Polo del Conocimiento, Vol 10, No 4 (2025)

 

                                                                                  

 

 

Factores socioemocionales que influyen en la deserción escolar: un estudio en contextos de vulnerabilidad

 

Socio-emotional factors influencing school dropout: a study in vulnerable contexts

 

Fatores socioemocionais que influenciam a evasão escolar: um estudo em contextos vulneráveis

 

Paula Del Rocío López-Lucas I
lopezlucaspaulaa@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-6033-0708

,Diego Alexander Sánchez-Zavala II
alexander.sanchezz@educacion.gob.ec
https://orcid.org/0009-0005-6357-0822
Michelle Stefania Lucio-Castro III
mlucio5151@utm.edu.ec
https://orcid.org/0009-0009-3918-8913
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Correspondencia: lopezlucaspaulaa@gmail.com

 

 

Ciencias de la Educación

Artículo de Investigación

 

 

* Recibido: 10 de febrero de 2025 *Aceptado: 04 de marzo de 2025 * Publicado:  22 de abril de 2025

 

        I.            MSc. Tecnología Educativa Superior, Universidad Casa Grande, Ecuador.

      II.            MSc. en Educación de Bachillerato, Unidad Educativa San José, Ecuador.

   III.            Universidad Técnica de Manabí, Ecuador.


Resumen

La deserción escolar en contextos de vulnerabilidad en Ecuador constituye una problemática compleja influenciada tanto por factores estructurales como socioemocionales. Este artículo analiza, mediante una revisión de literatura, las principales causas que motivan el abandono escolar, haciendo énfasis en elementos emocionales como la falta de motivación, el escaso apoyo familiar, la violencia intrafamiliar y los conflictos de autoestima. Se evidenció que estos factores inciden con mayor fuerza en adolescentes que habitan zonas rurales y urbano-marginales, donde se combinan condiciones económicas precarias con una débil red de contención emocional. Diversas investigaciones señalan que el sistema educativo ecuatoriano aún no incorpora estrategias eficaces de apoyo socioemocional que permitan prevenir el abandono. Asimismo, se observó que la educación virtual durante la pandemia profundizó el aislamiento y la desvinculación de los estudiantes, agravando las tasas de deserción. Finalmente, se concluye que para abordar de forma efectiva esta problemática se requiere un enfoque pedagógico integral que contemple el desarrollo de habilidades socioemocionales, la intervención oportuna en situaciones de riesgo, y la articulación entre el sistema educativo, la familia y la comunidad. Solo mediante una respuesta intersectorial será posible garantizar trayectorias educativas completas, significativas y sostenibles.

Palabras clave: deserción escolar; factores socioemocionales; vulnerabilidad educativa.

 

Abstract

School dropout in vulnerable contexts in Ecuador is a complex problem influenced by both structural and socioemotional factors. This article analyzes, through a literature review, the main causes of school dropout, emphasizing emotional factors such as lack of motivation, limited family support, domestic violence, and self-esteem issues. It was found that these factors have a greater impact on adolescents living in rural and marginalized urban areas, where precarious economic conditions combine with a weak emotional support network. Various studies indicate that the Ecuadorian education system has not yet incorporated effective socioemotional support strategies to prevent dropout. It was also observed that virtual education during the pandemic deepened student isolation and disengagement, exacerbating dropout rates. Finally, it is concluded that effectively addressing this problem requires a comprehensive pedagogical approach that considers the development of socio-emotional skills, timely intervention in risk situations, and coordination between the educational system, families, and the community. Only through an intersectoral response will it be possible to guarantee complete, meaningful, and sustainable educational trajectories.

Keywords: school dropout; socio-emotional factors; educational vulnerability.

 

Resumo

A evasão escolar em contextos vulneráveis ​​no Equador é um problema complexo influenciado por fatores estruturais e socioemocionais. Este artigo analisa, por meio de uma revisão bibliográfica, as principais causas da evasão escolar, enfatizando fatores emocionais como desmotivação, baixo apoio familiar, violência doméstica e problemas de autoestima. Constatou-se que esses fatores têm maior impacto em adolescentes que vivem em áreas rurais e urbanas marginais, onde condições econômicas precárias se combinam com uma rede de apoio emocional fraca. Diversos estudos indicam que o sistema educacional equatoriano ainda não incorpora estratégias eficazes de apoio socioemocional para prevenir a evasão escolar. Da mesma forma, observou-se que o ensino virtual durante a pandemia aprofundou o isolamento e o desligamento dos alunos, exacerbando as taxas de evasão. Por fim, conclui-se que o enfrentamento efetivo desta problemática requer uma abordagem pedagógica integral que considere o desenvolvimento de competências socioemocionais, a intervenção atempada em situações de risco e a articulação entre o sistema educativo, a família e a comunidade. Somente por meio de uma resposta intersetorial será possível garantir trajetórias educacionais completas, significativas e sustentáveis.

Palavras-chave: evasão escolar; fatores socioemocionais; vulnerabilidade educacional.

 

Introducción

La deserción escolar constituye un fenómeno complejo y multifactorial que afecta a diversos contextos educativos en el mundo. Según la UNESCO (2023), alrededor de 244 millones de niños y adolescentes en edad escolar permanecen fuera del sistema educativo, lo que representa un desafío significativo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente el objetivo 4 relacionado con la educación de calidad. 

Esta problemática no solo implica la interrupción de los procesos educativos individuales, sino que también repercute negativamente en el desarrollo social, económico y cultural de los países afectados. De esta manera, la deserción escolar se convierte en una barrera estructural para el progreso social, afectando de manera desproporcionada a poblaciones vulnerables y marginadas (Miranda-López, 2018).

El abandono escolar en la educación según Gómez et al. (2024) tiene profundas implicaciones tanto a nivel individual como colectivo. En el ámbito personal, los estudiantes que abandonan sus estudios enfrentan mayores riesgos de exclusión social, desempleo y precariedad laboral. 

A nivel comunitario y nacional, la deserción escolar genera impactos significativos en la economía y la cohesión social, debilitando la formación de capital humano y afectando negativamente el desarrollo sostenible de las sociedades (Mora y Serrano, 2024). Por ello, comprender los factores que inciden en esta problemática resulta fundamental para diseñar políticas educativas que fomenten la permanencia estudiantil y garanticen el derecho a la educación.

En el ámbito internacional, la región de América Latina y el Caribe presenta índices particularmente elevados de deserción escolar en educación secundaria. Estudios recientes de UNICEF (2021) han destacado que la tasa de abandono escolar en esta región supera el 30%, siendo una de las áreas geográficas más afectadas a nivel mundial. Las causas de esta problemática son múltiples y complejas, incluyendo factores socioeconómicos, falta de oportunidades laborales para los jóvenes, condiciones precarias en el entorno familiar y educativo, así como la escasa atención a las necesidades socioemocionales de los estudiantes. En países como México y Brasil, un ejemplo es, la violencia social y la inestabilidad económica se han identificado como factores determinantes en el incremento de la deserción escolar (CEPAL, 2022).

Particularmente en América Latina, las políticas públicas han buscado mitigar este problema a través de programas de asistencia social, estrategias pedagógicas inclusivas y fortalecimiento de competencias socioemocionales. Sin embargo, la efectividad de dichas estrategias ha sido limitada debido a la falta de recursos, capacitación docente y continuidad en la implementación. Además, las condiciones socioeconómicas y culturales propias de cada país inciden de manera particular en los índices de abandono escolar, lo que exige un abordaje contextualizado y flexible para enfrentar esta problemática (Gómez et al., 2024).

En el contexto ecuatoriano, la situación continúa siendo motivo de preocupación. Durante el ciclo escolar 2023-2024, el Ministerio de Educación de Ecuador reportó un total de 4.106.819 estudiantes matriculados; sin embargo, 72.644 de ellos abandonaron el sistema educativo, lo que representa cerca del 18% del total de matriculados (Ministerio de Educación, 2023).

Aunque esta tasa muestra una disminución progresiva en comparación con los registros históricos, especialmente desde el periodo 2009-2010, se mantiene como un desafío estructural, agravado por una caída sostenida en las matrículas desde la pandemia de COVID-19. Esta situación refleja la persistencia de factores sociales y emocionales que afectan directamente la permanencia escolar, especialmente en contextos de alta vulnerabilidad. 

Provincias como Esmeraldas y Manabí registran índices de deserción aún más elevados, alcanzando el 25% y 23%, respectivamente (INEC, 2023), lo cual evidencia la estrecha relación entre las condiciones de precariedad social y el riesgo de abandono. Entre las causas estructurales más destacadas se encuentran la deficiente infraestructura educativa, la limitada formación pedagógica de los docentes, la excesiva centralización del sistema educativo y los bajos salarios del magisterio, todos ellos factores que contribuyen a una oferta educativa poco atractiva y con escasa capacidad de respuesta a las necesidades socioemocionales del estudiantado.

Los factores socioemocionales han cobrado relevancia en la comprensión de la deserción escolar, ya que influyen directamente en la motivación, la autoestima y la resiliencia de los estudiantes. Según Ochoa (2024) el apoyo emocional adecuado y el fortalecimiento de habilidades socioemocionales contribuyen significativamente a la permanencia en la escuela, especialmente en contextos donde las adversidades socioeconómicas predominan. Sin embargo, en Ecuador, los programas educativos aún no han integrado de manera efectiva estrategias que promuevan el bienestar emocional como parte fundamental del proceso formativo.

El marco legal ecuatoriano contempla la educación como un derecho fundamental, garantizado en la Constitución de la República (2008) y la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), citado por Coloma (2024). Estas normativas establecen el acceso equitativo y gratuito a la educación en todos los niveles, promoviendo la inclusión y la igualdad de oportunidades. No obstante, la realidad educativa demuestra que la implementación de estos derechos enfrenta barreras significativas en contextos de vulnerabilidad, además, el Plan Decenal de Educación (2016-2025) contempla la disminución de la deserción escolar como uno de sus objetivos prioritarios, pero su ejecución ha presentado limitaciones en cuanto a recursos y estrategias que aborden el aspecto socioemocional.

En este sentido, se hace evidente la necesidad de profundizar en los factores socioemocionales que intervienen en la deserción escolar en contextos vulnerables, ya que la falta de apoyo emocional y estrategias pedagógicas adecuadas limita la capacidad de los estudiantes para enfrentar los desafíos académicos y personales. Los estudios previos han mostrado que el acompañamiento emocional y el fortalecimiento de habilidades socioemocionales pueden generar un impacto positivo en la permanencia educativa (Chávez-Juma et al., 2025). Sin embargo, la escasez de programas efectivos y el bajo nivel de capacitación docente en este ámbito limitan su aplicación práctica en el contexto ecuatoriano.

El problema que se aborda en esta investigación radica en la insuficiente atención a los factores socioemocionales que influyen en la deserción escolar en la educación secundaria en contextos vulnerables de Ecuador. A pesar de los esfuerzos realizados por el Estado y las instituciones educativas, persisten brechas significativas que afectan el logro educativo y la permanencia escolar.

La falta de estrategias pedagógicas centradas en el apoyo emocional y en la gestión de situaciones adversas limita la capacidad de los estudiantes para enfrentar desafíos personales y académicos, lo que aumenta el riesgo de abandono escolar.

Por lo tanto, esta investigación se orienta a identificar y analizar los factores socioemocionales que inciden en la deserción escolar en la educación secundaria en contextos de vulnerabilidad en Ecuador. A partir de un enfoque cualitativo, se espera aportar información relevante que permita fundamentar estrategias pedagógicas innovadoras y políticas públicas eficaces. 

Factores que inciden en la deserción escolar: una mirada desde la vulnerabilidad

La deserción escolar en Ecuador constituye una problemática estructural y multidimensional que afecta a niñas, niños y adolescentes en todos los niveles educativos, desde la educación básica hasta el bachillerato. Este fenómeno no solo representa una interrupción del proceso educativo, sino que también se traduce en consecuencias sociales, económicas y personales que limitan el desarrollo de la población joven del país. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en 2022 alrededor de 195.188 niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años abandonaron sus estudios, lo que equivale al 4,1% de la población en edad escolar (INEC, 2022). Esta cifra refleja la magnitud del problema y su persistencia a pesar de los esfuerzos institucionales por reducir la tasa de abandono.

El análisis de esta situación revela diferencias significativas entre zonas geográficas. En áreas rurales, la tasa de deserción escolar alcanza el 6,8%, mientras que en contextos urbanos se reduce al 2,5%, lo que pone de manifiesto la influencia de las condiciones socioeconómicas y de acceso a servicios educativos (INEC, 2022). Esta disparidad territorial también visibiliza la falta de equidad en el sistema educativo nacional, donde los estudiantes más alejados de los centros urbanos enfrentan mayores barreras para mantenerse en el sistema educativo.

La deserción tiende a incrementarse con la edad, siendo los adolescentes de entre 16 y 17 años los más afectados, representando el 34% de los casos reportados. Este patrón de abandono progresivo puede estar vinculado con el ingreso temprano al mercado laboral, las responsabilidades familiares, y la pérdida de motivación ante una propuesta educativa que muchas veces no responde a las expectativas o necesidades del estudiantado.

Entre las principales causas del abandono escolar se destacan, en primer lugar, las limitaciones económicas. Aproximadamente el 28,4% de los estudiantes dejan de asistir a clases por falta de recursos, lo que refleja las condiciones de pobreza que afectan a numerosas familias ecuatorianas y que, en muchos casos, obligan a priorizar la subsistencia inmediata por sobre la educación (Primicias.ec). Esta cifra revela cómo las desigualdades estructurales inciden directamente en la permanencia escolar, especialmente en zonas rurales y periferias urbanas donde el acceso a servicios básicos, transporte y materiales escolares es limitado o inexistente.

En segundo lugar, el 14,6% de los casos de abandono escolar se relacionan con la falta de interés en los estudios, lo cual podría estar vinculado con experiencias escolares poco significativas, metodologías pedagógicas descontextualizadas, o con una percepción negativa sobre la utilidad práctica de la educación formal. Este dato refleja la urgencia de replantear los enfoques curriculares y las estrategias didácticas empleadas, para que respondan a los intereses, contextos y aspiraciones de los estudiantes.

Otro 13,2% de estudiantes abandona por “otras razones”, una categoría que podría incluir fenómenos como migración, violencia intrafamiliar, inseguridad en las zonas escolares o problemas psicoemocionales no atendidos. Esta ambigüedad evidencia la necesidad de realizar estudios más detallados y de fortalecer los sistemas de detección temprana de riesgo de deserción.

La participación infantil y adolescente en el trabajo remunerado también constituye una causa importante, afectando al 11,8% de quienes abandonan la escuela. La necesidad de aportar económicamente al hogar obliga a muchos jóvenes a sustituir el aula por el campo, los talleres o el comercio informal, perpetuando el círculo de la pobreza. Le sigue la enfermedad o discapacidad, que representa un 10,8%, lo cual refleja la ausencia de mecanismos eficaces de inclusión y atención educativa especializada que permitan la continuidad escolar en condiciones de salud adversas.

Asimismo, el 5,8% de los estudiantes abandona sus estudios por responsabilidades domésticas, como el cuidado del hogar o de otros miembros de la familia. Este tipo de abandono suele recaer, principalmente, en niñas y adolescentes mujeres, quienes enfrentan una doble carga de género: la de estudiar y encargarse del entorno doméstico. A esto se suma la falta de cupos en instituciones educativas, que afecta al 4,6% de estudiantes, un dato preocupante que pone en evidencia deficiencias en la cobertura y planificación del sistema educativo.

Otras causas menos frecuentes, pero igualmente relevantes, incluyen la necesidad de asistir a procesos de nivelación académica del SENESCYT (3,4%), el fracaso escolar (3%), la falta de autorización familiar (2,2%) y el embarazo adolescente (2,1%). Este último, si bien representa un porcentaje menor, tiene implicaciones de largo alcance, pues limita gravemente la trayectoria educativa de las adolescentes, especialmente en contextos donde no existen políticas claras de reintegración y apoyo integral.

En conjunto, estos datos confirman que la deserción escolar en Ecuador no responde a una sola causa, sino que es el resultado de una compleja interacción de factores sociales, económicos, culturales y educativos. La permanencia en el sistema escolar requiere, por tanto, una respuesta articulada e intersectorial, en la que intervengan no solo el Ministerio de Educación, sino también entidades de salud, protección social, gobiernos locales, organizaciones comunitarias y la familia, garantizando el cumplimiento del derecho a una educación equitativa, inclusiva y de calidad.

Un factor crítico que también incide en este fenómeno es el embarazo adolescente. Cada año, más de 41.000 niñas y adolescentes ecuatorianas entre 10 y 19 años se convierten en madres, situando al país como el segundo con mayor índice de maternidad adolescente en América Latina (Manosalvas et al., 2022). Este hecho limita considerablemente las posibilidades de continuar con el proceso educativo, especialmente en contextos donde no existen políticas efectivas de reinserción escolar ni apoyo integral para madres adolescentes. Asimismo, Según la Organización Iberoamericana de la Seguridad Social, el trabajo infantil sigue siendo una barrera significativa para la permanencia en el sistema educativo. Se estima que más del 7,1% de la población infantil entre 5 y 14 años trabaja en Ecuador, lo que repercute directamente en su rendimiento académico y asistencia escolar (OISS, 2022)

Figura 1: Razones por las que no asisten a clases

Nota: Tomado de (INEC, 2022) Educación en cifras

 

Diversas investigaciones nacionales han profundizado en las múltiples causas que originan la deserción escolar, aportando una visión más contextualizada y específica del fenómeno en diferentes regiones del país. Un estudio desarrollado en la Unidad Educativa Leónidas Plaza, ubicada en el kilómetro 20, reveló que el 9,43% de los estudiantes abandonaron el sistema educativo, siendo el desinterés académico y la falta de compromiso personal los factores predominantes en dicha institución (Maldonado y Soledispa, 2024). Esta información sugiere que, más allá de los condicionantes estructurales, también influyen aspectos vinculados a la motivación, la calidad del vínculo entre docentes y estudiantes, y la relevancia percibida del aprendizaje.

Por otro lado, en la región amazónica, investigaciones realizadas en contextos rurales identificaron variables críticas como la violencia intrafamiliar, la desintegración del núcleo familiar, el bajo nivel socioeconómico y el embarazo en la adolescencia como elementos determinantes que obstaculizan la continuidad escolar (Guachamín-Durán, 2023). Estos hallazgos reflejan que los factores de riesgo son multidimensionales y están estrechamente ligados a dinámicas familiares y comunitarias que requieren una intervención integral por parte del Estado y los actores sociales.

En un plano más reciente y con la incorporación de modalidades no presenciales, estudios centrados en la educación a distancia han puesto en evidencia nuevas causas de deserción escolar vinculadas a la escasa interacción social y la ausencia de acompañamiento emocional en entornos virtuales. La falta de contacto físico con docentes y compañeros, así como la dificultad para sostener rutinas de estudio autónomas, incrementan el sentimiento de aislamiento y disminuyen el sentido de pertenencia al espacio educativo. Estos factores, lejos de ser secundarios, afectan profundamente la permanencia estudiantil, sobre todo en niños, niñas y adolescentes que requieren contención emocional y orientación constante para enfrentar los desafíos del aprendizaje remoto (Cilio-Mejía, 2022).

Cilio-Mejía (2022) considera en su estudio que la pandemia en Ecuador no contaba con las condiciones necesarias para implementar la educación virtual como modalidad principal. Asimismo, la información recopilada durante la emergencia sanitaria puso de manifiesto las limitaciones del país para diseñar e implementar políticas públicas estructuradas a mediano y largo plazo, principalmente por la carencia de datos estadísticos suficientes sobre el tema.

En conjunto, estos estudios refuerzan la idea de que la deserción escolar no es atribuible únicamente a variables económicas, sino que está fuertemente determinada por factores socioemocionales, relacionales y contextuales. El apoyo familiar, el acompañamiento pedagógico efectivo, la autoestima, y la capacidad del entorno escolar para adaptarse a las necesidades individuales del estudiante juegan un papel decisivo. De este modo, la prevención del abandono escolar debe enfocarse en estrategias integrales, que no solo aseguren el acceso material a la educación, sino que también fomenten el bienestar emocional, la motivación intrínseca y una cultura de permanencia escolar basada en la empatía, la inclusión y el reconocimiento de la diversidad de trayectorias educativas.

En este contexto, resulta imperativo el diseño de políticas públicas que consideren tanto las dimensiones estructurales como las emocionales que afectan la permanencia escolar. Se requiere una mirada más humanizada e inclusiva que articule esfuerzos entre el Estado, las instituciones educativas, las familias y la comunidad para garantizar que los estudiantes, especialmente aquellos en condiciones de vulnerabilidad, encuentren en la escuela no solo un espacio de aprendizaje, sino también de protección, contención y desarrollo personal.

Influencia de las variables socioemocionales en la permanencia escolar

Los efectos del abandono escolar trascienden el ámbito educativo y repercuten en el desarrollo económico y social del país (Cilio-Mejía, 2022). La población que no completa la educación secundaria enfrenta mayores dificultades para acceder al mercado laboral formal, lo que incrementa el riesgo de empleos precarios o informales. Además, el abandono educativo limita las oportunidades de desarrollo personal y profesional, perpetuando ciclos de pobreza y exclusión social.

Para abordar esta problemática, resulta imprescindible analizar de manera integral los factores socioemocionales que contribuyen al abandono escolar, así como identificar estrategias pedagógicas y políticas públicas que favorezcan la retención escolar y garanticen el derecho a la educación. Los factores socioemocionales que influyen en la deserción escolar en la educación son múltiples y complejos, ya que afectan directamente la motivación, el bienestar emocional y la percepción de valor personal de los estudiantes. 

Uno de los principales factores es la falta de apoyo emocional y afectivo en el entorno familiar. Los adolescentes que provienen de hogares disfuncionales o que enfrentan situaciones de violencia intrafamiliar tienden a experimentar altos niveles de estrés, ansiedad y desmotivación, lo cual incide negativamente en su rendimiento académico y en su disposición para continuar con sus estudios. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

(UNESCO, 2023), la falta de un ambiente familiar seguro y estimulante aumenta significativamente el riesgo de abandono escolar.

Otro factor relevante es la presión social que enfrentan los adolescentes para asumir responsabilidades económicas o laborales en el hogar, lo que genera conflictos entre las demandas educativas y las necesidades familiares. Según Garcés (2023), los estudiantes sienten que deben priorizar el trabajo sobre la educación para contribuir al sustento familiar, lo que deriva en un abandono prematuro del sistema educativo. Esta situación se agrava en contextos de pobreza, donde las expectativas laborales tempranas se convierten en una realidad inevitable para muchos jóvenes.

Asimismo, los problemas de autoestima y autopercepción juegan un papel crucial en la decisión de abandonar los estudios. Los adolescentes que enfrentan situaciones de acoso escolar, discriminación o falta de reconocimiento académico pueden desarrollar sentimientos de inutilidad o fracaso, lo cual socava su interés por la educación formal. Estudios recientes como los de Vera et al. (2025) han señalado que el acoso escolar no solo provoca problemas emocionales graves, como la depresión y la ansiedad, sino que también puede generar un profundo rechazo hacia el ambiente educativo, incrementando la probabilidad de deserción.

Además, la carencia de habilidades socioemocionales adecuadas limita la capacidad de los estudiantes para enfrentar los desafíos educativos. El desarrollo insuficiente de competencias como la resiliencia, la regulación emocional y la toma de decisiones provoca que los adolescentes perciban los problemas académicos como insuperables, lo que los lleva a optar por el abandono escolar como una vía de escape ante la frustración según la investigación de Quinatoa (2024).

Impacto de la deserción escolar en un país

El impacto de la deserción escolar en la educación secundaria en Ecuador es profundo y multifacético, afectando tanto a los individuos como a la sociedad en su conjunto. Desde una perspectiva individual, el abandono escolar limita significativamente las oportunidades de desarrollo personal y profesional, ya que los adolescentes que no completan la educación secundaria enfrentan mayores dificultades para acceder a empleos formales y bien remunerados. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en 2023, el 60% de los jóvenes que no finalizaron la educación secundaria se encuentran empleados en el sector informal, lo que perpetúa ciclos de precariedad económica y falta de acceso a derechos laborales. Además, el Banco Mundial (2022) advierte que la falta de educación secundaria completa incrementa en un 30% la probabilidad de vivir en situación de pobreza extrema (INEC, 2022).

El impacto social también es evidente, ya que la deserción escolar incide directamente en el desarrollo comunitario y el progreso social. Las regiones con mayores índices de abandono escolar tienden a presentar mayores niveles de inseguridad, violencia y problemas sociales relacionados con la falta de oportunidades educativas y laborales. 

Además, el abandono escolar genera un costo económico considerable para el país. La inversión estatal en educación pierde efectividad cuando los estudiantes no culminan su formación, lo cual representa un desperdicio de recursos públicos destinados a garantizar el derecho a la educación.

Según la UNESCO (2023), cada estudiante que abandona la escuela secundaria representa una pérdida de hasta $2,000 anuales en términos de inversión educativa y oportunidades laborales perdidas. A largo plazo, esta situación genera un déficit de capital humano calificado, afectando la competitividad del país en el mercado laboral global y limitando su capacidad para desarrollar sectores productivos que requieren habilidades técnicas y académicas.

Desde una perspectiva psicosocial, los adolescentes que abandonan la escuela enfrentan una mayor vulnerabilidad emocional y social (Rojas et al., 2025). El impacto psicológico del abandono puede traducirse en sentimientos de frustración, baja autoestima y un profundo sentido de fracaso personal, lo cual incrementa el riesgo de caer en situaciones de riesgo como el consumo de sustancias psicoactivas, la violencia o la delincuencia juvenil (UNICEF, 2021). En este contexto, la falta de redes de apoyo emocional y la carencia de espacios educativos que promuevan la permanencia y el sentido de pertenencia agudizan la problemática.

A nivel comunitario, la deserción escolar socava los esfuerzos colectivos de desarrollo social y económico. Las comunidades que enfrentan altos niveles de abandono educativo suelen presentar bajos índices de cohesión social y menores niveles de participación ciudadana, lo que dificulta la construcción de proyectos comunitarios sostenibles y el fortalecimiento de organizaciones sociales (Chimbo, 2025). Además, la falta de educación secundaria entre los jóvenes repercute negativamente en la transmisión de conocimientos técnicos y habilidades fundamentales para el progreso comunitario.

Ante este escenario, resulta indispensable implementar políticas públicas que aborden no solo las causas socioeconómicas, sino también los factores socioemocionales que contribuyen al abandono escolar. El fortalecimiento de estrategias pedagógicas que fomenten el desarrollo emocional, la resiliencia y el sentido de pertenencia escolar es fundamental para mitigar este fenómeno y promover trayectorias educativas completas y significativas. Asimismo, la coordinación intersectorial entre el sistema educativo, las instituciones gubernamentales y las organizaciones comunitarias resulta esencial para garantizar el acompañamiento integral a los estudiantes en riesgo de abandono.

 

Discusión

Los hallazgos presentados en este estudio reafirman que la deserción escolar en contextos de vulnerabilidad en Ecuador es un fenómeno multicausal, en el que los factores socioemocionales desempeñan un papel central. Como señalaron Ochoa (2024) y Chávez-Juma et al. (2025), el apoyo emocional y el fortalecimiento de habilidades socioemocionales son claves para la permanencia educativa. Esta afirmación se ve corroborada por la evidencia analizada, donde se destaca que el abandono escolar no solo se relaciona con la pobreza, sino también con la desmotivación, el desinterés por el estudio, los conflictos familiares y el embarazo adolescente.

Un resultado esperado fue la confirmación del vínculo entre condiciones socioeconómicas adversas y la deserción escolar, como lo sostienen Garcés (2023) y el INEC (2022), quienes señalan que más del 28% de estudiantes dejan sus estudios por razones económicas. No obstante, un hallazgo no anticipado fue la magnitud del impacto de la interacción social en entornos virtuales. CilioMejía (2022) destaca que la falta de preparación del sistema educativo ecuatoriano para la educación a distancia agravó el aislamiento de los estudiantes, afectando su motivación y sentido de pertenencia, lo que influyó directamente en las tasas de abandono.

Otro resultado que excedió las expectativas fue la constatación de que, en zonas como Esmeraldas y Manabí, donde las tasas de deserción superan el 20%, las causas no se limitan a la pobreza, sino que están profundamente entrelazadas con la violencia familiar, la desintegración del hogar y la falta de redes de apoyo, como demuestran Guachamín-Durán (2023) y Vera et al. (2025).

La evidencia también reveló una carencia significativa de programas que aborden las emociones, el desarrollo de la resiliencia y la gestión del estrés académico. Aunque la Constitución del Ecuador y la LOEI garantizan el derecho a una educación inclusiva y equitativa (Coloma, 2024), su implementación en zonas vulnerables sigue siendo deficiente, lo que limita el alcance de dichas políticas.

Al final los resultados destacan que cualquier estrategia eficaz para reducir la deserción escolar debe contemplar no solo la mejora de las condiciones económicas y estructurales, sino también un enfoque integral que incluya el bienestar emocional del estudiante, el fortalecimiento de la red familiar y escolar, y el desarrollo de habilidades socioemocionales desde los primeros niveles educativos.

 

Conclusiones

              El análisis realizado permitió identificar que los factores socioemocionales, como el desinterés académico, la falta de apoyo familiar, la violencia intrafamiliar y los problemas de autoestima, son determinantes clave en el abandono escolar en contextos de vulnerabilidad. Estos factores están íntimamente ligados a condiciones estructurales y culturales que requieren respuestas educativas integrales.

              Se logró identificar que los principales factores socioemocionales asociados a la deserción escolar son: la falta de motivación, el escaso acompañamiento emocional, el embarazo adolescente, la presión económica familiar y la ausencia de habilidades para enfrentar la frustración académica. Estos factores afectan de manera más profunda a adolescentes de zonas rurales y urbano-marginales.

              Se evidenció que existe una correlación directa entre contextos de pobreza y vulnerabilidad con el incremento del abandono escolar. Sin embargo, se constató que no es la pobreza en sí misma el único factor, sino su interacción con elementos emocionales, familiares y culturales, lo cual complejiza las soluciones posibles.

              La revisión permitió proponer que cualquier estrategia educativa destinada a reducir la deserción debe incluir componentes socioemocionales, tales como programas de acompañamiento afectivo, desarrollo de competencias emocionales en docentes y estudiantes, y políticas públicas centradas en el bienestar integral del estudiante.

 

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