Denotación y connotación de la arquitectura contemporánea
Denotation and connotation of contemporary architecture
Denotação e conotação da arquitetura contemporânea
Bryan Alexander Castro-Guadamud I bryancas2014@gmail.com https://orcid.org/0000-0001-7470-6151
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Correspondencia: bryancas2014@gmail.com
Ciencias Técnicas y Aplicadas
Artículo de Revisión
*Recibido: 30 de Septiembre de 2021 *Aceptado: 31 de Octubre de 2021 * Publicado: 11 de Noviembre de 2021
I. Arquitecto, Investigador Independiente, Facultad de Arquitectura, Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Manta, Ecuador
II. Doctorante en Doctorado de arquitectura en UNR-Argentina, Magister en administración Pública Mención Desarrollo Institucional, Arquitecto, Docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Manta, Ecuador.
Resumen
El objetivo de la presente investigación se centró en esclarecer la importancia de la referenciación semántica en las obras arquitectónicas de nuestro contexto inmediato con el fin de incorporar criterios en el proceso de diseño en cuanto a la relación sujeto-objeto, visualizando los aspectos de semántica arquitectónica, que aporten a manera documental en el contexto de los signos y simbologías referenciados a nivel arquitectónico, y la percepción de las formas y los objetos por parte del usuario por medio de la denotación y connotación arquitectónica, respectivamente; todo ello fundamentado en las nociones de semiótica arquitectónica delineadas por Umberto Eco en el año 1975 y en los estudios de Negri-Chel y Fornari del año 1992 sobre las macrofunciones, las funciones y subfunciones de la comunicación. Esta investigación se enfoca en una metodología de investigación documental, de carácter cualitativo para comprender como perciben los usuarios su entorno y los objetos.
Palabras Claves: denotación; connotación; arquitectura; contemporaneidad; semiótica.
Abstract
The objective of this research focused on clarifying the importance of semantic referencing in the architectural works of our immediate context in order to incorporate criteria in the design process regarding the subject-object relationship, visualizing the aspects of architectural semantics , which contribute in a documentary way in the context of the signs and symbols referenced at an architectural level, and the perception of shapes and objects by the user through architectural denotation and connotation, respectively; all this based on the notions of architectural semiotics outlined by Umberto Eco in 1975 and in the studies of Negri-Chel and Fornari in 1992 on the macro-functions, the functions and sub-functions of communication. This research focuses on a qualitative documentary research methodology to understand how users perceive their environment and objects.
Keywords: denotation; connotation; architecture; contemporaneity; semiotics.
Resumo
O objetivo desta pesquisa centrou-se em esclarecer a importância da referenciação semântica nas obras arquitetônicas de nosso contexto imediato, a fim de incorporar critérios no processo projetual quanto à relação sujeito-objeto, visualizando os aspectos da semântica arquitetônica, que contribuem de forma documental. no contexto dos signos e símbolos referenciados a nível arquitetônico, e na percepção de formas e objetos pelo usuário por meio de denotação e conotação arquitetônica, respectivamente; tudo isso com base nas noções de semiótica arquitetônica delineadas por Umberto Eco em 1975 e nos estudos de Negri-Chel e Fornari em 1992 sobre as macrofunções, funções e subfunções da comunicação. Esta pesquisa se concentra em uma metodologia de pesquisa documental qualitativa para compreender como os usuários percebem seu ambiente e objetos.
Palavras-chave: denotação; conotação; arquitetura; contemporaneidade; semiótica.
Introducción
En el mundo actual, se están generando cambios y procesos de transformación en los ámbitos económicos, políticos, sociales y culturales y, específicamente, Latinoamérica no escapa a estas situaciones, donde se visualiza en las últimas épocas crecimientos urbanos descontrolados en las principales ciudades, en general. Esto se debe, a la llegada de la denominada contemporaneidad, la cual de acuerdo con Gadamer (1994) se refiere a que “es algo único que se nos representa por lejano que sea su origen, gana en su representación una plena presencia”.
En tal sentido, se puede denominar como contemporáneo a todo aquello que sucede en el tiempo presente y que pertenece al periodo histórico de tiempo más cercano a la actualidad. Dicho término, sirve para señalar todos los hechos, circunstancias o fenómenos que toman lugar entonces en el tiempo presente y que son parte de una realidad particular actual, contrapuesta a las realidades de otros periodos históricos del ser humano.
Asimismo, Pisarro (2008) detalla que, la contemporaneidad tiene su propia modernidad; es decir, cada comunidad establece su propio conjunto de saberes que son necesarios para reconocer que las señales se conviertan en signos.
En contexto, García (2009) refiere que la arquitectura contemporánea resulta en “el rechazo de aquellos estilos históricos que anterior a este se utilizaban y supone no sólo una coincidencia temporal sino una suma de conocimientos colectivos que permiten descifrar toda interacción cotidiana”. La misma surge frente a las tendencias clásicas, basándose en el manejo de nuevas técnicas para el diseño arquitectónico y en la innovación de materiales industriales durante el siglo XX.
En tal sentido, Eljuri y Valbuena (2008), refieren que la arquitectura “es un fenómeno cultural y, por tanto, la expresión de un modo de vida, de un sistema de creencias de un contexto geográfico, social, político, económico, etc.” De allí, que se puede afirmar que la arquitectura es un producto de carácter cultural, ya que es la única de las artes que tiene un enfoque utilitario, por lo que no se considera autónoma.
Una cultura o la idea que la sustenta puede decaer o perecer, sin embargo, su arquitectura siempre tendrá la palabra por ella, ya que ella, es la voz a través del tiempo de los pueblos y, en ella se han plasmado sus necesidades, creencias y deseos.
Para comprender esto, se debe realizar un abordaje semiótico de la arquitectura, por ende, de acuerdo con Eco (1975) expresa que la semiótica “no es sólo la ciencia de los signos reconocidos en cuanto tales, sino que igualmente se le puede reconocer como la ciencia que estudia los fenómenos culturales como si fueran un sistema de signos, es decir, que la cultura esencialmente es comunicación”. A raíz de tal acepción, una de las disciplinas en las cuales la semiótica encuentra mayores dificultades para incursionar, debido a la índole de la realidad que aspira captar, es la de la arquitectura; ya que, los objetos arquitectónicos, no han sido concebidos originalmente para comunicar, sino para funcionar o satisfacer una necesidad de uso.
En contexto, Raynaud (2008) detalla que “al aplicar el enfoque de la semiótica a la arquitectura, aparece una primera dificultad en el hecho que el denominado triángulo semiótico no puede ser definido en toda coherencia. Por ende, los edificios sirven de significante de donde extraer un significado”.
En función a ello, el significado de la arquitectura tiene que ser pensado según una especie de triángulo semiótico degenerado, en el cual no hay referente, donde el significado y el referente forman una sola entidad. Con esto, Boudon (1971) expresa un pensamiento donde refiere que “la arquitectura no representa nada, sino a sí misma”. De igual manera, Minguet (1994) admite la existencia de representaciones arquitectónicas, pero solo como un fenómeno marginal, estableciéndola desde “un punto de vista estadístico y no como un arte icónico”.
De una manera u otra, se vincula a el triángulo semiótico, el cual está conformado por el significado (pensamiento o concepto), el significante (símbolo o signo) y el referente (cosa o realidad). Estos no representan los únicos conceptos semánticos poco aplicables a la arquitectura. Los conceptos de denotación (significado estable y comparativo) y connotación (significado inestable, indexado a varias experiencias socioculturales). Debido a que el triángulo semiótico, no tiene validez a nivel arquitectónico, el proceso como referencia no puede ser definido correctamente, lo que repercute en el hecho de que la connotación esté estrechamente ligada a la denotación por causas de complementariedad.
En otras palabras, la denotación se refiere a “la dimensión objetiva y definida de manera universal sin la menor discrepancia”, en arquitectura el problema es más complejo, porque no dispone de un código acordado universalmente, una convención social o acuerdo social tácito, puede referirse a la función primaria, las distintas funciones del habitar en todas sus escalas; pero no siempre es fácil, en una misma cultura distinguir y comprender de manera universal esta comunicación. Mientras que, la connotación, es una serie paralela al cuerpo denotativo y está caracterizada por interpretaciones que escapan al directo significado de la denotación, a nivel de la arquitectura, puede referirse a la función secundaria. (Di Bernardo, 2005)
Por ende, Eco (1975) establece que, en la denotación arquitectónica, el objeto de uso es, desde el punto de vista comunicativo, el significante del significado denotado exacta y convencionalmente, y que es su función. En un sentido más amplio se ha dicho que el significado primario del edificio son las operaciones que se han de hacer para habitarlo (el objeto arquitectónico denota una forma de habitar). Pero es evidente que se produce la denotación incluso sin disfrutar de la habitabilidad (y en general de la utilidad del objeto).
En el mismo sentido, el referido autor señala que la connotación arquitectónica, expresa que el objeto arquitectónico puede denotar la función o connotar determinada ideología de la función. Por esto, resulta evidente que las connotaciones simbólicas se consideran funcionales en el sentido que comunican una utilidad social del objeto que no se identifica inmediatamente.
En dicho contexto, el objetivo principal del presente ensayo radica en analizar la denotación y connotación en el ámbito de la arquitectura contemporánea vista como un proceso de comunicación, el mismo que se fundamentó en el estudio de las nociones sobre la semántica aplicada a la arquitectura, tomando como referencia los estudios realizados por Negri-Chel y Fornari en el año 1992 sobre las macrofunciones, las funciones y subfunciones de la comunicación que conlleven a comprender como perciben los usuarios su entorno y los objetos arquitectónicos y su aporte al paisaje e identidad del contexto.
Resultados
La arquitectura actual o contemporánea, plantea todo rechazo de aquellos estilos históricos que anterior a este se utilizaban y, supone no solo una coincidencia temporal, sino una suma de conocimientos colectivos que permiten descifrar toda interacción cotidiana; además, tiene su propia idea de modernidad.
Tomando en consideración lo planteado, se puede relacionar que se ha extendido entre los profesionales como un nuevo lenguaje el minimalismo (es decir, con menos, es más). Dentro de la contemporaneidad de la arquitectura y haciendo una analogía con la antigua arquitectura japonesa este movimiento representa por su visión, su práctica y su prédica, la sustentabilidad en la arquitectura, si partimos de una nueva concepción estética de la misma arquitectura.
Fundamental será el derecho a una arquitectura adecuada, higiénicamente edificada, en un entorno digno sostenible y ecológico, con un compromiso consiente del habitante, que tendrá que ahorrar energía, para el bienestar del planeta. Por otra parte, la arquitectura contemporánea (ver Figura 1) intenta expresarse a través de las formas arquitectónicas. Su poética en el ensamble de fragmentos, sugiriendo espacios totalmente nuevos y aportando a la deconstrucción de la realidad convencional. Es una arquitectura que se recrea en las formas primarias de la estructura y en un sistema por encima del hombre y su historia.
En consecuencia, la contemporaneidad en la arquitectura, debe tomar en consideración las dimensiones ambientales, físicas, sociales, económicas, entre otras; como variables del diseño arquitectónico, con la finalidad de crear obras arquitectónicas contemporáneas, acordes con las necesidades y exigencias del individuo y sin menoscabar su entorno inmediato, en pro de una mejor calidad de vida, además, de dar un aporte sustancial al medio ambiente.
Figura 1 Fundamentación de la arquitectura contemporánea
Fuente: Arrieta y Ferrer (2010)
Los espacios arquitectónicos tienen su lugar en el esquema básico del proceso de comunicación, son el mensaje; el usuario que los habita y transita, es el receptor; cuando se realiza una acción, cuando el usuario activa la arquitectura, se da el movimiento, y esto, es lo que dice el mensaje, en fin, la denotación y connotación de las diferentes funciones.
Así, el usuario desarrolla diferentes actividades sociales (va a la escuela, hace trámites, acude al templo, o simplemente pasea) que conforman un determinado contexto de diseño arquitectónico y urbano, donde el arquitecto y el diseñador, actúan como emisor.
El usuario entonces, se convierte en el punto central del diseño, el que recibe los mensajes, el que los vive. A partir de la dedicación al lenguaje de los productos el diseño adquiere su propia objetivación, su especificidad. No obstante, la teoría del diseño misma debe rebasar la teoría de los objetos, es decir, debe desarrollarse como una teoría de la conducta de los sujetos frente a los objetos. Esto incluye la crítica del objeto concreto (productos y complejos ambientales), la crítica de su aspecto sensorial y estético, y la crítica de sus procesos de desarrollo, circulación y utilización (Bürdek, 1994).
Lo que sí está claro, es que la dualidad formulada en la semiótica entre las funciones prácticas y las simbólicas, se aplica al diseño arquitectónico, resultando conocer la teoría de los objetos, como una relación sujeto – objeto, buscando visualizar como se relacionan los espacios arquitectónicos y urbanos (objetos) con el usuario (sujeto).
El proceso es muy claro: el emisor (arquitecto, diseñador), efectúa un enunciado acerca de algo (diseño), lo que lleva un contenido mental (significado o sentido básico); pero éste no puede ser presentado directamente a quien se le desea hacer conocer (destinatario, usuario), por lo que debe ser asociado a algún objeto (fónico, visual, táctil), algo que sea captable por el destinatario (receptor).
Estos objetos materiales externos, son señales; entre los significados (objetos mentales) y las señales (objetos materiales) median otros objetos mentales llamados significantes; así puede considerarse que a partir de los sentidos básicos se lleva a cabo en la mente del emisor un proceso psicológico, en el cual se establecen códigos, es decir, relaciones adecuadas entre los significados y los significantes (Negri-Chel y Fornari, 1992).
Tomando como referencia para el análisis de las condiciones de denotación y connotación, se presenta el modelo de las funciones del mensaje expuesto por Negri-Chel y Fornari en el año 1992, en el cual, se diferencian una serie de funciones denominadas macrofunciones, constituidas por una cantidad variable de funciones entre las cuales predominan:
- Macrofunción informativa: el mensaje sirve para comunicar datos significativos, atañe al “qué se dice”, lo que la centra en los aspectos semánticos.
- Macrofunción estética: mensaje autorreflexivo, pretendiendo atraer la atención del emisario sobre la propia forma, atañe al “cómo se dice”.
- Macrofunción lúdica: sirve de medio de entretenimiento.
- Macrofunción catártica: el mensaje sirve de medio para que quien lo emite y/o recepta experimente sentimientos de purificación.
Para efecto del presente artículo, se retoma la macrofunción informativa, exponiendo a continuación las funciones que la conforman:
- Función autorreferencial: el mensaje constituye a la señal en el objeto, suministrando datos acerca de sí mismo.
- Función referencial: el mensaje se refiere a cualquier otro objeto material o ideal (referente).
- Función expresiva: el mensaje puede dar a conocer datos acerca del emisor, como los pertenecientes a su identidad, personalidad, situación social, ideología (filosófica, política, profesional) actitud hacia el producto – señal, actitud hacia los destinatarios, etc.
- Función influenciadora: también llamada conativa; el mensaje puede poner de manifiesto lo que el emisor se propone con respecto al destinatario exponiendo sus intenciones comunicacionales (propagandística, inductiva, mercantil, estética, etc.).
- Función de contacto: también llamada fática: el mensaje informa acerca del propio proceso de comunicación del que forma parte, lo que el emisor quiere de dicho proceso (que se inicie, prosiga o termine) y de sus destinatarios también en relación al mismo (que perciban las señales, que se interesen en los mensajes, que los comprendan, etc.).
- Función metalingüística: mensajes que explican el sentido de otros mensajes.
Así como de cada macrofunción se desprenden funciones, de éstas surgen subfunciones, como, por ejemplo:
Macrofunción: informativa
Función: autorreferencial
Subfunciones: de la significación:
- De la finalidad práctica del producto
- Del modo de uso del producto
- Del tipo de destinatario del producto
- De la capacidad del producto
- Del lugar de uso correspondiente al producto
- De la filiación del producto
- Del estilo del producto
- De la data temporal del producto
- De la data geográfica del producto
- De la factura del producto
- De las cualidades del producto
A un objeto de diseño, a un producto, pueden atribuírsele un sinnúmero de sentidos diferentes; en realidad, los sentidos que se pueden llegar a advertir, son precisamente los que se les atribuyen a dichas señales objetuales; a tal objeto se le atribuyó tal significado. Posteriormente, se analizó un ejercicio semiótico (Figura 2) tratando de ejemplificar algunas de las macrofunciones, funciones, subfunciones y funciones de grados menores en relación al espacio arquitectónico al que se hizo referencia anteriormente: Pasillo de acceso
Figura 2 Pasillo de acceso
Fuente: Lara y otros (2011)
Macrofunción: informativa
Función: autorreferencial
Subfunción: de significación de la finalidad práctica (¿Qué es, para qué sirve?)
Función de grado menor:
- Significación de la función práctica genérica del producto: Pasillo de acceso.
- Significación de la función práctica operativa global del producto: Pasillo. Pieza larga y estrecha del interior de un edificio, que comunica unas habitaciones con otras; pieza larga y estrecha en exteriores que comunica o conecta un espacio con otro.
- Significación de las funciones prácticas operativas de las partes del producto:
Piso – suelo, pavimento
Techo – cubierta
Paredes – construcción vertical que cierra el espacio.
- Significación de las funciones prácticas para operatividad del producto:
Pasillo de acceso – exposición, introducción, publicidad, etc.
- Significación de las funciones prácticas para operativad de las partes del producto:
Piso – alfombra, suave, cálido.
Techo – alto, oscuro (iluminación artificial dirigida), enmarcado, sólido.
Paredes – obscuras (iluminación artificial dirigida).
Textura – vertical, cálida, con motivos propios del contexto.
De acuerdo a la investigación desarrollada para la denotación y connotación de la arquitectura contemporánea vista desde el proceso de la comunicación es preciso considerar en el proceso de diseño las siguientes directrices:
El desarrollo de las regiones impone cambios tecnológicos, sociales e incluso éticos de manera vertiginosa, que influyen en la generación de nuevas formas en el diseño y condicionan las directrices para la delimitación del espacio habitable, donde cada comunidad establece su propio conjunto de saberes que son necesarios reconocer para que estas señales se conviertan en signos y por ende en mensajes.
Una cultura o la idea que la sustenta puede decaer o perecer, sin embargo, su arquitectura siempre tendrá la palabra por ella; ya que ella, es la voz a través del tiempo de los pueblos y, en ella se han plasmado sus necesidades, creencias y deseos; por tanto, la arquitectura es un lenguaje, un hecho de cultura y de toda práctica social, donde queda claro que no sólo tiene funciones prácticas, sino también simbólicas, donde se da como acción, la experiencia del usuario cuando sucede el movimiento y lo que esto signifique para él.
Los objetos arquitectónicos, no han sido concebidos originalmente para comunicar, sino para funcionar o satisfacer una necesidad de uso, pese a ello la forma arquitectónica en sí misma posee expresividad, presentándose a los sentidos del ser humano siempre con un significado, esto indica, que además de crear un espacio para un objeto definido, la arquitectura busca transmitir un mensaje.
Los espacios arquitectónicos tienen su lugar en el esquema básico del proceso de comunicación, son el mensaje y el usuario el receptor y cuando éste habita y transita por ellos, no solo activa la arquitectura, sino que pone de manifiesto el mensaje; en fin, la denotación y connotación convierten al usuario en el punto central del diseño es decir en el receptor del mensaje y al diseñador o arquitecto como su principal emisor.
Desde el momento en que la arquitectura es capaz de abordar el lenguaje de sus productos para lograr que todo aquello que se presente estimule los sentidos del usuario, el diseño arquitectónico adquiere su propia objetivación, su especificidad, derivando de la semiología del lenguaje a la semiología del diseño. No obstante, la teoría del diseño misma debe rebasar la teoría de los objetos, es decir, debe desarrollarse como una teoría de la conducta de los sujetos frente a los objetos.
La manera de concebir la obra revela las preferencias del arquitecto en el modo de organización de los elementos arquitectónicos, para así contextualizar su entorno; por ello, toda intervención en el espacio construido, revela una visualización del mundo, otorgándole también un significado ideológico, por ello es imprescindible el abordaje de esta temática en los talleres de diseño que conlleven a visualizar la relación de los espacios arquitectónicos y urbanos (objetos) con el usuario (sujeto) e identificar las posibles denotaciones y connotaciones como resultantes de reconocer la teoría de los objetos, como una relación sujeto – objeto.
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