El cambio climático está generando un impacto significativo en la disponibilidad de los recursos hídricos a nivel global; este fenómeno ha alterado los patrones de precipitación, aumentando la frecuencia e intensidad de eventos extremos como sequías e inundaciones. En algunas regiones, las lluvias se han vuelto más erráticas, lo que afecta la recarga de acuíferos y la disponibilidad de agua dulce para el consumo humano, la agricultura y la industria.

El derretimiento acelerado de los glaciares, que actúan como reservas de agua dulce, representa otro desafío crítico, especialmente en áreas donde estos cuerpos de hielo son una fuente clave de agua durante la temporada seca. Además, el aumento de las temperaturas está incrementando la evaporación de cuerpos de agua superficiales, reduciendo aún más la disponibilidad de este recurso vital.

La variabilidad climática también ha provocado cambios en la calidad del agua, exacerbando problemas de contaminación y aumentando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua. En regiones costeras, la intrusión de agua salada en acuíferos debido al aumento del nivel del mar amenaza el suministro de agua potable.

Estos cambios están ejerciendo presión sobre los sistemas de gestión de agua, que deben adaptarse rápidamente para asegurar el suministro sostenible de agua en un mundo donde las condiciones climáticas son cada vez más impredecibles. La cooperación internacional, junto con políticas de adaptación y mitigación efectivas, será crucial para enfrentar los desafíos que el cambio climático impone sobre la disponibilidad de recursos hídricos.