Juicios morales en las investigaciones cualitativas. Una mirada desde la complejidad del pensamiento humano
Moral judgments in qualitative research. A look from the complexity of human thought
Julgamentos morais em pesquisa qualitativa. Um olhar da complexidade do pensamento humano
Marcos Vinicio Gutiérrez-Soto
vinicio.socram76@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-4846-1765
Correspondencia: vinicio.socram76@gmail.com
Ciencias de la educación
Artículo de investigación
*Recibido: 20 de Julio de 2019 *Aceptado: 18 de Agosto de 2019 * Publicado: 05 de Septiembre 2019
- Docente de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), Facultad de Educación, Santa Ana de Coro, Venezuela.
Resumen
La presente reflexión teórica versa sobre el alcance que tienen los juicios morales en una investigación con enfoque cualitativo. Los principales propósitos desarrollados son develar la importancia que tienen los juicios morales en una investigación cualitativa y explicar la objetivación de la realidad observada por el investigador para alcanzar el rigor científico. Se empleó el método hermenéutico para la interpretación, información y comprensión de los distintos significados presentes en los textos consultados. En conclusión, la realidad observada en una investigación cualitativa dirigida, organizada y ejecutada por un sujeto constituido por múltiples dimensiones propias del ser humano, se ve afectada por la presencia de los dilemas que dan paso a los juicios morales, lo importante de ello es lograr la objetivación de esa realidad por medio de la correcta aplicación de elementos tales como métodos, técnicas, proceso de categorización, triangulación y teorización.
Palabras clave: Investigación; investigación interdisciplinaria; ética.
Abstract
The present theoretical reflection is about the scope of moral judgments in a qualitative research. The main purposes developed are to reveal the importance of moral judgments in qualitative research and explain the objectification of the reality observed by the researcher to achieve scientific rigor. The hermeneutical method was used for the interpretation, information and understanding of the different meanings present in the texts consulted. In conclusion, the reality observed in a qualitative research directed, organized and executed by a subject constituted by multiple dimensions of the human being, is affected by the presence of the dilemmas that give way to moral judgments, the important thing is to achieve the objectification of that reality through the correct application of elements such as methods, techniques, categorization process, triangulation and theorization.
Keywords: Research; interdisciplinary research; ethics.
Resumo
A presente reflexão teórica é sobre o escopo dos julgamentos morais em uma pesquisa qualitativa. Os principais objetivos desenvolvidos são revelar a importância dos julgamentos morais na pesquisa qualitativa e explicar a objetificação da realidade observada pelo pesquisador para alcançar o rigor científico. O método hermenêutico foi utilizado para a interpretação, informação e compreensão dos diferentes significados presentes nos textos consultados. Concluindo, a realidade observada em uma pesquisa qualitativa dirigida, organizada e executada por um sujeito constituído por múltiplas dimensões do ser humano é afetada pela presença dos dilemas que dão lugar a julgamentos morais, o importante é alcançar a objetivação dessa realidade através da correta aplicação de elementos como métodos, técnicas, processo de categorização, triangulação e teorização.
Palavras-chave: Pesquisa; pesquisa interdisciplinar; ética.
Introducción
Para comprender la trascendencia de los juicios morales en la investigación cualitativa es importante discernir el significado y alcance que se le ha otorgado al término Paradigma, y ciertamente los postulados de Thomas Kuhn permitirán entenderlo, partiendo del hecho que la ciencia va mucho más allá de su unidad disciplinar, es decir, es necesario pensarla como un fenómeno que se encuentra en permanente desarrollo hacia su transformación. Esto permitió realizar una serie de descripciones sobre dicha evolución y proponer un conjunto de etapas que estén debidamente enlazadas por las cuales debe pasar todo el proceso de una investigación para lograr la rigurosidad necesaria y así obtener la validez de la comunidad científica.
Partiendo de esta estructura, se ha dicho que el principio de toda teoría o ciencia está conformado por una etapa pre paradigmática, en donde las distintas instituciones dedicadas al estudio de las ciencias proponen diversas teorías y conceptos para dominar el campo de su área pero sin llegar a producir unos resultados que permitan unificar bajo la misma óptica un mismo grupo de hipótesis básicas, sólo cuando los criterios de investigación logran consolidarse se logra lo que Kuhn (1971) mismo denomina paradigma. Este término puede ser empleado principalmente en dos perspectivas: como la concreción de una investigación y como una visión de la realidad compartida (Kuhn, 1971: 269).
La primera alude a los resultados exitosos que surgieron de ciertas investigaciones y que son aceptadas por algunas comunidades científicas convirtiéndose en referencias obligatorias para la realización de futuras investigaciones. La segunda perspectiva se refiere a las responsabilidades asumidas por el colectivo de desarrollar y prevalecer un área disciplinar científica que promueva fundamentos teóricos, leyes, postulados y procesos, así como también establezca objetivos, técnicas experimentales y procedimientos que permitan generar criterios de evaluación para su validación y aceptación (Pérez Ransanz, 1999).
A principios del siglo XX se presentó una crisis paradigmática en las ciencias que cuestionó de cierta forma las ideas positivistas orientadas al modelo especular, esta expresaba “que fuera de nosotros existe una realidad totalmente hecha, acabada y plenamente externa y objetiva, y que nuestro aparato cognitivo es como un espejo que la refleja dentro de sí pequeñas imágenes de esa realidad exterior” (Martínez, 2006, 49). Es así como el concepto de objetividad se refirió a copiar exactamente esa realidad sin disfrazarla, y por tanto la verdad residiría en la exactitud de la imagen interna del sujeto con la realidad que constituye.
Dicho cuestionamiento se basó en el pensamiento de que el ser humano no refleja exactamente lo que observa del mundo, sino lo traduce e interpreta por medio de un complejo sistema neurocerebral en donde todos los sentidos perciben una cantidad de estímulos que son convertidos en códigos, y es el cerebro el encargado de producir lo que se conoce como representaciones simbólicas, imágenes e ideas por las que comprende y admite la realidad exterior. Morín (1984) lo expresa de una forma más simple cuando dice que las ideas del hombre no son una copia del mundo real, sino versiones y adaptaciones de esa realidad.
Por tal razón el proceso cognoscitivo está entendido a través de dos enfoques. El primero de ellos está relacionado con elementos externos, es decir, la propensión que tiene la realidad externa de establecer una determinada visión del mundo. Por otro lado, se concibe el hecho de que la mente ya se encuentra constituida con una cantidad de experiencias, normas, ideas e intenciones aceptadas de forma inconsciente, en donde coexisten con un cumulo de conocimientos implícitos, con un lenguaje estructurado con una diversidad de emociones, sentimientos, valores y necesidades que provienen, a la vez constituyen su mundo vivido. Es por ello necesario que las concepciones epistémicas postularon nuevas reglas científicas que permitieron la aparición de un novedoso paradigma.
En tal sentido el paradigma postpositivista jugó un papel significativo en el desarrollo de las investigaciones lo que permitió la comprensión del sujeto en su totalidad y su importancia e influencia en los fenómenos del mundo. Es así como la observación involucraría lo observado en un espacio destinado a las referencias o vivencias del sujeto las cuales estarían delimitadas por sus creencias, experiencias, cultura, valores e intereses, otorgándole el real sentido que para cada ser humano tiene la realidad que el mundo les ofrece. Es por ello que la frase de Polanyi (como se citó en Martínez, 1999) es muy pertinente en este respecto: “todo conocimiento es conocimiento personal".
Esto ha permitido que muchos miembros de la comunidad científica cuestionen la validez o veracidad de los resultados obtenidos en investigaciones con enfoques cualitativos, por cuanto como parte de su debilidad presentan su invalidado atributo científico y por lo tanto epistémico. El principal problema que debate la ciencia en torno a este enfoque es el relacionado al de la universalidad, dado que la investigación cualitativa se basa en la tesis de la subjetividad humana (emociones, creencias, experiencias), por ello, el alcance de sus resultados no pueden ser considerados universales, otros críticos señalaría como objetivos. Por tanto, “si un conocimiento no es objetivo, por ende no es real, puede ser pura imaginación y no es científico” (Masías, 2006, 125).
Todas estas críticas confluyen en el problema de la validez y confiabilidad de los resultados alcanzados que a su vez se traducen en nuevos conocimientos, por lo tanto, partiendo de esta controversia, no existiría en dichos conocimientos alguna probabilidad de ser comprobados. Masías (2006) afirma que bajo la óptica del paradigma positivista, la investigación con enfoque cualitativo dificultosamente podrá reconocerse como científica.
Esta situación es adjudicada a los juicios morales que son desarrollados por las emociones del sujeto, los cuales quedan evidenciados en su trabajo de investigación que no permiten obtener la rigurosidad científica necesaria para su validación, por cuanto se encuentran cargadas de una subjetividad que solo dejan implicaciones psicoafectivas, existenciales y estructurales proyectadas en el sujeto de estudio (Arnal, Del Rincón y Latorre, 1992).
Todo esto genera una serie de cuestionamientos que invitan a la reflexión; ¿Cuál es la importancia de los juicios morales del observador ante una investigación cualitativa? ¿Cuál es la objetividad que pueden ofrecer los juicios morales en una investigación cualitativa? Pese a la presencia de los juicios morales, ¿De qué manera se puede lograr el rigor científico en una investigación cualitativa?
En relación a lo expuesto se presentan las siguientes intencionalidades de investigación: desvelar la importancia que tienen los juicios morales en una investigación cualitativa, y explicar la objetivación de la realidad observada por el investigador para alcanzar el rigor científico en una investigación cualitativa.
Los juicios morales como valor determinante en la objetivación de la realidad observada
Si bien no existe un proceso pre determinado en la sensación del deber que vive el sujeto cognoscente, precisamente este aspecto subjetivo del deber le otorga un atributo muy cercano a lo ideal. Morín (2006) destaca que es necesario entender la ética como un acto moral, un acto individual de amarre o religación con el otro, con la sociedad, con la especie humana. En este sentido, la ética se acrecentará en el sujeto investigador de manera individual reflejada en distintos aspectos como la inclusión, principio que lo inserta directamente a los procesos que se dan en una sociedad, lo cual implica la práctica de valores como la amistad, la empatía y el amor que conducen a desarrollar el valor de religación.
Todo ello se produce en un marco social en donde se encuentran establecidas las normas y reglamentos que incitan o exigen a los individuos una conducta ideal. Se implementaría una especie de equilibrio presupuesto que incita a los sujetos a formar parte de una ética en donde la empatía y solidaridad sean las bases sociales, en donde la sociedad promueva en sus integrantes una ética que permita, a través de la moral, comprender el bien y el mal. Es importante recordar que la ética a lo largo de la historia ha sido impuesta en el entendimiento humano tanto por la fuerza física como por el dominio psíquico, en dichos proceso se trata de inculcar en las mentes de los individuos todo el sentido moral que envuelven las normas del bien, del mal, de lo justo, de lo injusto, lo cual finalmente provocan el imperioso entendimiento del deber. Al no comprender el ‘deber’ se produce la culpa y angustia. En este sentido, la relación está inclinada en deterioro del individuo, por no disponer de autonomía moral (Morín, 2006).
Por el contrario, Sanabria (2008) asegura que la moral de ésta renacida humanidad no debe ser forzada por otros sujetos o desde los libres de normas y leyes, sino que debe ser el mismo hombre capaz de establecer su propio código de normas y a la vez un fiel cumplidor de las mismas. Así pues, los conflictos morales se generan inicialmente de manera intrapersonal, interpersonal y con la sociedad. Es por ello que Morín (2006, 24) afirma que “la moral es natural al humano puesto que corresponde a la naturaleza del individuo y a la de la sociedad”. Se debe mencionar, además, que existe una condición moral innata que está influenciada directa e indirectamente por el medio ambiente.
Esta condición ha permitido el surgimiento de los juicios morales en el investigador los cuales pueden estar determinados por su cultura, es decir, la familia, la religión, el gobierno u otras instituciones sociales, permitiéndole el equilibro en la convivencia y supervivencia con los sujetos conocidos con los que tiene elementos comunes unos principios universales que sustentan sus juicios morales, lo cual permite la evolución de la investigación en un marco social determinado.
Existe una visión muy particular de lo moral que concibe:
…nuestra psicología moral como un instinto/una capacidad, producto de la evolución, que posee toda mente humana y que de manera inconsciente y automática genera juicios sobre lo que está bien y lo que está mal, lo que permite entender mejor por qué algunos de nuestros comportamientos y decisiones se considerarán siempre injustos, permisibles o punibles, y por qué algunas situaciones nos conducirán a pecar a los ojos de una sensibilidad impuesta por la ley, la religión y la educación (Vélez, 2006, 26).
Existen unos principios morales universales que orientan en los investigadores cualitativos sus determinaciones y juicios, lo que permite poder diferenciar el bien y el mal. Hauser (2008) ubica estos principios morales en tres distintos espacios:
1. En un lado, existe la postura de lo innato, de lo que se trae por esencia, y este se refiere a la existencia de leyes o normas morales específicas que tiene el individuo al momento de nacer, desde ese preciso momento se comprende que es reprensible obrar mal y por el contrario actuar bien es enaltecido.
2. En el otro lado, el individuo se hace de una serie de normativas morales que las adquiere a través de un proceso formal de adquisición de conocimientos como lo son los procesos de enseñanza y de aprendizaje establecido en cualquier tipo de sociedad.
3. Y en el centro de ambos lados, se encuentra una perspectiva intermedia. El individuo nace con criterios y normas genéricas pero es la educación la encargada de regular los criterios y de guiar los pasos para la obtención de principios morales específicos. Con base a este tercer espacio Hauser (2008) propone un postulado en donde se explica que en el cerebro humano se encuentra algo que admite la adquisición de un conjunto de principios y reglas morales adquiridas mediante la educación las cuales se desarrollan y cumplen según la cultura de cada sociedad.
Con respecto a lo expresado anteriormente, Lennick y Kiel (como se citó en Molina, 2013) afirman que los individuos nacen con destrezas elementales, como la confianza, la empatía o la fraternidad, que son los fundamentos de la inteligencia moral. En los primeros años de vida el niño ayuda espontáneamente a quienes presenten algún tipo de dificultad, y luego, pasado los cinco primeros años, el infante comienza a tener una idea clara de cuales acciones son buenas y cuales son malas gracias a las estructuras morales que observa en sus padres, maestros o cualquier otro adulto significativo.
Así, por ejemplo, en el cerebro humano se localiza una zona específica en donde se encuentran las ideas o principios morales preconcebidos que servirán de guías para la toma de decisiones y la aparición de los juicios morales. No obstante, dos personas podrán tener idénticos contenidos morales al momento de nacer que serán modificados a contenidos mucho más particulares debido a la cultura o la familia en la que crezcan y se desarrollen.
Por otro lado, Kohlberg (como se citó en Zerpa, 2007) realizó investigaciones relacionadas al proceso lógico que se realiza en el momento que los valores obtenidos se encuentran en un dilema moral, ya que es cuando realmente se constituye el juicio moral. Cabe destacar que Kohlberg estructura los aportes de Piaget partiendo de dos de sus premisas sobre el desarrollo cognitivo, estas son: 1) el desequilibrio cognitivo se origina al presentarse un escenario que confronte a dos valores, y 2) este desequilibrio es necesario restituirlo comprendiendo la situación que originó el problema y reflexionar sobre la manera en la que se resolverá la discrepancia entre estos valores.
Dicho lo anterior, vale la pena mencionar, que Kohlberg ha determinado el desarrollo del pensamiento de los individuos sobre asuntos morales por criterios conectados a las propiedades de los estadios cognitivos (Barra, 1987), esto implica una forma distinta de pensar y de resolver los conflictos adecuando los procesos mentales del sujeto a estructuras más cualitativas, lo que significa que cada una de las creencias del sujeto están estructuradas en torno a esa específica forma de pensar.
En el investigador cualitativo el juicio moral se desarrolla con mayor énfasis por cuanto este proceso mental lo conduce inmediatamente a emitir una opinión personal, gracias a su esquema de valores pre concebidos, de un hecho específico o de alguna conducta del cual sea observador, es decir, su juicio moral se presenta como resultado de la presencia o falta de ética en un hecho dado. Entonces, el sentido moral que el investigador tiene permite la aparición de los juicios morales que son posibles gracias a los principios de orden moral que se ha aprendido y adquirido en el transcurso de su experiencia de vida. De ahí que el juicio moral sea la reflexión y la aplicación de los valores para tomar decisiones sobre lo que se debe o no hacer en función del fenómeno observado.
Comprendiendo la subjetividad del fenómeno
Una manera de comprender y contextualizar los tres niveles del desarrollo moral expuesto por Lawrence Kohlberg (1927-1987) en el proceso de una investigación cualitativa es analizarlos desde la relación que existe entre ellos, tan distintos pero a la vez muy cercanos, reflejadas en las relaciones intra e interpersonales entre el yo, las normas y las expectaciones de la sociedad. Desde esta perspectiva, el nivel I se puede distinguir a un investigador preconvencional, es decir, un investigador que ajusta sus criterios y análisis a lo que la sociedad considera moralmente aceptable a través del cumplimiento de normas establecidas ya que de no adaptarse a ellas sería señalado o criticado socialmente.
En el nivel II se encuentra el investigador convencional, que reconoce y acepta las normas y expectativas de otros para realizar observaciones y/o emitir un juicio de opinión; y el nivel III se refiere a un investigador posconvencional, es quien ha diferenciado sus principios éticos “autoescogidos” (Kohlberg, 1992) de las leyes y acuerdos sociales acordados.
En este sentido, el enfoque cognitivo planteado por Kohlberg en este tema, expone que:
La moralidad no es simplemente el resultado de procesos inconscientes (súper-yo) o de aprendizajes tempranos (condicionamiento, refuerzo y castigos), sino que existen algunos principios morales de carácter universal, que no se aprenden en la primera infancia y son producto de un juicio racional maduro. (Barra, 1987, 9).
De allí que el juicio moral sea un acto que admite la abstracción del investigador sobre sus valores morales y disponerlos en una categoría lógica de acuerdo a su nivel de importancia, en especial cuando se encara a un dilema de tipo moral. Todas estas consideraciones se relacionan también con lo expresado por Barra (1987, p. 8): “[...] el ejercicio de la moral no se limita a raros momentos en la vida; es integrante del proceso de pensamiento que empleamos para extraer sentido de los conflictos morales que surgen en la vida diaria".
Por lo cual, debido a los juicios morales que el investigador procesa mentalmente se ha puesto entredicho la objetividad de las investigaciones cualitativas, predominando en ellas la subjetividad del investigador, así lo expresa Szent Györgyi (1980) citado en Leininger (2003): la realidad que abordan los investigadores cualitativos es contradictoria, ilógica e incoherente”. Sin embargo, el proceso que desarrolla la investigación cualitativa se muestra como un desafío, iniciando con el procedimiento establecido para la organización de la información ya que no se presenta bien definida pero que sin embargo se encuentra fundamentada en procesos de inferencias, lógica, discernimiento, y hasta de suerte, logrando al termino del proceso investigativo resultados coherentes y con el debido rigor científico (Leininger, 2003).
En pocas palabras, nos encontramos ante un desafío mayor que no tiene que ver únicamente con los fundamentos epistemológicos de la ciencia, sino también de índole filosófico, e incluso se pudiera hablar de un problema fundamentado en el pensamiento humano. Problema que produce inseguridad y desconfianza en todas aquellas situaciones que perturban al hombre, y todo esto ocurre en un momento en el que el conocimiento pareciera no detener su producción. Por dicho motivo, es imperativo eliminar cualquier tipo de contradicciones, dificultades, imposibilidades y arbitrariedades en el quehacer académico que desde épocas renacentistas ha subyugado el conocimiento científico.
Por lo antes señalado, es importante determinar qué le que otorga el rigor científico a una investigación cualitativa; por un lado se encuentra la estructura metodológica utilizada y por otro toda la teoría que sustenta el tema investigado, y es que se tiene la firme creencia que el formular juicios de valor en un determinado trabajo científico (basados en la moralidad del investigador) y, en algunos de los casos, el tomar dichos juicios como temática principal de estudio, implica revestir la investigación de subjetividades y de diálogos reflexivos que les restarían confiabilidad a todo el proceso. Todo esto hace imprescindible comprender las fases por las que pasa la investigación cualitativa y entender que a pesar de no poder construir los resultados en base a la objetividad del observador, si se podrá realizar un proceso de objetivación a todo el procedimiento investigativo.
Consideraciones finales
A nivel metodológico la ciencia ha admitido que en el área de las investigaciones humanas y sociales los procesos desarrollados deben ser muy particulares y específicos que van desde la selección del tema hasta la publicación y divulgación de los resultados pasando por la delicada fase de confiabilidad y validez. Es por este motivo que desde la epistemología el proceso de objetividad que se cumple en una investigación cuantitativa no es posible aplicarla en la de enfoque cualitativo, no obstante, el proceso que ejerce la objetivación si es factible, por cuanto “reconoce la complejidad del objeto de las ciencias sociales, teoriza, revé críticamente el conocimiento acumulado sobre el tema en cuestión, establece conceptos y categorías, usa técnicas adecuadas y realiza análisis que son al mismo tiempo específicos y contextualizados” (de Souza, 1997, 35-36).
Esta objetivación o proceso para lograr la confiabilidad en una investigación cualitativa es el principio fundamental de la cientificidad ya que parte de la creencia absoluta que el objeto de estudio de las ciencias humanas y sociales es complejo, específico y único.
Es por ello que de Souza (1997) afirma que la objetivación abandona el discurso simplista o en algunos de los casos malintencionado de la neutralidad, pero al mismo tiempo demanda encontrar las maneras de disminuir la incursión descontrolada de los juicios morales en la investigación cualitativa. Entonces, los métodos, las técnicas y el análisis de los datos cualitativos obtenidos permitirán al investigador tener una perspectiva mucho más reflexiva y sobre todo crítica de sus procesos y, a su vez le permitirá construir y aplicar instrumentos que lo guíen a resultados y conclusiones más objetivados.
Es por ello que la generación de conocimiento científico en las ciencias humanas y sociales es con toda certeza una reconstrucción de la realidad observada por el sujeto investigador y que por lo tanto lleva implícito su perspectiva la cual está sustentada en su experiencia de vida. En definitiva, el investigador cualitativo (sujeto observador), por su misma condición humana lleva intrínseco el desarrollo de las emociones y sentimientos que forman parte de la dimensión afectiva del ser los cuales tienen un rol categórico ante un hecho o realidad observada, ello implica que la manera de explicar el fenómeno se vea afectado por la presencia de los dilemas que dan paso a los juicios morales que por su naturaleza son ineluctables.
Por esta situación es importante que en la investigación cualitativa se de gran valor a la subjetividad de todo el proceso y comprender que no es posible imponer la objetividad por sobre cualquier circunstancia, pero que por el contrario si puede lograrse la objetivación de la realidad, hechos o fenómenos observados por medio de la aplicación de los elementos propios de este enfoque tales como los métodos, técnicas, categorización, triangulación, teorización, entre otros, los cuales otorgarán, a través de la certeza de los resultados cualitativos obtenidos, la confiabilidad necesaria para lograr el rigor exigido por la comunidad científica (ver figura 1).
Figura 1. Proceso de Objetivación.
Fuente: Elaboración propia (2017)
De manera que, la postura epistémica vinculada al enfoque cualitativo intentará siempre explicar cómo se generan determinados conocimientos extraídos de las realidades que circundan al investigador y del mismo modo permitirá establecer el nivel de significación que poseen las interpretaciones y comprensiones que el sujeto cognoscente realiza y alcanza. Esto es debido al modelo dialecto desarrollado por este enfoque que permite un diálogo entre los valores, creencias e interese del investigador y el sujeto o fenómeno de estudio, por tal razón no sería posible la producción de conocimientos absolutamente objetivos.
Finalmente, el investigador cualitativo necesita estar adiestrado y formado en el rigor científico que representa su metodología, la cual se encuentra consolidada tanto en sus tradiciones y técnicas como en su sistematicidad y procedimientos que le otorgarán sin ninguna duda confiabilidad al proceso de objetivación del fenómeno observado, ante lo cual, Aldana Zavala (2019), plantea que es necesario que el investigador se forme en la competencia epistemológica con la finalidad de realizar investigaciones ajustadas a su esencia epistémica, lo cual permite proporcionar validez, confiabilidad, al proceso investigativo, dado que cada enfoque tiene la fundamentación pertinente, siendo que el investigador sea su propósito y visión, realizará una determinada investigación, sin que esto represente detrimento en otro enfoque investigativo aunado a lo planteado por Guillén (2018), quien enfatiza que la base epistemológica de lo cualitativo tiene su fundamento en la relación sujeto – sujeto, donde ambos construyen y validan el conocimiento, en cuanto este sea útil para los fines, por los cuales se realizó la investigación.
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