fue proyectado en aquella poca. No en vano sigue ostentando un nombre tan rimbombante como primera guerra televisiva, al vincularse directamente con la forma como fue cubierto mediticamente el conflicto (Bonilla, 2014), en el sudeste asitico. Lo cierto es que, comenz siendo un enfrentamiento que pretenda la supuesta reunificacin de Vietnam, aun cuando el trasfondo responda a un choque frontal entre las grandes potencias, las cuales anhelaban detentar la supremaca del poder mundial. Este choque de poderes permiti una amplsima cobertura de los medios de comunicacin, quienes convirtieron este fragmento de la historia reciente, en un psicodrama que brindaba un plus, al proyectar el horror de los combates de forma tan directa, como cruenta.

El valor que an mantiene vigente a Vietnam en las discusiones acadmicas, est en la sobreexposicin que hubo del sufrimiento humano, de la mutilacin, de los cadveres, del caos y, de todo aquello que se desarrolla a la par en una guerra y que por primera vez era transmitido sin pudor por la televisin. Sin duda alguna, esta proyeccin del conflicto desde la ptica del martirio vivido por los vietnamitas, ahond la zanja del apoyo pblico norteamericano por hacer la guerra (Hallin, 1986), en el ltimo fragmento de ella. No obstante, durante el desarrollo de los acontecimientos el foco de los medios fue cambiando y con ello la opinin pblica del pueblo norteamericano; al inicio de este conflicto, la actitud de los medios era de respaldo a las decisiones de Kennedy y Johnson; luego, hacia el final de la guerra, la presentacin de los horrores producidos y unos debilitados soldados que no quieren seguir luchando, hacen que los grandes medios de comunicacin del gigante americano se plieguen al unsono, al llamado por la retirada de las tropas y la repatriacin de los infortunados (Fernndez, 1995).

Ambos fragmentos de la historia contempornea de la humanidad (1939-1945 y 1955-1975), coinciden en que la guerra solo es capaz de traer horror y sufrimiento para el hombre, pese a las condiciones por la que se pretenda justificar algo de estas magnitudes. En tanto, todo conflicto blico, particularmente los que se mencionaron en este apartado y el que se desarrolla a la par con esta investigacin, han mostrado la buena acogida que para el ser humano tiene la confrontacin, y, adems, el morbo subyacente por generar angustia, dolor y desesperacin en el otro, el cual ha sido capitalizado oportunamente por los medios de comunicacin, para crear de la zozobra, la depravacin y el tormento, un show con elevados niveles de rating.

 

Dominio de la informacin integrada y global

En las nuevas guerras que recin emergen, el poder lo posee casi en su totalidad, aquel que maneja la informacin y puede jugar con ella a su favor; incluso si para ello resulta necesario la adicin, modificacin y/o adulteracin de los componentes que la constituyen. En todo caso, la informacin se convierte en un arma supremamente valiosa, porque juega como principal aliado inmaterial de los grandes sectores de poder mundial, quienes tratan de mantenerse controlando las grandes decisiones que se entretejen sobre la humanidad. No obstante, el enfoque que actualmente se pretende dar de la informacin en medio de un conflicto global, no est muy separado de aquel caracterstico de Vietnam; ya que resulta un show televisivo del cual se procura obtener redito a partir del sufrimiento de los pueblos y; adems, obtener paralelamente una voz de peso, en el transcurso de los hechos y la vinculacin con las partes.

Estados Unidos, aun cuando funge como la principal potencia militar del mundo, tambin cuenta con un colosal aparato televisivo y comunicacional que lo respalda; es por ello, que en los ltimos conflictos armados en los que se ha visto inmiscuido, ha sabido manejar con gran xito la polvareda que esto produce, a travs del gran show meditico que se ha generado alrededor de ellos. Empero, detrs de este despliegue televisivo, tambin se esconden pruebas de modernos artilugios blicos, as como estrategias informticas y comunicativas, como la inclusin de periodistas y medios en el campo de batalla, esto ltimo generando alto impacto visual ante el deliberado espectculo grfico. Concomitante con el pargrafo precedente, Tortosa (2003) expone, refirindose a ello, lo siguiente:

Las guerras en las que los Estados Unidos han estado involucrados en los ltimos veinte aos han sido, simultneamente, un laboratorio de nuevas armas y un laboratorio de control de los medios. Una de las novedades, como se ha dicho, ha sido la prctica (no slo la palabra) de integrar (embed) periodistas en las unidades militares en accin. (p. 59).

En el mismo orden de ideas, la estrategia de integrar periodistas y medios de comunicacin a unidades militares en conflictos armados, obedece a la generacin de una cultura sistematizada del terror tras la difusin de imgenes y contenidos visualmente impactantes. No obstante, es importante resaltar, que la inclusin de periodistas en la guerra no es un hecho nuevo. Desde entrado el siglo XIX, formaban parte de la guerra como un agente externo sin vinculacin, encargado de transmitir con objetividad lo que suceda en el campo de batalla desde los dos frentes; lo novedoso en este caso, ocurre al mantenerlos como parte de una unidad militar de uno de los grupos. En este caso, el gigante americano tiene un manejo aun mayor control de la informacin que se difunde y esto puede producir que la informacin que unvocamente emane, est plagada de datos, testimonios e informaciones falaces, adulteradas y marcadamente convenientes. En relacin a ello, Contreras (2001) sostiene que: La guerra informacional obedece ms a una racionalizacin del terror y a una socializacin del miedo que impide cualquier defensa frente a esta violencia organizada. (p. 3).

En cuanto al dominio de la informacin, es Estados Unidos el que dispone de todo un aparataje institucional y recursos suficientes que le permiten obtener con ms rapidez y fiabilidad la informacin de lo que ocurre no solo dentro de sus fronteras, si no a lo largo y ancho del mundo, lo que le permite actuar de manera ms oportuna, siempre buscando que sus acciones se correspondan con los intereses de su poltica exterior. Es importante recordar que, para ellos, el tema de la seguridad es un asunto de Estado que merece toda la disposicin de recursos y personal, con el fin de no repetir hechos como los del 11 de Septiembre (11S). La doctrina en cuando a la seguridad y guerra informacional, como lo sostiene Aldrich (2000) radica en:

Nuestra seguridad es desafiada cada vez ms por tretas no tradicionales de adversarios, tanto antiguos como nuevos, no solo regmenes hostiles, sino tambin criminales internacionales y terroristas que no pueden derrotarnos en teatros de batalla tradicionales, y buscan nuevas formas de atacar explotando las nuevas tecnologas y la creciente apertura del mundo. (p.11).

No obstante, en los conflictos armados que han estallado a lo largo de los ltimos aos, las naciones poderosas y los grupos de poder excluyendo obviamente a Estados Unidos , han buscado hacerse un grosso espacio en el manejo alternativo de la informacin y; en ese sentido, han invertido gran cantidad de recursos, tendiente a ganar espacios en los que se maneje y proyecte un punto de vista distinto al que estamos acostumbrados a ver. Esto con la finalidad de generar informaciones que, del mismo modo, respondan a una visin y comprensin del mundo propia, influidas por intereses vinculados con la poltica exterior, en el caso de las naciones y; con los beneficios econmicos que se generan constantemente, en el caso de las grandes corporaciones.

Por ende, esto desemboca en un conflicto de corte todos contra todos que, por cualquier medio, buscan controlar la informacin, pues es un recurso inestimablemente valioso como, en otrora poca, dominar el espacio areo, las fronteras martimas o terrestres, o, los recursos minerales. Su manejo resulta tan inconmensurable, que muchos se encuentran en la actualidad en la batalla por obtener una cuota de poder que, por maniobrar la informacin, esta les brinde. Ante esto, Rinaldi (2000) sentencia lo siguiente:

Dominar el espectro de la informacin es tan crtico para el conflicto ahora como controlar el aire y el espacio, o como lo fue la ocupacin de la tierra en el pasado, y se considera un componente indispensable y sinrgico del aire y el espacio. Quienquiera que tenga la mejor capacidad para reunir, comprender, controlar y utilizar la informacin tiene una ventaja estratgica sustancial. (p. 26).

A pesar de ello, el panorama actual de las relaciones internacionales no es para nada alentador. El mundo, se encuentra en una etapa convulsa que tiende a agravar las discrepancias, elevando el nivel de conflictividad y produciendo relaciones de tensin perenne, sobre todo ahora que nos encontramos en lo que parece una nueva dimensin de la guerra: la bacteriolgica. El retorno a una especie de guerra fra parece indetenible; aun cuando estos nuevos modos de hacer la guerra resultan mucho ms tecnificados, ms tecnolgicos y ms completos, dificultando su anlisis por la fragilidad que tiene el tejido poltico internacional en estos momentos; no obstante, las acciones que se desarrollan actualmente parecen estar plagadas por la falta de sensibilidad y humanidad. Lamentablemente, la guerra y el conflicto no salen de la agenda poltica mundial y sigue siendo el as predilecto de los grandes sectores de poder que, en el contexto actual, estn estremeciendo las bases el status quo reinante; sin embargo, an no estamos preparados para asumir un conflicto blico de escala mundial, sobre todo cuando apenas se puede contener medianamente el agente patgeno, que envi a la humanidad durante meses a sus casas.

 

Conclusiones

El establishment mundial maneja, ahora, la variable guerra como un meta-recurso disponible para hacer valer las disimiles pretensiones presentes, en el tambaleante tablero de las Relaciones Internacionales. Si bien, la guerra ha sido utilizada como una estratagema de muchas naciones para reivindicar sus intereses frente a otros (Gonzlez, 2020); tambin ha servido en s misma, para mostrar los horrores que experimentan los seres humanos, cuando los temas polticos mudan al campo de batalla, siendo all donde los medios de comunicacin y su irresistible afn de comunicar, entran en accin. Es por ello que, aun con la globalizacin y la digitalizacin, no se puede desestimar el importantsimo papel que an mantienen los medios de comunicacin en las sociedades; entendiendo que, dentro de esta primera categorizacin, son las Redes Sociales las que han tomado una proyeccin inusitada entre la poblacin durante la ltima dcada.

Sin embargo, el papel de la informacin en tiempos de guerra, cobra importancia sustancial; sobre todo en el contexto actual, por las especialsimas circunstancias en la que se encuentra el planeta, el cual sigue mano a mano los pormenores del conflicto ruso-ucraniano y sus ramificaciones en los otros continentes. Este conflicto, en el que se exhiben acciones que sobrepasan los lmites de la racionalidad, el buen juicio, la lgica y la supervivencia humana, sirve como material audiovisual para un sinnmero de medios de comunicacin que, lo manejan para construir sus contenidos en base a interpretaciones que respetan una lnea demarcada. Esto demuestra a grandes rasgos, que el trmino verdad tiene innumerables conceptualizaciones, conforme a quien esgrima su definicin; de acuerdo con ello, la verdad no es aquello que ocurre y se encuentra a simple vista perceptible por los sentidos, sino lo que se puede erigir de aquello en un tiempo determinado. Es all cuando emerge el sesgo, el cual es manejado de acuerdo a los intereses y permite mostrar la realidad dramatizada de un hecho de inters social (Zambrano, 2019).

En el mismo orden de ideas, el sesgo es aqul que permite enfocar la informacin que se convierte en noticia de acuerdo a una arista predeterminada, la cual es frecuentemente utilizada, adems, para el anlisis de los hechos que se suscitan de acuerdo a la coyuntura. Es as como un mismo evento tiene aproximaciones tan divergentes como contradictorias en las que no es posible evidenciar ningn punto de encuentro; tal es el caso de un conflicto global, como el que existe ahora en el Este de Europa, en el que vctimas y victimarios, no resultan ser los mismos a la luz de todos los medios de comunicacin. Es por ello, que de este anlisis surgi la ecuacin que se encuentra en apartados anteriores en torno a la conformacin y enfoque de la noticia y, del que se permite dibujar la construccin de esta, a partir de las variables intervinientes.

De cualquier forma, una distribucin del poder y de la riqueza ms equitativa y plural entre las naciones, permitira la contencin de acciones ofensivas y hostiles enfocadas en generar pnico, desestabilizacin, caos y destruccin a terceros; y por lo consiguiente, mantendra el equilibrio del status quo, ahorrndole a la humanidad las graves consecuencias sobrevenidas por la guerra. No obstante, la guerra termina resultando para muchos, una opcin plausible a la hora de obtener rditos rpidos, sobre todo luego del duro golpe que el SARS-CoV-2 represent para la economa global, desde su aparicin a finales de 2019. En este contexto, los medios de comunicacin ganan un enorme terreno frente a la sociedad y se consolidan como los portavoces necesarios del conflicto, por la sensibilidad del material audiovisual que manejan, aun cuando muchos de ellos se encuentren alineados con alguna de las partes.

No cabe duda que, la imposibilidad de las naciones poderosas por controlar las decisiones coyunturales de la humanidad y, tambin a las naciones ms pequeas y dbiles, es el punto de ignicin que provoca el irremediable choque entre estas, las cuales pueden acabar con destruccin por la destruccin de la raza humana. Hecho que se ha visto materializado con ms fuerza en los ltimos meses, ante la amenaza del uso de ojivas nucleares y cohetes hipersnicos. Lo cierto es que, ms all de las proyecciones que se entretejen sobre los conflictos actuales, los medios de comunicacin se han hecho nuevamente un espacio que les haba sido arrebatado por el dinamismo de las Redes Sociales y; ello ha hecho que los mensajes que se transmiten a travs de estos, vuelvan a tener el crdito e impacto que exhiban en otrora poca.

Efectivamente, el contenido producido por los medios de comunicacin vuelve a tomar el impacto de otras pocas, dado el alcance que tienen estos en captar y procesar la informacin, con la salvedad que el auge de la tecnologa ahora permite que el ciudadano se involucre ms en los hechos que se suscitan, en la esfera de su incumbencia. Esto genera per se una fuente inagotable de informacin proveniente de pequeos reporteros que se hacen parte integrante del medio donde se desarrollan, por un lado y; por el otro, reduce la brecha para que los medios de comunicacin manejen la informacin a su antojo, evitando as el sesgo y la manipulacin.

Ms all de ello, son suficientes las expresiones de barbarie que ha tenido que sufrir el mundo, con los innumerables horrores y guerras que una vez terminadas han dejado vestigios inolvidables. Pese a que probablemente nos encontremos ante las puertas de un verdadero apocalipsis, es necesario comprender la importancia que tienen hoy los medios de comunicacin en este contexto. Son ellos quienes tienen la batuta ahora y estn en la obligacin de informar sobre lo que acontece ms all de nuestras fronteras, con la finalidad de mostrar objetivamente el comportamiento de las naciones que buscan en pleno siglo XXI, arrodillar a otras naciones sin respetar su gente, su cultura, su idiosincrasia y la forma en que libremente han decidido vivir y; peor an, cuando lo que se busca es anularlos.

 

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