Los beneficios de la actividad física en el adulto mayor: Revisión sistemática
The benefits of physical activity in the elderly: A systematic review
Os benefícios da actividade física nas pessoas idosas: Uma revisão sistemátic
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Correspondencia: wgaguilar@uce.edu.ec
Ciencias técnica y aplicada
Artículo de revisión
*Recibido: 26 de octubre de 2020 *Aceptado: 25 de noviembre de 2020 * Publicado: 26 de diciembre de 2020
I. Magister en Cultura Física y Entrenamiento Deportivo, Docente de la Facultad de Cultura Física, Universidad Central del Ecuador, Quito, Ecuador.
II. Magíster en Educación Superior, Docente de la Facultad de Cultura Física, Universidad Central del Ecuador, Quito, Ecuador.
III. Estudiante de la Facultad de Cultura Física, Universidad Central del Ecuador, Quito, Ecuador.
IV. Doctor en Docencia y Gestión Universitaria, Director de Posgrado de la Facultad de Cultura Física, Universidad Central del Ecuador, Quito, Ecuador.
Resumen
En los últimos años, se ha incrementado el sedentarismo e inactividad física en el adulto mayor, convirtiéndose en una de las principales amenazas para la salud pública y que afecta a su calidad de vida. El objetivo de este estudio es analizar la actividad física y su influencia en la calidad de vida de los adultos mayores. Se realizó una investigación bibliográfica y se efectuó una búsqueda de información en las bases de datos Scielo, Elsiver, Google Académico, Dialnet, Redalyc y ERIC obteniendo documentos que permitieron abordar y comprender la temática que fue objeto de estudio. Se determinaron aspectos clave en relación con los beneficios que representa la actividad física en el adulto mayor por lo que deberían realizarla frecuentemente y de manera controlada por un profesional capacitado. Contribuye a una mejora calidad de vida, previene el deterioro cognitivo y enfermedades cardiovasculares, disminuye el desarrollo del Alzheimer, la depresión y la ansiedad. Adicionalmente, mantiene el equilibrio emocional y corporal, eleva la autoestima. Es necesario la promoción de la salud a todo nivel que permita la construcción de hábitos saludables y promueva una cultura de movimiento y salud.
Palabras clave: Actividad Física; adulto mayor; sedentarismo; inactividad física.
Abstract
In recent years, sedentary lifestyles and physical inactivity among the elderly have increased, becoming one of the main threats to public health and affecting their quality of life. The aim of this study is to analyze physical activity and its influence on the quality of life of older adults. A bibliographic research was carried out and information was searched in Scielo, Elsiver, Google Academic, Dialnet, Redalyc and ERIC databases obtaining documents that allowed to approach and understand the subject matter of the study. Key aspects were determined in relation to the benefits that physical activity represents in the elderly, so they should perform it frequently and in a controlled way by a trained professional. It contributes to an improved quality of life, prevents cognitive deterioration and cardiovascular diseases, decreases the development of Alzheimer's, depression and anxiety. Additionally, it maintains emotional and physical balance and raises self-esteem. It is necessary the promotion of health at all levels that allows the construction of healthy habits and promotes a culture of movement and health.
Keywords: Physical activity; older adult; sedentary; physical inactivity.
Resumo
Nos últimos anos, os estilos de vida sedentários e a inactividade física entre os idosos aumentaram, tornando-se uma das principais ameaças à saúde pública e afectando a sua qualidade de vida. O objectivo deste estudo é analisar a actividade física e a sua influência sobre a qualidade de vida dos adultos mais velhos. Foi realizada uma pesquisa bibliográfica e a informação foi pesquisada em Scielo, Elsiver, Google Academic, Dialnet, Redalyc e bases de dados ERIC obtendo documentos que permitiram abordar e compreender o assunto do estudo. Os aspectos chave foram determinados em relação aos benefícios que a actividade física representa para os idosos, de modo a que o façam com frequência e de forma controlada por um profissional formado. Contribui para uma melhor qualidade de vida, previne a deterioração cognitiva e as doenças cardiovasculares, diminui o desenvolvimento de Alzheimer, depressão e ansiedade. Além disso, mantém o equilíbrio emocional e físico e aumenta a auto-estima. É necessário promover a saúde a todos os níveis que permitam a construção de hábitos saudáveis e promover uma cultura de movimento e saúde.
Palavras-chave: Actividade física; Adulto mais velho; Sedentário; Inactividade física.
Introducción
El envejecimiento de la población mundial va en aumento para el siglo XXI, por cuanto se calcula que existen 102 hombres por cada 100 mujeres y las personas de 60 años o más, representan un 13 %. Se registraron 962 millones de personas mayores a 60 años y se espera que para el 2050 se duplique a 2.100 millones y en el 2100 se triplique a 3.100 millones (Organización de Naciones Unidas-ONU, 2018).
El Instituto Nacional de Estadística y Censo, manifiesta que 7 de cada 100 ecuatorianos son adultos mayores, lo que equivale a 985.000 individuos que han sobrepasado la barrera de los 65 años edad. En otras palabras, el 6.2 % de la población ecuatoriana atraviesa por un proceso de envejecimiento cronológico y sobresale el segmento femenino (INEC, 2010).
El objetivo del estudio es analizar la actividad física y su influencia en la calidad de vida de los adultos mayores, a partir de una revisión documental sistemática.
Método
Para la realización de este estudio, se ha considerado lo propuesto por Sánchez y Botella (2010), aplicables a las revisiones. Se realizó una búsqueda de datos siguiendo un criterio de selección que compone temas como: calidad de vida, actividad física, población de la tercera edad y adulto mayor. A continuación, se clasificaron las fuentes bibliográficas en: artículos científicos de investigación y teóricos, libros, capítulos de libros, informes de organismos nacionales e internacionales.
Se revisaron fuentes bibliográficas publicadas en el periodo de 1990-2020. En una primera etapa se identificaron 300 documentos obtenidos a partir de búsqueda en base de datos de Scielo, Elsiver, Google Académico, Dialnet, Redalyc y ERIC que cumplían los requisitos de inclusión. Luego, se realizó un primer análisis del contenido básico (resumen) que permitió valorar si los documentos contribuían al estudio para incluirlos. Este proceso permitió seleccionar 129 documentos que se constituyeron en el objeto de un segundo análisis de contenido más exhaustivo, a partir del cual se precisaron los más prioritarios.
Criterios de inclusión: artículos científicos publicados en el periodo señalado y en idioma español e inglés. Se incluyeron documentos normativos nacionales vinculados con el área temática y se cumplió con el requisito de contener las siguientes palabras claves: Actividad Física; Adulto Mayor; Sedentarismo; Inactividad Física.
Criterios de exclusión: se descartaron los artículos que en el análisis básico preliminar no generaron elementos pertinentes al objetivo definido.
Desarrollo
En la actualidad, la sociedad está configurada de tal manera que favorece la vida sedentaria de todas las personas. Esto se debe a que las máquinas realizan una serie de actividades que sustituyen al ser humano como consecuencia del desarrollo tecnológico, una inadecuada alimentación, el aumento del uso de los medios de transporte "pasivos". Ante lo cual, surge la necesidad de realizar actividad física para no llevar una vida sedentaria sino saludable (OMS, 2019a; Rodríguez, Páez, Altamirano, Paguay, Rodríguez y Calero, 2017) y de igual manera fomentar modos de vida que ayuden a prevenir enfermedades no transmisibles (ENT).
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas de 65 a 74 años son consideradas de edad avanzada; de 75 a 90, viejos o ancianos, y las que sobrepasan los 90 años, grandes viejos o grandes longevos. En este sentido, a todo individuo de 65 años en adelante se le llamará de forma indistinta persona de la tercera edad o adulto mayor (OMS, 2018). De igual manera la población mundial está envejeciendo como lo manifiesta la OMS (2020a) que entre los años 2000 y 2050, la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años pasará de 605 millones a 2000 millones en el transcurso de medio siglo.
En muchos de los casos los adultos mayores no realizan actividad física debido a: la superpoblación, el aumento de la pobreza y de la criminalidad, la gran densidad del tráfico, la mala calidad del aire, la inexistencia de parques, aceras e instalaciones deportivas y recreativas (OMS, 2017). Dentro de este orden de ideas, la “inmovilidad e inactividad es el mejor agravante del envejecimiento y la incapacidad de tal forma que, lo que deja de realizarse, fruto del envejecimiento pronto será imposible realizar” (Moreno, 2005, p. 228). En este contexto, la Organización Panamericana de la Salud considera al sedentarismo como el factor de riesgo de muerte más prevalente en todo el mundo, 50 a 70 % (OPS, 2002).
Según las pruebas científicas más recientes, una persona es considerada sedentaria sino realiza ningún tipo de actividad física por lo menos en sesiones cortas de treinta minutos por día, de dos a tres días a la semana (OPS, 2002). Por lo que, el sedentarismo se constituye en un factor de riesgo de las enfermedades crónico-degenerativas, con especial énfasis en las cardiovasculares (Brenes, 2014).
Proceso de envejecimiento de los adultos
Algunos aspectos biológicos y físicos del envejecimiento son inevitables y pueden actuar como una barrera para participar en actividades físicas y recreativas. Con la edad pueden llegar problemas clínicos como: deterioro y fragilidad física, mental y psicológica. El envejecimiento hace que el cartílago pierda agua, haciéndolo más vulnerable a lesiones por movimientos repetitivos y estrés (Meng-Yueh, Hsu-Ko & Ying-Tai, 2010).
Porque los adultos mayores son más propensos de contagiarse del covid-19
La pandemia de coronavirus que tan rápidamente se ha expandido afecta a los ancianos (OMS, 2020b). Con la edad, no solo envejece el sistema inmunológico, sino también todo el resto de los órganos; es lo que llamamos inmunosenescencia, el envejecimiento del sistema inmunológico (Geiss, 2020).
Otro cambio clásico del sistema inmunológico durante el envejecimiento es un aumento crónico de la inflamación sistémica denominada inflamatoria, que surge de un sistema de alerta hiperactivo, pero ineficaz (Franceschi, Bonafè, Valensin, Olivieri, De Luca, Ottaviani, & De Benedictis, 2020; Aw, Silva, & Palmer, 2007; Mollica, Nicolai, Maffucci, Gioia, Paoli, Grella, Calabrese, Lavoretano, Forzano & Perrotta, 2018). Investigadores han descubierto que los adultos mayores son particularmente más susceptibles a las enfermedades respiratorias que pueden causar neumonía y otros síntomas como fiebre, tos y dificultad respiratoria, generando que dicho grupo sea más vulnerable de contagiarse, ya que el COVID-19 ataca principalmente al sistema respiratorio.
Entre otros factores de riesgo para el aumento del contraer el COVID-19, podemos encontrar:
Tabla 1: Factores de riego que incrementan el riesgo de contagiarse de Covid-19
Factor de riesgo |
Referencias |
Edad Avanzada |
The OpenSAFELY Collaborative; Williamson, Walker, Bhaskaran, Bacon, Bates, Morton, Curtis, Mehrkar, Evans, Inglesby, Cockburn, McDonald, MacKenna, Tomlinson, Douglas, Rentsch, Mathur, Wong, Grieve, Harrison, Forbes, Schultze, Croker, Parry, Hester, Harper, Perera, Evans, Smeeth, & Goldacre 2020; Petrilli, Jones, Yang, Rajagopalan, O'Donnell, Chernyak, Tobin, Cerfolio, Francois & Horwitz, 2020; Mehra, Desai, Kuy, Henry & Patel, 2020. |
Enfermedad cardiovascular, hipertensión y enfermedad arterial coronaria |
Matsuyama, Nishiura, Kutsuna, Hayakawa, & Ohmagari, 2016; Moni & Liò, 2014; Larson, Savastano, Kadirvel, Kallmes, Hassan & Brinjikji, 2020. |
Diabetes |
Badawi & Ryoo, 2016; Yang, Feng, Yuan, Yuan, Fu, Wu, Sun, Yang, Zhang, Wang, Xu, Xu & Chan, 2006; Bhatraju, Ghassemieh, Nichols, Kim, Jerome, Nalla, Greninger, Pipavath, Wurfel, Evans, Kritek, West, Luks, Gerbino, Dale, Goldman, O'Mahony, & Mikacenic, 2020. |
Obesidad |
Frasca & McElhaney, 2019. |
Enfermedades respiratorias |
Yang, Hsu, Lai, Yen, Wikramaratna, Chen, & Wang, 2017. |
Nefropatía (Enfermedad del riñón) |
Cheng, Luo, Wang, Zhang, Wang, Dong, Li, Yao, Ge, & Xu, 2020 |
Trastornos inmunológicos |
Petrilli, Jones, Yang, Rajagopalan, O'Donnell, Chernyak, Tobin, Cerfolio, Francois & Horwitz, 2020. |
Cáncer |
Moni, & Liò, 2014. |
Nota: Adaptado de Mueller, McNamara & Sinclair, 2020.
La actividad física del adulto mayor
La AF es definida como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, por el consumo de energía. Por consiguiente, esto incluye las actividades que se realiza al trabajar, jugar y viajar, las tareas domésticas y las actividades recreativas (OMS, 2019b; Vernaza-Pinzón, Villaquiran-Hurtado, Paz-Peña y Ledezma, 2017).
La expresión AF no se debe confundir con «ejercicio», que tiene como objetivo mejorar o mantener uno o más componentes del estado físico. La AF —tanto moderada como intensa— es beneficiosa para la salud (OMS, 2019a).
Por lo tanto, la AF en los adultos mayores mejora aspectos físicos y emocionales, la flexibilidad, fuerza, coordinación y equilibrio, las cuales propician una mayor estabilidad en su postura corporal, permitiendo así una fuerza que que soporte su propio cuerpo y evita posibles caídas que podrían generar una lesión severa (Nelson, Rejeski, Blair, Duncan, Juez, King, Macera & Castaneda-Sceppa, 2007), mejora la autoestima, retrasa el deterioro cognitivo, alivia los síntomas de depresión, propicia una mayor integración social y controla el estrés psicológico (OMS, 2010; Rodríguez, Montero y Solano, 2016; Barrera-Algarín, 2017; Ramírez, Valencia y Oróstegui, 2016).
Por consiguiente, la realización de AF permite evitar el sedentarismo considerado como uno de los mayores factores de riesgo en el desarrollo de las enfermedades cardiacas y de muerte por causas cardiovasculares, pues se ha establecido una relación directa entre el estilo de vida sedentario, la inactividad física y la mortalidad cardiovascular (Fundación Española del Corazón, 2012).
En síntesis, es necesario que los adultos mayores participen en programas de AF regular, para lograr un estilo de vida inactivo, favorezca el desarrollo de hábitos más saludables y la mejora de su calidad de vida (Chodzko-Zajko, David, Singh, Minson, Nigg, Salem & Skinner, 2009; Guerra, Silot, Gómez y Portú, 2015; Hechavarría, Sobrado y Ramos, 2019). Por esta razón, las actividades físico-recreativas constituyen una alternativa integral para la ocupación del tiempo libre y mejorar la calidad de vida, contribuyendo a la disminución del peso corporal y, por ende, de los riesgos asociados a la salud (Calero, Maldonado, Fernández, Rodríguez y Otáñez, 2016).
Los tipos de actividad física
Hay cuatro tipos principales de actividad física: aeróbica, fortalecimiento, equilibrio y flexibilidad. Cada uno tiene su propio efecto en la calidad de vida general de las personas mayores, en el siguiente cuadro se especifica los tipos de actividad física.
Tabla 2: Tipos de actividad física
Resistencia aeróbica |
Facilita de manera continuada el mantenimiento del peso corporal y un aumento en la capacidad pulmonar (OMS, 2010). |
Actividades de fortalecimiento |
Tiene por objeto incrementar la fortaleza en determinados puntos de los huesos, ejerce sobre los huesos un impacto o fuerza de tensión que fomenta el crecimiento óseo y la fortaleza de los huesos y permite un óptimo movimiento del aparato locomotor. . Ejemplos: correr, saltar a la comba o levantar pesos (OMS, 2010, p. 50). |
Actividades de flexibilidad |
“Corresponde al alcance de los movimientos posibles de una articulación, los ejercicios de flexibilidad mejoran la capacidad de una articulación para apurar al máximo todos sus posibles movimientos” (OMS, 2010, p. 50). |
Actividades de equilibrio |
Ayuda a reducir los riesgos de lesiones y caídas y esto evita la fractura de cadera (Purity, 2014). |
Nota: Adaptado de las recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud de la OMS, 2010.
Riesgos de la inactividad física y el sedentarismo
Los adultos mayores físicamente inactivos, tienen un aumento en sufrir más caídas, lo que reduce aún más la calidad de vida, independencia y autonomía. (Ministry of Heart New Zeland, 2013). Incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares (Katzmarzyk, Church, Craig & Bouchard, 2009), y lo que puede generar el aumento de la presión arterial y de los triglicéridos y la reducción de lipoproteínas de alta densidad (HDL) colesterol en adultos (Wijndaele, Duvigneaud, Matton, Duquet, Delecluse, Thomis, Beunen, Lefevre & Philippaerts, 2009).
Como consecuencia se produce una pérdida significativa de la fuerza máxima debido con la inactividad. La atrofia del músculo esquelético a menudo se considera un sello distintivo del envejecimiento y la inactividad física (Langhammer, Bergland, & Rydwik, 2018).
Una buena calidad de vida en los adultos mayores es determinada en gran medida por los niveles de AF realizada de forma continua, por tanto, la inactividad física es perjudicial para la salud (Rodríguez, García y Luje, 2020; Analuiza, Cáceres, Ambato & Germán, 2020).
Tiempo recomendado para la realización de actividad física en adultos mayores
Teniendo en cuenta las recomendaciones realizadas por el Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM) y la Asociación Americana del Corazón (AHA), los adultos mayores deben acumular, al menos, 30 minutos de actividad física moderada y preferiblemente todos los días de la semana para que se pueda notar una mejoría en su estado de salud (OMS, 2013; Nelson, Rejeski, Blair, Duncan, Judge, King, Macera & Castaneda-Sceppa, 2007).
Los beneficios que representa la actividad física en los adultos mayores
Estudios cada vez más innovadores han demostrado que las personas de la tercera edad si pueden realizar actividad física moderada, pero con la guía de un profesional, siempre y cuando se hayan realizado los respectivos controles médicos con anterioridad (Jimenes, Núñez y Coto, 2013).
Sobre la base de las ideas expuestas, se debe considerar que los adultos mayores constituyen un grupo heterogéneo, es decir, unos puedan correr, saltar; mientras que otros, a duras penas, logran caminar. Por lo tanto, se requiere diseñar un plan de trabajo para cada uno de ellos (Nelson et al., 2007).
De la indagación documental realizada en variadas fuentes se desprende que entre los beneficios que tiene la actividad física en los adultos mayores, se pueden mencionar:
· Ayuda a hacer más lento el deterioro cognitivo a lo largo de la vida y es un método de prevención (Yaffe, Fiocco, Lindquist, Vittinghoff, Simonsick, Newman & Harris, 2009; Etgen, Sander, Huntgeburth, Poppert, Förstl & Bickel, 2010; Angevaren, Aufdemkampe, Verhaar, Aleman & Vanhees, 2008; Brisswalter, Collardeau & René, 2002; Blain, Vuillemin, Blain & Jeandel, 2000; Colcombe & Kramer, 2003; Liu- Ambrose y Donaldson, 2009; Williamson, Espeland, Kritchevsky, Newman, King, Pahor, Guralnik, Pruitt & Miller, 2009; Sánchez-González, Calvo-Arenillas y Sánchez-Rodríguez, 2018; Livingston, Sommerlad, Orgeta, Costafreda, Huntley, Ames, Ballard, Banerjee, Burns, Cohen-Mansfield, Cooper, Fox, Gitlin, Howard, Kales, Larson, Ritchie, Rockwood, Sampson, Samus, Schneider, Selbæk, Teri & Mukadam, 2017).
· Protege y previene el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer (Taaffe et al., 2008; Chang, Jonsson, Snaedal, Bjornsson, Saczynski, Aspelund, Eiriksdottir, Jonsdottir, López, Harris, Gudnason & Launer, 2010; Lautenschlager, Cox, Flicker, Foster, Van Bockxmeer, Xiao, Greenop & Almeida, 2008; Vogel, Brechat, Lepretre, Kaltenbach, Berthel & Lonsdorfer, 2009; Poblete-Valderrama, Matus, Díaz, Vidal y Ayala, 2015).
· Reduce el índice de depresión y ansiedad, esto puede variar mediante el grado de intensidad que lo realice, a una mayor intensidad una mejor prevención (Patiño et al., 2013; Porras et al., 2010; Guszkowska, 2004; Hill et al., 2007; McAuley et al., 2002; Pollock, 2001; Vilches y Castillo, 2015; Rodríguez –Hernández et al., 2014; Chávez et al., 2018; Alomoto, Calero y Vaca, 2018; Schuch, Vancampfort, Richards, Rosenbaum, Ward. & Stubbs 2016).
· Reduce la incidencia de enfermedades cardiovasculares: ataques cardiacos, apoplejía, hipertensión, insuficiencia cardiaca, etc., mediante la disminución y prevención de los factores de riesgo asociados (Audelin et al., 2008; Owen & Croucher, 2000; Thomson et al., 2003; Romero et al., 2015; Jara, 2015; Pérez, 2015; Chávez et al., 2017; Laukkanen, Kurl, Salonen, Rauramaa, & Salonen, 2004). Contribuye a la prevención de varias enfermedades crónicas (Warburton, Whitney, & Bredin, 2006; Nelson et al., 2007) y previene enfermedades relacionadas con la edad (Reiner, Niermann, Jekauc, & Woll, 2013).
· Retrasa la resistencia a la insulina asociada con el envejecimiento por lo que la incidencia de obesidad y diabetes tipo II en este grupo poblacional se reduce (Hakkinen et al., 2008; Marquess, 2008; Ryan, 2000; Samsa et al., 2007).
· Reduce la pérdida mineral ósea, al potenciar la actividad hormonal osteoblástica (células del hueso) y el proceso de remodelación ósea (Siegrist, 2008; Jara, 2015).
· Tiene una mayor fuerza y previene el riesgo de sufrir fracturas por caídas (Ytinger, 2003; Moayyeri, 2008; Park et al., 2002; Siegrist, 2008; Gillespie, Robertson, Gillespie, Sherrington, Gates, Clemson, & Lamb, 2012; Tricco, Thomas, Veroniki, Hamid, Cogo, Strifler, Khan, Robson, Sibley, MacDonald, Riva, Thavorn, Wilson, Holroyd-Leduc, Kerr, Feldman, Majumdar, Jaglal, Hui, & Straus, 2017).
· Favorece el fortalecimiento, la tonificación muscular, la conservación del tono muscular y previene la pérdida degenerativa de la masa muscular (Blain et al., 2000; Hunter et al., 2004; Casals et al., 2017; Chalapud-Narváez y Escobar-Almario, 2017; Pérez, 2015; Purity, 2014).
· Refuerza el sistema inmunológico (Senchina & Kohut, 2007; Pérez, 2015).
· Merma la incidencia de algunos tipos de cáncer, especialmente los de mama, colon y páncreas (Courneya y Harvinen, 2007; Nilsen et al., 2008).
· Reduce el dolor músculo esquelético asociado al envejecimiento (Bruce et al., 2007).
· Las mejoras vasculares ocasionadas por la actividad física, favorece que la función eréctil del adulto mayor permitiendo una mejor respuesta en la actividad sexual (Hannan et al., 2009).
· Produce un incremento de la funcionalidad física, lo cual permite una mejora de la autoeficacia, la autoestima y favorece su bienestar subjetivo (Hunter, McCarthy & Bamman, 2004; Mänty, Heinonen, Leinonen, Törmäkangas, Hirvensalo, Kallinen, Sakari, von Bonsdorff, Heikkinen & Rantanen, 2009; Marcos, Orquín, Belando, N. y Moreno, J2014; Rodríguez et al., 2016; Aranda, 2018; Ruíz y Goyes, 2015; Sarmiento, 2016; Calero, Díaz, Caiza, Rodríguez y Analuiza, 2016; Santana, 2016; Barrera- Algarín, 2017).
· Favorece la cohesión e integración social de la persona mayor, tanto con su familia como también con la sociedad (Estabrooks y Carron; 1999; Quino-Avila y Chacón-Serna, 2018; Durán, Sánchez, Valladares, López, Valdés y Herrera, 2017; Pérez, 2015; Giai, 2015; Purity, 2014).
· De igual manera les permite “sentirse bien, el abandono o disminución del consumo de medicamentos, el mejoramiento de los síntomas, la mejor conciliación del sueño, el aumento de seguridad ante caídas, una mayor distracción y la ampliación de relaciones interpersonales” (Sánchez, 2002, p. 8).
· Aumenta la probabilidad de mejorar su calidad de vida y en los aspectos físico y cognitivo (Daskalopoulou, Stubbs, Kralj, Koukounari, Prince, & Prina, 2017; Pillatt, Nielsson, & Schneider, 2019; Rubio, Rivera, Borges, y González, 2015).
Visto desde esta perspectiva, se pueden destacar que son muchos los beneficios que tiene la AF en los adultos mayores, pues les ayuda a mejorar sus condiciones fisiológicas, psicológicas, biológicas y físicas, siempre teniendo en cuenta la individualidad de cada ser humano. De igual manera previene enfermedades y le permite tener un modelo de envejecimiento competente en un sentido útil y productivo para la sociedad, en beneficio propio y para su familia (Mora, Villalobos, Araya y Ozols, 2004; Musich, Wang, Hawkins & Greame, 2017).
El adulto mayor debe realizar la AF con el acompañamiento por un profesional del área y contar con el monitoreo y seguimiento de su médico de cabecera (Orozco y Molina, 2002).
Conclusión
El estudio permite concluir que la realización de la AF:
· Influye significativamente para una buena calidad de vida, por lo que el adulto mayor debería realizarla frecuentemente y de manera controlada por un profesional capacitado (Bethell, 2010; Das & Horton 2012; Camboim, Nóbrega, Davim, Camboim, Nunes & Oliveira, 2017; Jimenes, Núñez, y Coto, 2013).
· Previene el deterioro cognitivo y enfermedades cardiovasculares, disminuye el desarrollo del Alzheimer, no permite el avance de la depresión y la ansiedad. Además, mantiene el equilibrio emocional y corporal, eleva la autoestima, evita la soledad porque crea relaciones con otros practicantes y genera sensación de bienestar integral (Taylor, Cable, Faulkner, Hillsdon, Narici & Van der Bij, 2004; OPS, 2019).
· Debe fomentarse la promoción de la salud a todo nivel, ya que es de vital importancia en la construcción de hábitos saludables que le servirán a lo largo de su vida y promover una cultura de movimiento y salud (Muchiri, Olutende, Kweyu & Vurigwa, 2018; Rodríguez, et al., 2017).
Referencias
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