Anlisis comparativo de la gestin cultural desde la mirada occidental vs la cosmovisin andina

 

Comparative analysis of cultural management from a Western perspective vs. an Andean worldview

 

Anlise comparativa da gesto cultural a partir de uma perspectiva ocidental versus uma viso de mundo andina

 

 

Carlos Humberto Parra-Romero I
jeh1301carlos@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-8316-5107
 

 

 

 

 

 

 

 


Correspondencia: jeh1301carlos@gmail.com

 

 

Ciencias Tcnicas y Aplicadas

Artculo de Investigacin

 

 

* Recibido: 27 septiembre de 2025 *Aceptado: 20 de octubre de 2025 * Publicado: 08 de noviembre de 2025

 

 

        I.            Universidad Andina Simn Bolvar, Ecuador.

 


Resumen

Introduccin: La gestin cultural est atravesada por tensiones paradigmticas entre la visin occidental, de carcter instrumental y estatocntrica, y la cosmovisin andina, basada en la relacionalidad y el Buen Vivir. Este artculo analiz comparativamente ambos enfoques. El objetivo principal fue comparar los fundamentos de la gestin cultural desde la mirada occidental y la cosmovisin andina, identificando sus postulados en torno a la naturaleza, la comunidad y lo poltico. La investigacin se desarroll bajo un enfoque cualitativo y documental, aplicando el mtodo de comparacin terica de Neuman (2006) para contrastar sistemticamente ambos paradigmas a travs de dimensiones analticas predefinidas. El anlisis revel una divergencia ontolgica fundamental: mientras la perspectiva occidental concibe la naturaleza como objeto y la comunidad como una red de intereses, la visin andina la entiende como un sujeto viviente y una unidad espiritual-territorial. Asimismo, lo poltico en el paradigma occidental se centra en la representacin estatal, mientras que en el andino se ejerce mediante la autonoma y la participacin comunitaria directa. Conclusiones: Se concluye que la gestin cultural hegemnica presenta limitaciones para integrar saberes y prcticas comunitarias, lo que exige un giro decolonial e intercultural que reconozca la pluralidad de ontologas y fortalezca la autonoma de los pueblos.

Palabras clave: Cosmovisin andina; descolonizacin; gestin cultural; interculturalidad; modernidad occidental.

 

Abstract

Cultural management is marked by paradigmatic tensions between the Western, instrumental, and state-centric vision and the Andean worldview, based on relationality and Buen Vivir (Good Living). This article comparatively analyzed both approaches. The main objective was to compare the foundations of cultural management from the Western perspective and the Andean worldview, identifying their postulates regarding nature, community, and politics. The research was conducted using a qualitative and documentary approach, applying Neuman's (2006) method of theoretical comparison to systematically contrast both paradigms through predefined analytical dimensions. The analysis revealed a fundamental ontological divergence: while the Western perspective conceives of nature as an object and the community as a network of interests, the Andean vision understands it as a living subject and a spiritual-territorial unity. Likewise, the political in the Western paradigm is centered on state representation, while in the Andean paradigm it is exercised through autonomy and direct community participation. Conclusions: It is concluded that hegemonic cultural management presents limitations in integrating community knowledge and practices, which demands a decolonial and intercultural shift that recognizes the plurality of ontologies and strengthens the autonomy of peoples.

Keywords: Andean worldview; decolonization; cultural management; interculturality; Western modernity.

 

Resumo

A gesto cultural marcada por tenses paradigmticas entre a viso ocidental, instrumental e centrada no Estado, e a cosmoviso andina, baseada na relacionalidade e no Buen Vivir (Bom Viver). Este artigo analisou comparativamente ambas as abordagens. O objetivo principal foi comparar os fundamentos da gesto cultural sob a perspectiva ocidental e a cosmoviso andina, identificando seus postulados referentes natureza, comunidade e poltica. A pesquisa foi conduzida utilizando uma abordagem qualitativa e documental, aplicando o mtodo de comparao terica de Neuman (2006) para contrastar sistematicamente ambos os paradigmas por meio de dimenses analticas predefinidas. A anlise revelou uma divergncia ontolgica fundamental: enquanto a perspectiva ocidental concebe a natureza como um objeto e a comunidade como uma rede de interesses, a viso andina a compreende como um sujeito vivo e uma unidade espiritual-territorial. Da mesma forma, o poltico no paradigma ocidental centra-se na representao estatal, enquanto no paradigma andino exerce-se por meio da autonomia e da participao direta da comunidade. Concluses: Conclui-se que a gesto cultural hegemnica apresenta limitaes na integrao do saber e das prticas comunitrias, o que exige uma mudana decolonial e intercultural que reconhea a pluralidade de ontologias e fortalea a autonomia dos povos.

Palavras-chave: Cosmoviso andina; descolonizao; gesto cultural; interculturalidade; modernidade ocidental.

 

Introduccin

La gestin cultural se encuentra atravesada por mltiples paradigmas que revelan tensiones entre visiones occidentales e indgenas del mundo. Mientras la perspectiva occidental ha institucionalizado la cultura desde marcos racionales, individualistas y tecnocrticos, la cosmovisin andina propone una comprensin relacional y comunitaria, profundamente ligada al territorio, la reciprocidad y el Buen Vivir.

Cultura

La cultura, entendida como una construccin colectiva situada, se manifiesta en procesos de hibridacin, identidad, territorio y comunidad. Segn Garca Canclini (1990), la hibridacin cultural opera cuando el proceso de hibridizacin significa el rompimiento de las fronteras que separaban las culturas tradicionales, la cultura de elites y la cultura de masas (p. 18), evidenciando que en Amrica Latina lo moderno y lo tradicional no se sustituyen, sino que coexisten y se reconfiguran mutuamente. Esta dinmica supone que las tensiones entre formalidad e informalidad en lo social generan nuevas formas culturales, como demuestra Garca Canclini al afirmar que la modernidad no sustituy a las tradiciones, sino que ambas coexisten (Garca Canclini, 1990). Por su parte, Hall (1990) refuerza esta idea al describir cmo la identidad cultural no es una esencia estable, sino una construccin discursiva: distingue entre una identidad basada en una cultura compartida y otra que reconoce la discontinuidad histrica, pues las identidades son un asunto de llegar a ser as como de ser (Hall, 1990, p. 349‑350) . As, la identidad se constituye en la interseccin entre representacin y subjetividad, en el punto de sutura entre discurso e individuo. Clifford Geertz, al interpretar la cultura como sistema simblico, tambin aporta a esta comprensin: no es solo un conjunto de prcticas, sino un entramado de significados compartidos que dan sentido a la experiencia colectiva.

La dimensin territorial de la cultura se refuerza en los procesos globales de desplazamiento y emergencia de comunidades. Appadurai (1996) seala que la globalizacin cultural est marcada por flujos disociados y culturas desterritorializadas, pero tambin, paradjicamente, por la revalorizacin de territorios tnicos como espacios de resistencia y legitimidad. Estas comunidades buscan construir su autonoma cultural y poltica, negociando su pertenencia frente al Estado‑nacin. Martn‑Barbero (1991) enfatiza los desplazamientos culturales que redefine lo popular en la comunicacin, destacando cmo los medios no solo trasladan contenidos, sino que transforman las prcticas sociales de los cuerpos colectivos. La cultura popular, entonces, se convierte en un campo de mediacin y negociacin, donde lo local y lo global se tejen cotidianamente. Geertz (1973/1974), en su propuesta de interpretacin, proporciona una metodologa para desentraar esos sistemas simblicos contextualizados, pues toda cultura es una red de smbolos que requieren ser interpretada a partir de sus propios significados. As, comunidad e identidad aparecen como construcciones situadas, mediadas por territorios reales y simblicos, donde la cultura es siempre una experiencia colectiva y dinmica.

Gestin Cultural

La gestin cultural, en su dimensin institucionalizada, requiere comprender cmo los campos culturales, el habitus y los capitales simblicos interactan para definir el acceso y la jerarqua cultural. Pierre Bourdieu (1991) describe que un campo es una red o configuracin de relaciones objetivas entre posiciones condicionadas por diversas formas de capital, y que en ese espacio se producen luchas para conservar o transformar las posiciones dominantes. Su teora del habitus enfatiza que los agentes internalizan durante la socializacin disposiciones que funcionan como estructuras estructurantes y condicionan sus prcticas culturales, sin necesidad de reflexin consciente (Bourdieu, 1991, p. 192). Adems, distingue entre tres especies de capital cultural incorporado, objetivado e institucionalizado, adems del capital simblico, que se reconoce como prestigio y legitimidad (Bourdieu, 1988, p. 172).

En el marco de las polticas culturales, este enfoque implica que los gestores deben reconocer cmo las instituciones reproducen desigualdades simblicas, legitimando ciertos gustos y prcticas como superiores. George Ydice (2003) argumenta que la cultura se instrumentaliza como recurso econmico y social, pero enfatiza que esa lgica implica la transformacin de bienes culturales en productos susceptibles de gestin, consumo y rentabilidad, lo que pone en tensin su valor democrtico y comunitario (p. ). Por lo tanto, la gestin cultural requiere de una mirada crtica para evitar la mercantilizacin acrtica y favorecer la inclusin de capitales culturales residuales desde comunidades tradicionalmente excluidas.

Desde una perspectiva latinoamericana, la gestin cultural comunitaria desafa el modelo occidental de institucionalizacin. En esta lnea, Franco Roldn (2018) propone una gestin cultural crtica que conecta derechos culturales con polticas pblicas desde pedagogas liberadoras, reconociendo las tensiones entre aparato estatal, mercado y movimientos sociales. Junto a Ydice, quienes coinciden en que la cultura puede ser un recurso econmico legtimo, pero tambin advierten que su conversin en mercanca puede erosionar su potencial emancipador. As, el desafo de la gestin cultural en Amrica Latina es articular institucionalizacin, polticas pblicas y derechos culturales sin perder la raz comunitaria: debe ser un proceso estratgico que, desde una concepcin de cultura situada y comunitaria, garantice acceso, participacin, reconocimiento y visibilidad a todas las voces, especialmente las subalternas.

Epistemologa

En la epistemologa decolonial, la nocin de saber est profundamente atravesada por relaciones de poder heredadas del colonialismo. Anbal Quijano (2000) define la colonialidad del saber cmo un proceso mediante el cual la hegemona de Europa sobre el nuevo modelo de poder global concentr todas las formas de control de la subjetividad, la cultura y especialmente el conocimiento y la produccin de conocimiento (p. 535). Esta colonialidad no desaparece con la independencia poltica, pues persiste como patrn mundial de dominacin epistmica que margina los saberes del Sur (Quijano, 2000, p. 342).

En contraposicin, Walter Mignolo (2009) propone el despegue del pensamiento decolonial y plantea la construccin de un pluriverso epistmico, un espacio donde mltiples racionalidades conviven y desafan la pretensin unvoca del conocimiento occidental, la modernidad y su geopoltica del saber. Esta propuesta sugiere que es necesario avanzar hacia una geopoltica epistmica que reconozca y legitime las mltiples formas de conocimiento, no solo como agregados culturales, sino como sistemas autnomos de comprensin del mundo.

Boaventura de Sousa Santos (2014) ampla este enfoque al proponer las epistemologas del Sur y la ecologa de saberes, donde distintos conocimientos conviven en un dilogo horizontal para enfrentar no solo injusticias sociales sino tambin el eurocentrismo en la produccin intelectual. Santos seala que estas epistemologas deben entenderse como algo ms que una crtica, es una apuesta por la coexistencia de diferentes formas de conocer y de ser en el mundo. Catherine Walsh (2007) retoma esta articulacin al enfatizar la interculturalidad crtica, una pedagoga decolonial que cuestiona las jerarquas del saber y promueve la reconstruccin de una historia del conocimiento geopolticamente situada.

Finalmente, Enrique Dussel (1995) aporta desde la Filosofa de la Liberacin una ruptura con la modernidad eurocntrica: su crtica al sujeto cartesiano reconoce la necesidad de un pensamiento radicalmente situado en las condiciones de opresin producidas por la colonialidad. En conjunto, estos autores proponen una mirada epistemolgica plural, situada, radicalmente crtica a la universalidad occidental, y comprometida con la justicia cognitiva y la dignidad de los conocimientos subalternos.

Cosmovisin Andina

La cosmovisin andina articula principios fundamentales como el Buen Vivir (sumak kawsay o suma qamaa), la dualidad, la reciprocidad, la comunidad y la conexin sagrada con la Pachamama. Fernando Huanacuni (2010) explica que el Buen Vivir no es solo una propuesta poltica o econmica, sino una forma de existencia: Los pueblos originarios planteamos una forma de convivencia con el propsito de cuidar el equilibrio y la armona que constituyen la vida (p. 11). Esta visin se aleja del paradigma del desarrollo lineal y acumulativo occidental y recupera un enfoque holstico e interrelacional, donde todo est interconectado, interrelacionado y es interdependiente (Huanacuni, 2010, p. 13).

Carlos Milla Villena (2018), por su parte, sostiene que la cultura andina se estructura desde una lgica de dualidad complementaria, no como oposicin, sino como coexistencia: la comunidad andina es la expresin de la articulacin de opuestos complementarios, en una dinmica de equilibrio (p. 30). Adems, en su obra Gnesis de la Cultura Andina (1979), argumenta que la astronoma y los ciclos csmicos estn integrados en la vida comunitaria, generando una organizacin social que reproduce los ritmos celestes. As, la cosmovisin andina no es solo simblica, sino profundamente estructural, y se manifiesta tanto en lo cotidiano como en lo espiritual.

Desde un enfoque crtico y decolonial, Silvia Rivera Cusicanqui (2010) desarrolla el concepto de saberes chixi, una epistemologa que reconoce la coexistencia de elementos opuestos sin pretensin de fusin o sntesis. En su obra Chixinakax utxiwa, advierte que la descolonizacin no puede consistir en la simple negacin de la modernidad, sino en la prctica de convivencias conflictivas y creativas (p. 23). Esta propuesta resignifica la interculturalidad como prctica de resistencia frente a los discursos hegemnicos que subordinan los saberes indgenas. Asimismo, Mara Eugenia Choque (2023) denuncia que la cosmovisin aymara ha sido histricamente invisibilizada y que las mujeres indgenas enfrentan una doble opresin: la condicin de subordinacin lleva a enfrentar diversos problemas, y de ah la necesidad de trabajar en el empoderamiento de las mujeres indgenas (p. 17).

Josef Estermann (2006) complementa este enfoque proponiendo una filosofa andina basada en la relacionalidad, el equilibrio y la complementariedad como categoras filosficas propias. Estermann insiste en que la teologa desde los Andes debe partir de las categoras culturales andinas y no desde marcos europeos (p. 85). En conjunto, estas voces construyen una mirada que supera la folklorizacin de lo indgena y posicionan a la cosmovisin andina como una alternativa epistemolgica, ontolgica y poltica frente a la modernidad eurocentrada. El resultado es una propuesta de vida comunitaria, justa, relacional y armnica con la naturaleza, donde el saber no se acumula, sino que se comparte, y la vida se concibe como un tejido entrelazado entre humanidad, cosmos y tierra.

Modernidad Occidental

La modernidad occidental se sustenta en el individualismo, la racionalidad tcnica, el progreso y la formacin del Estado-nacin, conceptos que han sido crticamente analizados por diversos intelectuales. Max Weber (2005) destaca en La tica protestante y el espritu del capitalismo cmo la creciente racionalizacin lleva a un proceso de desencantamiento del mundo (Entzauberung der Welt) (p. 16), donde la magia y lo sobrenatural son reemplazados por el clculo tcnico y el control burocrtico, lo que l llam la jaula de hierro. Esta lgica culmina en estructuras burocrticas impersonalizadas, jerrquicas y racionalizadas, fundamentales para la organizacin moderna del Estado-nacin.

Michel Foucault (1980) por su parte, articula la idea de biopoltica, sealando que el poder moderno opera sobre la vida misma. Define la biopoltica como la entrada de fenmenos propios de la vida de una especie humana en el orden del conocimiento y el poder (p. 141), donde el cuerpo individual se convierte en objeto de disciplina y control por parte del Estado, reforzando as la gestin racional de las poblaciones. En conjunto, Weber y Foucault nos muestran una modernidad centrada en el individuo calculable, gobernable y administrado a travs de estructuras tecnoburocrticas estatales, desplazando valores tradicionales y afectivos.

El proyecto moderno, desde la perspectiva de Jrgen Habermas (1981), busca construir una racionalidad orientada al entendimiento comunicativo, diferencindose de la racionalidad instrumental burocrtica weberiana. Su obra Teora de la accin comunicativa propone que la modernidad todava es un proyecto inacabado, que puede regenerarse si se fortalece la esfera pblica y el consenso en el discurso racional entre iguales. Zygmunt Bauman (2003), en cambio, describe esta misma modernidad como lquida, subrayando la incertidumbre identitaria y la fragilidad de los vnculos colectivos debido a la individualizacin extrema: la modernidad lquida se caracteriza por un proceso de constante y continua desregulacin deja, sin embargo, como residuo inseguridad y ansiedad (Bauman, 2015, p. 279‑282). Esta visin describe un Estado-nacin cada vez ms frgil y un individuo carente de referentes estables.

Finalmente, Bruno Latour (1991/1993) cuestiona la separacin naturaleza‑sociedad, propuesta central de la modernidad. En We Have Never Been Modern, argumenta que dicha separacin es una ilusin moderna, proponiendo en cambio un "Parlamento de las Cosas", donde humanos, no-humanos y saberes conviven en redes hbridas (p. 4). Segn Latour, solo al reconocer esta hibridez podremos superar la lgica de dominacin tcnica sobre la naturaleza, abriendo paso a una modernidad realmente plural y no dualista.

Este artculo tiene como objetivo principal comparar la gestin cultural desde la mirada occidental y la cosmovisin andina, a partir del anlisis documental de fuentes acadmicas que aborden sus fundamentos conceptuales y prcticos. Se propone: (1) identificar enfoques tericos clave en torno a la cultura y su gestin, atendiendo a cmo cada paradigma concibe la relacin con la naturaleza, la comunidad, la economa y lo poltico; (2) analizar experiencias comunitarias andinas documentadas acadmicamente, que evidencien formas alternativas de gestin cultural ancladas en el Buen Vivir, la reciprocidad y la territorialidad; y (3) sintetizar aportes metodolgicos que articulen lo cultural con lo territorial desde una perspectiva crtica e intercultural, con el fin de enriquecer los debates sobre gestin cultural en Amrica Latina.

 

Metodologa

Esta investigacin se desarroll bajo un enfoque cualitativo, de tipo documental y comparativo, centrado en el anlisis de teoras sociales aplicadas al campo de la gestin cultural. El objetivo fue contrastar los marcos tericos que sustentan la gestin cultural desde la mirada occidental y desde la cosmovisin andina. Para ello, se aplic el mtodo de comparacin terica propuesto por Lawrence Neuman (2006), el cual sugiere organizar el anlisis en torno a dimensiones clave compartidas que permitan establecer contrastes estructurados entre paradigmas diferentes.

 

Tabla 1. Mtodo de comparacin terica segn Neuman (2006)

Elemento del mtodo

Descripcin

1. Seleccin de teoras o enfoques

Elegir marcos tericos distintos, relevantes para el fenmeno a analizar.

2. Definicin de dimensiones clave comunes

Identificar categoras comparables entre ambas teoras (llamadas dimensiones compartidas).

3. Construccin de criterios analticos

Formular preguntas o indicadores para cada dimensin, que permitan contrastar los enfoques tericos.

4. Recoleccin y anlisis documental

Examinar textos, teoras, documentos y casos que representen cada enfoque, con base en las dimensiones definidas.

5. Comparacin sistemtica

Contrastar las respuestas o postulados de cada enfoque terico frente a cada dimensin clave.

6. Interpretacin terica

Analizar las implicaciones epistemolgicas, ideolgicas y prcticas de las diferencias y similitudes encontradas.

7. Construccin de aportes o sntesis

Elaborar una conclusin o marco integrador que visibilice los aportes metodolgicos, tericos o prcticos surgidos del contraste.

Nota. Diseada por el autor basa en el modelo desarrollado por Neuman (2006) en su libro Social Research Methods: Qualitative and Quantitative

 

De acuerdo a la Tabla 1, el diseo de la investigacin const de siete etapas metodolgicas: (1) seleccin de los dos enfoques tericos a comparar; (2) definicin de cuatro dimensiones analticas comunes: naturaleza, comunidad, economa y poltica; (3) formulacin de criterios de anlisis para cada dimensin; (4) recopilacin de fuentes secundarias relevantes mediante un muestreo terico-intencional; (5) anlisis sistemtico de contenido documental; (6) interpretacin crtica de las divergencias y convergencias tericas; y (7) sntesis de aportes metodolgicos y conceptuales.

La poblacin de estudio estuvo compuesta por obras acadmicas publicadas entre 1990 y 2023, incluyendo libros, artculos cientficos, ponencias, planes de gestin cultural y documentos institucionales de polticas culturales. Las fuentes fueron seleccionadas en funcin de su relevancia terica, legitimidad acadmica y pertinencia temtica con los ejes definidos. No se emple una muestra estadstica, sino una estrategia de seleccin intencional, privilegiando autores reconocidos en el mbito del pensamiento occidental (sociologa, filosofa, teora cultural) y del pensamiento andino y decolonial.

Las tcnicas de anlisis empleadas incluyeron el anlisis de contenido categorial, la codificacin por dimensin y la elaboracin de matrices comparativas, siguiendo los lineamientos del enfoque hermenutico-interpretativo. Esta metodologa garantiza la reproducibilidad del anlisis y permite avanzar hacia una propuesta crtica de gestin cultural intercultural y territorialmente situada.

 

Resultados y Discusin

Comparacin terica: Dimensin Naturaleza

Dentro de la sociologa de la cultura, autores como Pierre Bourdieu (1999) abordan el entorno natural no como una categora autnoma, sino como parte del campo social y sus estructuras simblicas. La naturaleza queda subsumida en el habitus y en las prcticas culturales, pero no se problematiza como sujeto, sino como escenario de reproduccin simblica. Es decir, la naturaleza es trasfondo, no agente.

Raymond Williams (1976), aunque ms crtico, seala que la nocin de naturaleza ha sido histricamente construida como una categora opuesta a la cultura, lo que refuerza el dualismo occidental. En su obra Ideas of Nature, expone cmo la naturaleza fue progresivamente cosificada en la modernidad, pasando de ser vista como maestra a ser vista como recurso utilizable.

Nstor Garca Canclini (1990), en Culturas hbridas, aborda la transformacin de los espacios naturales en bienes patrimoniales, sujetos a procesos de museificacin, folklorizacin y turistificacin. La naturaleza entra as en la lgica del mercado cultural. Aunque Canclini reconoce los procesos de hibridacin, no cuestiona profundamente la visin instrumental del entorno.

En la filosofa crtica, Adorno y Horkheimer (1944) en Dialctica de la Ilustracin, denuncian cmo la razn instrumental ha convertido a la naturaleza en objeto de dominacin. Sin embargo, su enfoque se mantiene dentro de un marco antropocntrico, centrado en la alienacin del sujeto moderno, sin rescatar la agencia ecolgica.

Jrgen Habermas, por su parte, en Teora de la accin comunicativa, da mayor peso a los procesos de racionalizacin social que a las relaciones con la naturaleza. En su modelo, el medio ambiente es parte del "mundo objetivo", susceptible de ser discutido desde consensos racionales, pero no como un sujeto de derecho.

As, en la teora de polticas culturales, George Ydice (2002) plantea que la cultura se ha vuelto un recurso estratgico para el desarrollo. Bajo esta lgica, los recursos naturales y por ende la naturaleza misma son reconfigurados como capital cultural, til para procesos de gobernanza, turismo o branding territorial. Similar postura encontramos en Zallo y Acha, que enfatizan la regulacin estatal del patrimonio natural como insumo econmico y simblico, sin desafiar el paradigma de gestin.

La cosmovisin andina, como la interpreta Silvia Rivera Cusicanqui (2010), rompe radicalmente con el binarismo sujeto/objeto. En su obra Chixinakax utxiwa, plantea que la naturaleza no es exterior al humano, sino parte del entramado de lo viviente, y que el pensamiento aymara.

Catherine Walsh (2009), desde la pedagoga decolonial, argumenta que el pensamiento andino se basa en una epistemologa de la relacionalidad, donde el saber emerge del vnculo con la tierra y no desde la objetivacin. En esta lgica, el territorio no es algo que se posee o administra, sino que se habita y se cuida, como parte de una comunidad ampliada.

Javier Lajo (2006), en Qhapaq an, la ruta del poder, sostiene que la Pachamama no es una metfora, sino una realidad ontolgica. Es madre, es dadora de vida, y por tanto, gestionar cultura es tambin gestionar la relacin con ella. Para Lajo, no hay cultura sin territorio ni espiritualidad sin geografa. Anbal Quijano (2000), en su teora de la colonialidad del poder, expone cmo la imposicin del paradigma occidental implic la desvalorizacin de las epistemologas indgenas, entre ellas, aquellas que otorgaban estatus ontolgico a la naturaleza.

Desde la propuesta del Sumak Kawsay (Buen Vivir), presente en la Constitucin ecuatoriana de 2008, la naturaleza es reconocida como sujeto de derechos. Este principio se sustenta en una ontologa comunitaria, en la que todos los seres estn interconectados. El Sumak Kawsay no busca gestionar la naturaleza en trminos modernos, sino vivir bien con ella, en equilibrio, armona y reciprocidad.

 

Tabla 1. Comparacin Terica en relacin a la Dimensin Naturaleza de la Perspectiva Occidental vs Cosmovisin Andina

Elemento

Perspectiva Occidental

Cosmovisin Andina

Ontologa

Dualista (sujeto vs. objeto)

Relacional (interdependencia entre seres)

Naturaleza como

Objeto cultural o recurso gestionable

Sujeto viviente, madre tierra, sagrada

Relacin cultura-naturaleza

Dominacin simblica o instrumentalizacin

Reciprocidad, espiritualidad, vnculo de cuidado

Gestin cultural del entorno

Patrimonializacin, conservacin, branding

Ofrendas, rituales, armonizacin con el entorno

Epistemologa

Antropocntrica, racionalista

Comunitaria, territorial, espiritual

Paradigma de fondo

Modernidad, razn instrumental

Buen vivir, relacionalidad, descolonizacin

Nota. Diseada por el autor, consultando la bibliografa de autores como Bourdieu, Williams, Canclini, Ydice, Habermas, Cusicanqui, Walsh, Lajo, Quijano

 

Este contraste muestra que, mientras en la tradicin occidental la naturaleza es conceptualizada como algo que se administra o representa, en la cosmovisin andina la naturaleza es alguien con quien se convive. El paso de algo a alguien marca una diferencia ontolgica profunda: se trata de dos mundos epistmicos.

Desde el punto de vista de la gestin cultural, esto implica dos consecuencias:

1.      El modelo occidental tiende a convertir los territorios en mercancas simblicas, lo que justifica su inclusin en mercados culturales o estrategias de desarrollo.

2.      El enfoque andino propone una gestin basada en el cuidado, el ritual y la reciprocidad, donde el gestor cultural no es un tcnico, sino un mediador espiritual y comunitario.

Este anlisis invita a reconsiderar crticamente los supuestos antropolgicos y epistemolgicos de la gestin cultural hegemnica, proponiendo un giro hacia la interculturalidad y la descolonizacin del saber.

Comparacin terica: Dimensin Comunidad

En el pensamiento occidental moderno, la idea de comunidad ha estado en constante tensin con conceptos como sociedad e individuo. A menudo, la comunidad es vista como un estadio anterior o residual frente a la modernizacin.

En la teora de Pierre Bourdieu (1986), la comunidad no es un sujeto colectivo como tal, sino un campo de relaciones de poder, donde los actores compiten por capitales (econmico, cultural, social, simblico). Las relaciones no se dan por afinidad afectiva o comunalidad, sino por intercambio estratgico. Lo comunitario, en este enfoque, se descompone en redes de inters.

El concepto de capital social es relevante aqu: los vnculos sociales se valorizan en funcin de su capacidad para producir beneficios simblicos o materiales. El sentido de pertenencia queda subordinado a estructuras de poder.

Williams (1976) rescata la nocin de comunidad como un significado residual, es decir, como algo que se ha perdido frente al avance de la industrializacin y el urbanismo. En su anlisis de las palabras clave de la cultura, comunidad es un trmino cargado de afectividad, pero escasamente operativo en la realidad social moderna. Se convierte, muchas veces, en un mito esttico o un ideal poltico.

En Garca Canclini, la idea de comunidad aparece atravesada por procesos de hibridacin cultural, donde los sujetos ya no se definen exclusivamente por la pertenencia tnica o territorial, sino por trayectorias mltiples (consumo, medios, migracin). La comunidad se diluye en identidades mviles y multiculturales, ms que en vnculos territoriales o solidarios fuertes.

Para Jrgen Habermas, la comunidad poltica deseable es aquella que se constituye mediante el discurso racional, es decir, a travs de consensos logrados en el espacio pblico. No es la comunidad de la sangre o del territorio, sino la de los ciudadanos deliberativos. Esta visin, aunque tica, abstracta la experiencia comunal y la subordina a la lgica del Estado-nacin.

En la teora de polticas culturales, Ydice (2002) considera a la comunidad como un recurso estratgico, sobre todo en trminos de gobernabilidad y desarrollo. Se reconoce la importancia de los actores locales, pero se los inserta en una lgica de gestin que tiende a tecnificar y mediatizar lo comunitario, reduciendo su potencia poltica a la de grupo de inters.

Desde la cosmovisin andina, la comunidad no es un agregado de individuos, sino una unidad vivencial, afectiva y espiritual, que incluye tanto a las personas como a los animales, los ancestros, las montaas y la tierra. La comunidad es territorio, memoria y reciprocidad.

Para Cusicanqui (2010), la comunidad aymara no se define por una lgica homognea, sino por la convivencia de elementos diversos y hasta contradictorios: lo chixi. La comunidad no niega la diferencia, sino que la sostiene en equilibrio. Adems, incluye el tiempo cclico, la ritualidad compartida y la memoria colectiva como ejes de cohesin.

En la obra de Lajo (2006), la comunidad andina es parte del ayllu, una organizacin que incluye personas, espritus, cerros y chacras. Es una unidad no slo social, sino ontolgica. La comunidad no es gestionada, es vivida: todos sus miembros visibles e invisibles estn vinculados por relaciones de reciprocidad. El gestor cultural no es un administrador, sino un comunal ms.

Walsh (2009) propone entender a las comunidades indgenas no como poblaciones vulnerables, sino como sujetos epistmicos y polticos. La comunidad es portadora de un saber territorial y ancestral, que resiste la imposicin del Estado-nacin moderno. Es tambin un espacio de aprendizaje colectivo, desde donde se articula una pedagoga decolonial.

Para Quijano (2000), la colonizacin destruy los modos comunitarios originarios e impuso una racionalidad individualista. Pero en la resistencia andina, la comunidad subsiste como modo alternativo de vida, que desafa la lgica capitalista y eurocntrica. Es un foco de memoria histrica y de accin colectiva.

 

Tabla 2. Comparacin Terica en relacin a la Dimensin Comunidad de la Perspectiva Occidental vs Cosmovisin Andina

Elemento

Perspectiva Occidental

Cosmovisin Andina

Definicin de comunidad

Red de intereses, capital social, pblico racional

Ayllu vivencial, unidad espiritual-territorial

Tipo de sujeto colectivo

Ciudadano, consumidor, actor social estratgico

Sujeto poltico-territorial, ancestral y viviente

Vnculos sociales

Racionales, contractuales, mediticos

Recprocos, rituales, afectivos, cclicos

Inclusin de no humanos

No (naturaleza como objeto)

S (cerros, agua, ancestros, espritus)

Forma de cohesin

Institucional, simblica, funcional

Espiritual, territorial, histrica

Papel del gestor cultural

Tcnico, mediador institucional

Comunal, cuidador del equilibrio

Nota. Diseada por el autor, consultando la bibliografa de autores como Bourdieu, Williams, Canclini, Ydice, Habermas, Cusicanqui, Walsh, Lajo, Quijano

 

La nocin de comunidad en la tradicin occidental se encuentra fragmentada, instrumentalizada o institucionalizada. Aunque reconoce su importancia, tiende a abordarla como un recurso de gestin, no como una forma de vida.

En cambio, la visin andina reivindica a la comunidad como una totalidad vivencial, espiritual y poltica, que articula saber, territorio y memoria. Esto desafa profundamente la lgica moderna de la gestin cultural, porque:

         Rompe con la dicotoma entre naturaleza y sociedad.

         Subvierte el rol del gestor cultural, exigiendo su participacin dentro del tejido comunitario.

         Propone un paradigma de soberana cultural territorial, que no delega su legitimidad en el Estado, sino en la propia tradicin viva.

Comparacin terica: Dimensin Poltica

Desde el enfoque occidental moderno, lo poltico en la gestin cultural ha estado vinculado a los marcos del Estado-nacin, la ciudadana liberal, y las estructuras institucionales de representacin y gobernabilidad. La poltica cultural, como campo especializado, ha sido formulada desde arriba, en clave de administracin tcnica, planificacin y legitimacin simblica del Estado.

Theodor Adorno, desde la Escuela de Frankfurt, plantea que la cultura ha sido subsumida bajo la lgica del capital en la forma de industria cultural. En este marco, la poltica cultural no es participativa ni emancipadora, sino un mecanismo de dominacin ideolgica, que reproduce el statu quo. Aunque no propone una poltica cultural alternativa en trminos prcticos, su crtica revela el control estructural de las lites sobre lo simblico.

Jrgen Habermas (1962) introduce la nocin de esfera pblica como espacio de deliberacin democrtica, donde los ciudadanos pueden discutir libremente sobre asuntos comunes. Este ideal normativo ha influido en las polticas culturales participativas. Sin embargo, en la prctica, la participacin suele estar mediada por instituciones burocrticas, y el acceso a la esfera pblica est condicionado por el capital cultural.

Williams (1976) identifica en la cultura un terreno de lucha simblica entre hegemona y contrahegemona. Aunque reconoce que la cultura puede ser un campo de resistencia, tambin seala que los aparatos culturales estatales y mediticos suelen reflejar los intereses de clases dominantes. En este sentido, el poder sobre lo cultural est centralizado en estructuras polticas e institucionales.

Canclini (1990, 2004) reconoce que los Estados y organismos internacionales (UNESCO, BID) formulan polticas culturales con lgicas tecnocrticas. Plantea que es necesario ampliar la participacin ciudadana en dichas polticas, pero esto se limita muchas veces a consultas, convocatorias o consejos asesorados, ms que a una real autonoma de las comunidades culturales.

En la cosmovisin andina y el pensamiento decolonial, lo poltico no se reduce al mbito del Estado, ni se basa en la representacin delegada, sino en la participacin directa, colectiva y territorializada. La poltica no es un sistema abstracto, sino una prctica situada en lo comunal, orientada a la vida buena (sumak kawsay) y a la defensa de los vnculos con el entorno.

Cusicanqui denuncia que la poltica estatal reproduce una colonialidad interna, que subalterniza las formas propias de autogobierno indgena. Las comunidades no necesitan ser representadas, sino que deben ejercer autonoma territorial, cultural y epistmica. Critica el multiculturalismo funcional que incluye lo indgena solo como adorno folclrico en las polticas estatales.

Para Quijano, el poder moderno se estructura en una matriz colonial que impone una divisin racial y epistmica del mundo. Las decisiones sobre la cultura estn monopolizadas por instituciones occidentales, que niegan la agencia poltica de los pueblos indgenas. Por eso, una gestin cultural decolonial debe restituir el derecho al autogobierno cultural y simblico.

Walsh habla de una poltica de los pueblos y comunidades, que no pide permiso para existir ni para gestionar lo suyo. Esta poltica no se basa en la representacin liberal, sino en la participacin directa, comunitaria, asamblearia y consensual, enraizada en el territorio y en la experiencia histrica de resistencia.

Lajo plantea que el ayllu tiene una organizacin poltica propia, basada en autoridades rotativas, legitimadas por la comunidad, y en sistemas de toma de decisiones basados en la palabra, la escucha y el acuerdo. No hay distincin entre lo cultural y lo poltico: la autoridad cultural es tambin espiritual y territorial.

 

Tabla 3. Comparacin Terica en relacin a la Dimensin Poltica de la Perspectiva Occidental vs Cosmovisin Andina

Elemento

Perspectiva Occidental

Cosmovisin Andina

Sujeto poltico

Estado, ciudadana liberal, gestores tcnicos

Comunidad, ayllu, sabios y autoridades tradicionales

Tipo de participacin

Representacin delegada, tecnocrtica, limitada

Participacin directa, consensual, rotativa

Relacin con el Estado

Centralidad del Estado en decisiones culturales

Autonoma respecto al Estado, resistencia a su injerencia

Forma de toma de decisiones

Planificacin, convocatorias, polticas pblicas

Asamblea, consenso, ritualidad, consulta ancestral

Lgica de accin

Gestin, gobernabilidad, planificacin cultural

Autogobierno, relacionalidad, defensa territorial

Reconocimiento de saberes

Saber experto, acadmico, profesional

Saber ancestral, situado, colectivo

Nota. Diseada por el autor, consultando la bibliografa de autores como Bourdieu, Williams, Canclini, Ydice, Habermas, Cusicanqui, Walsh, Lajo, Quijano

 

El anlisis de esta dimensin revela una tensin profunda entre la lgica estatal-representativa de las polticas culturales modernas y las formas comunitarias de autonoma cultural propias del mundo andino:

         La poltica cultural moderna pretende incluir, pero muchas veces absorbe y neutraliza las voces comunitarias, mantenindolas subordinadas.

         La visin andina propone una poltica del vivir bien, donde lo cultural es inseparable de lo poltico, lo espiritual y lo territorial.

As, para una gestin cultural verdaderamente intercultural, no basta con consultar a los pueblos, sino que debe reconocerse su derecho a decidir sobre sus propios procesos culturales, lo cual implica descentralizar el poder y descolonizar los marcos de gestin.

 

Conclusiones

El presente estudio permiti realizar un anlisis comparativo de los paradigmas de la gestin cultural desde la mirada occidental y la cosmovisin andina, cumpliendo con el objetivo general y los especficos planteados. A travs de un mtodo documental y comparativo, se identificaron, analizaron y contrastaron ambas perspectivas en torno a dimensiones clave como la naturaleza, la comunidad y lo poltico.

Se constat que la gestin cultural occidental se sustenta en una ontologa dualista que concibe la naturaleza como un objeto o recurso gestionable, la comunidad como una red de intereses o capital social, y lo poltico como un mbito centralizado en el Estado-nacin y la representacin tcnica. En contraste, la cosmovisin andina se fundamenta en una ontologa relacional, donde la naturaleza es un sujeto viviente (Pachamama), la comunidad es una unidad espiritual-territorial (ayllu) que incluye a humanos y no humanos, y lo poltico se ejerce mediante la participacin directa y la autonoma comunitaria.

Esta investigacin contribuy al campo de la gestin cultural al visibilizar las limitaciones del paradigma hegemnico occidental para comprender e integrar prcticas culturales arraigradas en lgicas comunitarias, reciprocitarias y no antropocntricas. Asimismo, se avanz en la articulacin de un marco crtico que evidencia cmo la colonialidad del saber ha subalternizado los conocimientos y formas de gestin cultural de los pueblos andinos.

Como proyeccin, este trabajo sugiere la necesidad de desarrollar estudios de caso que exploren experiencias concretas de gestin cultural comunitaria andina, as como investigaciones que profundicen en metodologas interculturales para la formulacin de polticas culturales descolonizadas. Futuras investigaciones podran tambin examinar las tensiones y posibilidades de articulacin entre los sistemas de conocimiento occidental y andino en contextos de gestin cultural institucional, con el fin de promover prcticas ms inclusivas, respetuosas y territorialmente situadas.

 

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